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Mi esposa Juanita y su exjefe (parte III)

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Hacía ya algunos días de la última cita de mi esposa Juanita con su exjefe Humberto, y la cosa estaba que ardía, cogíamos muy frecuentemente excitados los dos por esa locura que habíamos cometido ambos.

Esa noche estábamos en la cama Juanita y yo, viendo videos porno como hacemos frecuentemente, ella con su camisoncito de dormir cortito, unas pantis color rosa que es su color preferido, y sin brasier, estaba tan sensual que yo la acariciaba y la besaba frenéticamente, besando cada parte que había besado su amante. Ella empezaba a calentarse.

Le había estado calentando la puchita, con la punta de mi verga, rosándole intencionalmente solo el clítoris, mientras ella miraba ávidamente los videos y me decía mira así, así como esta verga está la de Humberto. Con mirada lujuriosa, me comentaba.

Sonó el teléfono celular, y ella miro, era precisamente Humberto, seguramente andaba caliente y se acordó de Juanita.

Ella me dijo -que hago? le contesto?

-Si contéstale- le dije, pero pon la bocina quiero escuchar que te dice. Ok-entonces no hagas ruido.

-Buenooo, contesto ella.

-Hola hermosa como estas, claro aparte de hermosa y buenota. Juanita rio con una sonrisita picara, jijiji.

-Bien Humberto y usted como esta?

-Ay Juanita si vieras como estoy, me has tenido muy abandonado, yo cada día pienso en ti en lo rico que la pasamos la última vez, todavía me traes loco.

-Ay apoco Humberto, de verdad? –Claro que si Juanita, si vieras como me tienes ahorita, la tengo bien dura como a ti te gusta, y me la estoy puñeteando –Quieres ayudarme?

-Ay si me gustaría mucho, espérame un momento deja cierro la puerta. Ok dijo él.

-Me das chance de platicar con Humberto cariño? Me dijo Juanita. Tapando el micro de su celular.

–Quiero tener intimidad con él, no lo metas, porque me distraes, y quiero ser suya totalmente, tú aquí, pero no hagas ruido por favor. –Ok. Juanita dale, no te interrumpiré seré un espectador solamente.

-Bueno Humberto? –Si preciosa contesto del otro lado de la línea, se oía ansioso y jadeante.

-Y bueno tu dirás amor, le dijo Juanita, -Pues he estado pensando mucho en ti, recordando cada instante que vivimos, mi sueño vuelto realidad.

-Y qué fue lo que te gusto más amor? Dice Juanita.

-Pues toda me gustas corazón, todo tu cuerpo, pero ahorita me estoy imaginando, tus pezones, así grandes y duros que tienes, y me gustaría darles una chupada como la que te di, Juany.

A ella lo que más le excita es que le chupen los pezones, se calienta de volada, y creo que eso ya lo había descubierto mi socio.

-Ella metió una mano bajo sus pantis, y se empezó a tocar el clítoris, así suavemente, y yo mirando. Era la locura.

-Ella empezó a emanar cantidades pequeñas de un líquido cristalino, muy abundante, a causa de lo caliente que estaba.

Yo le ayude abriendo su calzoncito, y apunte la cabeza de mi verga en su entrada, sin meterla, solamente para mantenerla abierta y fluyeran sus jugos. La probé con la yema de mis dedos y tenía un sabor dulzón, rico.

Todo a causa de lo que su amante le decía en el teléfono. Ella estaba enloquecida ya con él.

-Que estás haciendo tú, le pregunto ella. –Yo me la estoy jalando bien rico escuchándote hablar Juanita. Te imagino así como te tenía, tú arriba de mí cabalgándome, con mi verga bien dura dentro de ti, y tú gimiendo como puta.

-Ay Humberto me da pena. Dijo Juanita. –No tengas pena chula, eres toda una mujer, te quisiera para mi solito. –Te estas masturbando? le pregunta. –Si dice Juanita. A ver muéstrame porfa.

-Como te muestro?

-Tomate una foto de ahí de tu puchita con tus deditos adentro amor. Ok; dijo ella.

Ella me hizo una seña con su mano de que me retirara un poco para tomarse la selfie, y apunto la cámara del celular a su puchita y click. Se la envió. Humberto tardo unos minutos en hablar, creo la estaba disfrutando.

Yo que estaba en calidad de espectador, tenía sensaciones encontradas, al ver como mi esposa se entregaba de lleno a su amante, aunque fuera en sexo virtual, la voz le cambio, se le hizo más sensual, y con aquella pasión con que le hablaba, y se retorcía y elevaba su pubis, como queriendo aquella tranca dentro. Muy dentro de ella.

Yo me masturbaba también con aquella escena turbadora de una hembra copulando con su potente macho quien la seducía y la calentaba de manera increíble.

Por fin hablo Humberto; jadeaba y se le oía la voz entrecortada, presa de la excitación. No mames le decía, me vas a matar de la calentura Juanita, estas riquísima. Si vieras las jaladas que me estoy dando solo por ti, toda esta leche para ti amor.

-Dile que ahora te mande una el – Le escribí en un papel a Juanita, quien asintió con la cabeza, había llegado la hora de conocer la verga de mi corneador, la famosa verga grande.

-Ahora tu mándame una amor de esa verga que tanto me gusta, quiero verla, Ok dijo él.

Tardo unos instantes en enviar la foto, yo creo que estaba buscando el ángulo más favorecedor, y click, se la envió por WhtasApp, yo igual de ansioso que ella por verla, me deslice un poco junto a ella, quien me la mostro.

Wooow, ahí estaba ese pedazo inmenso de carne blanca, mucho más grande que como me la había imaginado, en comparación de la mía esa era una verdadera verga de macho, verga de burro, con la cabeza roja, sus venas saltadas, y erecta completamente, y los huevos en una sola bola, una verdadera delicia, que hasta mi se me antojo, darle una peladas de riata.

Imagine a Juanita clavada por esa tranca inmensa, imaginando como sería el enorme placer de sentirla palpitar dentro, y las terribles embestidas de macho que le daba. Por eso estaba loquita por él.

Ella se relamía los labios disfrutando de la imagen de su macho ahí acostado con la polla tiesa, con los huevos repletos de leche caliente y lista para explotar.

Juanita intensifico su masturbación, metiéndose dos dedos en su panocha húmeda y escurriendo, corriéndose intensamente. La imagen de la verga que tanto pedía a gritos la impulso como un resorte, y eyaculo líquido a chorros, que yo disfrutaba con mis manos.

-Ahora tu mi amor le dijo. Ahora tu échame tu leche, dámela; -le suplicaba a Humberto por el teléfono.

-Aquel eyaculo tremendamente, porque se escuchó sus estertores y gemidos, como de un toro en brama, seguramente disparo su verga toda su leche contenida, con dedicatoria para mi esposita caliente y puta, quien le correspondida plenamente.

Ellos se quedaron diciéndose cositas ricas así como gatos, ella con su voz sensual y cachonda y el con su voz grave de hombre, alabándose mutuamente, comiéndose por el teléfono, y quedando de verse otro día, cuando yo les diera chance. Y colgaron.

Ella se quedó exhausta tendida sobre la cama, eso había sido intenso y desgastante me alcanzo a decir, pero muy rico, me dijo; gracias por dejarme disfrutarlo íntimamente, amor.

Yo intente penetrarla pero ella me dijo – no amor déjame así, ya tuve suficiente, no quiero mezclar mis emociones esta noche fue solo para él, si gustas mastúrbate. –Ok, de dije, préstame tu celular, para ver la imagen de su verga, a mí también me tiene fascinado. –está bien dijo ella, aquí esta.

Yo estaba desnudo completamente y con la mano izquierda sostuve el teléfono, y con la otra me la empecé a apuñetear viendo tremenda verga, escurriendo líquidos seminales, de tal manera que eyacule intensamente, y muy abundante, sobre el teléfono.

Esa noche no cogimos ninguno de los tres pero había sido rico. Pero aun habría más.

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