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Tutoría privada

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El 27 de septiembre del año pasado fue un día lluvioso. Lo recuerdo bien y ahora entenderéis el porqué.

Mi nombre es Kim. Como la Kardashian. Y así como ella tengo un pelo largo, liso y negro y una piel morena pero, sin embargo, mis curvas no son tan prominentes como las suyas. Mis pechos son tirando a pequeños y mis caderas y mi trasero, aunque bien firme, no resalta demasiado en un vestido ajustado. Corro diariamente por lo que mis largas piernas y mi culo son firmes y fuertes. Mi cara es redondeada con ojos grandes y almendrados que me dan cierto aire aniñado. Esto me viene bien para mi profesión ya que trabajo como profesora.

El 27 de septiembre del año pasado se presentó como un día nublado y sofocante en todos los sentidos. No solo hacía calor si no que, además, se me habían pegado las sábanas y llegaba tarde al trabajo así que, tras una ducha rápida, me puse lo primero que encontré por la habitación: el vestido blanco, ceñido, que había usado la noche anterior ya que le habían aumentado el sueldo a Mónica y salimos a celebrarlo. Lo combiné con unos zapatos negros y un cinturón del mismo color y salí corriendo de casa sin tener tiempo a desayunar. Aun así perdí el autobús. Llegué al trabajo a escasos tres minutos antes del inicio de clases. El día cada vez fue a peor. Como profesora, los alumnos no estaban en su mejor día y yo con un hambre voraz por no haber desayunado y pegándome a las paredes porque con las prisas me había puesto un tanga negro por debajo de mi vestido blanco y se transparentaba. Las horas hasta la salida se me hicieron eternas y cuando al salir me doy cuenta de que debería haber enviado unos permisos el día anterior. Así que, cuando consigo salir del edificio, lo hago una hora después de la salida. Ya apenas queda nadie en el lugar y descubro rápidamente que llueve a mares y como no tengo paraguas corro hacia la parada rezando para que el autobús llegue lo antes posible. Miro rápidamente la pantalla y veo que aún le quedan 27 minutos, que acaba de pasar. Maldigo y me intento proteger como puedo en la marquesina aunque sin éxito. Cada vez estoy más mojada, el pelo me chorrea y tengo el vestido totalmente adherido a mi cuerpo. En esas estoy cuando un coche negro para a la izquierda de la parada. En él veo a un hombre que baja la ventanilla del copiloto y me hace señas para que me acerque. "Querrá preguntarme algo" pienso y con esas, me acerco bajo la lluvia.

-Hola- Dice- Tú eres Kimberly ¿verdad? La profesora.

-Eh... esto... sí.

-Soy Juan, padre de un alumno.

-Ah, hola, sí, sí. Me acuerdo de ti.- Y lo hacía, desde el primer momento que lo vi me llamo la atención. Era un hombre apuesto, unos 10 años mayor que yo de pelo grisáceo pero abundante, rizo lo que hacía destacar todavía más sus ojos azules sobre todo cuando sonreía con esa sonrisa blanca y bien armada rodeada de unos labios carnosos.

-¿Estás esperando el autobús? Llueve mucho. ¡Sube y te acerco! -Dudé pero todavía le quedaban unos 25 minutos al autobús para volver a pasar y tenía razón, llovía mucho, así que me subí.

-Gr-Gracias.

-Menudo día, ¿eh? Tremendo... -Me mira de arriba a abajo parándose fugazmente en mis pechos. Sonríe incómodo- Estás empapada. Voy a poner la calefacción no vaya a ser que enfermes y los alumnos no puedan disfrutar de una profe tan guapa... Digo, eh... He venido a acercar a mi hijo al partido- No para de hablar. Parece nervioso. Aún sentado se puede ver que es alto y fuerte, como he dicho, no tendrá más de 40 años, padre joven. Lleva traje azul y camisa blanca, aunque sin corbata. Si tuviese que adivinar diría que es algún tipo de empresario importante, quizás arquitecto. Por la camisa entreabierta se asoman unos pelos rizos, pocos. Inmediatamente pienso en que así tendrá otras partes del cuerpo. Me pongo colorada y desvío la mirada, miro por la ventanilla. Él sigue hablando.-... Nos turnamos. El chaval no nos quiere sacar el carnet... Es una casualidad que nunca nos hayamos cruzado, ¿no crees? - Vuelvo a mirarlo y él, de nuevo, está mirándome. Esta vez los muslos en donde el vestido se ha pegado casi convirtiéndose en una segunda piel. Lo miro y no paso por alto el bulto en sus pantalones. Él se da cuenta de que lo he visto y me mira directamente a los ojos. Nos quedamos así durante un par de segundos, como paralizados, con la respiración acelerándosenos. De pronto sus ojos se oscurecen, se tornan más fieros. Baja la mirada a mis pechos, esta vez sin disimulo y sonríe socarronamente.

-Cómeme la polla.

-¡¿Qué?!

-Ya lo has oído. Cómeme la polla.

Todavía no sé qué fue pero esas palabras encendieron en mi algo que no sabía que tenía. Pienso en bajarme del coche y en esperar al autobús sin embargo hay una fuerza invisible que me hace quedarme allí. Él, viendo mi duda y aprovechándose de ella, coge mi mano y la lleva a su paquete. Yo comienzo a manosearlo poco a poco, notando ese bulto latiente; él con la otra mano me la pasa por detrás de la nuca, agarra mi pelo y me arrastra hacia él comiéndome la boca de una forma brusca y salvaje. Eso hace que me excite e inconscientemente me recoloque en el asiento de cara a él abriendo ligeramente mis piernas. Mi mano coge confianza y toma vida propia, disfruta manoseándole la polla. Él la suelta y aprovecha esa mano libre para acariciarme los pechos cuyos pezones tengo rígidos. Acto seguido mete la mano entre mis piernas y me acaricia suavemente el tanga. Yo pongo mi otra mano en su pecho y se la voy metiendo por dentro de la camisa. Él hace una ligera presión con dos dedos y agarra con ellos el hilo de mi tanga. Afloja la presión de mi pelo y yo me echo hacia atrás para respirar, me muerdo el labio. Él baja su otra mano hacia mi trasero y me sube el vestido dejando mi ropa interior al aire. Me da una palmada en la nalga y yo lo beso de nuevo mientras que le desabrocho el cinturón. Me separo y me pongo de rodillas sobre el asiento del coche, lo miro, me muerdo el labio y saco su polla de sus pantalones, una polla de tamaño normal pero gorda como no había visto ninguna y efectivamente, ahí están un par de pelos a juego con los del pecho. La rodeo con mi mano y comienzo movimientos ascendentes y descendentes, primero lento y luego más rápido. Él reclina un poco su asiento y se relaja mientras que con su mano derecha juega con el hilo de mi tanga. Cuando cierra los ojos bajo de pronto y me meto toda la polla en la boca, así de golpe. Él abre mucho los ojos y me tira del hilo y lo suelta lo que me da un pequeño azote en el trasero. Yo sigo comiéndole la polla mientras que él juega con mi clítoris e introduce a pocos, sus dedos en mi chocho. Gimo contra su miembro. Su polla se hace más grande.

-Pa-Para.-Dice pero yo no puedo parar. Esa polla en mi boca es todo lo que necesito en ese momento. Sé que se va a venir, lo noto, y no quiero, no quiero acabar ahí así que, cuando él se reclina hacia delante para apartarme, yo encuentro el mecanismo del asiento que lo tumba del todo y rápidamente me siento a horcajadas sobre él y le pongo un dedo sobre los labios.

-Shh... Tú quisiste empezar, ahora yo termino.- y lo beso mientras me meto su polla en mi agujero echando el tanga hacia un lado. Comienzo a cabalgarlo con movimientos circulares y voy notando como poco a poco él se rinde y me agarra el culo, me lo estruja y comienza a querer llevar el ritmo pero yo no le dejo. Coloco sus manos en mis pechos y aumento el ritmo. Gimo. Oigo la lluvia aumentar de intensidad y me permito gemir más fuerte. Noto que él se va a venir, lo noto en su cara y en su paquete y reduzco el ritmo... Bajo a besarlo y me acaricio el clítoris. Pronto noto que yo también me voy a venir así que vuelvo a aumentar el ritmo hasta que me corro. Así, con un sonoro gemido, sus manos en mis tetas y las mías a ambos lados de su cabeza. Se me arquea la espalda pero no paro y él me ayuda... noto como mueve sus caderas contra mí. No quiero que se corra dentro de mí así que intento zafarme pero él tiene otros planes.

-Has dicho que te la comiese. Déjame hacerlo. -Y me deja. Vuelvo al asiento del copiloto y le lamo el glande mientras lo pajeo con una mano. Después de unos segundos comienzo a lamérsela de arriba a abajo hasta que me la meto en la boca. Noto como él embiste contra mi cara, follándomela y se lo permito. Al poco tiempo noto un líquido caliente correr por mi boca y, sin dejar de mirarlo, me lo trago todo.

-Guau... -Dice mientras se guarda su miembro- Llevémoste a casa.

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