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En el ciber con la esposa de mi jefe

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Era finales de octubre, acababa de quedarme sin trabajo un mes antes, francamente no tolero a los idiotas que son jefes solo por tener palancas, llevaba ya unas semanas sin encontrar nada hasta que un día una amiga me dijo que su esposo acababa de poner un ciber pero ella no podía atenderlo por las mañanas por sus niños, que si le ayudaba un par de semanas en lo que encontraba yo algo mejor y en lo que ella encontraba quien se quedara de forma definitiva, Clara (como se llamara en este relato por obvias razones) era mi amiga desde un atrás, buena onda delgadita un lindo trasero y unos pechos que sin ser increíblemente grandes si eran muy lindos.

El primer día que llegue eran las 8 de la mañana tuve que hacer limpieza, no es que me moleste solo que en la zona del país en donde estaba su negocio hacia un frio increíble, yo estaba en eso cuando alguien toco la cortina del lugar, al asomarme me di cuenta que era Clara, le pregunte que si algo pasaba me dijo que no, ese día su marido había salido tarde a trabajar y pudo llevar a sus hijos a la escuela por lo que ella se dio un tiempo para ir ayudarme y explicarme un poco mejor los precios de todos los productos que tenían ahí, me sorprendió verla llevar con zapatos altos, (seré sincero de eso no se mucho solo sé que eran de tacón pero sin ser esos que terminan en punta) unas mayas grises muy pegaditas, una camisa blanca, un suéter negro muy delgadito y con el cabello mojado, el olor de su shampo inundo rápidamente el lugar, yo la había visto antes bien arreglada pero ese día tenía un cierto aire muy particular que me agrado. Así el día pasó sin mayor novedad, atendiendo niños, adultos, vendiendo algunas cosas de papelería, hasta las 4 que era cuando yo me retiraba del lugar.

Así fueron la primera semana, llegaba y de momento ella llegaba para supervisarme, la verdad nunca me dio problema eso, me daba tranquilidad siempre me ha gustado hacer bien mi trabajo, todo iba igual hasta que dejo de ir 3 días seguidos, cuando por fin apareció estaba muy retraída, me sorprendió suele ser muy alegre y con comentarios sarcásticos muy inteligentes, después de un tiempo le pregunte que tenía, me conto medio entre susurros que su esposo se había puesto muy agresivo cuando ella le reclamo por unos mensajes en su teléfono, tanto así que le soltó un golpe en la cara, y ella no quiso salir porque aún tenía una marca. Eso me molesto mucho, no creo en la violencia y me fastidia que le peguen a una mujer, a raíz de ese día empezamos a tener más comunicaron, desarrollar más confianza, inevitablemente empezaron nuestras platicas a ser más íntimas, que si el sexo había sido bueno la semana anterior con mi novia, que si su esposo le cumplía sus fantasías, esas platicas que tarde o temprano hacen que tu erección ya no pueda ocultarse más, en esas estábamos cuando ella empezó a sonreír de más y me echo una mirada picara en la entrepierna, si ya se me notaba el paquete, no es un monstruo pero hace su trabajo y lo hace bien.

Sin medir el riesgo solo me sonreí, de la nada le tome de la mano y la puse sobre el paquete, pensé que me diría algo o se molestaría pero no al contrario lo que hizo me prendió aún más, se mordió el labio y lo apretó más fuerte, quería en ese momento darle un beso, ponerla sobre el escritorio y hacerle de todo, pero había clientes, solo volteaba a todos lados esperando que nadie se diera cuenta de la escena que se estaba desarrollando, ella acariciándome el pene por encima de mi ropa ahí en medio de todos.

Tan pronto se fue el último cerramos la cortina se puso de rodillas me saco el pene y se lo metió en la boca, ni siquiera tuve que decirlo o pedirlo ella ya tenía el control de la situación, yo solo movía mis caderas en su cara, mientras ella me recorría con su lengua de poco en poco.

Acto seguido la levante, la metí en el baño sacando sus pechos empezar a chuparlos, ya no teníamos control de nada solo queríamos disfrutarnos, sentirnos, cogernos sentía como se hundían mis dedos en su vagina, como mis labios se aferraban a sus pechos, como su mano se aferraba a mi pene y como entre jadeos ya me pedía que se lo metiera, no aguante más le di la vuelta con la cara contra la pared y pos atrás empecé a penetrarla por la vagina, jadeaba tan rico y tan fuerte que cualquier persona que pasara frente al negocio sin duda sabría que ahí alguien estaba cogiendo.

Ella solo gemía y se detenía de la pared yo me aferraba a sus caderas y la penetraba desde atrás con algunas nalgadas ocasionales (que quede claro es el único golpe que puede recibir una mujer y solo en esas circunstancias) entre gemidos decía que ya se estaba corriendo, yo estaba a punto pero quería aguantar solo un poco más, no había pensado en cogérmela pero ya que estaba ahí lo estaba disfrutando y quería alargar el momento tanto pudiera, le pellizcaba los pezones y le besaba la nuca, ella me pedía que ya me corriera, no sé cuánto tiempo llevábamos ahí pero entre más nos entretuviéramos más probable era que llegara alguien para querer usar una máquina, seguía penetrándola hasta un momento donde ya no pude más y me vine dentro de ella entre jadeos de ambos, un largo beso siguió después del orgasmo, solo pudimos arreglarnos la ropa y salir, actuar como si nada pasara, subimos la cortina del negocio y ya había ahí dos pequeños esperando, solo nos veían no sé si escucharon algo o simplemente lo vieron como algo normal, ellos solo se limitaron a ir sobre las computadoras y empezar a jugar, mi hora de salía ya había pasado y francamente no me importaba estar ahí un rato más… entramos los dos al baño nos dimos un largo beso y nos despedimos, desde ese día siempre entre una hora antes de mi hora de entrada…

(9,09)