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Un nuevo vecino en el barrio (9)

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… -Bueno, mi estimado amigo, acá lo tiene a Jorgito, es todo suyo…

-Le soy franco, tuve miedo de que la foto fuera falsa, pero veo que no… Veo que el putito es real… ¡Y muy apetecible!...

-Hace lo que se le ordene, amigo, además de putito es muy sumiso, muy mansito, y le gusta obedecer, lo único que no permitimos es que se lo lastime, así que aprovéchelo…

-Ya lo creo que lo voy a aprovechar, le voy a dar pija hasta por las orejas… -prometió el visitante mientras el señor Abelardo cerraba la puerta y nos dejaba solos…

-Parate, nene, quiero verte completito…

-Sí, señor… -y me paré junto a la cama…

-Mmmmmhhhhh, qué cuerpito tenés…

-Ay, gracias, señor…

-Esa cinturita, esas caderas, esas piernas como de nena… Y decime, ¿te depilan?...

-No, señor, no hace falta, ni barba me crece…

-¡Qué bien! –aprobó mientras seguía desvistiéndose y yo admiraba su abundante vellosidad grisácea… ¡Ay, quería sentirla contra mi piel!...

Cuando estuvo desnudo me excité al verle la pija ya bien parada…

Me ordenó que me pusiera en cuatro patas y que fuera hacia él andando como un perrito…

Lo hice y cuando estuve a centímetros de su verga tuve que hacer un esfuerzo para no agarrarla y metérmela en la boca, pero sé que no debo hacer nada por mi cuenta…

Por suerte la orden me llegó enseguida…

-Arrodillate y abrí la boca… -y la abrí temblando de pies a cabeza...

-Agarrame la pija…

-S… sí, señor, lo que… lo que usted quiera…

-Quiero una buena mamada, putito, me dijeron que la chupás muy bien…

-Es que me… me gusta mucho hacerlo, señor… -expliqué mientras mi mano temblaba con la verga entre los dedos…

-Metétela en la boca y chupámela… ¡Vamos!... Y vas a tragar toda mi leche, ¿oíste?...

-S… sí, señor, siempre lo hago… Me encanta…

-¿Cómo te llamás, nene?... me preguntó y detuve el movimiento de mi mano sin dejar de mirar extasiado esa verga que estaba a punto de disfrutar…

-Jorge, señor…

-Mmmmhhhh, Jorgelina, diría yo, por lo linda y putita que sos…

Eso que me dijo me calentó tanto que me atreví a mirarlo a los ojos y le dije en un susurro: -Llámeme como a usted le guste, señor…

-Perfecto, Jorgelina… Y ahora a chuparla…

Y la chupé, pero antes la puse derecha hacia arriba y le di una larga lamida a esos huevos hinchados que olían deliciosamente a hombre…

El señor lanzó un largo gemido…

-Bien, putita… ¡Síiiii!... ¡Así, así!...

Por fin me la metí en la boca y empecé a chuparla…

El tipo debía estar muy caliente porque no tardó en correrse y llenarme la boca de semen que tragué todo mientras él temblaba y jadeaba…

Lo vi dirigirse a la cama y tenderse en ella de espaldas, bufando, mientras yo rogaba que le quedaran ganas y fuerzas para darme por el culo después de que descansara un poco…

Me arrodillé al costado de la cama y le dije:

-Señor, ¿puedo… puedo jugar un poco con su linda verga?...

-¡Claro!, empezá por dejármela bien limpia de leche con esa boca de putita que tenés…

¡Ay, qué lindo! Casi grito de elegría y sin perder tiempo trepá a la cama, me ubiqué junto a él y empecé a pasar mi lengua por el glande hasta verlo ya sin restos de semen…

Para mi alegría, la verga fue reaccionando a los mimos de mi lengua y pronto estuvo parada y dura otra vez…

-Sos bueno, Jorgito… Mirá cómo me pusiste…

-Ay, sí, señor, qué lindo verlo así… Bien excitado… ¿Puedo… puedo decirle algo?...

-Decime…

-Me… me gustaría que… que me la meta en el culito, señor… Mi culito tiene hambre…

Él lanzó una carcajada y me dijo: -¡Qué puta sos, Jorgelina! ¡qué tremenda puta sos!... Claro que te la voy a dar por el culo… A ver, ponete en cuatro patas…

Obedecí y enseguida noté que él se arrodillaba entre mis piernas y empezaba a sobarme las nalgas… Luego sus manos las entreabrieron y sentí la punta de su verga en mi agujerito…

Gemí de deseo y después de dolor, ese dolor tan conocido, cuando la verga empezó a entrarme… Él aferraba mis caderas con sus manos y enseguida el placer, un placer intenso, enloquecedor, con ese hermoso ariete yendo y viniendo por dentro de mi culito…

De pronto me dijo:

-Decí lo puta que sos, Jorgelina…

-Ay, sí, soy… soy muy puta… Es cierto…

-Otra vez, perra…

-Sí… Soy una perra en celo, una perra muy puta… -y al decirlo sentí que me calentaba muchísimo humillarme de esa forma…

Por fin el señor explotó gritando en un orgasmo violento y largo que llenó mi culo de leche…

Más tarde, después de ducharse, volvió a la habitación y le rogué con tono mimoso que me permitiera masturbarme… Me autorizó mientras se vestía y me acompañó al baño para ver cómo me masturbaba…

Lo hice como siempre, sentado al revés en el inodoro y haciendo que mi lechita cayera en la palma de mi mano izquierda, para después pasar la lengua por cada uno de los goterones…

(continuará)

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