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Un trío inesperado

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Mi nombre es Ariel tengo 41 años y el de mi señora es Gimena de 38 años. Soy de tez blanca mido 1.86 y peso 105kg, si bien soy un poco relleno me conservo muy bien. Mi señora es castaña de 1.65 con una cola pulposa y linda de apreciar. Sus pechos son grandes tiene 118 de talla.

Después de 18 años juntos la monotonía me llevo a querer cosas nuevas. Mi fantasía era la de un trío y le propuse varias veces verla a ella tener sexo con otra mujer, intentando de esta manera llegar al trio tan deseado. Ella nunca quiso alegando que le daba cierto temor hacer esas cosas y si la cosa se salía de curso no le gustaría verme con otra mujer.

Esta historia es real y nos pasó en el jardín de nuestro hijo más chico. Eugenia, mama de un compañerito de nuestro hijo, separada, de tez trigueña, flaca, alta con una cola hermosa y unas tetas chicas pero bien firmes y excitantes, hacia unos meses que no le sacaba la mirada de encima a las tetas de Gimena. Yo empecé a fantasear con esto y un día esperando que salgan los chicos mi señora se agacho a levantar unos papeles del suelo dejo ver por su escote sus grandes tetas chocándose unas con otras, Eugenia que estaba a unos metros quedo boquiabierta y no dejaba de mirarla. Me acerque y le dije: “te gusta lo que ves?”. Ella me miro sonrío y con un movimiento de cejas lo afirmo. “Si querés puedo hacer que sean tuyas”, le dije. Volvió a sonreír y guardó silencio ya que Gimena había vuelto a mi lado.

Una semana después volvimos a cruzarnos en la puerta del jardín, ya que yo solo voy una vez por semana, pero esta vez estaba solo. Eugenia se acercó y me dijo: “si haces que sean mías que me vas a pedir a cambio?”. Mi respuesta fue rápida, “me gustas y me tiento con tenerte en mi cama pero mucho más me ratonea pensar en que podemos hacer un trio”. “Estaría bueno” me respondió, “pero tu señora que opina de esto?”. “Ella no quiere, desde hace un tiempo vengo insistiendo en que este con otra chica mientras yo observo y no se decide. Quizás esta sea una oportunidad para ambos y entre los dos podamos tentarla…”. Quedamos en que cada uno aportaría algo para llegar a tal fin.

A partir de ese día comencé a señalarle la forma en que Eugenia la miraba, especialmente que no le quitaba mirada de sus tetas, claro que ella me lo negó pero con el pasar de los días fue admitiéndolo incluso lo usaba para calentarme en la previa del sexo.

Unas semanas después me conto que se había empezado a llevar bien con Eugenia y que quería invitarla a cenar. Rápidamente dije que sí pero riendo le advertí que tenga cuidado porque se notaba lo que le atraían sus tetas, Gimena me respondió entre carcajadas diciendo: “quizás se te hacen realidad tus fantasías!!” Y agrego, “mientras no quiera estar con vos está todo bien, a vos no te comparto”.

Al fin llego el sábado tan esperado, Gimena se vistió elegantemente con un vestido muy escotado el cual generaba un calor extra a la noche. Alrededor de las 21 hs llego Eugenia con su hijo. Vestía una pollerita entablada con una musculosa apretada que daba forma a sus tetitas y dejaba ver como se marcaban sus enormes y hermosos pezones.

Cenamos y luego del postre empezamos un juego de mesa mientras los chicos jugaban en el dormitorio. Luego de unas horas los chicos se durmieron y la conversación se fue poniendo hot. Eugenia comenzó a preguntar cosas de nuestra intimidad y Gimena le respondía con cierta reserva. Propuso jugar a las cartas y el que perdiera tendría que cumplir una prenda. Aceptamos y comenzó el juego, al principio eran prendas tontas pero con el pasar de los minutos se fue caldeando el tema hasta que Eugenia propone sacarse una prenda. Yo perdí y me saque la remera, cuando le toco perder a ella de saco la musculosa quedando totalmente con las tetas al aire. Gimena al verme mirarla con tal excitación me dijo: “te gustaría que también deje las mías al aire?”. “Si, por supuesto” le dije yo y dejando caer su vestido quedo solamente con una tanguita diminuta azul. Eugenia no disimulo su excitación y se acomodó en el sillón, abrió sus piernas y comenzó a tocarse por debajo de la pollera. Rápidamente su ropa interior se mojó y le pidió a Gimena que me la chupara. Gimena con un poco de recelo acepto y me la chupo como nunca antes. Cada vez se excitaba más. Cuando acabe me fui al baño a limpiarme y aproveche para asegurarme que los chicos durmieran. Cuando volví al living estaban haciendo un 69. Gimena me vio y me pregunto si me molestaba, obviamente le dije que no y me acerque para participar de la situación pero ella me alejo y diciéndome: “querías verme con otra chica??? Bueno acá estoy ahora mira”. Luego de un rato los gemidos eran tremendos, dejaron el 69 para chuparse y acariciarse las tetas. Eugenia se perdía entre los melones de mi señora y esta lo disfrutaba a pleno. Se tocaban, se metían los dedos, gemían y gozaban como perras en celo. Ya cansado de ser espectador me pare y mi señora me pidió que la penetrara con todas mis fuerzas, se acostó le subí las 2 piernas y la embestí, mientras tanto Eugenia se arrodillaba sobre su cabeza y le acomodaba su concha totalmente depilada sobre la boca. Gemían a dúo mientras yo no paraba de bombear y de mirar los hermosos pezones de la invitada. Acabe junto con mi señora y Eugenia lo hizo unos segundos después. Gimena me la chupo limpiando toda mi pija y decidí darme una ducha. Al salir las encontré enredadas nuevamente en nuestra cama concha con concha moviéndose rápidamente y gimiendo sin parar. Gimena al verme le pregunto a nuestra invitada si le gustaría una doble penetración, claro dijo ella rápidamente y mi señora me dio un preservativo. Mientras me lo ponía saco un vibrador e hizo que Eugenia se ponga en 4. Se puso en posición de 69 y mientras le pedía que Eugenia se la chupara ella le introducía el juguete dejándome la cola perfectamente en posición. Luego de un rato, Gimena totalmente excitada me pidió que acabara en su boca, algo que en 18 años de matrimonio jamás quiso hacer. Al llegar a ese momento complací a mi señora y ella lógicamente lo hizo conmigo.

Caímos los 3 exhaustos en la cama y Gimena me manifestó que no solo había cumplido mi fantasía sino que ella había gozado como nunca en su vida y que jamás tuvo tantos orgasmos. Viendo la hora invitamos a Eugenia a dormir y así lo hicimos los 3 juntos en nuestra cama.

Pasadas 2 semanas volvimos a juntarnos, pero esa historia la dejo para otra ocasión…

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