Ken se veía tan reluciente y hermoso en la polla de Takeru, su piel pálida casi luminosa bajo el sol de la mañana. Estaba ronroneando mientras chupaba diligentemente, concentrado en su trabajo, aquella lengua girando alrededor de la cabeza de aquel miembro empinado mientras hundía tan bajo como él podía ir por la extesión, acariciando con la lengua los testiculos, saboreando cada uno, aquel casi ninfómano engañaba, a la luz de todos parecía un muñequito que nunca habia roto un plato.
-Mirame, chico guapo -. Ordenó Takeru
Ken levantó la mirada lentamente, chocando su mirada con la de Takeru, respirando morbosamente, sobrecargando el momento tan excitante
Sus ojos azules y cristalinos atraparon la luz, brillando como los mechones de saliva relucientes en la polla húmeda de Takeru. él acarició la mano por su pelo y por su cuello.
- Eres jodidamente hermoso. ¿Lo sabes bien?
-Soy consciente -. Restregando su bella cara de porcelana en el miembro totalmente mojado
- Estamos a un minuto de entrar en clases y tengo tantas ganas de metertela ahi dentro, quiero descargar en tí -. le dijo, todavía fija su mirada en sus fascinantes ojos.
- Mi culo necesita ser llenado de tus traviesos demonios internos -. Se dió la vuelta bajandose los pantalones deseoso de ser follado
-Mmm… Dios... -. Se relamió con demasiado placer
Aquel servicio en medio del bullicio fué testigo de los ronroneos sexys de Ken y las puertas moviendose desenfrenadas fueron cómplices de como la polla de Takeru adornaba por dentro el hermoso culo de Ken.
Luego tras esto, entraron en clase cada uno por su lado como si no se hubieran encontrado nunca.