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(3) Club Venus

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-¡Ani! ¡Ani, espera! –la llamó Nuria casi a la carrera por el pasillo. Amy, detrás, intentaba no distanciarse mucho.

Ana, con su mochila al hombro y sus guantes de kickboxing colgando de un hombro, tampoco hizo mucho caso. Por eso Nuria tuvo que correr más para alcanzarla.

-Ani, joder, ¿quieres esperar un minuto?

-Tengo el tiempo justo para ducharme e ir a clase.

-Sólo quiero presentarte a Amy. Está loquita por tus huesos.

-¿Otra zorra con las hormonas revolucionadas?

-Oh, no, es más que eso. Es virgen.

Fue cuando atrajo la atención de Ana.

-¿Esa golfa de ahí? Si tiene cara de marrana.

-Que va, créeme. Tiene el himen intacto.

-¿Lo has comprobado?

-Pues no. No he tenido la oportunidad.

-Hola, Ana –esbozó Amy su mejor sonrisa.

-Buffff… -dio Ana una vuelta a su alrededor examinando el ejemplar.

-¿A que está buena?

-Ya lo creo. ¿Cómo te llamas, pichoncito?

-Amy.

-Si fueras virgen me ha tocado el premio gordo de navidad. Buen culo. Buenas tetas. Buen porte. Podría hacer un pedazo de vídeo contigo, preciosa. ¿Te gustaría?

-Depende del precio.

-Así me gusta –rió Ana-. Seguidme. Las duchas están por allí, venga.

Ana se fijó en los andares de Amy y su movimiento pélvico.

-Nuri, ¿de dónde has sacado a este diamante?

-Te dije que te encontraría uno y ya ves.

-Serás muy bien recompensada, eso sí, solo si es virgen. Encontrar esta especie en el campus es como encontrar una santa en un puticlub.

-Mírala cómo anda. Parece que está desfilando en una pasarela de putas.

-Y menudo chasis tiene detrás. Esta rompe nueces con las nalgas. Buen trabajo, Nuri, choca.

-Yeahhh…

-¿Por dónde es? –buscaba Amy las duchas.

-Ven, pichoncito –la cogió Ana de la mano y la llevó hasta una puerta que conducía al vestuario femenino. Aquí chicas vaivenían desnudas o mojadas. Todas iban saludando a Ana a su paso.

-Hola, Ani, ¿follamos luego?

-Claro.

-Hey, Ani, grabamos mañana, ¿vale?

-Ahí estaré.

A medida que Ana se adentraba se iba desnudando.

Amy se quedó babeando mirándola, sin saber aún que Nuria también se desnudó del todo.

-Amy, esto son duchas. No una tienda de Zara. A despelotarse –la ordenó Nuria.

-Joder… -Amy alucinó al ver el precioso cuerpazo de Nuria. Sin ropa ganaba más.

Dos rubias se cruzaron mojaditas y desnudas, y la mirada de Amy se fue tras sus culos duros.

-Coño…

Sin más, Nuria se encargó de desnudarla de modo rápido. Lo último fueron las bragas, que se las sacó, las olió con gustazo y se las guardó en su mochila.

-Guapetona…

-Olé ese potorro…

-Puta bonita… -piropearon a Amy tres chicas desnudas que pasaron cerca. Pero Amy se sintió halagada e incluso honrada.

-Ven, Amy, cariño –la llevó Nuria hasta una ducha donde esperaba Ana bajo el chorro de agua. Amy sintió un cosquilleo clitoridiano nada más verla allí, exótica, mojada y preciosa-. Vamos, entra –la animó con una palmadita en el culo. Y Amy obedeció.

-Date la vuelta y contra la pared –ordenó Ana.

-¿Así?

-Eso es… -se arrodilló Ana tras ella.

-Separa los muslos… más… un poco más… perfecto.

-No te muevas, cariño –la tranquilizó Nuria mientras la agarraba de las caderas para evitar movimientos por esa zona-. Mírame. Tranquila, ¿vale?

-Vale.

Ana introdujo dos dedos.

-Mmmmmmm… -sintió Amy un intenso placer.

-Será puta… -rió Ana.

-¿Se ha corrido? –se sorprendió Nuria.

-Casi casi. Venía ya con la escopeta cargada.

-Amy, tranquila, amor.

-Vale.

Ana hundió los dedos hasta los nudillos y procedió a palpar, pero con mucho tacto.

-Ayyy, coño… -gemía Amy.

Ana buscaba el himen con la yema de los dedos.

-Bufffff, joder…

-Esta zorra se corre –reía Ana.

-¿Lo encuentras? –se impacientaba Nuria.

-Confirmado. Es virgen. Lo tiene entero.

-¡De puta madre! –se alegró Nuria.

-¡COÑO! –alcanzó Amy el orgasmo.

-Este bombón es una joya en bruto –sacó Ana los dedos con un chorro de flujo que se desparramó por el suelo-. Joder con la mojigata. Se corre más rápida que una puta rumana.

-Uy… ay… -sentía Amy pequeños espasmos.

-¿Ves este culo, Nuri? Es de los buenos. Lo palmeas y se mantiene en su sitio, mira. –Y Ana le propinó una bofetada.

-¡Au!

-¿Has visto? La nalga no se ha movido ni un centímetro. Este culo es de gimnasio o algo parecido. Y mira sus muslos. Lleno de tendones bien marcados. Llama a Koke y dile que rodamos en vip esta noche.

-¿Y lo mío?

-Tendrás tu dinero en cuenta antes de las seis de la tarde.

-Genial. Me llevo a Amy.

-¿Para que te de un calentón y te la folles? De eso nada. Esta joyita se queda conmigo. Quiero saber de qué pasta está hecha.

-Veo que te chifla.

-Más me chifla el polvo que eché contigo anoche.

-¿De verdad?

-Anda, zorrón, y localiza a Koke.

-Dime que me quieres.

-Te quiero follar.

-No, solo te quiero.

-No me toques el coño, Nuri. Mueve el culo.

-Puta… -y Nuria se fue.

-¿Nos duchamos juntas, Amy? –le ofreció Ana.

-Vale.

Amy sintió con gusto la cálida agua de la ducha. A pocos metros Ana la grababa con la cámara de su móvil.

-¿Qué haces?

-Esto va para mi muro. Di quién eres, edad y lo que eres.

-Me llamo Amy Matalascañas, tengo 21 años y soy puta.

-Saluda con el coño.

Y Amy se agarró el entremuslo con gracia.

-Esta es mi chica. Di unas palabras para mis followers. Seguro que se harán pajas en masa mirando este vídeo.

-Lo diré cantando. Lalala me fui a Granada y allí me hicieron una mamada lalala me fui a Calcuta y allí me hice puta lalala me fui a la universidad y ¿estudiar? No lalala promiscuidad.

Ana se descojonaba de risa.

-Cuenta un chiste de universitarias, Amy.

-Vale. Una estudiante que se encuentra a otra con la cara pálida. Y le pregunta: “Oye, tía, ¿qué te pasa? ¿A qué viene esa cara?”. Y la otra le dice: “No sabes lo que me pasó anoche. Salía de mis prácticas y cruzando el campus un chico me asaltó, me abofeteó, me arrancó las bragas y el muy cabrón me violó”. “¡No me digas! ¿Y tú qué hiciste?”. Y le dice la otra: “Pues crucé las piernas y me lo llevé a comisaría” –rió Amy mientras se enjabonaba.

Ana flipaba y reía al mismo tiempo.

-Venga, pichoncito, termina de lavarte el chocho que tenemos trabajo.

-¿No vas a clase?

-Esto es mejor –le agarró Ana del coño y haciéndola gemir.

-Ahhhhhh…

-Tranquila. Esta noche es tu noche, y vas a enamorar con lo que tengo en la mano.

-Ahhh, sigue… dale ahí…

-No tengas tanta prisa. Se te ve impulsiva, ambiciosa y muy calentona. Así empecé yo y mira donde estoy, en la cúspide.

-Ahhhh, coñooo…

-Juntas nos vamos a comer este puto campus. ¿Quieres?

-Ohhhh, sí…

-Pues a follar, querida –la abofeteó Ana el clítoris con la mano abierta…

-¡AHHH, JODER!

… y luego salió de la ducha.

-Sigue mi culo, Amy.

-Coño puta… -se lo agarró Amy. Casi se corre otra vez.

-Vamos, pichoncito.

-Buff… voy… -fue Amy detrás como una perrita con su ama.

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