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Juego de cartas con compañera madura y fea

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Trabajo en una empresa de contabilidad, cuyo nombre por supuesto no diré. Todos los días 12, se deben cancelar el pago de los impuestos, lo que nos obliga a trabajar hasta tarde el día 11.

La verdad es que el trabajo se fue aumentando cada vez más y yo junto a mi compañero de trabajo, realmente estábamos agotados, por lo que decidimos hablar con nuestro jefe para que nos contratara una secretaría.

Él como estaba ganando bastante dinero, no puso ninguna objeción y dijo que mañana a primera hora iba a llamar a una agencia de empleos, solicitando dicha secretaria. Nosotros nos pusimos muy contentos, ya que de inmediato imaginamos una tremenda mujer que vendría a ayudarnos con nuestro trabajo y a quien sabe que más.

Al otro día nos dijo que tenía resuelto el tema, y que llegaría a contar del lunes de la próxima semana. El día lunes, llegamos temprano a la oficina y ambos nos reímos al ver cómo nos habíamos arreglado y perfumados para esperar a la nueva funcionaria. Sin embargo grande fue nuestra decepción cuando llegó la Sra. Laura. Era una mujer solterona de uno 42 años, bastante entradita en carnes, fea y con lentes. Nuestro jefe nos comentó que una amiga suya le había pedido por favor la contratará ya que se encontraba sin trabajo y además era muy buena contadora.

Pasaron los días y Laura se adaptó muy bien a nosotros. Nos reíamos, contábamos chistes en doble sentido y lo que más nos gustaba era que todas las mañanas nos preparaba un café. Un día nos comentó que estaba de cumpleaños y decidimos hacer comprar algo para picar y algo para tomar. Obviamente nuestro jefe no sabía nada del asunto, ya que se retiraba temprano y nosotros siempre teníamos por costumbre quedarnos de repente a bajar una botella de pisco.

Laura no tuvo ningún problema en quedarse. Nos pusimos a jugar cartas y bebimos hasta que se acabó la botella. Luego bajamos a comprar otra, ya que lo estábamos pasando súper bien. Cuando volvimos, me fui directamente al baño. Al abrir la puerta que estaba sin seguro pude ver como Laura se estaba subiendo sus calzones, mostrando un culazo descomunal y muy blanco. Nos miramos sin decir nada por algunos segundos. Luego le pedí disculpa y salí del cuarto. Laura volvió y reanudamos el juego sin hacer ningún comentario del incidente en el baño. A mi colega lo llamó su novia y tuvo que retirarse. Nos quedamos solos con Laura. Le pregunte si ella se quería ir. Me dijo que no. Continuamos jugando, y el efecto del alcohol, nos dio calor y fui yo el que primero se sacó el chaleco. Laura luego hizo lo mismo con el suyo, dejándome ver a través de su blusa blanca un tremendo par de tetas que parecía que romperían el botón de su blusa. Yo al verla dije: "Parece como si estuviéramos jugando a las prendas". Ella se rio y me dijo, que por su lado no había problema, pero que sabía que yo no tenía el valor. "OK"- le dije – El que pierde una partida, paga prenda. Ella asintió. De solo imaginarla sin blusa y recordando su tremendo culo, me puse a 100. Las cartas no me favorecieron y en las primeras partidas yo ya había perdido mi camisa y mis zapatos. Gracias a que esto fue mejorando ya que las siguientes manos (haciendo trampa), logré que ella se sacara los zapatos y su falda, quedando tapada solo por su blusa. Mientras bajaba su falda, miraba sus piernas... mmmmm... que tremendas piernas tenía. Yo ya estaba dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias.

A todo esto el trago ya había hecho efecto sobre Laura. La siguiente mano también la gané. Laura al principio no quería sacarse la blusa, pero luego no de harto insistir, se la sacó. – Ok me dijo – Esta es la última mano y nos vamos - Le tocaba repartir a ella, por lo que no pude hacer trampa y perdí. Me paré y sin pensarlo me bajé los pantalones. En mis calzoncillos se podía notar el tremendo bulto que provocaba mi verga. ¡Mira Carlitos lo que tienes ahí!, creo que vale la pena jugar la última mano. Ahora era mi turno de repartir, así que no tenía por donde perder. Rápidamente gane la partida y Laura rechazó a sacarse nada más. Me acerqué a su lado y le cobré sentimientos, por lo cual no tuvo otro remedio más que sacarse los sostenes. Un tremendo par de tetas salieron ante mis ojos. Como ella estaba sentada, me acerco por su lado y empiezo a acariciarle sus tremendas tetas. Ella no decía nada, sin embargo su cabeza empezó a frotarla con mi verga.

Luego de unos minutos, me baje los calzoncillos, quedado mi pico apuntando al techo. Con su cara la empezó a frotar. Le tomé sus manos y la obligue a agarrármela.

Tímidamente empezó a moverla de arriba abajo, cada vez más rápido mientras su vista no dejaba de mirar cada detalle. La levante y la apoye contra el escritorio. La besé apasionadamente, ella estaba muy caliente, sentía como se quejaba mientras la frotaba contra mi verga. Mi mano agarró ese tremendo pedazo de culo. No podía creer como podía tener una raja tan grande. Mi mano buscó su conchita, encontré su clítoris parado. Luego de acariciarlo un momento baje para sacarle los calzones. Ella me pidió que no, pero mis intenciones eran clara. Se los bajé y me quedé delante de su champita muy peluda perdida entre los pliegues de sus piernas. Traté de chupársela, pero oponía mucha resistencia y no podía lograr que ella se abriera de piernas. No me dijo – no me he lavado – No me importa – Le pedí que se sentará sobre el escritorio y que abriera las piernas.

Yo mientras me había sentado quedando con toda su zorrita en mi cara, Empecé a besarla y se entregó por completo. Me tomaba del pelo y me restregaba contra su zorra. Mientras se la besaba, logre meterle un par de dedos lo que hizo calentarla aún más. ¡Por favor deja de hacerlo que me voy a correr!... ¡Eso quiero, que te corras en mi boca! La recosté sobre el escritorio y le abrí al máximo sus piernas. Seguí chupando... sentía como cada vez más se acercaba su orgasmo. De repente empezó a botar grandes brotes de líquido, mientras con las manos apretaba sus pechos. Su sabor me gustaba y no podía dejar de saborear aquel amargo líquido. Se la chupé hasta que dejó de botar. Ahora es mi turno. Cambiamos posiciones. Yo sentado en el escritorio y ella en la silla. Se introdujo mi verga hasta el fondo de su boca.

Como lo chupaba la gordita. Me dieron ganas de acabar, pero lo que yo quería era su culo. Me alejé de ella y le pedí que se apoyara en el escritorio, dándome la espalda. La tomé de la cintura... tenía para mi ese tremendo poto que momentos antes había visto en el baño. Apenas podía lo creer. Intenté buscar su hoyo, pero cuando adivino mis intenciones trató de pararse. Le dije que no se preocupara. No me quedó más que enterrársela por su chorito, el cual me costó bastante encontrar debido a tamaño de su culo.

Cuando al fin lo encontré, de un golpe se lo enterré hasta el fondo. Ella dio un grito de dolor pero yo seguía bombeando ese chorito hasta que empezó a disfrutarlo como loca. Trate de convencerla que me dejara entrar en su culito, pero fue en vano. Luego de varios minutos, mi calentura no alcanzaba a más y mientras le apretaba las tetas en esa posición termine corriéndome dentro de ella hasta que mi verga quedó flácida. No quiso chupármela después de esto y además estaba preocupada por la hora, así que tuvimos que vestirnos e irnos. Sin embargo dejamos pendiente otra sesión de cartas para más adelante, pero esta vez sin cartas. Espero que en esa me vaya mejor y logre encularme a la gordita.

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