Queridos lectores,
Para que entendáis esta historia os daré una explicación, que seguro encontraréis a vuestro placer. Quiero que me conozcáis. Así que os diré que hoy es jueves, y no he ido a trabajar. Me he dedicado un día a mi misma, gracias a un sencillo justificante médico, en vez de desperdiciarlo cansándome por una empresa que no valora mí trabajo; he decidido pasar de todo. Hoy es mi día. Y os lo dedico a vosotros.
Estoy sola en casa. En el comedor. Para que os hagáis una idea soy morena, de pelo largo y ojos verdes. Sobre la mesa, un cenicero, tabaco, mechero, una extraña piedra negra, el vaso y la botella de cava. Mientras le doy una calada a algo que no debería mencionar, cojo el vaso y doy un trago a vuestra salud.
Se que no debería decirlo, pero así es como mejor escribo. Quiero que tu, lector, disfrutes al completo de mis palabras, pero se que muchos de vosotros buscáis solo sexo. Por eso he ideado un método para haceros la lectura más sencilla.
Para vosotros, viciosos, he marcado el inicio de los textos más lujuriosos entre asteriscos (** **). Así, con un rápido vistazo localizaréis las lecturas deseadas referentes a coños y pollas.
Para vosotros, lectores con más perspicacia, he escrito el texto completo. Con argumento sólido y escenas de sexo a doquier. Espero que encontréis en él el mismo sadismo que en las obras del marqués he tenido la ocasión de leer, pasado por el dulce filtro de la pluma de una doncella.
Estoy en mi habitación. Bajo la intensidad de la luz, y enciendo la mecha de la vela, que con su calor deja en el aire un aroma embriagador.
Es el momento.
Cojo mi bolígrafo y empiezo a escribir. Quiero que sepáis, mis queridos lectores, que siento lo mismo que vosotros. Cuando escribo estas palabras llenas de voluptuosidad mis sentidos se embriagan y mi sexo se empieza a humedecer.
A vosotros os lo dedico, mis lectores.
Mademoiselle de Sade