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De simple espectador, a vivirlo plenamente

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Vivo solo en un departamento grande, empecé a vivir desde hace 2 años solos pues mis padres decidieron separarse por entupidos motivos. Vivo hasta el último piso, los departamentos son grandes, para ser honestos solo hay 4 por cada piso así que ya podrán imaginar que tan grande es el lugar, cuando estoy triste suelo irme a la terraza que está atrás de mi departamento, miro las estrellas y fumo uno o dos cigarrillos mientras dejo pasar la música y me relaja, a veces suelo platicar con mi vecina Esther, quién vive a lado mío y cuando me ve en la terraza se sale a platicar conmigo, casi siempre platicamos de nuestros problemas y sobre nosotros, se me hacía linda ella, pero la verdad no tengo ganas de andar con alguien en este momento, ella es de estatura pequeña, algo así como 1,52 CM. Pelo negro, ni largo ni cortito, debajo del hombro digamos unos 2 dedos, suele usar mucho pantalones vaqueros, converse clásicos, y camisas pues que no se veían mal pero tampoco fea… era un estilo rockerita la chica… sus ojos eran de un color verdosito, su piel era blanca y sus labios pequeños; me contaba que tenia una hermana pero a ella casi no la veía, por lo tanto me llevaba mejor con Esther que con su hermana a la que no conocía, a veces en el pasillo del departamento nos encontrábamos ella y yo, nos poníamos a platicar, peor a veces la notaba de diferente humor y pues me sacaba de onda eso.

La última vez que platicamos en la terraza fue que tal había sido nuestro día y me contaba que en su escuela le había ido un poco mal en su trabajo final y que saco bajo promedio y yo le conté que tenía planes para el fin de semana, noté que ella puso una cara como de seriedad, quizás esperaba a que hiciéramos algo juntos el fin de semana y se despide como si se sintiese obligada a hacerlo.

Salí ese fin de semana con amigos y pues si necesitaba estar con mis amigos porque estar todo el tiempo solo y encerrado si hace bastante daño y regrese el domingo por la mañana y lo primero que hice a llegara casa fue salirme a fumar un cigarrillo, es que me gustaba tanto esa terraza, mirar el cielo, el cerro, la ciudad, sentarme a escuchar música, ese día mi vecina Esther no salió para nada de su terraza, ella salía cuando me veía o le llegaba el olor del cigarro, cundo termine de fumar me metí al departamento, me llamo la atención porque no había salido me asomé, no vi a nadie a través del pequeño huequito que deja su cortina, me iba a meter cuando escuche la puerta abrirse y salir ella envuelta en una tolla.

"¡ay!, hola ¿cómo te fue?" Dijo un poco agitada.

"Bien", yo según eso sacado de onda.

Me despedí, no dije más y cerré la puerta de la terraza y escuche que ella hizo lo mismo, no fuñe sino hasta el jueves por la noche que volvía salir a fumarme otro cigarro, no prendí música aporque era ya tarde, la lámpara del cuarto de Esther estaba prendida, estuve 15 segundos cuando escuche un gemido…

Me asomé porque si me excitó un poco y vi a Esther moviéndose muy frenética ella, muy alocada en su cama, no necesito precisar que hacía porque era muy evidente, mis ojos me describían a una Esther desinhibida, gimiendo como si fuese el último aliento, con fuerza, con entrega a lo que hacía, luego una figura humana emergía de entre las sabanas, mis ojos me han engañado mucho durante este tiempo, ¡Esther es gemela! Ahora entendía porque el cambio de humor tan repentino de un día a otro. Comprendí muchas cosas hasta ese momento, ambas se entregaban completamente, se hacían un riquísimo 69, se comían los labios, se mordisqueaban el clítoris tan sabroso que no quise perder detalle de lo que hacían quizás algo de ellas aprendía, se abrían las nalgas como con desesperación, parecía que no habían tenido sexo en meses, yo tenía un falo tremendo que no podía aguantar más… no quería perderme detalle de cómo se cogían la una con la otra, luego cambiaron de posición, entrelazaron sus piernas y comenzaron a acariciarse sexo contra sexo, era una batalla sin fin, ver como se iban levantando poco a poco hasta quedar medio suspendidas en el aire sosteniéndose con sus brazos, los gemidos traspasaban la habitación era tan excitante verlas… luego después de eso, se acostó una encima de la otra, no supe cual es cual en ese momento y ni me importaba, volvieron a entrelazar sus piernas, se rozaban su sexo con sus muslos… se besaban tan rico, luego una de ellas se levanto de la cama y saco algo de u cajón era un dildo azul o púrpura, no recuerdo pero era bastante grande se lo empezaron a introducir, lo hacían tan rápido que perdía la noción de que tan excitada estaban porque de su vaginita salía su rica jugosidad, se hacía espumita con el dildo…

Luego se detuvieron, una de ellas, al que estaba acostaba casi todo el tiempo saco unas esposas y le pidió a la otra que las pusiera en los barrotes de su cama, dicho y hecho, una de las gemelas estaba esposada mientras la otra la penetraba con ese dildo, estaban que ya no podían más, estaban perdidas en el éxtasis, cuando de pronto la que estaba esposada aventó a la otra con los pies y empezó a gemir en repetidas ocasiones y muy fuerte hasta que por fin después de unos 5 o 7 segundo se quedo callada, la otra, se levanta del piso, se acerca a ella y le da un beso… le quita las esposas, y se marcha, me di cuenta quién era la que estaba acostada, era mi amiga y vecina Esther la que estaba esposada, yo no lo podía creer, apago su luz y se durmió.

En cuanto hizo eso me dirigí al baño a darme una masturbada digna de presenciar ese acto, deje charcos de semen en el piso y muy satisfecho, me fui a dormir con eso en mi cabeza y a cada rato en la noche me despertaba para ver si estaban otra vez cogiendo, pero nada, la luz seguía apagada.

En la noche del viernes estuve afuera en la terraza con la esperanza de volver a ver algo similar, vi la lámpara de Esther encendida, pero no a ella, tenía música en el estereo, escuchaba esa famosa canción "mujer contra mujer" y esas escenas venían de nuevo a mi mente me daba risa escucharla, pero una risa de satisfacción porque por primera vez veía una escena lesbica en vivo y más con mi vecina, Esther se me hace linda, me gusta peor no sé… reitero que a veces soy tan inestable emocionalmente que no me animo a estar con ella, pero creo que tendré que dejar eso a un lado, porque ver esa escena de esa noche, me ha hecho ver que si me gusta en verdad no solo pro el hecho de lo que vi, sino porque tiene muchas cosas que me atraen de una mujer.

Unos meses después de encontrarme ante esa maravilla sexual de ver a Esther y a su hermana tener relaciones de esa manera, mi morbosidad cada día era más y más grande pues esperaba verlas de nuevo juntas, era casi imposible su hermana ya no vivía allí se fue a Portugal a estudiar arte o no sé algo pero ya no vive más con ella. Seguía platicando con Esther de diversas cosas, nunca mencioné que las descubrí teniendo relaciones, cada día me gustaba mucho Esther y me abría más, la invitaba a salir y aceptaba, íbamos al cine, a tomar café, compartíamos muchos intereses hasta que un buen día en el pasillo del edifico sentados ambos, platicando, fumando un cigarro y bebiendo no sé que madre pero esa un té muy rico por cierto, en eso las cosas se tornaron mas románticas, me dio un abrazo algo que me apreció tierno de su parte, no despegaba su cabeza de mi hombro y podía ella sentir los latidos de mi corazón, eran por ella.

Luego, lo inevitable, nos besamos, un beso profundo que aun lo saboreó, sus labios moviéndose con los míos, sus dientes buscando morderme los labios, su lengua húmeda, tibia era rico, después de ese beso nos miramos, empezaba a hacer frió y entramos a mi casa, nos costamos en la cama nos seguíamos besando, ella empezó a decirme lo que sentía por mi y yo a ella, nos volvimos a besar; cuando me di cuenta era un nuevo día, amanecimos juntos y abrazados en mi cama. Por mi mente paso que pude haber aprovechado una noche entera de sexo desenfrenado y apasionado como lo que vi esa vez con su hermana.

Ella se despertó y se despidió de mi, ella tenía clases ese día y se le había hecho tarde, en la noche la volví a ver en la terraza, le pedí que viniese a mi departamento, ella no quería porque tenia tarea que hacer, me hice el comprensivo y le deje hacer su tarea, no esperaba a que terminase tan rápido, yo me encontraba tumbado en el sillón viendo la tele, escucho que alguien toca la puerta de la terraza cosa que me saco de onda totalmente, me asome y abrí, era Esther quién me abraza y me da otro delicioso beso, nos metimos y nos acostamos en la cama.

"te extrañe mucho."

"yo también" le dije. Estaba contento porque no esperaba a que hiciera eso.

"quiero volver a despertar contigo". Me besa.

Entonces ella empieza a recorrer mi cara con su pequeñita mano, su dulce mirada con esos ojos preciosos que tiene, su mano otra mano tomada de la mía, me besaba, mi mano que estaba libre estaba en su cintura y empezaba a bajar a sus pequeñas pero deliciosas nalguitas… las apretaba, se la masajeaba y ella empezaba a suspirar, luego soltó mi mano para que agarrase su traserito con ambas manos y empezarle a provocar más que un simple suspiro, luego ella se sentó sobre mi unos momentos mientras se quitaba su sweater púrpura y mostraba sus pechitos, luego se volvió a acostar sobre mi mientras me besaba, metió sus manos bajo mi camisa buscando acariciar mi pecho, tengo que confesar abiertamente que me provoca tanta sensibilidad que unas manos tan lindas como las de Esther, eran frías y suaves endureció rápido mis pezones, yo buscaba acariciar sus pechos y quitarle su sostén luego me desabrochó el pantalón y metió su mano y comenzó a apretarme mi pene, yo desabrochaba el suyo, luego tomé la iniciativa la tome de la cintura, la puse contra el sillón mientras la tele encendida era mi fiel testigo, le baje sus pantaloncitos hasta dejarla en braguitas, luego me quite la camisa y me quite el pantalón, nos quedamos así y largo rato mientras nuestras manos se recorrían y aprovechaban para tocar todo lo que se pudiera luego metí la mano en sus braguitas… empecé a sentir una ligera humedad y sus suspiros eran gemidos lentos e iban aumentando con forme las caricias eran más candentes, mi mano empezó a untarse en su rayita, sentía esa humedad femenina que excita tanto, sentí su clítoris endurecido, mis dedos querían apachurrarlo, jugar con eso… ella tomaba mi pene que iba creciendo en su mano conforme a sus caricias, lo jalaba despacito e iba aumentando el ritmo cuando yo hacía más intensa su masturbación, me quite los calzoncillos, me puse frente a ella con mi pene a medio crecer y ella lo contemplaba, sus ojos me decían que tenia un antojo terrible de mi… yo verla acostadita en la cama, frente a mi, con braguitas y sus piernitas medio abiertas, era la invitación para follarmela con esa intensidad con la que su hermana lo hacía…

Tome sus piernas y las colgué en mis hombros, le baje las bragas y las avente lejos abrí sus piernas, metí mi cabeza saque mi lengua y empecé a saborear su sexo, sus labios vaginales eran carnositos una rayita chiquita no tenia mucho vello púbico y eso me excitaba más, mi lengua empezó a recorrerla, sentía como se estremecía y trataba de apretar las piernas, mi cabeza se lo impedía, mis dedos abrían sus labios para que mi lengua tocase más a fondo, sintiese su carnita fresca, rojita… me comía su clítoris con mucho afán no podía desprenderme de ese maravilloso pedazo femenino, ella tomaba mi cabeza y la acariciaba luego emergí de entre sus piernas para besarla cuando ella cambió los papeles, ahora a mi me devolvía el favor de hacerle el oral. Tomo mi pene medio endurecido, pensé que al tocarlo ella lo rechazaría por su forma y no, al contrario en su boquita tomo dureza y firmeza, su salivita era tibia, calida, su lengua estaba medio rasposita, sus dientes rozándome el pene hacían más placentero el momento su mano parecía que quería arrancármelo y llevárselo, lo chupaba con mucha devoción, la puntita de su lengua hacía mella con la de mi pene, se posaba en la cabeza, cuando lo sacaba de su boca me miraba con picaraza y de la misma manera me sonreía, lo jalaba y lo besaba, lo jalaba y lo mamaba, lo jalaba y me miraba.

Se levanto y se puso encima de mi puso sus brazos alrededor mío y me jalo hacía ella, me besaba mientras que yo buscaba la manera de acomodármela para poder penetrarla, ella con sus caderitas iba dirigiéndose me miraba a los ojos, era una mirada que me cautivaba de muchos maneras, me excitaba mucho, ella se iba sentando despacito, iba haciendo gemiditos y pequeños espasmos cuando me empezaba a sentir

"despacito por favor" suplicaba con una voz delgada.

Empezamos a movernos lentamente al principio no podía seguir o mantener un ritmo con ella estaba sentada sobre mi como si yo fuera su silla, yo la jalaba y la impulsaba con mis manos en sus caderas, se movía rápido, gimiendo cada vez más y me hacía recordar aquel episodio cuando la vi follando con su hermana, nos besábamos, sentía como su vaginita apretaba mi pene, me decía que quería más que no parase nunca, me jalaba del cabello, me mordía los labios, su intensidad subía, me tumbo al sillón y empezó a cabalgarme con más fuerza, sus manos se posaron en mi pecho e empujaba con mucha fuerza y sus dedos empezaron a encajarse en mi pecho, sentía el dolor, trataba de quitármela de encima porque lo hacia con mucha fuerza, pero me di cuenta que entre más los encajaba mayor eran sus movimientos y entre más me doliera mayor placer sentía ella y que con eso lograría que me excitaría más… y así fue.

"¡encájalos más, vamos!" mi voz se endurecía.

"Si, así, vamos así me gusta" Ella estaba muy excitaba.

Creo que estaba ella perdiendo la noción de lo que hacía, ella dirigía todo los movimientos… ahora yo estaba encima de ella, con las piernas colgando y yo embistiéndola una y otra vez en el viejo mete-saca, sus manos estaba en mi espalda, sus dedos encajándose en mi piel, era una sensación extraordinaria, pellizcaba mi piel y entre más pellizco yo recibía mayor era la embestida, más dura y recia, ella gozaba, sus ojos estaban desorbitados, sus pupilas desaparecían y sus gemidos se transformaron en música para mis oídos, tomaba mis nalgas y me las apretaba, ella con sus piernas me empujaba e impedía que saliera de ella estábamos sudando mucho, nuestros cuerpos estaban húmedos, mi pene tenía una dureza que nunca había sentido con otra mujer, me desesperaba no poder tomar la situación, así que en un arranque, me libre de ella, la volteo, la pongo de cuatro y la embisto otra vez por su vaginita rica, ella apoyaba sus manitas y sus bracitos en el sillón, levante su culito para poder acomodármela mejor, su vaginita imploraba descanso, no lo iba a permitir, me tocaba dominarla y hacerla gozar.

"¡por mi culo, anda, dame!"

Lo saque de su interior. Ella estaba con la cara en el sillón, levantando solo su culo, mi pene estaba ya tan mojada que creo que lubricarle el ano estaría de más, lo tome sin pensármela dos veces y empuje con fuerza, sus manos apretaban y jalaban mi sillón trataba de aguantarse las ganas de gemir peor no puedo, se le escapo un alarido me puse sobre ella moviendo frenéticamente mis caderas empujándosela adentro y siendo expulsado por al presión que ejercía su anito para tratar de sacarme era yo implacable; una sensación que emanaba de mi me indicaba solo una cosa.

"Estás a punto, estás a punto, hagámoslo juntos." Estaba muy excitada ella.

Mi pene vibraba en su boca, en su vagina, en su anito palpitaba como su fuera un corazón, ya no podía más, sentía que mi pene iba a reventarse en cualquier momento y que quedaría hecho pedazos. Esa sensación de eyacular en el ano de una mujer es formidable, esos segundos de orgasmos en común, escuchar como gime cuando ha llegado al orgasmo, sentía por la presión como disparaba mi pene dentro de ella y como ella se hacía adelante por esos disparos y mis últimas embestidas, luego me percate que ella derramaba mi leche y sus juguitos… le escurrían por las piernas, sus dedos estaban empapados ella seguía en la misma posición solamente su culo paradito para mi solo, su rostro de felicidad lo decía todo, había gozado, yo también, pero sentía que algo me hizo falta.

Estábamos acostados en el sillón, abrazados, el lugar estaba totalmente desordenado, ella estaba con una pierna sobre las mías, me abrazaba como si me fuera a ir.

"¿te gusto mi amor?" dijo con una voz delgadita.

"si... "dije algo serio.

"¿Sí qué?

"si me gusto, pero…"

"¿pero qué?...

"bueno… es que creo que pude haber dado más"

"No te preocupes, la próxima vez me harás gozar mejor, yo sé como"

Me dio un beso en la mejilla y dormimos de nueva cuenta juntos.

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