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Yo le doy mis calzones también

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Hace algunos meses atrás, publiqué un relato que le puse de título: “Un calzón para mi colección”. Relato mi experiencia con Diana, una chica colombiana que ese día de mi despedida de la empresa para la que trabajaba, me dio de regalo su tanga usada. Hace unas semanas atrás, se comunicó a través de correo electrónico una lectora de nombre Yesenia, quien se identificó como una chica centroamericana, de 18 años, y que coincidentemente vive a solo unas cuantas millas de mi ciudad. Yesenia estaba también dispuesta a regalarme sus calzones y por tanto pasamos por ese protocolo de algunos correos electrónicos, algunas fotos y finalmente esas entrevistas por video chat.

Desde el inicio de las primeras notas, supe que esta chica estaba dispuesta a todo. Me envió por correo electrónico su licencia de manejar y de esta manera corroborar que ya tenía sus 18 años. Obviamente me envió fotos con poses desnudas, mostrándome sus preciosos pechos, como también sus fotos totalmente desnuda donde me deja ver su bien afeitado sexo.

Habla que quiere experimentar con un hombre mayor como yo y que tiene la seguridad de disfrutar del sexo debido a mi experiencia que relato en muchas de las historietas que les he compartido. Como vive a solo 15 millas de mi casa, acordamos en vernos personalmente en un restaurante cerca de su escuela y de ahí tomar la decisión final, si es que quiere experimentar tener sexo total conmigo. Yesenia llega exactamente a las 12:45 p.m. como habíamos acordado.

Al principio ella se describió como una chica pequeña y no muy escultural como a las que describo en la mayoría de mis relatos. En el caso de Yesenia, debo admitir que es la chica más llenita que me he cogido en toda mi vida. Con solo cinco pies y cinco pulgadas, su peso de unas 140lbs es la chica con más peso para esa altura con la que me he ido a la cama, pero realmente, su peso está más concentrados en sus pechos y enorme trasero que fácilmente llega a los 96 centímetros. Cuando la vi llegar al restaurante con su pantalón de mezclilla y su blusa ajustada de color naranja, realmente quedé impresionado, y pensé que todas las fotos que me había enviado, en realidad no le hacían justicia. Yesenia en persona se miraba divina y usaba un perfume muy sensual que me alborotó mis hormonas. Ella me reconoció y acercándose a la mesa y con enorme confianza me extendió su mano diciendo:

- ¡Mucho gusto Sr. Antonio Zena, un enorme placer conocerlo!

Toda aquella plática fue en español, pues Yesenia es un inmigrante que apenas tiene dos años viviendo en USA. Se sentó y frente a mi tenía a una chica tan joven, pero que transmitía una enorme confianza en sí misma. Realmente me impresionó, pues nunca había tenido una plática tan directa y con ese timbre de voz que denotaba que sabía lo que quería, y porque había llegado hasta ahí.

- ¡Es un hombre muy guapo! Lo imaginé que en persona usted se miraría aún mejor que en las fotos.

- ¡Gracias! – le dije y continuó.

- Como ve, no soy la chica esbelta, pero no creo ser tan fea u obesa.

- ¡Realmente luces bellísima Yesenia! -y ella sonrió.

- Usted no parece de la edad que dice tener… se ve más joven.

- ¿Y por qué una chica de tu edad quiere experimentar tener sexo con un hombre de mi edad?

- Ya se lo he dicho en varias ocasiones… Quiero hacer el amor con alguien de experiencia, que sepa que hacer y no tener esa frustración como me cuentan mis amigas con sus novios.

- Dices que no tienes novio… ¿realmente no tienes novio?

- No… lo chicos de mi edad son muy infantiles… inmaduros. Sé que quieren sexo, pero no creo que sepan que es tener sexo.

- ¿Tú sabes lo que es tener sexo?

- No… no lo sé, pero lo imagino, pues he leído todos sus relatos.

- ¿Cuál es tu favorito?

- Me gustan todos, pero si debo escoger uno o dos, me quedo con el relato de Verónica y Un calzón para mi colección con Diana.

Verónica al igual que ella, era una lectora de su misma edad, la cual me invitó a ir hasta la Florida para un encuentro sexual. Con Yesenia no había que manejar tantas millas, estaba a la vuelta de la esquina y todo se reducía con respecto al tiempo; la situación era más flexible. Fui directo al punto preguntándole:

- ¿Qué piensas? ¿Estas dispuesta a experimentar conmigo todas esas fantasías de que me has hablado?

- ¿Usted está dispuesto a complacerme?

- ¡Yo sí! – le dije.

- ¡Yo también! – contestó.

- ¿Prefieres preservativos o usar la pastilla del siguiente día?

- ¡Quiero sentirlo como debe de ser!

Ya había visto el hotel donde la llevaría y después de terminar con un té frio que habíamos ordenado, salimos en mi auto y donde ella me esperó mientras yo hacia los trámites para la renta de la habitación. Ya una vez esto arreglado, voy por ella y vamos con ese nerviosismo que creo que ella por su edad siente y yo porque simplemente me pongo nervioso en esto de caminar pasillos de hoteles con una chica que por primera vez me voy a coger. Yesenia, como dije, es pequeña y llenita; con unos pechos que llegaran al 34D y un trasero de 96 centímetros: cabello oscuro y lacio que le llegan a sus glúteos… ojos oscuros y cejas bien depiladas en una simetría de perfil perfecto. Entramos a la habitación del hotel y por primera vez no sé cómo comenzar. Pero es Yesenia la que sí sabe porque está ahí y es ella la que se comienza a quitar a la blusa y desabrochar los pantalones. Yo hago lo mismo y veo que ella se queda con un bikini rosado con un estampado negro. Veo sus suculentos pechos y su enorme trasero de solo 18 años, los cuales están disponibles para mí por las siguientes dos horas.

Yesenia quiere tomar la iniciativa y quiere darme placer oral, aunque descubro inmediatamente que las chicas a esta edad, no tiene esa experiencia de mamar vergas. La dejo y no digo nada, pues quiero que experimente según ella imagina la situación. Ella termina de mamar y veo que su bikini rosado está completamente mojado y así, sobre esa tela, le paso mi lengua para saborear sus jugos vaginales. Con los segundos aparto esa tela y mi lengua está directamente sobre su clítoris y hundiéndose en esa rica húmeda y caliente abertura. Ella solo exclama algo entre sus dientes: Tony, que rico, esto está delicioso.

Le rozo delicadamente mi lengua sobre su inflamado clítoris y ella solo respira profusamente y da gemidos tímidos de placer. Llego a la zona de su perineo, sin tocar su ano y ella jadea y solo me hace sentir su mano sobre mi cabeza y me dice: Tony, me va hacer acabar. Yesenia comienza ese vaivén de su pelvis chocando contra mi lengua y me dice que se lo bese suave, y una de mis manos llega hasta su pezón el cual he comenzado a apretar. Yesenia solamente gime y me dice que se la meta ya… que ya no aguanta, que se quiere correr.

Me incorporo a esa posición del misionero, apunto mi verga a ese exquisito orificio y veo como se desliza en la vulva bien afeitada de esta chica de solo 18 años. Ella puja al sentir mis 23 centímetros haciéndose espacio en su apretada concha y gime… y comienza con un ritmo en vaivén acelerado que me indica está a punto de venirse y explota diciendo: Tony, Tony, me corro. Yesenia tiembla y llora de placer. Su orgasmo le duro un buen tiempo y cuando se recuperó solo me dice:

- ¿Quiere darme por el culo?

- ¿Tú quieres?

- ¡Sé que usted lo quiere de todas maneras!

- ¿Tú lo quieres?

- Le dije que quería experimentar todo con usted…

Ella se pone en cuatro y yo le intento hundir mi lengua en su ano. Yesenia solamente gime de placer y después de unos cinco minutos de lamerle el ojete le asomo la cabeza de mi verga. Ella me dice que vaya despacio, que tiene miedo, que es lo que ella pensaba mucho y que tenía dudas en hacer. Después de un par de minutos me dice que quiere sentir mi verga en su culo. Grita de dolor cuando la punta se le desliza. Me detengo y le digo si puedo seguir. Ella dice que quiere sentir toda mi verga en su culo… Poco a poco le abro el culo hasta que mis huevos chocan en sus preciosas nalgas. Ella misma lo nota y dice: - Esta toda adentro, puedo sentir tus huevos.

Le doy así por unos cinco minutos hasta que decido ponerla de lado y de esa manera poder masturbarle el clítoris. Creo que aquello le encantó, pues en minutos ella empujaba para ser penetrada mientras le sacudía con violencia su hinchado clítoris. Rápido se fue a la gloria y explotó con un orgasmo y sus gemidos, sus alaridos me contagiaron y le dejo ir mi tremenda eyaculación. Le llené el ano con mi leche y lo vi caer en la cama de hotel. Tenía sangre, le había roto las paredes de su ano. Cuando se limpió Yesenia se alarmó, pero la consolé diciendo que era normal, que sangrara un poco, pues su culo no estaba dilatado lo suficiente.

Nos bañamos y nos alistamos para salir, pues ella debería estar en su casa a cierta hora para evitar cualquier problema y solamente me dijo: Tony, quiero que nos encontremos mañana… quiero que me dé por detrás otra vez. A pesar del dolor que Yesenia había sentido cuando por primera vez le rompían el culo, ella quería volver a sentir ese orgasmo de nuevo. La siguiente mañana que era un día sábado, no sé qué excusas inventó, pero pasamos cogiendo toda la mañana. En menos de 24 horas, le deje ir 4 polvos y Yesenia tuvo por lo menos 8 orgasmos.

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