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Trío lésbico con mis amigas heterosexuales

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Todo comenzó un sábado en la tarde. Con mis compañeros de trabajo quedamos de salir juntos a un evento... Estuvimos todo el día en el lugar y comenzamos a tomar desde la tarde.

Éramos no menos de 20 personas... Entre ellas estaba Natalia, de 24 años. Nunca me había caído del todo bien, porque es la típica chica de la cual andan detrás todos los chicos, porque tiene un gran cuerpo y se ríe por cualquier cosa. Hasta ese momento pensaba que era una chica bastante tonta, aunque envidiaba su cuerpo. Tiene un novio que no la deja casi salir con nadie más... Después entendería un poco por qué, cuando fue ella quien inició la noche más sexual y loca de mi vida.

Al evento llevé a un chico que me gusta... En ocasiones veía cómo la miraba y me daba algo de celos. En especial porque logré notar el enorme culo que tiene... Su cuerpo es como una pera, y su cadera es estrecha y bien formada... Su abdomen es plano, así que por momentos cuando hacía algunos movimientos se le marcaban sus nalgas y se veían perfectamente redonditas... Esto me producía una mezcla entre envidia y morbo, me gustaba mirar ese culo carnudo.

Otra de las chicas era Valeria. Somos muy buenas amigas y estaba pasando por un mal momento... Su novio la dejó por otra mujer después de muchos años de relación. Estaba bastante vulnerable y yo la apoyaba muchísimo.

Y yo... Soy una mujer con unas grandes tetas y un cuerpo curvy de grandes caderas. Todas nos definimos como héteros... Hasta esa noche.

Tras terminar el evento, decidimos ir a la casa de unos amigos donde había algo así como una fiesta. En el lugar había un chico de barba y bastante alto, por el cual todas nos sentimos inmediatamente atraídas. Después de un par de tragos, Valeria, quién llevaba mucho tiempo sin tener nada con otro chico distinto a su novio, decidió lanzarse a darse un beso con él. En ese momento sentí algo de celos, porque tenía muchas ganas de hacer lo mismo... Pero también me alegré por ella porque realmente tenía mucho tiempo sin vivir una aventura.

Entre tanto, Natalia se besaba con otro de los chicos... Estaba bastante borracha y su voluntad era bastante baja... Sentados en un sillón, ella encima de él, el chico le agarraba con ganas sus nalgas y ella se movía sensualmente sobre su pelvis, y yo me excitaba muchísimo mientras veía su enorme y sensual culo rastrillar lentamente el pene del chico... Comencé a sentir cómo me mojaba muchísimo y decidí acercarme a ellos.

- Sé que suena raro, pero me gusta mirarlos... Les molesta que me quede aquí junto a ustedes y mirarlos?

Natalia se rio con ganas. El chico solo me miró de reojo como quien aprueba disimuladamente algo... Y ella me miró fijamente y me dijo: mira todo lo que quieras.

Yo seguí viéndolos, mientras el chico le cogía una de sus tetas y se las apretaba con fuerza... Y yo empezaba a sentir ganas de tocar esas ricas tetas, bastante redonditas y duras.

-Nata, qué rica estás - le dije. Ella solo me miró de forma pícara y sonrió. -Te puedo tocar un poco?

Hice la pregunta esperando que dijera que no. Una chica tan sexy y con novio de mucho tiempo no creía que quisiera que la tocará otra mujer. Sin embargo, para mí sorpresa me miró sensualmente y me dijo... "Toca sin miedo. Toca todo lo que quieras".

Mientras el chico metía su mano entre sus piernas, yo decidí meter la mano dentro de su blusa y subir lentamente. Su piel era tan suave que mis manos resbalaron fácilmente hasta sus senos y con un dedito acaricié suavemente su pezón. Los tenía parásitos y sentí cómo me mojaba un poco más. Abrí mi mano y agarré esa jugosa teta, mientras ella gemía de placer porque ambos la tocábamos.

Mientras todo esto sucedía, Valeria se había ido a una de las habitaciones con el chico de barba y tuvieron sexo desenfrenado. Cuando ambos salieron, encontraron la escena en la que Natalia era manoseada por mí y el otro chico.

Valeria se acercó lentamente y me miró con mucho morbo. "Yo no sabía que te gustaba tocarles las tetas a tus amigas" me dijo riendo, con un gesto de picardía. Yo le respondí que yo tampoco lo sabía. Sin pedirle permiso alguno, estiró su mano y la metió dentro de mí escote y me agarró con fuerza mi teta izquierda.

-Porque a mi tus tetas me parecen deliciosas, son grandes y dan ganas de cogerlas a besos... - dijo Valeria mientras me acariciaba suavemente el pezón y se lamía los labios.

Toda la situación me tenía a mil. Sentía que mi clítoris iba a estallar y ya quería que me desvistieran. Sin embargo había más personas en el lugar y aunque no se habían percatado de lo que estaba pasando, pronto podrían vernos y empezarían los rumores. Así que Valeria me miró y me dijo: "Vámonos a mi casa... Está sola y allá sí podremos hacer lo que queramos sin problemas".

Yo le dije que era pronto, que más tarde mirábamos. Pero que antes que nada, quería también follarme al chico de la barba, y quería saber si a ella le importaba. Ella sonrió y me dijo que no había problema, que ya hablaba con él.

Valeria se acercó al chico y le susurró en el oído que queríamos hablar con él. Me llamó y estando las dos frente a él le dijo:

- Ella es mi novia. Llevamos poco tiempo, pero nos gusta de vez en cuando estar con chicos, y nos gusta compartir. A ella le encantaría que le hicieras las mismas cosas deliciosas que me hiciste a mí - dijo Valeria.

- Espera... ustedes son... Pero... Qué locura! - dijo el chico, que no podía creer que dos chicas bastante sensuales le estuvieran pidiendo que se las follara.

- Sí -dije yo, siguiendo el juego- la verdad es que me encantó que te follaras a mi novia y ahora quiero que me hagas a mí lo mismo...

- Pero, no hay problema entre ustedes? - dijo un poco desconcertado...

- Para nada, somos de mente abierta y nos encanta compartir... - le dijo Valeria.

En ese momento el chico me agarró fuerte del cabello y me dio un beso bastante sensual. Mi amiga solo miraba, disfrutando ver cómo el chico que se acababa de follar ahora me tocaba a mí.

-Hagamos un trío - dijo el chico...

Mi amiga se rio y le dijo que primero debía estar conmigo. Que ella ya había recibido satisfacción y que ahora quería ver cómo yo me satisfacía...

Así que nos fuimos los tres a una habitación y el chico me cogió fuerte del cuello, casi ahorcándome y me lanzó contra la cama. Mi amiga se sentó en una silla a observar lo que pasaba.

El hombre de la barba me besó con violencia mientras me metía la mano al pantalón. Cuando sintió mi vagina me dijo:

- Por qué estás tan mojada? Es increíble... - dijo un poco asombrado...

- Han pasado ya muchas cosas esta noche - le respondí mientras le agarraba la verga con fuerza y me reía con picardía.

Eso lo excitó mucho más y me bajó el pantalón con fuerza. 2 segundos después tenía su pene adentro y sentía cómo entraba y salía de mí. En ese momento giré mi cara buscando a Valeria: ella no solo disfrutaba lo que estaba viendo, sino que había comenzado a masturbarse enérgicamente, mientras veía cómo me follaban muy duro.

Ver su rostro de placer mientras me miraba me excitó como nunca. Me vine en un instante y durante el acto sexual me vine al menos seis veces mientras el chico de la barba me cogía como si su vida dependiera de ello. Yo mientras tanto veía cómo mi amiga se seguía metiendo su mano en la vagina y sus mejillas se ponían rojas de placer mientras se tocaba viendo mi placer.

Cuando todo acabó, regresamos al lugar donde estaban todos y ya Natalia estaba en una silla bastante ebria, casi sin moverse. El chico con el que estaba se había ido y la había dejado allí tirada a su suerte. Valeria me dijo que pidiéramos un taxi y nos fuéramos de una vez las tres a su casa.

Yo la verdad no entendía muy bien nada de lo que había pasado esa noche. En especial porque las tres somos chicas bastante tradicionales, que no hacemos cosas más raras que follar con nuestros novios y portarnos bien. Por esa misma razón, creía que al llegar a la casa de Valeria, nos acostaríamos a dormir, como muchas veces habíamos hecho. Pero claramente estaba equivocada.

Al llegar, Valeria y Natalia se quitaron la ropa con dificultad por su borrachera y se acostaron en la cama. Yo necesitaba ir al baño así que fui... Cuando regresé, mis dulces e inocentes amigas no solo se estaban besando, sino que Natalia estaba encima de Valeria y ambas gemían de placer mientras frotaban la tela de sus panties. El de Valeria era un cachetero que le marcaba los labios de su vagina, el de Natalia era de encaje y era una tanga, por lo cual al estar encima de Valeria me daba la vista más hermosa, al marcarle sus dos nalgas enormes que tenía alzadas y movía como si bailara la canción de Reguetón más animada. La escena era tan perfecta que decidí no interrumpirla. Me senté en la esquina de la cama a observarlas, mientras me mojaba cada vez más observando el rico culo de Natalia moverse enérgicamente.

- Quítate esto - le dijo Valeria a Natalia jalando sus panties y dejando al descubierto su vagina.

Allí comencé a ver su clítoris frotarse contra el pubis de mi amiga y sentí que el mío iba a explotar, así que comencé a tocarle la espalda a Natalia y a bajar hasta su culo, tocando sus nalgas suavemente mientras ella se movía. Valeria me miró y me dijo:

- Quítame los panties... - a lo cual yo acudí Inmediatamente y ahora tenía una nueva vista en la que veía la vagina de ambas y sus clítoris frotándose cada vez más fuerte, mientras Valeria agarraba con fuerza las nalgas de Natalia.

De pronto Valeria estiró su brazo y comenzó a sobarme las tetas, mientras gemía de placer, y un segundo después Natalia estiró su mano y la metió dentro de mis panties que eran de encaje negro un poco transparentes.

En ese momento sentí que tocaba el cielo. Me di cuenta de que no era la primera vez que Natalia masturbaba a otra mujer, porque lo hacía con gran destreza, moviendo sus dedos por todo mi clítoris y llegando a la entrada de mi vagina, sin meter los dedos, pero jugando con mis fluidos y dándome un placer que me hacía gritar. Valeria me miraba y se lamía los labios, mientras seguía tocándome las tetas, extasiada.

Al final terminamos cansadas las tres y nos quedamos dormidas. Al despertar, solo podíamos reír mientras nos mirábamos con algo de vergüenza, pero también con mucha satisfacción por habernos dado el mejor sexo de nuestras vidas. A partir de ese momento, compartir oficina fue siempre una aventura en la que los baños y los parqueaderos se convirtieron en nuestros cómplices de aventuras y mucho sexo. Pero eso se los contaré después.

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