Nuevos relatos publicados: 7

Introducción en el mundo de la dominación

  • 7
  • 14.665
  • 8,00 (1 Val.)
  • 0

Soy una mujer casada de treinta años, bastante guapa y muy resultona. No tenemos hijos, con lo que mi figura se mantiene muy bien. Tengo unas buenas tetas y un culo que gusta mucho a los hombres. Hasta ahora, mi vida sexual había sido muy rutinaria. Yo siempre he tenido fantasías, pero mi marido es bastante sosete. Es quince años más mayor que yo y la verdad es que se conforma con poco. Mantenemos un buen nivel de vida y no me falta de nada, pero el aburrimiento sexual me llevó no hace mucho a entrar en una página de BDSM y así empezó mi "perdición".

Mis fantasías sexuales siempre han girado en torno al sometimiento, a sentirme humillada por uno o varios machos y así, puse un anuncio en la página, ofreciéndome como sumisa inexperta, en principio para jugar un poco y sin intención de nada más que no fuese pasar el rato.

Recibí muchos mensajes que me divertían y a los que casi nunca contestaba, pero había uno que siempre captaba mi atención porque me parecía elegante, refinado y seguro de si mismo. Tenía gustos parecidos a los mios y empezamos a tener conversaciones muy calientes en las que imaginábamos situaciones en las que yo me sometía a sus deseos y tras las que acabábamos masturbándonos. Se hicieron cada vez más frecuentes y empezó a ordenarme que hiciera cosas, como ir sin sujetador, exhibirme…, que al, principio no hacía, pero al descubrir el placer que me daba hacerlo, le obedecía casi a pie juntillas.

Le empezé a enviar fotos, primero vestida y luego desnuda en posiciones de exhibición (sin que se me viese la cara), que luego veía publicadas en la página y que titulaba como: "esta es mi nueva zorra" y cosas parecidas, lo que a mi me calentaba hasta la locura. Poco a poco nos fuimos conociendo. Primero nos dimos el teléfono, luego las direcciones y por último nos enviamos fotos en las que se nos veía la cara, es decir que ya nos conociamos a pesar de no haber tenido contacto todavía.

Una vez, obedeciendo sus órdenes, me dijo que fuese a una piscina y que tomase el sol en top-less y tanga. Luego me mandaba mensajes donde me decía que me pusiese a cuatro patas, que me sobase las tetas, que me masturbara… ¡menos mal que no había casi nadie!. Y al final me hizo quitarme el tanga y quedarme totalmente desnuda un buen rato, pero lo mejor fue que al llegar a casa y conectarme vi mis fotos. La sensación de que el estaba alli y me vió en persona me puso muy nervios pero me excitó tanto que me masturbé otra vez. En tres meses me había corrido ya más veces que en tres años de matrimonio.

Al día siguiente me propuso quedar y vernos. Más que proponérmelo me lo ordenó y yo no pude decirle que no. Me dio instrucciones acerca de mi forma de vestir: minifalda y camisa blanca semitransparente. Podía llevar si quería sujetador a condición de que fuese liviano y nada de bragas o tanga. Quedamos en un centro comercial de Madrid, muy conocido. Al llegar sonó mi movil. Era él:

-Estas preciosa, zorrita

-Gracias, le dije

-Me gustarías más si te quitas el sujetador.

Me daba vergüenza porque se me transparentarían los pezones, pero lo hice. Me fui al baño y me lo quité guardándomelo en el bolso.

Al salir oí una voz cálida detrás de mi:

-Así mucho mejor.

Era él. Un hombre moreno, guapo de unos 45 años, con la piel bronceada. Vestía camisa blanca abierta que dejaba ver un pecho velludo y pantalones vaqueros. Tenía muy buen tipo.

Sin más preámbulos me cogió de la nuca y me dio un beso en la boca que me supo a gloria. Estaba totalmente subyugada además de mojada.

-Vamos a tomar un café, me dijo.

Nos sentamos en los taburetes de la barra y mientras charlábamos me desabrochó un botón más de la camisa mientras me tocaba las tetas con el dorso de sus manos.

-Cómo te gusta esto verdad?

Yo asentí entrecerrando los ojos mientras su mano recorría ascendentemente mi muslo hasta mi coño.

-Estás empapada, putona, me dijo. No creía que fueras tan guarra.

A medida que me tocaba y me decía esas cosas me calentaba cada vez más. Sacó su mano y me la puso en la boca:

- Limpiamelos con la lengua. Y yo lo hacía con verdadero deleite.

-Ven, me dijo, que vas a ver como sabe una polla de verdad.

Eso me dejó impresionada. No creía que la cosa iba a llegar a tanto. Allí estaba, en un baño público, con un desconocido, que me la iba a meter en la boca, cosa que a mi marido le había hecho excepcionalmente, y sin embargo ahora quería con todas mis ganas. Quería que me obligase a tragar esa polla.

Me llevó al baño del centro comercial. Me quitó la camisa y me hizo sentar en la taza, con la falda subida hasta la cintura y las tetas al aire. Con delicadeza, me puso las manos a la espalda,. Se quitó los pantalones y los slip, puso una pierna apoyada en el váter y me cogió de la nuca. Mi cabeza quedaba entre sus piernas velludas, mientras restregaba su polla por toda mi cara y por mis tetas.

-Quieres córrete?

-Si, le dije

-Bien, pues ponte de rodillas

Lo hice. Me dijo que me masturbase con una mano y con la otra me metiese un dedo en el culo, mientras él me metía su pollón en la boca hasta dentro, agarrándome del pelo y empujándome hacia él. Me corrí con su polla dentro de mi boca. Me sentía guarra y salida pero me encantaba. No podía ni gritar porque su rabo me lo impedía. Él se reía mientras me decía:

-Si, toma puta, córrete con otra polla que no es la de tu maridito, guarra

No me dejó sacarme el dedo del culo, a pesar de haberme corrido, incluso me hizo meterme dos y así me tuvo un rato, follándome la boca y con dos de mis dedos en mi culo. Al rato me levantó e hizo que me inclinase apoyándome con la mano libre en el váter, las piernas bien separadas, con mis tetas colgando, ofreciéndole mi culo que ya habían dilatado mis dedos,. Hizo que me sacase los dedos y que me apoyase con las dos manos, mientras miraba mi culo dilatado abriendo mis nalgas con sus manos.

-Esto es lo que te gusta verdad perrita?. Ponerte así ofreciendo tu culo a tu amo para que se lo folle

-Si, si, le contesté

Me escupió en el culo y me fue metiendo la polla poco a poco. Cuántas veces me había imaginado esta escena, pero nunca pensé que se haría realidad al menos tan pronto. Me estaba enculando un tio en un váter público y , mientras lo hacía una mano suya empezó a pajearme mientras que con la otra me cacheteaba las nalgas. Me corrí otra vez. Y él también lo hizo, llenándome el culo de su semen que empezaba ya a chorrear por mis piernas. Cuando acabó no me dejó levantarme. Me hizo fotos en esa posición con su semen recorriendo mis piernas, en las que afortunadamente no se me veía la cara.

-Se las voy a enseñar a mis amigos, para que vean lo puta que eres.

Él sabía que una de mis fantasías era ser la puta de varios amos a la vez.

-Si les gustas te follaremos todos, me dijo.

-Si mi Amo, le dije mientras me ponía la camisa y le daba un beso en los labios, lo que tu me mandes.

Sonrió, me dio otro beso y salimos a tomarnos otro café.

(8,00)