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Sexo con tía Tesy. Me graduó de hombre

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Suerte de novato?

Estábamos organizando el tradicional viaje de fin de curso, Bariloche es el objetivo de la gran mayoría estudiantil de Argentina, nosotros formamos parte de esa gran mayoría.

Ese viernes luego de terminado el horario escolar, junto con otros compañeros decidimos reunirnos en la casa de una compañera de curso para programar algunas actividades que nos proporcione recursos potables para sumar al fondo común.

La casa de esta amiga es en el gran Buenos Aires, la tarea nos demandó más tiempo de lo previsto, se nos hizo bastante tarde y tenía por delante un viaje de poco más de cuarenta minutos de bus. Para completar las complicaciones se descargó una tormenta de esas que duran una eternidad, las calles cercanas se anegan con facilidad y el recorrido del bus se desvía, por lo cual ante la suma de calamidades me ofrecen que me quede a cenar y dormir esa noche, que me vuelva el sábado. Llamé para avisar la novedad.

La casa de mi amiga no era tan grande pero me harían un espacio, el sofá haría las veces de improvisada cama.

En la cena estaba Tesy, la tía y vecina de mi amiga, que habiendo escuchado de los preparativos para alojarme por esa tormentosa noche, se ofreció alojarme en su casa, tenía para ofrecerme utilizar el cuarto de su hijo que está de vacaciones. Los padres de mi amiga acceden y aceptamos el generoso ofrecimiento de la tía.

Concluida la cena, nos retiramos con la tía, el aguacero que se descargó en ese momento era de tal magnitud, que el brevísimo espacio y el tiempo que demoró en abrir la puerta, el agua nos dejó empapados, entramos chorreando agua, casi como salidos de una piscina.

- Ufff, qué aguacero, mirá como nos dejó, empapados hasta los huesos.

- Sí, mucho, de verdad mucho.

- Vamos a cambiarnos, sácate esa ropa mojada, te traigo algo que ponerte mientras dejo las tuya a secarse.

Volvió con una camisa, esperó, ausentándose a preparar un café mientras me cambio. Volvió con el café, vestía una especie de camisón corto casi un baby doll, provocativa, bien abierta entre la opulencia de sus pechos, suficientemente corta y vaporosa, no deja nada para imagina, solo queda un obstáculo, mucha indecisión y el resto de prudencia del pendejo de dieciocho enjundiosos años, la testosterona pidiendo auxilio.

Compartimos el café, ofreciéndome agregarle unas “gotas” de coñac para entrar en calor, atenuar el frío de la mojadura, obviamente acepté esas “gotas”. Un momento antes de llevarme al dormitorio, bebimos una copa para dormir mejor y más caliente, “caliente” tenía un tono más enfático.

Se adelanta para alisar las ropas y poner todo en orden, sube con la rodilla encima para alisar el borde opuesto el mini camisón sube hasta la cintura exponiendo el bello trasero, el cordón del tanga cola less se oculta entre los cachetes tersos y tan blancos, gira la cabeza para confirmar que no le quito los ojos de encima.

Levantó la cobija, indicando que estaba listo, deslicé dentro, como no tenía calzón, me metí con el short. Con la excusa de colocarme otra almohada, se cruzó encima, el pecho izquierdo volcó fuera de escote, sobre mi cara…

Sin permiso me apropié del pezón, mamando con apremiante fruición. Nada importa solo abrazarme a ella para que no me quite la mamadera, se queda, saca el otro para tener otra opción en la golosa succión mamaria.

Gemidos complacidos, ofrece más y mejor oferta de tetas. Sin dejar de gemir introduce la mano buscando dentro del short el miembro, acariciando esa dura estaca de carne, rodea apreciando el grosor y rigidez.

Sube sobre la cama, descubre la cobija, la ayudo a sacarme el short, la tranca de carne quedó atrapada en su mano, iniciando una masturbación a pleno. Acomoda su teta para que continúe mamando, acentúa el movimiento de pajearme. Engolosinado con sus pechos, solo tengo atenciones para esas grandes mamas que ocupan todo mi deseo, mamando y hasta mordiendo sin poder dominar mi gusto por esas deliciosas carnes.

Sabe masturbar, tiene clase y estilo para ponerla aún más dura, agitando el tronco sin tocar la cabeza, de ese modo tiene el control de la excitación.

La mamada se vuelve intensa y tumultuosa, morderlos hasta que los pezones desaparecen en mi boca y de pronto estirados, provocando esos gemidos entrecortados. Sé bien que el sonido de la boca chupando, la excitaba, sentía el efecto húmedo de su entrepierna frotándose contra mi cadera y los movimientos convulsivos.

Se desprendió de mi boca para colocar la suya sobre la verga, acariciarse las mejillas y colocar la boca para lamer esos primeros vestigios de fluido que llora el ojito del glande, apretando esa carne erecta que le prometía un momento de placer insuperable.

Se concentró en chuparme la pija hasta que no se conforma con lamerla, de arriba abajo, sentía que necesitaba tragársela entera y cuando lo hizo me miró a los ojos, entonces elevé mi pelvis comenzando a tener sexo en su boca.

Vuelve a poner su teta en mi boca y pajearme con intensidad, solo por un momento, luego acomodarse para mamarme al mismo tiempo que se gira hasta dejar su conchita delante de mis labios.

Esta sería mi primera experiencia en chupar una vagina, traté de hacerlo recordando alguna porno y el resto solo voluntad y calentura. La verga jugando en su boca y mi lengua hurgando en su otra boca, este doble juego de sus bocas ocupadas la enloquecen de placer, en algún momento el doble acoso se vuelve rítmico y agitado.

Embisto con golpes de pelvis su boca, brusco por calentura y por inexperto voy creciendo en excitación, no puedo manejar mis emociones. Me salí de su boca y avisé de la inminencia de que estaba próximo a venirme, en verdad no quería salirme de su boca pero nunca antes me había corrido dentro de una boca.

- Tesy… estoy por acabar... por acabar…

- Vamos, vamos, ven -habló sin sacársela.

El chorro de semen me pareció interminable, caliente y grueso. Un segundo igualmente de intenso y otro, sentía que abrió la boca, necesitó tragar en dos veces. Sentí como lamía el tronco y recorría todo el contorno para no dejar rastros sin degustar.

Desmontó su conchita de mi cara, quedé totalmente empapado y hasta algo irritada la boca por la friega de los pendejos enrulados fregados contra mis labios. Su sabor de hembra, ese sabor salado que perdura en la memoria erótica por siempre.

Se arrodilló sacándose esa breve prenda que solo hacía que cubría su voluptuosa figura, sus pechos volvieron a cobijarse entre la codicia de mis manos y las caricias de mi lengua ansiosa por retenerla.

Sus manos no dejaron se acariciarme la verga, la calentura seguía dentro de la carne, la rigidez casi no registró la profusa acabada, que ya está dispuesta para un segundo round,

Unas lamidas y se acomodó sobre mí, montando con la experiencia y calidad de una hembra que sabe cómo satisfacer al joven macho.

Montada comenzó a moverse sobre mi cuerpo, sus tetas se dejaron raptar por mis labios, movía la pelvis elevándome con energía, embistiendo con potencia como para estremecerla, cada vez más fuerte. Sus caderas se mecían al compás de mis sacudidas, sus lolas bailaban frente a mis ojos con los pezones atrapados en mi boca o mis dientes. La cogida se había tornado en una continua vibración de energía puesta en acción.

Con la voz entrecortada por los jadeos quiso contarme que le causó una sensible incomodidad al entrarle tan de golpe, aún súper lubricada sentía la desarmonía del grosor y su estrechez natural acentuada por la falta de uso, desde su divorcio, dos años antes no había tenido una pija dentro y afirmó que nunca

- Nunca sentí una poronga como esta que tenés. Me abres toda pero me gusta… Me la abriste como una flor. Qué flor de poronga que tenés.

Nos comenzamos a mover, acoplando movimientos, elevándome hasta donde me permitía su cuerpo montado, ella ondulando el vientre.

Su orgasmo estalló un momento antes, los gemidos agradecían ese momento de gloria, sus labios vaginales se ajustan apretando la verga impetuosa que sigue empujándose dentro de su conchita.

Aún sentía ese delicioso abrazo de labios sobre el tronco de la verga, cuando el cosquilleo intenso venido desde la zona renal me indica que ha comenzado a marchar la legión de esperma en su camino a la libertad.

- Tesy… me estoy por venir. Dentro?

- Claro, dentro, todo dentro, quiero sentir tu leche. Dámela!

- Sí… voyyyy…

Fue una acabada, larga y sentida, sus latidos se confunden con los míos. Nos quedamos latiendo, aunados en un orgasmo casi en simultáneo, gozando ese momento único e irrepetible. Era mi primera vez con una mujer de verdad.

Luego de una lamida sobre la verga para recoger los últimos vestigios del naufragio de esperma, se quedó abrazada a mí, apoyada en mi espalda sentía su cuerpo caliente, los pechos apretados en mi espalda, su mano rodeando mi pija. Nos dormimos.

Cuando desperté en la mañana, estaba preparándome el desayuno, tostadas con miel y manteca, café con leche. Vestía ese mismo baby doll semi transparente, insinuándose con ese par de tetas que son “lo más” en pechos que he visto y a éstos los he mamado.

Se sentó sobre mis rodillas, dejé el café con leche y fui directo al postre: sus tetotas.

La calentura nunca me había dejado, cuando llegué a la cocina y verla así había accionado con una respuesta que gatilló mi erección a pleno. Me levanté, la lleve un poco a empellones a colocarla con las manos sobre la mesada y desde atrás le entré en la conchita, con una furiosa embestida se la mandé hasta el fondo, agarrado de sus tetas me impulsé para mandarme una febril cogida. Su orgasmo fue arrasado con las embestidas furibundas de la calentura impetuosa.

La venida de semen se presentó si entender mis razones de demorarla, me vine dentro de ella, con una chorreada de semen profusa, que cuando me retiré de su sexo el fluido había colmado la cueva y comenzó a escurrirse de la vagina, quedó apoyada dejando que la energía de su macho terminara dejando el rastro de tremenda acabada marcado en el mosaico.

Terminé el desayuno y era tiempo de la despedida, pero… los abrazos vuelven a calentar el ambiente, una nueva erección deliciosamente inoportuna motiva que me baje el pantalón levante el baby doll y vuelva a apoyarle la verga en la conchita. El apoyabrazos del sofá fue quien recibió el cuerpazo de la tía, volcada sobre él con mi calentura enhiesta entrando en su chocho, abierto como una flor para recibir unos pijazos que la estremecen.

Tenerla tendida ofreciéndose, tenía todo ese espectáculo a mi disposición, envalentonado por haberme graduado de hombre la noche anterior ahora el deseo es ilimitado y… ese “marrón” mirándome, lo siento como una invitación a romperle el orto. Hice un movimiento brusco para simular un accidente y se la puse en la puerta, me quedé expectante sin decidirme del todo a entrarle. Lo sentía estrecho y como la tengo algo gruesa en ese momento crucial ya no me animé a tanto.

Ella experta y ducha en manejar estos asuntos, estaba expectante, creo que leyendo mis pensamientos.

- Apoyala en el culito, despacio, déjame que yo sea quien me mueva…

Un poco de saliva sirvió para apoyar la cabeza en el hoyo, lo sentí tembloroso y caliente, ella guía el movimiento. Empujé como me pidió, me sostuve de sus caderas, dejando que ella mueva en retroceso y avance. Afirmado en sus caderas me mande un empujoncito y la cabeza entro toda.

- Quédate así, solo la cabezota, duele, es bastante. Yo me muevo

Se movió un par de veces, estaba caliente como una caldera, a duras penas podía contenerme para no desobedecerle, sentía delicioso pero quería meter más, meterme todo, pero…

- Bueno. Bueno, ya está bien, me gusta pero me duele, pero… sacala. Ponla en la concha y termina de cogerme, acaba dentro.

La calentura apremia no podía ni quería discutir, solo poder venirme dentro de ella. Unos movimientos violentos y a fondo bastaron para culminar este segundo polvo mañanero. Acabé dentro de la tía,

En la despedida un beso y la promesa.

- Me gustas, me gusta cómo me cogiste. No entregué el culito porque necesito volver a verte y sé que te quedaste con muchas ganas de hacérmelo, de ese modo te estaré esperando que vuelvas en la semana y entonces me lo podes romper. Vendrás?

- No tengas duda, esto –besé- este culito será mío, te lo voy a romper.

- Hmmm qué tentador. Estará esperándote, no demores…

Todas las promesas, todas las ganas latiendo.

El Lobo Feroz quiere saber de ti, madurita lectora, [email protected], tu comentario me importa.

Lobo Feroz

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