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La apuesta (II): La tormenta

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Anteriormente, nos juntamos con ex compañeros de secundaria, allí el gordo Juan mostraba que ya no era gordo sino que era un estilizado hombre de negocios. Entre cervezas lanza una apuesta de que podría cogerse a mi novia por 500 dólares.

Se aparece en mi casa y le ofrece trabajo de secretaria a mi necesitada novia, quien acepta inmediatamente para trabajar ese mismísimo lunes siguiente.

Mi novia nerviosa se queda todo el fin de semana, se trae ropa de la casa de sus padres para tener más opciones. Se prueba de todo y decide ir con una falda corta negra y una blusa blanca, tacos medianos. Y un maquillaje suave con pelo recogido.

La lleve a su trabajo para luego ir al mío, al sentarse en el auto la falda se le subió, para una joven estaba bien pero para cualquier señora mayor hubiera resultado escandaloso que la falda estuviera tan corta.

Al llegar a la oficina de Juan, el mismo la recibe y la hace pasar. Mientras me despide y me dice

"quedate tranquilo, te la devuelvo enterita en unas horas"

Eso hirvió mi sangre, pero me contuve. Sabía que ante la mínima provocación de Juan, ante un halago de mas, mi novia lo mandaría al carajo y yo pasaría a cobrar esos valiosos 500 dólares.

Al retirarme me llega un whatsapp de Juan:

"bajate esta aplicación"

Al descargarlo, se trataba de una app de cámaras de monitoreo. Me mando el usuario y contraseña para poder observar lo que ocurría en esas oficinas.

Por la mala señal que hay en buenos aires, no podía reproducir nada de las cámaras, pero al llegar a mi trabajo aprovechando el wifi comencé a observar que ocurría.

No pasaba mucho, mi novia ordenaba papeles, Juan sentado y hablando por teléfono. Al final parecía que me iba a ganar fácil los verdes.

Me di cuenta que había un archivo, donde se guardaban grabaciones de las cámaras.

Pasándola un poco rápido vi a mi novia hablando con Juan, él mostrándole cosas, capacitándola, risas, chistes y no sé qué otras boberías más. Pero nada fuera de lugar.

Así paso el día y no ocurrió nada extraño, termino la jornada laboral, yo no hice nada productivo por mirar la aplicación,

Los siguientes días pasaron igual, mi novia me hablaba por las noches contándome de su nuevo trabajo y otras pavadas.

Uno de esos días, mirando las cámaras desde mi trabajo observo que Juan la hace ordenar unos biblioratos, algunos estaban en estantes bastante altos.

Esos biblioratos en la oficina de Juan estaban desordenados a propósito, mi novia trae una silla y se sube para llegar a los lugares inaccesibles.

Juan se pone en modo mirón, y desde esa posición privilegiada puede ver las piernas de mi novia, la falda que se sube cada vez más, permitiendo que desde ese ángulo se pueda llegar a centímetros del comienzo de sus nalgas.

Juan se pone de pie y camina donde está mi novia, le pide una carpeta, la noto nerviosa pero obedece, en esa posición Juan estaba a centímetros de sus piernas y de su culito.

En ese momento me llega un mensaje de Juan por whatsapp, cuando lo veo era una foto, el hijo de puta le había sacado desde abajo, y se podía ver la bombacha blanca no tan sexy de mi novia.

Luego el vuelve a su lugar de privilegio a observar las piernas de mi novia y hablan de algo, ya se la ve cómoda, no la incómoda su observador.

Me llega un audio del ex gordo:

“no, esta semana no hicimos el amor, por lo general una vez a la semana con suerte jajaja"

El hijo de puta grabo a mi novia cuando confesaba eso, pero que había ocurrido para que estuviera tan suelta hablando de esos temas con quien era desconocido para ella? Ella era pudorosa, se ponía colorada cuando sus amigas hablaban de sexo o de sus novios. Jamás había escuchado hablar de esas cosas con nadie que no sea yo.

Llegó el fin de semana y ella me dice que tenía que estudiar así que se iba a quedar en su casa. Mejor para mí, porque no sé con qué cara le hablaría luego de enterarme de sus confesiones de cama.

La segunda semana comenzaba y mi novia iba con una falda un poco más corta, y no era que se le subía por caminar o las escaleras o la silla, ya era corta de por sí, sus tacos eran más altos. Su camisa era más escotada y entallada a su cintura.

Sus labios estaban con un nuevo rojo más fuerte, sus pestañas más marcadas, se había tomado en serio esto de arreglarse más.

Hacen tareas de oficina, llaman por teléfono, atienden gente, ven cosas en la computadora, ordenan papeles. Y de momento a otro parece que la encomienda a buscar algo porque ella sale de la oficina.

Se larga una tormenta terrible, y veo a mi novia entrar empapada. Su falda corta estaba pegada al cuerpo, su camisa entallada mojada era prácticamente transparente.

Juan se quita el saco y le indica algo a mi novia, ella se da vuelta dándole la espalda, y comienza a desatarse la camisa húmeda.

Al sacársela, la deja caer al suelo y se saca también el corpiño cubriéndose los pechos con timidez.

Juan en ese momento la cubre con su saco, ella con maestría se lo abotona sin mostrar mayor desnudez.

Aun dándole la espalda, dirige sus manos a su falda, baja el cierre y deja caer la mojada y diminuta falda.

Solo cubierta con su bombacha y el saco de Juan, la veía agacharse y recoger la ropa mojada, Juan la ayudaba y la extendía en sillas para que se seque.

La veo sonreír con Juan, no sé de qué hablaban pero tenía que parar esa situación. La llame desde el teléfono de la oficina al celular, poco me importaba a esa altura que un supervisor me viera haciendo llamadas personales. Busca en su cartera, tarda unos segundos en atender, lo mira a Juan, y el la autoriza.

"hola amor, todo bien? Acá estoy tapada de laburo, que necesitabas?" me dice la puta sin siquiera esperar que yo hable.

Me contuve y empecé a hablarle de planes, del futuro, de que si quería ir a cenar y otras estupideces.

Ella hablaba bajito dándole la espalda a Juan, ese saco apenas cubría sus nalgas, ella se movía y se podía ver la redondez. Se pone cómoda y se sienta en el sillón. Levanta las piernas como sirena, esa posición de puta que todas las mujeres saben pone para que se vea bien las piernas y la cola.

Por la cámara pude ver que su ropa interior no era la clásica bombacha blanca, sino que era una tanga de tiritas roja.

Jamás la puta había usado ropa interior así. Porque se puso eso para ir a trabajar?

"amor, tengo que seguir trabajando, después hablamos, capaz que hoy tenga que quedarme horas extras" me corta mi prometida.

La veo ponerse de pie y caminar donde tenía su ropa colgada, la veo poner sus manos en su cadera, y comienza a bajar esa tanga roja. Una vez en el suelo la pone al lado del corpiño esperando que se seque.

Juan fue testigo de tan sensual momento.

Él se levanta y va hacia ella, toma su tanga y los veo reírse, ella se avergüenza y se pone colorada, se tapa la cara. Mosquita muerta.

El la acorrala contra el escritorio y ella da pasos hacia atrás, termina sentándose en el escritorio poniendo sus manos en su pecho y meneando la cabeza como diciéndole que no siga.

Veo que sus manos se dirigen a su entrepierna, sus dedos estaban buscando los labios vaginales de mi novia. Sigue diciendo que no, pero sus piernas se abren más y se elevan poniendo sus tacos en el escritorio.

Ella comienza a perder estabilidad y se recuesta en el escritorio, su espalda arqueada reposa y solo se apoya con sus antebrazos.

Juan se agacha y su cabeza se dirige dónde estaban sus dedos hurgando,

Estaba haciéndole sexo oral a mi novia, algo que yo nunca hice porque me daba impresión y mi novia no me lo permitía por pudor.

Estaba ella con piernas abiertas, en el escritorio de Juan, con tacones, con el saco de Juan cubriendo su desnudez.

La veo decir claramente "no" pero lo que su boca decía no era lo que su cuerpo hacía.

Juan succionaba y chupaba, metía lengua, y besaba la conchita de mi prometida.

Ella se desprende el único botón de ese hipócrita saco, e inmediatamente queda desnuda para el ex gordo Juan.

La veo taparse la boca, estaba gozando la puta.

En ese momento escucho la voz de mi supervisor

"que carajos estás haciendo? que haces mirando porno en el trabajo, inmediatamente a mi oficina"

(Continuará)

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