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Mi esposa Juanita y su exjefe (IV): El viaje

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-Necesito ir a verlo, me dijo Juanita mirándome fijamente, en realidad lo necesito, quiero llenarme un poco, que me quite esta calentura que no me deja estar en paz, no puedo coger contigo así porque siento la necesidad de su verga. –La quiero, la quiero!!!

Juanita estaba haciendo un berrinche como de niña que quiere un juguete, a pesar de ser una dama sobria y elegante, bonita y sensual. Se comportaba así, presa de la excitación.

-Bueno pues llámale, le indique, cual es el problema, tu sabes que yo te amo, y tienes mi permiso de ir con él y desfogarte todo lo que gustes con El.

-Si pero, me dice pícaramente, ahora necesito que me extiendas un poco más el permiso, Humberto me está invitando a que lo acompañe a un viaje de negocios regresaría al día siguiente por la tarde. –Me dejas ir?

Ups, no se le conteste, déjame digerirlo, eso es algo nuevo, otra vez como que me daban celos y emociones encontradas, pero ya andábamos en eso ahora habría que aguantarse. Ella ya le pertenecía de alguna manera. Ahora a compartirla.

-Si está bien, tienes el permiso ve y disfrútalo todo lo que puedas, pero con una condición. –La que tú digas mi amor, me dice Juanita, con una chispa en los ojos de alegría.

-Quiero escuchar por la bocina de tu teléfono, como cogen, de acuerdo? Ya sabes que eso me excita y es mi manera de participar con ustedes, aunque él no lo sepa.

-Perfecto amor, así será, te complaceré en todo, vas a disfrutar tanto como yo, lo oirás todo te lo prometo. Y luego te recompensare con una buena cogida.

-Yo te llamare cuando estés cogiendo con él y tú me contestas y hablamos dos o tres cosas, y no cuelgas, pones el celular en el buró para que se escuche lo que hacen. –Bien. Así lo hare amorcito, me dice dándome un beso en la boca. Y se fue a su cuarto contoneándose provocativamente, moviendo ese culito tan llenito y tan suave, y pensé como lo va a disfrutar aquel cabrón.

-Peter ven, me grita desde nuestra recamara, -ayúdame a escoger la lencería, cual crees que le guste más, quiero volverlo loquito con mis prendas. Yo accedí gustoso, imaginando tantas cosas que mi mente se desbordaba.

-Escogimos esta vez, un baby doll negro, también una conjunto de tanga y brassiere negro con encaje, medias y liguero; -eso lo volverá loco le comente a Juanita, ella estuvo de acuerdo y lo perfumo cuidadosamente, y lo doblo con todo cuidado y lo empaco en su maletita de viaje.

-Escogimos también sus vestidos, sus jeans, zapatos, chaquetas, blusas en fin tanto para un día y una noche, pero bueno se trataba de su seducción por primera vez, un día y una noche entera para ellos solos. Se comerían enteros pensé. Imaginando las escenas candentes y sobre todo me emocionaba el saber que los iba a escuchar.

Esa noche no hicimos nada solo nos dormimos abrazados, esperando la mañana siguiente para la gran aventura, ella se levantó radiante como a las 7 de la mañana, se ducho perfectamente, yo en tono de broma le dije –Te lo lavas bien amor, -jajajaja soltó una carcajada, claro que si hasta el fondo bien lavadito lo voy a llevar.

-Bueno me voy dijo, cuando estuvo arreglada, llevaba unos jean súper ajustados que se le marcaba la puchita, se le veía su rajita rica y deseosa, una blusita corta que pronunciaba su esplendidas tetas, en fin toda una mujer. Que me picaron los celos como un alfiler.

-Se fue, dándome un tierno beso y yo una nalgadita en su culito apretadito, ella sonrió y se fue contoneándose como siempre, subió al taxi que la esperaba. Yo suspiré hondo y profundo, y dude por primera vez, no estaría cometiendo un grave error. Bueno ya no hay marcha atrás, de justifique y decidí esperar mi recompensa.

Esa mañana me conto después, el taxi me dejo en el estacionamiento de walmart, y a los pocos minutos llego Humberto, en su automóvil, bajo muy sonriente y me dijo- Hola amor como estas, dándome un besito de saludo, -Bien amor le conteste ya estoy lista, -Pues vámonos que estoy ansioso de ti. Subimos al auto y nos fuimos rumbo a Monterrey.

-El viaje duro tres horas, en las que fuimos charlando de diversas cosas, y de lo ben que nos la pasaríamos esta vez, solitos, me decía mientras acariciaba una de mis tetas.

-llegamos a un hotel ubicado en la zona centro de la ciudad, y subimos al cuarto a dejar nuestras maletas, el me llevaba de su brazo como si fuera yo su novia, en la recepción se registró como si fuera su esposa. Yo en la luna me conto Juanita.

-Entramos al cuarto y dejamos las maletas en la entrada, y él me abrazo por detrás, poniendo sus manos fuertes y grandes en mis tetas, yo sentí como me arrimaba deliberadamente su gran paquete ya durito, durito.

-Nos besamos frenéticamente como comiéndonos, entrelazando nuestras lenguas, yo estaba ardiendo en calentura, comenta Juanita, y pues también mías manos estaban hurgando y buscando ansiosamente esa cosa de carne tan tersa y dura al mismo tiempo, que me enloquece y me hace gritar de placer. Su verga grande y poderosa.

-y aunque no lo creas me acorde de ti, y le dije a Humberto déjame ir al baño porfa, y de ahí te mande el mensaje para que me llamaras y pudieras oír nuestro primer encuentro.

En efecto yo recibí el mensaje, que solo decía llámame, y me dispuse a marcar a Juanita, temblando de emoción de escuchar a un macho y su hembra copular como locos.

-Bueno, contesto ella a mi llamada, -Hola amor le dije yo, como estas ya llegaste a casa de tu madre? –Si acabo de llegar me dice, quieres que te la pase para que la saludes, -No, así está bien salúdala de mi parte, ella dijo –Si de tu parte, he hizo como que colgó y puso el celular a un lado de la cama.

-Humberto le dijo, picara¡¡ le dijiste a tu marido que venias a ver a tu madre? –jiji risita de Juanita, si y se lo creyó el muy cornudito. Mientras le ofrecía nuevamente sus labios a su caliente macho. Yo escuchando.

Yo escuchaba los chasquidos de sus besos, los gemiditos entrecortados de placer de Juanita, la muy puta nunca gemía así conmigo, pero bueno era su noche su hombre, su placer.

Ella estaba cumpliendo su trato, porque de alguna manera intentaba describirme la escena, con pelos y señales. Yo con la verga tiesa escurriendo. Ellos fajándose duro.

-Quítame la ropa amor le decía Juanita, -Si amorcito con todo gusto, y se escuchaba el sonido de la ropa cayendo, y el concierto de besos seguía, le había dejado los pantis, solamente y se recostaron en la cama, fundidos entre sí, pegados, restregados con ansias infinitas.

-Cómeme la puchita amor, insto a Humberto, y según me conto Juanita, la abrió de piernas, dejando su abultada panocha dispuesta y deseosa de mamada de vagina, el hizo a un lado solamente su panti, y le dio un beso a su vagina, después le metió la lengua hasta el fondo, chupando y excitando su clítoris con la punta de su lengua, yo escuchaba como juanita le decía

–Así amor así chúpame la puchita, méteme la lengua más. Yo extasiado escuchando un radionovela porno, -Oh si, Oh si amor, que rica cosita tienes amor, oh si, si, balbuceaba El, mientras seguía con su trabajo.

-Luego entonces intercambiaron posiciones, escuche, -ahora chúpamela a mi amor dijo Humberto, y escuche el ruido de un zipper al bajar, -Ay Beto que cosa tan grande tienes, le dijo Juanita, cada vez se te hace más grande esta enorme, Chup, chup, se oían las chupadas de juanita, -Cómetela toda amor, -No me cabe protestaba mi esposita puta, -Tómala puta, tómala, y se la metía hasta la garganta, porque yo escuchaba las arcadas de Juany.

-Juanita gemía como niña mimada, entre mamada y mamada de verga de su garañón, de su casanova, -Ya métemela en mi puchita suplicaba.

-Los gemidos de él se asemejaban a un toro en brama, cada embestida que daba a la boca de su perra, mezclándose con los gemiditos mimados de Juanita. Yo imaginando la candente escena, sudaba y temblaba de emoción, como si fuera yo a quien se la estuvieran metiendo.

-Ponte de perrito le suplico, Juanita obedeció de inmediato, desnuda ya completamente, de un tirón le había roto el pantis, su toro embravecido.

-Me la puso en la entrada de la vagina, cuenta Juanita, y sentí la gran cabeza de su verga rosar levemente la entrada, y empezó a meterla lentamente, yo sentí como me llenaba el espacio en su totalidad largo y ancho, pensé, a su medida completamente.

Yo escuche nítidamente el largo gemido de placer que emitió la perra, el placer infinito que sentía al tener esa enorme tranca en sus entrañas, provocándole oleadas de placer, orgasmo, tras orgasmo.

La poseía, la mordía, la besaba, lo sacaba y se lo metía frenéticamente, ella gimiendo y retorciéndose de placer, la tranca cada vez más dura y grande con una erección épica, cuando se la sacaba le quedaba su vagina abierta, palpitante, como pétalos de una flor carnívora. Yo escuchando, mi verga se negó a pararse esa vez, rindiendo tributo a la macho alfa que poseía a mi mujer. Ellos en lo suyo yo extasiado.

Cambiaron de posición y ella se dispuso a cabalgarlo, abrió sus piernas y se apuntó ella misma la tranca chorreante en la entrada de su ardiente cueva. Y de un sentón entro toda, hasta la base de los huevos, y empezó la cabalgata, y otra vez el concierto de gemidos, el macho gritaba de placer, poseyendo aquella dama tan fina tan bella y tan caliente.

Después algunos minutos escuche que Humberto le decía, ahora yo arriba, y escuche como se movían en la cama, y ella abrió las piernas para la embestida de su hombre, y él se la metió de un golpe yo alcance a escuchaba el clap, clap!! el sonido de las bolas pegando contra las nalgas de ella, el estrepito de la lucha encarnizada que tenían dos cuerpos con el afán de alcanzar el máximo placer, dando recibiendo, mezclando fluidos, besos y gemidos, una orgia. Pero tenían un espectador. Yo.

-Échamelos en la boca cuando te corras amor, le decía Juanita, y el la saco de su vagina, y se la puso entre las dos tetas, una rusa, ella apretaba sus tetas para albergar la tranca, quien empujaba como si copulara, la cabeza le llegaba a Juanita hasta la boca, y en cada embestida la lamia con la lengua, Él le decía todo tipo de palabra sucias, que calentaban más el ambiente.

Conté los minutos que duraba el audio, porque lo grabe, y fueron 25 minutos más o menos, de una cogida fenomenal, hasta que mi esposa grito –Échamelos Beto, échamelos quiero comerlos, decía – ahí te va zorrita, ahí te van Juanita. –toda mi leche, tomalaaa.

-Juro que escuche el chasquido de su semen saliendo, de esa enorme masa de carne, y en cada chorro que salía era un estertor de Beto, y fueron como siete chorros de semen caliente que cayeron en toda la cara de mi esposita puta, quien comía con su lengua todo lo que podía, saboreando los mecos de su cogedor.

La leche le escurría por su pelo, sus ojos, y la comisura de sus labios, la tetas también había recibido su baño, la pucha palpitante, 8 órganos había tenido ella porque los conto me dijo, un record. Conmigo solo llegaba hasta 4.

-Dame más Beto. Cógeme más, métemela acá, suplicaba la zorrita de mi vieja, y él se la puso en la entrada de la cueva, y se la metió de un golpe, ella movió el culo frenéticamente, quería el ultimo orgasmo, él le dio tremendas embestidas, que ella llego con una grito de placer a todo pulmón.

Beto intento sacarla y ella le dijo así déjala un rato más, bésame más, y volví a escuchar los chasquidos de sus besos furiosos. La verga volvió a su estado flácido y salió sola de la pucha, y se quedaron así abrazados como marido y mujer.

-Voy al baño dijo Juanita, y se levantó de la cama tomando su celular, de ahí me hablo quedito –Escuchaste Peter? –Si Juanita escuche todo, que bien que lo disfrutaste, sigue así, y si vuelven a coger hacemos lo mismo amor.

Ella me envió un besito muac¡¡ y yo le envié otro. Se escuchó el ruido del agua de la ducha, y una voz que decía, vienes amor?

El primer round había concluido. Yo pude constatar al otro día cuando ella volvió, las huellas de la batalla que tuvieron ese día, moretones, mordidas arañazos, en fin maltrecha pero feliz.

Esta historia continuara…

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