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Una noche de prostituta

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Que mi vida cambió radicalmente luego de separarme de mi marido fue muy evidente; seguí siendo con mi hijo una madre abnegada, velé por él y lo cuidé como una loba cuida a su cachorro, pero cambié en materia sexual, me acosté con quien me gustase, disfruté el momento pero, no me até a nadie, necesitaba olvidar mi vida anterior.

Esa tarde fui a visitar a Verónica ella era una amiga de la secundaria, ella trabajaba en una muy importante empresa de capital extranjero, cuando su madre enfermó gravemente ella contrajo deudas más allá de lo que su sueldo se lo permitía, así que hacia horas extras en el trabajo y desde hacía un tiempo los fines de semana se dedicaba a la prostitución, pero al menos las cosas iban mejorando.

Con Vero estuvimos charlando de todo un poco, anochecía y yo fui a comprar unos sándwiches de miga, mientras ella se preparaba para salir a hacer "la calle".

Comimos y charlamos de todo un poco pero hubo una pregunta de su parte que jamás imaginé me cambiaría la vida, Verónica dijo:

V- ¿Cómo va tu nueva vida?

C- Bien, cuidando de mi hijo y disfrutando mi soltería a pleno

V- Mejor así

C- En realidad estoy mejor tengo sexo cuando y con quien quiera

V- Bueno acompáñame, ahí vas a tener sexo y encima te pagan

C- No…no… no, a eso sí que no me animo.

La conversación siguió ella decía que fuese y viese, que como no lo hacía por cuestiones económicas podía elegir con quien ir, que seguramente con mi cuerpo iba a tener muchas ofertas, y si el cliente no me gustaba podía rechazarlo… pidiéndole mucha plata

Cuando ella se fue a maquillar, yo me quedé pensando en lo que me había dicho, y sus palabras empezaron a rondar mi mente, ir a un lugar exhibirme, a mostrarme y ver cuantos intentarían pagarme por sexo y si no me gustaban solo debía rechazarlo... decir que no. Había un cierto morbo en mis pensamientos

Me serví un whisky y lo bebí de un trago, me acerqué a la puerta del toilette donde estaba Vero y dije:

C- Te acompaño… voy con vos, espero no equivocarme

Ella me dio un beso en la mejilla y dijo

V-No es tan terrorífico, vamos a mi placard a buscar ropa que puedas usar, tenés que usar ropa como para exhibir tus dotes, aunque no demasiado, la ropa debe insinuar lo más que pueda.

Eligió un conjunto que era de ella. Terminé de vestirme, me miré al espejo y pensé "Guau!! Estas provocativamente puta" y así vestida y maquillada realmente lo estaba. Intentaré describirme de la mejor manera posible, soy de baja estatura 1,65 m., y mis medidas al igual que ahora eran 92-57-90, tenía el cabello largo, color negro azabache con algunas ondas unos 20 cm debajo de los hombros y un pequeño flequillo sobre la frente, soy delgada peso actualmente 58 Kg. De piel trigueña, ojos negros, me había maquillado los párpados y prolongado un tanto mis pestañas, mi cara es agradable (para algunos bonita), de pómulos salientes, mis labios algo carnosos estaban maquillados en un rojo carmín. Me había puesto una remera sin mangas color marrón, sumamente apretada casi como formando parte de mi piel a tal punto que mis senos parecían que la reventarían, llevaba un escote en V bastante pronunciado por lo cual mis senos asomaban muy provocativos por el: sobre la remera llevaba una camperita hasta la cintura de tela color vainilla al igual que mi pollerita.

Tengo muy lindas piernas, siempre me gustó lucirlas así que usaba minifaldas, pero la que tenía puesta era bastante mini. Como ya les dije era de color vainilla muy entallada hasta las ¾ partes de mis caderas, por lo tanto resaltaba mi cola paradita y redonda, a partir de ahí nacía una falda tableada muy corta que se detenía a unos 15 o 20 cm por sobre mis rodillas, por último llevaba unos zapatos de color crema a tiritas, sujeto a mis tobillos, con una buena plataforma y tacos muy altos, lo cual le daba una mayor musculatura y tonicidad a mis piernas haciendo que mi cola luciese más paradita que de costumbre. Para completar mi ajuar llevaba un corpiño rosa muy pálido semitransparente y una cola less del mismo tono.

Estaba bastante excitada pensando en lo que iba a hacer, sabía que no me iban a faltar clientes, lo único que deseaba era hallar alguien a mi gusto para que me llevase al hotel. Eso si todavía me invadía una cierta timidez, no me animaba a salir así me daba la impresión que llevaba un cartel luminoso que decía "puta busca sexo", así que subimos a mi auto hasta el lugar donde habitualmente "trabajaba" Verónica.

Estábamos bajando del auto cuando otro se acercó a nosotras e intentó levantarnos, pero se alejaron cuando mi amiga les dijo lo que cobrábamos.

Vero me presentó a las otras chicas y mientras hacia la esquina tuve bastantes ofertas pero realmente no me motivaban los clientes para ir con ellos al hotel, por lo que para no decirles que no subía mi tarifa de forma que ellos iban con las otras chicas.

Eso sí estaba bastante excitada, habitualmente me molestaban los piropos subidos de tono, pero en ese momento me encantaba y me excitaba que adulasen mis curvas, y yo hacían que ellas se notasen aún más exhibiéndome muy provocativamente, sentí como que otra persona ocupaba mi cuerpo, así llovían los "te chuparía toda"; "bebé te cogería por todos lados", "tenes una cola y senos impresionantes" etc.

Era casi la una de la mañana Vero ya había salido con cuatro clientes otro tanto las otras chicas y yo aún permanecía invicta y así pensaba irme las chicas me recomendaban bajar el precio, pero solamente lo iba a hacer si mi cliente valía la pena. Entonces se detuvo un auto que ya había pasado, bajo el vidrio polarizado de la ventanilla y una voz muy varonil y seductora dijo.

E- ¿Subís?

Me agaché un poco para verlo, y me dio vuelta la cabeza, era divino, cabello suelto, entrecano, unos 40 años, buen lomo, tostado y aparentaba ser alto, no me di cuenta cuando le dije el precio fue el mismo que usaba como para no ir con nadie

E- ¿El polvo?

C- No la hora (me di cuenta del error y lo subsané)

E- Que incluye?

C- Por adelante, sin cola

E- Bueno subí

Pensé que no iba a aceptar, por el auto parecía un tipo de muy buena posición. Realmente estaba muy excitada, valía la pena la espera, iba a encamarme con alguien mucho más que apetecible.

E- Siempre andas por acá?

C- No es mi primera vez

E- Como te llamas

C- Claudia, ¿y vos?

E- Eduardo

El hotel estaba en la esquina, por lo que me había dicho Vero no debía ir a otro por seguridad, pero entramos a otro que estaba en la otra esquina y que parecía de mejor nivel entramos con el auto y me bajé en el estacionamiento, mientras él cerraba el auto lo observé detenidamente, era alto como de 1,80 m., mucho más lindo de lo que me pareció al subirme, bien vestido y con ropa de alto costo.

Se fue acercando a mí, yo estaba sumamente excitada, me tomó suavemente por la cintura y empezamos a caminar, acercó su boca a la mía y me dio un pequeño beso en los labios. Yo tomé su cintura, mi mano temblaba, sentía un nerviosismo sólo comparable a mi primera vez, pero a diferencia de aquella vez mi excitación era total.

Debimos esperar a que terminen de arreglar la habitación, él me tenía en sus brazos y yo estaba apoyada contra s pecho mirándolo, mientras nos íbamos conociendo, nos besábamos dándonos pequeños chupones, Eduardo, era divorciado, 39 años y tenía una hija de 15 años.

Entramos a la habitación cuando esta quedo terminada, quedé contra la puerta, puse mis manos en su cuello y puso las suyas bajo mi pollera, sujetó mis nalgas con fuerza pero las acariciaba con mucha suavidad, mi cuerpo se estremeció, sus labios sellaron los míos y un prolongado beso se extendió durante un par de minutos.

Luego caminé hacia la cama, previamente me quité la campera y la deje sobre un sillón, me senté en la cama y crucé mis piernas como para que las viese en toda su plenitud, él se acercó hacía mi muy lentamente, el deseo se veía reflejado en su rostro y yo deseaba como pocas veces tener a ese bombón entre mis brazos.

Cuando se acercó yo me deje caer sobre la cama, él fue depositando el suyo a un costado del mío al tiempo que decía:

E- Claudia sos muy dulce e increíblemente hermosa

Sus labios se depositaron sobre los míos, en ese momento nos unimos en la vorágine de la pasión, nuestras bocas y nuestras lenguas se unieron en la locura, sus manos suavemente se depositaron en mis piernas y comenzaron a subir por ellas, el placer, la excitación y la calentura comenzó a adueñarse de mí.

El deseo era incontrolable, sus manos llegaron a mi diminuta bombacha, recorrió con su mano la raya de mi concha, yo sentía que mi cuerpo le pertenecía, que deseaba ser suya... luego de varias caricias su mano abandono esa parte de mi cuerpo, su boca continuaba besándome, excitándome cada vez más y sentí sus manos recorriendo mi cintura, mi vientre, mientras notaba como él iba subiendo mi remera a medida que iba incursionando en mí.

Luego su boca dejó mis labios, su cuerpo se acomodó y entonces mientras me iba acariciando sentí sus labios en mi tórax con besos, chupones, lamidas, y sentí como mi remera abandonaba mi cuerpo, y mi mano quitaba su chomba.

Entonces al ver mis senos cubiertos por un diminuto y transparente corpiño dijo:

E- Tenés unos senos increíbles

C- Son tuyos papito hace con ellos lo que quieras

Me quitó el corpiño, tomó mis senos entre sus manos los besó, luego fue hacia uno de mis pezones comenzó a hacer círculos con su lengua a tenerlo entre sus labios, y a besarlos, yo gemía constantemente, mi cabeza con el cabello revuelto sobre mi cara se sacudía sobre la cama, sus labios se apoderaron de mi pezón y sentí como los besaba, como los lamía, como los succionaba, mi cuerpo enloquecía con cada incursión en el, los sentía erguirse, endurecerse constantemente, y deseaba seguir sintiendo ese placer que tanto me enloquecía y le pedí con voz ahogada que continuase.

Me gustaba a otro mundo sentir sus labios adueñarse de mis senos, sentir su boca suavemente en ellos pero con enloquecedora pasión. Su boca continuó haciendo lo mismo con el otro pezón. Durante largos minutos él se adueñó de mis pechos y el placer que sentía era infernal.

Luego giré haciendo que mi cuerpo quedase sobre el suyo, besé su boca, su cuello, su tórax mientras mis manos desprendían el cinturón de su pantalón, abría su cremallera bajé un poco su pantalón y mi mano se depositó sobre su slip, al sentir su pene endurecido sentí una terrible excitación, no solo por acariciarlo sino además porque era poseedor de algo exquisito y de muy buen tamaño que indudablemente haría maravillas en mí.

Luego nos incorporamos, él se quitó los zapatos y el pantalón, y cuando yo estaba punto de sacar mi pollera, él me sujetó por detrás tomó mis brazos entre sus manos y dijo:

E- Jamás me voy a cansar de decirte lo hermosa que sos

C- Gracias, vos también me gustas mucho

Entonces besó mi cuello varias veces, soltó mis brazos, tomó mi pollera y la bajó dejándola caer por mi cuerpo, sus manos acompañaban su caída acariciando a la vez mi cuerpo, al mismo tiempo que mi pollera iba bajando, su cuerpo iba cayendo hacia el piso.

Se arrodilló detrás mío acarició mi cola suavemente y comenzó a besar, lamer y chuponear mis nalgas, enloqueciéndome excitándome a tal punto que con sólo pedírmelo hubiese entregado mi cola.

Luego de un par de minutos me acostó sobre la cama, bajó mi bombacha, beso y deslizó su lengua por mi humedecida vagina. Luego se quitó el slip su pene estaba completamente erguido, besé su glande varios veces lo lamí y lo introduje un poco en mi boca saboreando esa dulzura.

Luego nos acomodamos mejor en la cama, nos besamos, podía sentir su pene erguido recorriendo con el movimiento de su cuerpo el mío, era incontrolable ya para mí no tenerlo dentro de mí, luego de varias caricias y besos nos colocamos en posición para comenzar la penetración, pero siguió prolongado mi deseo, él jugueteaba en las puertas de mi vagina, yo enloquecía con su pene rozándome, mi calentura era enloquecedora. Entonces abrí mis piernas, ya no podía soportar más esa situación, tomé su pene con mi mano y lo coloque a la entrada de mi concha.

Y le pedí, casi le suplique que me penetrase, cuando su glande se abrió paso en mi vagina, un gemido y un grito nació de mi boca ahogados por su beso, mi vagina estaba lubricada al máximo, su pene entró en mi con facilidad, sentía esa delicia dentro mío, el goce y el placer de ser invadida por su pene tomé su cintura y acompañe sus movimientos, su vaivén recorriendo mi vagina e imprimiendo un movimiento cada vez más acelerado dentro mío, sentía que desfallecía, que el placer se apoderaba constantemente de mi cuerpo y que ya a pesar de todos mis esfuerzos por prolongar al máximo el placer de tenerlo dentro mío estaba llegando a su fin, sentí que ya no podía controlar más el orgasmo, un inmenso placer se apoderó de mí una contracción fue el primer indicio de que llegaba al final y todo fue aún más placentero cuando en el comienzo de mi orgasmo sentí que su pene comenzaba a eyacular lanzando en mi interior la calidez de ese semen tan deseado.

Mi cuerpo explotando en infernales y continuas contracciones, una sucesión de ellas se apoderó de mí y se tornaron casi interminables, tomé su cuello y entre gemidos nos unimos en un beso profundo e interminable, sumamente apasionado que se prolongó más allá de que nuestros cuerpos comenzaron a estabilizarse.

Cuando nos calmamos fuimos a darnos una ducha.

Volvimos a la habitación, nos recostamos en la cama, comenzaron nuevas caricias, buscando más sexo, cuando sonó él teléfono informándonos que el turno había terminado.

Eduardo tenía que ir a buscar a su hija a las 6 de la mañana. Aún faltaban 2 ½ horas yo deseaba más entonces dije:

C- Hagamos una cosa, vos tenés que hacer tiempo para ir a buscar a tu hija y pagaste por más de un polvo...

Tomé el teléfono y dije "seguimos, llamanos a las 5 ½"

Luego de unos cuantos besos y caricias ya estábamos en condiciones de tener nuevamente sexo, pero Edu iba a tener de mi parte una sorpresa. Me senté sobre su vientre haciendo que mi cola se ubicase tocando su erecto pene y haciendo movimientos con mi cuerpo para que se deslizase por mi cola, luego de varios segundos dijo:

E- Espera, no sigas

C- ¿Por qué? ¿No te gusta?

E- Tenés una cola maravillosa pero si seguís así me vas a hacerla desear más aun y me voy a ir loco por no tenerla

C- Sabes una cosa, hoy debuto con vos como giro, sos mi primer cliente, fuiste muy dulce y muy tierno conmigo, así que este es mi manera de agradecerte, mi cola es mi regalo por una noche maravillosa.

Me puse en 4, él tomó mis caderas con fuerza, yo separé con mis manos mis nalgas para facilitar su penetración, él jugó con su pene durante un par de minutos sin penetrarme, yo gemía enloquecedoramente. Hasta que por fin me penetró. Terminé enloquecida sentir su pene penetrando mi ano fue algo maravilloso y fue el broche de oro de mi primera y única vez como puta.

Cuando salimos del hotel ya comenzaba a amanecer deseaba volver a verlo pero me detuve, como podía pretender volver a verlo si al fin y al cabo estaba jugando el papel de prostituta… ese fue el comienzo y el final de esa odisea sexual.

Llegué a casa después de mucho tiempo volví a sentirme mujer en sus brazos, fui deseada y goce con ese encuentro nocturno y además me pagaron...

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