Nuevos relatos publicados: 13

Los pezones de Katya (Segunda parte)

  • 4
  • 11.872
  • 9,27 (15 Val.)
  • 0

Sentí como Katy metió sus dedos por debajo de mi pataleta blanca y húmeda.

- Katy -le replique- Ahí no, que traviesa eres... no

- Empezó a mover sus dedos de arriba abajo y en forma circular mientras me besaba el cuello.

Mi respiración comenzó a agitarse hasta convertirse en gemidos muy ricos. Ella continuó hasta que no aguanté... la tomé fuertemente por su cabeza, los dedos de mis pies se encogieron y me hizo llegar a un orgasmo delicioso. Volteé, y al verla pensé: Que hermosa eres Katy. Y entonces... la besé. Ella me devolvió el beso con una gran intensidad. Entonces se colocó frente a mí. Ahí estábamos sentadas en la cama, una frente a la otra, con las piernas entrelazadas y con nuestros pezones coqueteándose entre sí. Con sus manos me atrajo hacia ella para seguirnos besando, y al hacerlo nuestros pezones se rozaban... se tocaban... se besaban.

- Amiga, no sabes cuánto he deseado este momento

- Yo también Katy y mucho

- Me pregunto cómo son tus gemidos cuando estas con él.

- ¿Porque no lo averiguas por ti misma amiga?

- Tengo una idea. -dijo

Entones sacó un juguete de color blanco y lo colocó por debajo de mí. Yo hice a un lado mi tanga para poder abrazar al objeto con los labios menores. De pronto sentí como empezó a entrar en mí ser. De pronto, comencé a cabalgar sobre el objeto mientras Katya me abrazaba, me besaba el cuello y me tomaba por el culo.

- Ahhh ahhh -empecé a gemir

- Que rico gimes amiga... muy sexy.

- Gracias Katy ahhh ahhh, así de rico gimo cuando mi esposo me está comiendo

No aguanté más y tuve otro orgasmo de lo más delicioso. Me arrojé sobre ella, lo único que quería era besarle hasta la sombra.

Después de besarnos apasionadamente me dijo:

- Amiga... hazme tuya.

Le quite la tanga y le abrí las piernas. Verla de esa forma me dejo sin aliento. Me acerqué a su intimidad poco a poco, ya que al ser una mujer casada, nunca había hecho esto. Su vulva era suave, húmeda, cálida, agradable, como una fruta lista para ser saboreada. Con mis dedos comencé a acariciarla e hice a un lado sus labios menores. Comencé a saborear su delicioso manjar, como un gatito bebiendo su leche.

- Ahhh amigaaaa, que ricooo ahhh, así así -me decía entre gemidos mientras me tomaba por la cabeza

Mientras me estaba comiendo a Katy, muchas cosas pasaron por mi mente. Entre las que recuerdo están:

No sabía que vagina de una mujer supiera tan bien, ¿cómo cambiará ahora mi relación con mi esposo?, ¿realmente Katy estará gozando o estará fingiendo?, sus gemidos están haciendo que me humedezca, ¿qué diría mi esposo si supiera esto?, ¿estaré enamorada de Katy?, que rico sabe esto, ¿ella ha estado con otras mujeres?

- Ahhh amiga, ¿puedes usar tu dedo?

- Claro que si Katy

Entre mi lengua y mi dedo, los gemidos de Katya se hicieron más largos y agudos

-Ahhhhh ahhhhh, asi amiga, que rico, máaaas máaaas amigaaa -me decía mientras gemía de manera muy sexy.

De pronto su ser empezó a estremecerse... la estaba llevando al clímax. Katy arqueó la espalda y me tomó por la cabeza, mientras yo seguía lamiéndole la vulva... estaba llegando al orgasmo, un orgasmo rico, auténtico, maravilloso. Entonces me sonrió y me dijo:

- wow amiga, para ser la primera estuviste muy bien.

- Gracias Katy, yo creo que es porque me encantó hacerte esas cositas.

- Amiga, quiero hacerte el amor.

Entonces me abrí de piernas y comenzó a comerme y a saborearme. Sentí un gran placer, muy diferente al del sexo con un hombre. A diferencia de mí ella usaba su lengua de varias formas, de tal forma que abarcaba toda mi entrepierna y también de arriba a abajo. Poco después humedeció el juguete de color blanco y lo introdujo, haciendo que sintiera aún más placer. Yo no paraba de gemir, cuando de pronto me dijo:

- ¿Te gusta amiga?

- Ahhh Katy ricooo rico -alcance a decirle porque yo estaba fuera de mí, simplemente gozando rico.

Con mi mano izquierda comencé a acariciarme un pezón mientras con la derecha me acariciaba el clítoris de forma circular, de la misma forma que lo hago al masturbarme en la ducha. Cuando me estremecí a causa de otro orgasmo, alcance a llorar un poco, tal vez de la emoción.

- ¿Estas bien amiga? me pregunto

- Si Katy, es solo que me emocioné mucho

- ¿Te gusta hacer el amor conmigo amiga?

- Me encanta Katy, es lo más rico que he vivido en años.

Los siguientes momentos nos dedicamos a acariciarnos, a tener sexo pero un poco más lentamente, simplemente disfrutándonos, sin prisas. Después de hacernos llegar a varios orgasmos más, terminamos rendidas, pero extasiadas, felices. No fuimos a ducharnos juntas porque sabíamos en que iba a terminar aquello.

Me vestí, nos besamos y nos despedimos con un abrazo.

(9,27)