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Espiando a Marcela, mi compañera de trabajo

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A unos cuantos pasos de mi esta ella, una chica delgada, bien proporcionada dueña de un culito paradito, y una cintura breve, sus tetitas chicas pero sumamente paraditas, no es muy bonita pero tiene un sé qué, que me vuelve loco. Y en la monotonía de las actividades de la oficina su andar cadencioso rompe la rutina y vuelve mi tiempo un poco más llevadero.

Ella contrastantemente pasa al baño, y yo veo pasar así con su pasito cadencioso, moviendo de un lado a otro su culito, yo me le que viendo fijamente y ella a veces voltea verme y me regala una breve sonrisa. Ella sabe que la observo.

Es casada y madre de una niña como de 7 años, tendrá algunos 28 años, y la edad la ha madurado un poco, porque cada vez como que se pone más buena, más rellenita.

Frente a mi hay un loker donde hay distintos artículos de oficina, y ella a veces va por hojas para su impresora por ejemplo, se para de una manera sensual, parando su culito rico, apuntando hacia mí, luego se agacha y me regala un espectáculo lindo, con sus nalgas distendidas, mostrando la firmeza de sus glúteos. Ella sabe que estoy mirando, y se entretiene unos instantes más, poniéndose de frente como ojeando algo, para que yo le vea su puchita dividida por sus Jeans apretados, dejando sus labios vaginales separados por la costura del pantaloncito.

Yo despistadamente saco mi celular, y hago como que escribo pero le estoy tomando fotos, de sus nalguitas, de su puchita, de todas poses, tengo aproximadamente 200, alguna buenas y otras de baja resolución, pero es un hobby rico y placentero para un voyerista como yo.

Hoy en la mañana vino a otro closet que esta aun lado mío, a buscar folders, y se replegó sus nalgas en la esquina izquierda de mi escritorio, y mire como la esquina de mi escritorio se hundía un poco entre su culo, ella se movió un poco como disfrutándolo, yo viendo a escaso medio metro, relamiéndome los bigotes. Mi verga a todo lo que da.

Luego se volteó y me cacho mirándole su culo, y me sonrió, pero ahora estaba su puchita en la esquina, ella como masturbándose con el filo, de la equina en medio de su cortadita, tan emocionado estaba que no alcance a tomar foto, cosa que lamente luego.

Tuve que ir al baño y le di tremenda puñeteada a mi verga a la salud de Marcela, saliendo chorros de mecos, ya sin lechita sigo observando.

Y cada vez que se levanta de su escritorio mi vista se posas en su nalguitas y en la puchita, que a veces pienso que la tiene rica, depilada y chiquita que lloraría si le meto mis 15 cm de riata gruesa.

Hace días, se sentó en el piso y saco de una caja un paquete de folders y se puso a ordenarlos a un lado mío, abierta de piernas, vestía un mallas apretadísimas, que así como estaba se le notaba su puchita ardiente, escaso un metro y medio, yo saque mi celular, le estuve tomando fotos, ella con la cabeza agachada, como trabajando. Quien sabe que estaría pensando.

Cerraba y abría sus piernas, de tal manera que al cerrarlas se le metió la costura entre la vagina, mostrando sus labios abultaditos, yo mirando como el chinito.

Tendré que hacer algo para cogérmela, porque ya me duelen los huevos de tanta calentada, ella mientras sigue con su coqueteo, mostrándome a veces su tanga al agacharse. Yo sigo puñeteándomela. Creo que anda caliente y yo también.

Para pasar al baño de la oficina, hay un pasillo sumamente estrecho, donde solo pasa una persona, lo estrecho es porque hay cajas apiladas de archivo muerto o vigente no sé, y esta mañana ella estaba ahí buscando no sé qué, y me dije ahora es tiempo aprovecha.

Me dirigí al baño y como esta estrecho le pase por detrás de su culito y le apunte mi verga erecta, y se lo restregué en la pasada, ellas dijo; -ayyyy, perdón dije yo, está muy estrecho esto, -pase me dijo y se hizo a un lado.

Yo pensé que al salir del baño ella ya no iba a estar ahí, sorpresa, ahí estaba todavía, de inmediato mi amigo se puso tenso, yo pensé pues ni modo, ahora ella al escuchar que abrí la puerta, volteo y se puso de frente pero no se quitó.

Bueno ahí voy, y pase de lado hasta que se estrechó la pasada, ella y yo quedamos frente a frente por unos breves instantes, su pubis quedo junto al mío, yo le empuje poquito y la cabeza de mi verga parada quedo en su puchita, tremendo bulto, ella no decía nada. Pero sentí su respiración entrecortada, sus tetitas no alcanzan a rosar mi pecho, porque las tiene un tanto pequeñas, pero aspire su perfume y pude sentir palpitar su cuerpo tentador. Casi pude sentir en la punta de mi verga rosando su clítoris.

-Perdón le dije. –Hay que quitar estas cajas de aquí, porque no cabemos al pasar.

-No se preocupe, me dijo. Y siguió con lo suyo, yo con mi verga escurriendo.

Esto pasó ayer, hoy estoy esperando a ver que se da. Pero creo que este arroz ya se coció.

Ya he derramado suficiente leche en su honor, que ya merezco algo más. Seguiré observando.

Ha pasado una semana de eso ya, y me anime a buscarla en el Facebook, y le pedí amistad, de inmediato ella me acepto, y estuvimos charlando un poco, ella en su casa y yo en la mía, como si nada yo siempre intentando alagarla, y ella solo se sonroja con emoticonos.

Creo que no le desagrado, y estoy empezando a tramar algo, propiciar un encuentro solo, a ver qué sucede. Y de pronto sucedió.

Nos comisionaron a mí y a ella para reordenar el archivo, cajas y cajas, porque se acercaba el fin de año, y habría que acomodar y clasificar todo, había un cuarto al fondo de la oficina para eso. Estuvimos ahí acomodando. Yo tramando.

-Me podría ayudar con esta caja por favor, me dijo Marcela se me está cayendo está muy pesada; ella sostenía con su dos manos la caja, había intentado subirla sola aun estante, y la caja amenazaba con venirse abajo ella la sostenía con sus manitas.

Yo mire su esbelto cuerpecito tentador, la blusa se le había subido dejando al descubierto su cinturita breve, y su culito paradito estaba ahí a mi merced, que me quede mirando un instante. –Apúrese que se me cae, me dijo. -Luego mira. Me cobraría el favor.

Me coloque por detrás de ella acoplando mi bulto detrás de su culito y me acerque quedando bien pegaditos, mientras le ayudaba a subir la caja, ella no dijo nada, es más hasta sentí que a propósito paro un poco su trasero. Una ricura de culito tenía ahí. Yo disfrutaba. Ella también.

Algo impedía que la caja se deslizara por más que empujábamos, bueno yo por mi así me quedaba, pero ella me insto. –Súbase más porfa, y vea que hay ahí que detenía la caja. Yo subí por la misma escalera, ella seguía sosteniendo la caja, y de tal manera que mi paquete le quedo cerca de su cara, deliberadamente. Yo se lo acerque y ella se volteó, pero mi verga le rosaba la mejilla, yo haciéndome pendejo, porque ya había destrabado la caja.

Por fin subimos la puta caja, y baje de la escalera yo primero, ella dio un pasito en falso he hizo como si se fuera a caer, yo la sostuve en mis brazos, quedando estrechamente abrazada a mí, yo pude sentir la dureza de sus meloncitos, y su frágil cuerpo pegado al mío, su respiración entrecortada y nerviosa, yo intentando pegar mi bulto a su puchita.

Duro unos breves instantes, pero fue riquísimo, aspirar su perfume, sentir su aliento, y soñar un poco en que podría ser mía.

Por la tarde le escribí un mensaje a su fase, diciéndole hola¡¡¡ y ella respondió hola. –Que tal como estas Marcela? –Bien aquí ocupada con el quehacer de la casa.

Y así estuvimos charlando un rato de diversas cosas, ninguno comento nada de lo sucedido en la bodega de archivo. El asunto iba bien.

Al otro día seguimos con el trabajo encomendado y solo sería ese día, algo tenía que suceder, tal vez no habría otra oportunidad de estar solos.

Ella lego vistiendo una faldita, dejando ver sus lindas piernas y su culito al detalle que pensé será? La duda me comía entero junto con la ansiedad y la temperatura empezaba a subir.

Solamente teníamos permiso de dedicar 3 horas al archivado y serían las últimas del turno, y el día se me hizo muy largo esperando el momento, y tal vez pudiera cumplirse mi sueño guajiro.

Tica, tac, el reloj avanzo con una lentitud inexplicable como disfrutando de mi ansiedad y desesperación. Peor no hay hora que no se llegue, y por fin.

Yo entre primero a la bodega y me puse a acomodar lagunas cosas, ella llego después –Perdón por la tardanza me dijo es que fui al baño. –ya sabes.

-No hay problema, le dije, donde van estas cajas? Ella me indico donde, y las lleve allá, ella se movía de un lado a otro, moviendo sus nalguitas ricas, la faldita se movía y se movía. Ay Dios.

Pero no sucedía nada, chin… pensé, se me va a pelar, ya había pasado la primera hora, ella sentada en un escritorio escribía el reporte, click un foco se me prendió, total si no podía, de perdido miraría bajo su falda. Y le dije iré atrás de la bodega, pero no me fui, me oculte entre unas cajas, y mire por debajo del escritorio, ella tenía sus piernas ligeramente abiertas, pensando tal vez que no había nadie, y poco a poco se fue descuidado más, hasta que las abrió de par en par, airando su cueva candente, y pude ver sus calzoncitos blancos, su rajita notándose por la costura intermedia, sus tersas piernas delgadas pero turgentes, me saque la verga que amenazaba con explotar. Y me la estuve jalando un rato.

Luego ella me grito, Peter!!! vienes por favor? –Ahí voy conteste desde mi lugar. Ella dijo- no estabas lejos? –Si pero regrese pronto, ella como que se ruborizo un poco, tal vez pensó que yo le había visto su panochita. Y si, la mire.

Yo intente que no se me notara la tremenda erección que tenía, echándome la verga para arriba, pero de todas maneras se miraba. Ella lo noto de inmediato, porque abrió los ojos un poco. Pero no dijo nada.

Luego ella dijo me ayudas con la escalera? –voy a requerir sacar un folder de una caja, y no puedo sola se me puede caer. Con todo gusto, le dije. Y fuimos.

Ella se subió a la escalera y quedo como a la altura de mi cara su culito, la tela de su falda se pegaba deliciosamente sobre sus curvas, yo saque mi celular y le apunte la cámara por debajo de su falda, tome todas las que quise, ella ocupada buscando su folder.

Luego en la intimidad de mi cuarto, pude ver las fotos y estaban riquísimas, la perspectiva de abajo hacia arriba es contundente, ahí estaba su abultada puchita, su calzoncito metido entre sus nalguitas, y su cortadita notándosele mucho. Una delicia de mujer.

Volviendo al presente, en un acto atrevido yo acerque mi nariz a su colita, y pude aspirar su perfume natural de su piel, de sus nalgas, y su ano, perfume de mujer, excitante, hasta un cierto olor acre de su puchita.

Ella volteo a verme de repente y me cacho mirando extasiado su culito paradito, y nuestras miradas se encontraron, yo le sostuve la mirada ella la quito, y movió la cabeza como despabilándose.

Y entonces sucedió lo increíble, -Ayúdame a buscar me dijo, súbete, y yo pensé ahora o nunca, aquí voy, y me subí igual que la otra vez, detrás de ella, con mi armamento cliente punteando su colita, pero esta vez más rico puesto que la tela era más delgada de su faldita corta.

Yo hice como que buscaba pegado a su espalda, con la verga tiesa y chorreante dentro de mis pantalones de vestir, sentí el olor rico de su pelo ensortijado, su perfume de Chanel, su exquisito aliento, en fin mi perversidad tomaba una presa.

-Que rico hueles, comente aspirando su perfume –Gracias Peter me contesto, que perfume es? –Es coco Chanel, me dijo. -Pues hueles riquísimo, de arriba abajo le indique, buscando respuesta. –Si me perfumo toda, de pies a cabeza. –Rico dije yo.

Apenas habían pasado unos minutos de estar así, el pretexto pronto expiraría, hay que avanzar pensé. Y tome la iniciativa ¡¡matador!! total no pasa que me diga que no.

Como intentando alcanzar un folder me estire sobre ella, quedando mi boca en su cuello, y la bese levemente, ella no dijo nada, luego entonces deliberadamente puse mis labios entreabiertos en su cuello y la bese -Perdón pero me gustas mucho, le susurre al oído. Ella se estremeció, y sentí que se agitaba su respiración, pero no decía nada. Y pues quien calla otorga, avance.

Haciendo alarde de equilibrio me solté para agarrarle sus meloncitos con las dos manos, y ella solo gimió un poco, mmmm dijo, yo tome uno con cada mano, las empecé a apretar suavemente, buscando su pezón, cosa que pude encontrar fácilmente porque se pusieron duritos, duritos.

Mi labios prendidos a su cuello besando, y mis manos hurgando en su busto, mientras mi tranca se habría paso entre sus nalguitas ricas. El platillo estaba servido.

-Ella tuvo que romper el silencio con una advertencia. –No me hagas chupetones por favor, mi esposo se daría cuenta. –No como crees amor, ya en confianza. .-Mas te vale me advirtió.

Y bueno ya con permiso y todo le entre de lleno a la faena, mis manos acariciaban y hurgaban en todos lados posibles, y ahí seguíamos en la escalera. Como malabaristas sexuales.

Le abrí la blusa y le baje su sostén dejando libres sus meloncitos sabrosos, y los toque hasta que llene. Ella solo gemía como una gatita mimada.- Ricooo decía ella.

Yo recorrí con mis manos su espalda, sus caderas una en cada mano, apretando, acariciando, buscando cada parte de su culo esplendoroso, y luego la gloria, baje mi mano hacia su puchita palpitante y pequeña, por debajo de su calzoncito, ahí estaba su tesorito, bien depiladito, solo con algunos pelitos en forma de triángulo.

Busque la entrada con mis dedos, y encontré sus labios vaginales cerraditos, mi dedo busco frenéticamente su rajadita, en busca de su clítoris para darle una estimulada, ella gimió y se retorció, yo pegado a ella como sanguijuela.

Encontré un botoncito picudito al inicio de su puchita, era su clítoris, apenas un pequeño indicio de donde se encontraba su terminal nerviosa, pero con las caricias, empezó a crecer de tamaño, logrando ponerse muy durito y grande, una verguita pensé yo.

De tal manera que s ele notaba su piquito en su calzoncito como una pequeña erección, no comparada con la mía, que estaba a reventar ya.

Marcela gemía y gemía diciéndome palabra sucias, como ya cógeme, ya métemelo, que no aguanto más, bájame los calzones y métame esa verga tuya tan rica que tienes. Me decía.

Yo baje mis manos y baje sus pantis de color rosa, y me baje el zipper de mi pantalón, y que la mandarria potente y lista para la embestida, ella alargo su brazo hacia atrás y la toco, -que rica la tienes me dijo, está bien gruesa, mientras que le daba unas peladas, de arriba abajo.

Estas bien mojado me dijo –métemela ya, ya quiero sentirte cabrón, yo sé que me deseas, he visto tu cara de pervertido mirándome el culo, y las fotos también la mire. Cógeme pues yaaa.

Le puse mi verga en la entradita de su cuevita, y se la empecé a meter, confieso que nunca había cogido una vagina tan estrecha como esa, parecía virgen, la enorme cabeza de mi riata no entraba y no entraba, ella maldecía, y gritaba ya..-Qué esperas, métemela. Marcela tan puta.

Poco a poco fui taladrando aquella puchita que se resistía a ser perforada, con paciencia y salivita decía mi abuelo, cuando por fin entro apretadísima, que sus labios vaginales quedaron cubriendo mi pene en buena extensión, ella lanzo una exclamación en inglés. Fuck me!!!

Yo sentía como si una mano me estuviera apretando la riata, pensé, tengo que concentrarme o se me van a chorrear los frenos antes de tiempo, y poco a poco fuimos agarrando ritmo frenético, la verga ya había hecho el agujero amplio a su medida, y ahora ya cogíamos a placer, la muy perra se hacia la que no quería y ahora estaba ahí abierta de piernas con una tranca metida en su vagina.

Y ahí subidos en la escalera cogimos rico mucho rato, yo la embestía como toro, ella recibía el pedazo de carne dura y palpitante, su puchita se ajustaba a la circunferencia de mi verga, líquidos escurrían por las piernas de ella, una putita bien hecha.

En el fragor de la batalla se me ocurrió de pronto darle por el chiquito, y le dije –Te lo puedo meter por tu colita amor? Ella presa de la calentura solo asintió, y yo me dispuse a perforar otro apretado agujero.

Si el vagina estaba apretada este estaba tremendamente apretado, seguramente cagaba espagueti, porque otra cosa no podría salir de un agujero tan pequeño, pero para eso es el taladro y me dispuse a perforar no sin antes ponerle lubricante natural, que escurría de mi verga.

Apunte la cabeza al anito de mi perrita y lo empuje, y nada. Estaba cerrado. En cada empujón ella intentaba aflojar su esfínter, pero la cosa seguía cerrada. Pero el que es perforador sabe las técnicas, y me moje en saliva mi dedo menor, y empecé a taladrar, después de un rato, el esfínter cedió un poco y entro mi dedo meñique, luego metí otro un poco más grueso y así nos fuimos, hasta que de rato ya cabía el más grueso de mis dedos el pulgar.

Era tiempo de meter la barrena gruesa, e intente meterla y ella me dijo –Vamos a bajarnos mejor, porque estoy muy incómoda. Ok como digas amor. Y nos bajamos, despegándome de su cuerpecito lindo.

Fuimos a su escritorio, y ahí ella se empino, y ahora ya un poco más cómodos, le puente la cabezota de mi verga a su colita un poco dilatada, pero no entraba, -aguanta le dije –dale dijo ella. –ahí te va.

Y empuje y empuje, hasta que su ano se abrió y empezó a pasar el miembro, ella lloraba diciéndome me duele, no lo voy a aguantar. .-espera cariño, ahora pasa el dolor, apenas tenía la cabeza dentro. Yo puse más lubricante en la barrena, y lo metí un centímetro más, la putita estaba aguantando vara.

Su carita denotaba dolor, pero no pedía tregua, quería más. –Tu esposo no te lo mete por ahí, le pregunté. –No, no le gusta. Pero a mí sí. Sigue Peter, sigue!!!

Yo puse todo mi empeño en la faena, duro y duro la cogí como a nadie, durante un buen rato, su culo se había dilatado lo suficiente, ahora ya disfrutaba ella de la verga, y se lo sacaba para mirar su agujero y le quedaba así distendido, y se la volvía a meter, meter y meter. Ella se corría y se corría, dando pequeños gritos de gata en celo.

Y sucedió lo que tenía que suceder, tan apretado todo que la sensación era mucha y muy intensa, así que explote dentro del culito apretado de Marcela, con un gemido que parecía que iba a morir, y es qué el orgasmo fue tremendo, me tenso todos los músculos, y por un momento pensé me iba a desmayar como los conejos.

Ella había logrado tener incontables orgasmos, cosa que no sucedía con su esposo, donde algunas veces no lograba ninguno, debido a que el solo se satisfacía, rápido y sin chiste me comento después. –Qué bueno que te encontré a ti, me dijo dándome un beso largo y prolongado, donde metió su lengua en mi boca, yo bebí su aliento candente y me excite otra vez.

El fierro volvió a responder, se puso duro como queriendo pelear, y la tome por la cintura y la senté en el escritorio, y le abrí sus piernas, su puchita estaba otra vez cerradita, de un color rosita, era bonita la verdad, sus pequeños labios vaginales, rosita, rosita, y Ahí te va corazón le dije, ella se arqueo cuando se la introduje toda.

Seguía mucho muy estrecha, cosa que me excitaba sobremanera, y limamos mucho rato, besándonos intensamente, cogiendo como conejos, de una forma y de otra, no había prisa, ahora lo disfrutábamos más, ya amoldados los dos.

Sentí que se me salía la leche y le dije me vengo, ella suplico –Échamelos adentro, quiero sentirlos ahí, dame tu leche papi. –Y zum salió la leche a borbotones, creo que hasta la reserva salió. Porque al sacársela hizo aun sonido como de plop!!! pero no le salió el semen, tan apretado estaba.

Iré a orinar a ver si se me salen insto ella.- Si no mi esposo se puede dar cuenta. Y junto con la orina salió un chorro abundante de semen blanco y espumoso. Ella se limpió su cosita y se subió su calzoncito, y se acomodó la faldita que quedo un tanto arrugada.

-Vámonos me dijo ya es tarde. Su cara encendida de placer, se veía hermosa. –Y el archivo dije yo, -Desde ayer esta acomodado. Y no dijo nada más. ¿Quién sedujo a quién? Pensé.

Apagamos la luz y nos fuimos, no sin antes darle un beso de despedida y unas nalgaditas a ese culito que tan bien se había portado.

Mañana será otro día. Pensé.

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