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La autocomplacencia de mamá

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Esa noche de invierno dormía, papá había salido de la ciudad dejando a mamá sola y con inimaginables ganas de coger (lo sabía porque un día antes platicaba a una amiga suya lo que planeaba para esa noche).

Yo recobraba el sentido cuando oí que alguien se asomaba en mi recámara, cuando abrí los ojos vi el candente trasero de mi mamá retirándose de allí, dejando la puerta abierta, no me pude quitar la imagen de esas tremendas nalgas a las cuales ya había tocado y entrado entre ellas sin que ella (mi madre) se hubiera dado cuenta; justo en ese momento lo recordé, tuve una erección y comencé a masturbarme.

Mientras me sacaba a mi amigo escuché a mamá, un ligero gemido; después fueron más profundos. Mi corazón latía solo de pensar que estaba haciendo mi mamá.

Me levanté de la cama y me fui a su recámara, dándole la espalda a la puerta la vi, con una bata de seda montando una almohada como si esta se tratara de mi padre. Mamá se ambientó poniendo velas en ambos burós, aroma manzana-canela, recuerdo bien (aroma que también me excita).

Observé de manera detenida cómo se balanceaba con la almohada hasta que me percaté que tenía un dildo atado a la almohada con un arnés, yo solo pensé "esto se pondrá bueno".

Mientras tiraba de mi hombría mamá cambió de posición, tomó la almohadilla y la puso contra la pared, se acomodó frente a ella de espalda, se metió el dildo y volvió a mover sus nalgas contra la almohada. Lo disfrutaba, yo también. Se veían sus flujos colgar de su vagina y del dildo.

Ahora ella se acostó en su cama y puso la almohada de misionero hacia ella, con sus piernas la abrazó y se auto embestía, aproveché que no me veía para tomar el panty que traía y llevármelo a mi pene y seguirme frotando con él. Me excitaba su aroma, sus gemidos, su cara, sus senos moviéndose al compás de sus piernas empujando la almohada hacia ella.

Reacomodó la almohada contra la cabecera y se puso en 4. Se acomodó su juguete y se hizo hacia atrás, y una vez más comenzó su danza. Se movía delicioso, gemía de la misma forma. Deseaba volverme hacer pasar por papá pero esta vez no había los elementos para hacerlo. Los movimientos de mamá eran más rápidos y duros, se azotaba contra la almohada bruscamente, veía si cara de satisfacción, se hizo hacía atrás y se acomodó el dildo, se pasaba las manos por sus pechos, gritaba, y cada vez, lo hacía con más fuerza hasta que terminó.

Sus pezones estaban erguidos, la almohada mojada y yo aún no terminaba. Mamá se acostó sobre la almohada y se frotaba sus labios con el dildo hasta quedarse dormida.

Entré y vi sus nalgas, seguí masturbándome y seguía sin terminar; 15 minutos más tarde por su forma de dormir que me di cuenta que estaba dormida, acaricié sus nalgas y mientras lo hacía seguía jalando lo mío, hasta que me corrí en su cama.

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