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Loco de amor

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Me mantuve acostado en el jardín fingiendo dormir. Quería escuchar su plática y saberlo todo de ella escuchando justo al lado sus secretos más íntimos. No lo voy a negar, lo que escuché me sorprendió, me hizo sufrir pero también me puso la pija como piedra y lista para la acción:

- A qué edad tuviste tu primera relación? - le preguntó Norma.

- No me acuerdo - contestó mi amada.

- No mames, todo mundo sabe a qué edad perdió su virginidad, o sea que no mames y dime.

- A los quince.

- Pinche caliente - contestó Norma. - Y con cuántos has estado?

- Eso sí no me acuerdo.

- Más o menos, un aproximado. Tampoco hace falta que me des una cifra exacta.

- Déjame pensar - contestó mi amada. - 1, 2, 3, 4, 5, 6-7, 8, 9-10, 11... 12… y 13. Con 13 chicos.

- Y chicas? - profundizó Norma. - Con cuántas chicas?

- Con seis.

- O sea que te has encamado con diecinueve personas? - preguntó Norma como sorprendida de la puteria de una de sus mejores amigas.

- Si. Y todo eso tienes que decir enfrente de todos?

- Claro, ese es el chiste, sino qué caso tendría. Pero no sólo eso, también te pedirá que relates la mejor cogida de tu vida - le dijo Norma como advirtiéndole sobre lo que estaba a punto de hacer por querer entrar a ese grupo. - De todos modos no es tan grave. Hay chicas que comentan haber tenido sexo hasta con 30 personas y ellas tan campantes, o sea que no te sientas tan mal. No eres tan puta cono pudieras imaginar. O sea, si lo eres, pero no serás la más puta del grupo, aunque si la segunda o tercera.

- Ah!, muchas gracias por el apoyo moral amiga.

En ese momento notaron que no estaba tan dormido y cambiaron de plática. Yo fingí estar despertando y decidí mejor retirarme. Tenía que aliviar toda esa adrenalina acumulada en la punta de verga así que acelere el paso y empecé a buscar algún lugar factible para liberar a Willis y ordeñarme la leche que sentía en mis cojones. Detrás de un grupo de árboles con ramas bajas y frondosas me di cuenta que era el lugar idóneo para darle rienda a mis bajos instintos y jalarle el cuello al ganso.

Y así fue, abrí el cierre de mi pantalón, saqué a Willis que ya estaba más tieso que un muerto en rigor mortis, me lo empape de saliva y comencé a pajearlo como si en casa estuviera.

Que mi enamorada fuera una puta y bisexual fuera de serie me puso cachondísimo y allí, debajo del árbol, estaba yo jalándome la verga como un endemoniado pensando en ella y sus ojos verdes que me volvían loco. La excitación fue tan grande que procedí a pajearme a dos manos con la verga más parada que jamás me había visto. El glande lo tenía totalmente inflamado y las venas marcadas a lo largo de todo el tronco y yo ya no sobando sino literalmente jalándome la verga como si me la quisiera arrancar y llevársela de regalo a la puta de mi enamorada, la cual, desde que me enteré lo puta que era hace unos minutos, ahora se había convertido en la chica de mi vida.

Mucho sufrimiento me costó pasar el siguiente año tras de ella rogándole que anduviera conmigo hasta que finalmente un año después aceptó. Esa noche me la cogí como un verdadero animal. Utilicé sus tres cavidades para saciar mis más sucios instintos y me vacíe cinco veces en ella esa noche, una en cada uno de sus tres orificios y las dos restantes en su carita de ensueño. Con ella experimenté mis primeros tríos h-m-h y m-h-m y fui testigo de un legendario trío m-m-m que me marcó para toda la vida y que fue lo que ocasionó que me internaran en este psiquiátrico donde llevo ya quince años encerrado.

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