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Conseguí hacerlo con la modelo de lencería

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Soy un joven un poco salido. Me gusta mirar páginas de marcas de ropa interior para ver a las modelos luciendo tipo. Aunque sean inalcanzables y alguna lleve photoshop, me encanta mirarlas. El otro día estaba mirando unas fotos y me puse a hacerme una paja y mi madre casi me pilla, porque entró en mi habitación sin avisar.

-Anda Mamá, entraste sin avisar. Le digo

-¿Que hacías Jorge?

-Nada, viendo ofertas de trabajo.

Ahora pone esa cara de, si, menudas ofertas de trabajo debes estar mirando. Pero no dice nada, y tras coger unos calcetines sucios sale de la habitación.

Cuando sale, yo sigo a lo mío y termino corriéndome con una foto de una modelo bastante guapa en sujetador y con un tanga de hilo negros. Me limpio la polla con unos clínex y pico en otra foto de la modelo en cuestión, en la que sale de frente.

La verdad es que la chica esta genial de cuerpo y tiene una cara preciosa. Tiene unos ojos azules muy bonitos. ¿Cómo se llamará? pienso. ¿Será toda real o parte photoshop?

Dos días después, sigo obsesionado con la chica. Busco más fotos de ella en internet, y veo que ha hecho publicidad para más marcas. Sigo mirando más fotos y encuentro una que me gusta bastante. Saco mi polla y comienzo a meneármela. Esta vez no hay nadie en casa, por lo que puedo cascármela a gusto.

Después de un rato, me corro, aunque mi leche salpica el teclado. ¡Vaya por dios! He manchado todo. Lo limpio bien y luego decido tumbarme boca arriba en la cama, con el portátil encima.

Me quedo dormido al poco rato y sueño con la modelo de lencería. Pero curiosamente no pasa nada sexual en mi sueño.

Al día siguiente, decido buscar algo de curro. Navego por varias páginas, pero no veo nada interesante. Así que finalmente, busco de nuevo en la página de modelos y miro las fotos de mi modelo favorita.

Más tarde navego en google y veo una foto de ella en la que pone su nombre. ¿Será real? Abro Facebook y la busco. Curiosamente, aparece la tercera en la búsqueda de Facebook. Inmediatamente la pido amistad y empiezo a soñar.

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Estoy tumbado de nuevo en la cama, cuando oigo un sonido. En mi ordenador veo que acaba de confirmar mi solicitud de amistad y justo en ese momento recibo un mensaje.

-Hola.

Me quedo a cuadros. No puedo creer que me haya escrito.

¡Vamos tonto! pienso. Contéstala.

La escribo:

-Hola.

-¿Cómo te llamas?

-Jorge.

-Yo me llamo Sara, encantada.

Vaya, parece entonces que es su nombre real. Empezamos a hablar y nos tiramos media tarde así. Ella me dice que trabaja como modelo de lencería, que tiene 25 años y aunque estudió económicas, prefiere ganarse la vida así. Yo le digo que me parece muy guapa y bla, bla, bla.

Ahora que me ha aceptado, puedo ver sus fotos y es tan guapa como parece en internet.

Nos pasamos un par de semanas hablando y una tarde me escribe.

-Hola, ¿qué tal estas?

-Bien, le contesto.

-¿Estas solo en casa?

-Pues sí.

-Me gustaría que tuviéramos... sexo por internet.

¿Ha dicho sexo por internet? Increíble.

Me pongo a ello enseguida.

-¿Que llevas puesto? le pregunto.

-Ropa interior, lencería.

-¿Llevas el tanga de hilo de la página de...?

-Sí, ese precisamente. Y el sujetador a juego.

Saco mi polla que ya esta dura y empiezo a meneármela. Antes me he untado con lubricante y así se desliza que da gusto.

Ella también se está tocando por lo que me dice y yo me pongo a mil. Entonces se enciende la luz de mi web cam. ¡Sara quiere que nos veamos!

Enciendo la cámara y ella está frente a mí. Se ha quitado un poco el sujetador y me deja ver su pecho derecho. Se relame de gusto mientras se acaricia su coñito. Yo estoy a tope y no puedo dejar de meneármela. Me corro antes de lo previsto y el semen salpica la pantalla. Me apresuro a limpiarla y mientras tanto, Sara se ríe. Se ha quitado el sujetador y me deja ver sus tetas tan hermosas. Sigue masturbándose y yo enseguida estoy a tono otra vez. Luego se levanta y pone su chocho frente a la cámara y me deleita con sus movimientos masturbatorios. Estoy a mil y voy a correrme de nuevo. Ella lo sabe, se quita el tanga del todo y se corre con un espasmo frente a la cámara. Ha sido increíble. Tengo que quedar con ella y follármela.

Pasa una semana y yo estoy muy nervioso. Me dijo que se iba a un desfile de lencería y que nos veríamos a la vuelta. Me paso el día mirando el ordenador para ver si me ha escrito, pero no.

Un día estoy durmiendo en mi cuarto y mi madre me despierta.

-Jorge, tienes una video llamada. Me dice.

-¿Video qué? Contesto medio dormido.

-Que te llaman por el ordenador.

Me levanto de un brinco y abro el portátil. Sara está ahí delante.

-Hola guapo.

Mi madre sigue ahí mirándome.

-Es privado mamá, le digo.

Me mira con cara rara.

-Es una entrevista de trabajo vía Skype.

Otra vez pone cara de, si, menuda entrevista de trabajo...

Cuando por fin se va, nos ponemos a hablar. Quiere que quedemos, pero no tiene claro si quedar en su piso. Yo le digo que no puedo en mi piso, no le digo que vivo con mi madre, por si eso la echa para atrás. Así que pensamos en quedar en algún hotel o así.

-Se me acaba de ocurrir una cosa, me dice. Podemos quedar en un hotel que conozco. Es para parejas y privado. Entras con el coche en el garaje y subes directamente a la habitación. No ves a nadie y nadie te ve.

-Anda, esta genial. Aunque será caro.

-No te preocupes, yo invito.

-Gracias Sara, eres lo mejor.

-De nada. Quiero verte en vivo. Tienes un rabo grande y quiero probarlo. Quiero sentirte en mi coño.

-Llevaré condones.

-No, allí tienen. Tienen de sobra, jajaja.

Ahora pensaba en que excusa ponerle a mi madre para quedar con Sara. Supongo que le diría que tenía una entrevista. Si, una entrevista en grupo, de esas de dinámica de grupo y luego me iría por ahí a tomar algo. Mi madre se lo creería. Sara me propuso quedar al día siguiente. Me recogería en su coche en un punto intermedio para que nadie nos viera ni sospechara nada. Estaba deseando que pasara el día. Por la tarde le dije a mi madre que tenía una entrevista de trabajo al día siguiente y que estaría fuera casi todo el día. Ella ni siquiera levantó la vista de la revista que estaba leyendo y me dijo que bien.

-No me esperes casi ni a cenar.

-Vale. No te preocupes.

Si se lo había creído o no, me daba igual. Ya tengo excusa para desaparecer todo el día.

Pasaron las horas y por fin llegó el momento. Me vestí después de una larga ducha, me perfumé bien y bajé a la calle. Ni siquiera me despedí de mi madre.

Sara estaba esperándome en su coche, en la calle en la que habíamos quedado. Subí a su auto, un BMW último modelo. Supuse que era suyo y no alquilado. Debía de ganar una pasta. Nos fuimos de allí rápido y en una media hora llegamos al hotel. Como me había dicho, era un hotel lujoso, privado, para parejitas, al que entrabas por el garaje y desde allí en un ascensor, directo a tu planta donde estaba tu habitación. Sara había reservado la 513. Espero que no seas supersticioso, me dijo.

¿Supersticioso? Ja, menuda suerte había tenido con ella.

Entramos en la habitación y dejó su bolsa de equipaje encima del sofá. Me dijo que se había traído unos modelitos de las marcas tal y tal (que aquí no puedo decir, claro). Pidió unas bebidas y nos sentamos a tomarlas. Las mandaron por una especie de ascensor pequeño, montacargas creo que se llama. Discreción total. Después Sara se va al cuarto y se cambia de ropa. Sale con el sujetador y el tanga que tanto me gusta. No me deja que la toque y encima se pone detrás de mí y me venda los ojos. Me acaricia suavemente los hombros y besa mis orejas. Luego las besa por detrás. Me pone a mil. Se pone delante de mí, yo sigo con los ojos vendados. Me besa en la boca y yo ya estoy empalmado. Se agacha por lo que siento, y empieza a hacerme una rica mamada. Lo hace muy bien, es una experta. Estoy a tope y por fin decide darme mi recompensa. Se sienta sobre mi y empieza a follarme. Yo sigo con los ojos vendados. Sube y baja sobre mi suavemente. Sigue un rato más, yo agarro su culo con fuerza y después de unos minutos más lentamente, empieza a acelerar. Yo empiezo a gemir como loco, Sara también. Las paredes están insonorizadas según me dijo, por lo que no tenemos que preocuparnos. Sara se corre y entonces me quita la venda. Yo aguanto aun. Entonces se gira y me folla de espaldas. Estaba haciéndomelo con el tanga puesto. Ese tanga que tanto me gusta. Se lo ha dejado un poco levantado para facilitar mi penetración. Yo sigo bombeando fuerte, aun no me corro. Sara gime como loca, se agarra a mis piernas y da un grito.

-¡Aaaaah! ¡Me corrooo!

Yo ya no puedo más y termino también.

-Ughhhh, aaaaahhh.

Me salgo de ella y me quito el preservativo. Nos tumbamos en el sofá. Pedimos algo de comer.

Presiento que va a ser un día muy largo. Con muchos polvos, jeje.

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