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De fiesta con la hermana de mi amigo en su casa

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Hola mi nombre es José. Les dejo la continuación del anterior relato. La cosa pasó un día que estaba en casa de Miguel, que es mi compañero de trabajo, estábamos algunos más, su novia Laura, una amiga con el novio, otra pareja más, el hermano pequeño de Miguel y claro, también la hermana de Miguel (Vanessa). Éramos 9 en total. Estábamos tranquilamente jugando a las cartas, cuando a mi amigo se le ocurrió quedarnos allí todos a dormir, debido a que sus padres estaban fuera de la ciudad, a todos les pareció buena idea, así que eso hicimos, pedimos algo para cenar y seguimos jugando y hablando.

Ya con la confianza que tenemos Vanesa y yo, ella comenzó a tontear un poco conmigo, a su manera, siendo antipática y con malas contestaciones, pero yo ya sabía que juego se manejaba, imagino que estaba molesta porque luego de lo que paso en el relato anterior, me movieron de ciudad por un mes y nos vimos poco. El hecho es que comencé a seguirle un poco el juego, y cuando me di cuenta estaba sentada a mi lado, y pasándome la mano por mi pierna sin que nadie viera nada, y rozándonos las piernas, que ella llevaba al aire, ya que tenía puesto un pantalón corto.

Ella mide más o menos 1.63, tiene 22 años, el cabello castaño largo, unos senos redonditos y bien puestos, su cara es dulce, ojos marrones y tiene algo de inocencia que la hace hermosa. Tras tanto tonteo, decidimos irnos a la cama, temporalmente, para que el hermano de Miguel, que apenas tenía 9 o 10 años, se fuera a dormir, el plan era que cuando se durmiera, nosotros nos levantaríamos a seguir con lo nuestro.

Hicimos el reparto, Miguel y Laura en la habitación de los padres, una pareja en la habitación de Miguel, la otra pareja se quedó en la sala y yo en la habitación de Vanessa, me tocaba dormir con ella y el hermano pequeño. Puesto que era una litera, acordamos en dormir ella arriba y yo con el pequeño abajo. Nos pusimos el niño y yo al revés, él con la cabeza en los pies y yo con la mía en la cabecera. Y así apagamos las luces y cada uno a dormir a sus cuartos. Sin duda las parejas aprovecharían para hacer sus cosas.

Yo por mi parte no podía cerrar aún los ojos, soy de dormir tarde, y menos aun teniendo a esta chica encima de mi cabeza y sabiendo que nos levantaríamos en una media hora, cuando el joven se durmiera. De pronto vi como ella, dejó caer un brazo por un lado, yo me puse a agarrarla de la mano y a darle suaves pasadas con la punta de los dedos, por la muñeca, la palma de la mano, el antebrazo. Por todos los sitios donde dan esas agradables sensaciones.

A ella desde luego no parecía molestarle así que continué un rato más así, unos diez minutos, ella bajaba un poco más el brazo y yo intentaba llegar desde donde estaba un poco más alto, hasta llegar a su hombro incluso. Luego agarre su mano y le di unos besos en cada uno de sus dedos. Luego cuando vi que el hermanito ya se había dormido, me puse de pie con mucho cuidado de no hacer ruido. Y apoyándome en el borde de la cama, pude ponerme de forma que mi cara estaba cerca de la suya… y bueno de su cuerpo ya dicho, ya que ella se mantenía tumbada.

Yo ya a sabiendas que ella no me rechazaría, me acerqué poco a poco a su cara y comencé a besarla, primero despacito, suave, y luego algo más fuerte, cada vez con más pasión, dándonos mordisquitos en los labios. La verdad era una situación bastante extraña, en una postura tan incómoda, atento por si alguien de fuera entraba, ya que se escuchaban los sonidos de algunos salir y entrar en habitaciones y además con el niño debajo.

Una situación morbosa, yo allí besándome con ella aunque dejando de hacerlo por unos instantes cuando escuchábamos ruido fuera. Al final dejamos de besarnos, y salí de la habitación, Miguel estaba fuera, había discutido con Laura, así que hablé un poco con él y le dije que su hermanito se había dormido ya. Me bajé a la cocina (la casa tiene los dormitorios arriba y cocina, salón y un cuarto de baño debajo) a por algo de agua, también bajó Miguel y otra pareja.

Miguel se puso a tomarse unas cervezas, y yo junto con la otra pareja nos pusimos a jugar a las cartas. Después de unos diez minutos, la pareja ya dijo que se quería ir a dormir, y se fueron. Yo sabiendo lo que me esperaban arriba, dije que estaba cansado así que mejor nos fuéramos todos a la cama. Y eso hicimos. Todos a la cama.

Llegue al cuarto y me acosté, esperé hasta que dejé de escuchar movimiento afuera. Una vez toda estaba en la más absoluta calma de la noche, me levanté, y viendo que Vanessa estaba despierta, sin duda esperándome. Me volví a subir al borde de la cama, sentado, y comencé otra vez a besarla, y ya con una mano apoyándome para no caerme, la otra comencé a sobarle las tetas por encima de la camisa que llevaba para dormir, y el brasier. Empecé suave y luego un poco fuerte.

Le dije que se quitara la camisa y el brasier, y así lo hizo. Y allí estábamos juntos, yo comencé a masajear una de sus tetas y luego la otra, pellizcándole los pezones, apretándolos, pasando las yemas de los dedos en círculo.

Ya cuando saciado estaba de su boca, comencé a bajar poco a poco, primero la barbilla, la mejilla, el cuello, ahí me entretuve un poco y después empecé por la garganta y bajé hasta sus suaves y hermosos pechos, comencé a acercarme despacito, los pezones estaban duros, primero le hice círculos con la lengua, lento... luego los bese suavemente... los iba chupando cada vez un poco más fuerte, los metía en mi boca hasta donde podía, luego empecé a darle pequeños mordisquitos, ella ya respiraba rápidamente sin decir palabras.

Mi mano que ya no tenía trabajo, comenzó a ir bajando, mientras mi boca se entretenía con esas suaves tetas, la mano fue yendo por el abdomen, la cintura y debajo del pantalón y las bragas, hasta que llegué a pubica, juguetee un poco con los vellos y seguí bajando, hasta llegar a su rajita. Comencé a pasar los dedos por fuera, por los labios, la note húmeda, metí apenas un dedo, subí un poco hasta llegar al clítoris, lo toque despacio y lo humedecí con sus fluidos, lo empecé a frotar suavemente en círculos y luego un poco más rápido. Ella se estremecía, levantaba sus caderas y gemía como conteniendo el grito... mientras la tocaba, mi boca se seguía divirtiendo con sus tetas, era súper excitante y morbosa la situación, luego de unos segundos más así, empezó a temblar, a respirar fuerte y supe que había llegado. Luego empezó a relajarse y a respirar más pausado.

Yo ya tenía el pene duro como una roca. Saqué mis dedos, llenos de sus jugos y la bese en la boca suavemente.

Me dijo que quería ir al baño, La ayudé a bajar de la cama, con mucho tiento de no hacer ruido. Luego que regreso del baño me dio las gracias, me dijo que estaba cansada y que se quería ir a dormir. Yo le dije que no me podía dejar así, con esa enorme erección que tenía, vio a la cama de su hermanito, verifico que estaba dormido, estaba todo casi oscuro, así que me bajó un poco los pantalones se agachó y comenzó a chuparme el pene, lo hacía con mucho arte, sin duda para no tener casi experiencia lo hacía bien, me dijo que había extrañado su sabor y que era un malo por no habérsela dado seguido... la metía y la sacaba toda de su boca al mismo tiempo que su mano me masturbaba, después comenzó a chupar solo la punta y a pasarme la lengua. Eso me gusta demasiado. Yo ya estaba casi para correrme, cuando escuchamos abrirse la puerta de al lado en la habitación de sus padres donde estaba Miguel.

Así que nos tocó parar, me subí los pantalones, y la ayudé a subirse a la cama, hizo bastante ruido, yo me acosté en la cama y entonces la puerta se abrió, y allí estaba Miguel. Miró y vio a su hermana arriba dormida, (se lo estaba haciendo) y me preguntó si yo estaba dormido, le dije que no, que aún no podía dormir. ¿Cómo iba a dormir con el calentón que llevaba y el me acababa de echar a perder una mamada? Y encima tenía que procurar ocultar mi erección. Así que esperé que el saliera, y salí yo detrás de el para después irme al baño, donde con excusa de mear, terminé de aliviar el calentón.

Al volver a la habitación, mi queridísima Vanessa estaba dormida, esta vez de verdad, lo comprobé bien de cerca. Así que me fui yo también a dormir, con el dulce olor de su vagina en mis dedos… Al otro día le dije que teníamos pendiente un par de cosas y me respondió con cara de inocente que ella me recompensaría...

Espero que les haya gustado, me encantaría leer sus comentarios sobre el relato.

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