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(7) Cuestión de bragas

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Aún recuerdo esa mañana de octubre. Lloviznaba y el frío se cebaba con todo el campus universitario. Así llegué. Cargada de mochilas y bártulos mientras buscaba mi habitación en la residencia. Ni siquiera me acordaba del número, pero preguntando lo pude encontrar. Nada más entrar conocía a mi compañera de habitación: Alba Torrijos, una morenaza muy guarrona pero que me recibió muy amablemente.

-Pues bienvenida –puso Alba su mejor sonrisa-. Cuando tengamos tiempo te enseño la facultad y así vas conociendo la zona.

-Gracias. Oye, ¿aquí no hay calefacción?

-Que va. Se ha averiado ochenta veces y ya pasan de arreglarlo. Aquí bragas de lana y guantes.

-Joder qué rasca tengo.

-¿Quieres entrar en calor? Vete tres habitaciones más allá y pregunta por Ana Etxeberría. Ella lo calienta todo.

-¿Cómo dices?

-Ya me entiendes. Es la única cama de la facultad que siempre está caliente. Todos lo saben, y eso es como las rebajas de El Corte Inglés. Todo el mundo entrando y saliendo.

-¿Me hablas de sexo?

-Y del bueno. ¿Por qué crees que yo no tengo frío? Estuve allí hará dos horas y no veas que gustito te quedas.

-Espera, a ver si lo entiendo. ¿Esa Ana Etxeberría es puta?

-Aquí todas somos putas, querida. Unas menos y otras como Ana la que más.

-Yo no soy puta.

-Eso es lo que dicen todas y luego se gradúan sin bragas y chorreando las piernas. Ana Etxeberria es quien manda aquí. Es mejor que vayas y la conozcas, en vez que sea al revés.

-¿Y por qué ella manda aquí?

-Te he mentido antes.

-¿En qué?

-La calefacción no está averiada. Simplemente la quitan pero sueltan esa mentira oficial.

-¿Y por qué hacen eso? ¿Quieren que nos helemos de frío?

-Sigues sin enterarte. Es un modo de promocionar a Ana. ¿Tienes frío? Vas, te folla cinco minutos, sueltas 50 euros y te quedas en la gloria. Luego hacen cuentas y mitad y mitad para cada uno.

-¿Para cada uno?

-Te lo he dicho. El rectorado. El profesorado. La junta. La dirección. Todos alaban y chupan el culo a Ana. Aquí es como una diosa. Yo creo que manda más que el director general. No se decide nada en el campus sin su aprobación. Ni siquiera una máquina expendedora de patatas fritas. Si ella se niega no se pone.

-¿Y esa tía quién es?

-Ve y conócela. Es hora de clase y habrá poca clientela. Yo que tú iba. Ella ya sabrá que has llegado y es mejor no cabrearla.

-¿Sabe que he llegado?

-Ella lo sabe todo. Y más si son novatas como tú. Anda, ve. Ya. No te lo pienses.

-Joder, vale.

-Hey.

-¿Qué?

-¿Llevas bragas? Quítatelas.

-¿Cómo?

-¿Quieres que lo haga yo?

-La madre que… -y allí mismo me bajé las bragas.

-¿Llevas bragas de angelitos con corazones? Tienes que renovar tu lencería.

-¿Algo más?

-Sí, enseña escote. Quítate un botón de la blusa.

-¿Así?

-Genial. ¿Y el pelo suelto? Quita de mi vista ese moño de abuela.

-Joder… -Obedecí.

-Mucho mejor. Que se te vea el sujetador por los hombros y el borde de la blusa… eso es… ¿lo ves como eres una puta? Ahora sal ahí afuera y zorrea con Ana. Si la conquistas a ella, conquistas toda la facultad.

-Gracias, Alba

-Y esta noche follamos, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.

-Venga, a por ella, so zorra.

-Vale. –Y me fui.

En ese momento, Alba envió un whatsapp a Ana. Esto lo supe luego.

Ola guarrona te envio una novata con madera de puta. Ya llega.

El móvil de Ana sonó avisando del mensaje de Alba. Desnuda, sudorosa y endiabladamente hermosa, Ana lo leyó desde la cama mientras la chica se preparaba el clítoris.

Ana tuvo que reírse.

Gracias zorrona !!

-Ainhoa, ven –llamó Ana a su amiga, compañera y pareja de fiestas, sexo y noches locas. Ella se acercó desnuda y rascándose el coño-. ¿Qué pasa? ¿Tienes hongos?

-No, joder, es que me muero por follar.

-Pues mira, fóllate a esa, a esa y esa en tu cama, que yo tengo una clienta especial. Está al llegar.

-¿De verdad? Oh, gracias, Ani. Te adoro. Hey, vosotras, venid conmigo. Y la que se niegue guantazo en la cara.

Las tres chicas pasaron desnudas junto a la cama de Ana que fue dando bofetones en sus culos.

-Puta uno… ¡toma!

-Au…

-Ahí va la puta dos…. ¡ahí va!

-Au, joder…

-Y la puta tres para allá, vamos… ¡arreo!

-Ayyy…

-Ya van calientes, Ainhoa –rió Ana rascándose el coño también.

-¿Quién tiene hongos ahora? –se descojonó Ainhoa de la risa al verla-. Tú ahí, masturbándote, y vosotras dos conmigo.

-Yo quería follar con Ana –comentó la más inocente, pero Ainhoa la calló con un agresivo bofetón-. ¿Quién es la novata?

-Yo.

-¿Y quién manda aquí?

-Tú.

-Chicas, ayudadme. Me pienso violar a esta desagradecida.

Una de las chicas la empujó sobre la cama de Ainhoa y allí la inmovilizaron entre risas y burlas.

-Esto es mejor que el sexo.

-Miradla, va a llorar.

-Que llore, eso me pone más cachonda –garantizó Ainhoa-. Atadla con bragas al cabecero y preparadla con un consolador. Están en ese cajón. Yo me voy a soltar un zurullo y vuelvo en nada.

-Ainhoa, ya sabes, no uses el váter –la avisó Ana.

-Sí, cago en el tupperware y lo guardo en tu nevera. Mi culo ya lo sabe.

-¡Puta cuatro me la follo en un rato! –la abofeteó en una nalga.

-Au, hijaputa, das con saña.

Ana rió con ganas. Allí estaba. Feliz, refollada, controlando toda la facultad desde su cama y encima presenciando la violación de una novata en la cama de al lado. Esto era vida.

-Me encanta la universidad –susurró Ana viendo cómo llegaba yo. Se me ocurrió desnudarme fuera y entrar desnuda y apetitosa.

-Por favor, ayúdame, por favoooor… -me suplicó la novata pero yo contesté con una peineta con el dedo.

-¿Tú eres la amiga de Alba?

-Y tú Ana supongo.

-Acércate a mi cama… eso es… tienes un potorro delicioso… da una vuelta… mmmmmmmm… qué culo, qué tetas, ¿haces gimnasia?

-Pilates.

-¿Folllas mucho?

-Quieres saber si soy puta, ¿no?

-Putas somos todas, cariño. Mi interés es si follas mucho o poco. ¿Podrías con seis chicas seguidas?

-Ponme sus coños en fila y te lo demuestro.

-Por ahora confórmate con el mío, ven, sube.

Yo obedecí y Ana empezó a besarme por donde pillaba. Luego pasó a lengüetazos. Y finalmente mordiscos. Ambas acabamos más que excitadas. Revolcándonos en la cama como alimañas. Ana encajó su pubis con el mío y surgió un frotamiento frenético y cinco minutos después salvaje. Yo tumbada y ella de rodillas, llevando la batuta y el control. Nuestros gritos se entrelazaban en el aire. Hasta que alcanzamos juntas el orgasmo entre espasmos que nos hacían gritar más. Ana rugía como una leona mientras el segundo orgasmo la invadía. Luego calma, sosiego y los gritos de la novata al lado corriéndose como una golfa.

-Ha sido espectacular –me besó Ana con pasión.

-Ya lo creo. Ha sido el polvo de mi vida.

-Te corres de maravilla. Juntas nos comeríamos la facultad.

-¿He superado la prueba?

-Te queda una.

-¿Cuál?

-La tienes al lado.

-¿La novata?

-Viólala. Lo grabaré en vídeo. Vamos, compláceme.

Ainhoa y las dos chicas estaban exhaustas y jadeantes de tanto sexo y sado con la novata.

-Quitaros, perras. Me toca –me subí a la otra cama.

-¿Y esta zorra quién es? –se sorprendió Ainhoa.

-Luego follo contigo, amor. Tu culo me ha enamorado –la besé y procedí a la violación. Ana ya grababa. La novata aún tenía el consolador clavado y yo le di un manotazo fuerte hacia dentro. La novata gritó en una mezcla de dolor y placer.

-Dale otro –ordenó Ana.

Y así lo hice.

-Más fuerte. Qué sangre.

Otro más.

-Desgárrala –disfrutaba una de las chicas.

Y otro. Y otro.

-Esta es mi chica –se relamía Ana.

La novata se quedó ronca de tanto gritar.

Yo me cebé con su clítoris, mordiéndolo a dentelladas. La pobre incluso se corrió a lo salvaje. Todas rieron y aplaudieron al comprobarlo.

Yo hice la señal de la victoria con los dedos y con la otra mano en el coño.

-Saluda a la cámara y di tu nombre. Esto va para mi facebook –me enfocó Ana.

-Me llamo Gabriela Olmedo, soy puta y ha llegado el terror al campus yeahhhhhh…

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