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Por amor a la familia (día cinco - parte seis): El auto

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Íbamos rumbo a la casa, sus besos me habían excitado mucho, y al parecer el también lo estaba, mi miembro ya no estaba indiferente, parece que quisiera ser parte de lo que estaba viviendo, estaba casi a reventar, quería soltarse de sus cadenas, podía sentirlo creciendo y goteando entre mis piernas, sujetado por la ropa interior, esta vez yo tome la iniciativa, me acerque a mi tío y comencé a acariciar su pene por encima de su pantalón, por primera vez escuche un gemido de su parte, parece que el alcohol nos había desinhibido a ambos, su pene estaba muy duro, intentaba bajar el cierre de su pantalón, pero los pliegues me lo hacían difícil, me desesperaba. Mi miembro seguía insistiendo en salir, me dolía, ya que la posición en que lo tenía no lo dejaba crecer con libertad. Me agachaba hacia sus piernas y trataba de meterlo en mi boca con todo y su pantalón, solo podía saborear la tela, pero a el parecía gustarle, lo mordía por los costados y el se retorcía en su asiento.

El ya no pudo más, orillo el auto en un parque por el que pasábamos, apago el carro hizo hasta atraes el enorme asiento corrido para dejar mas espacio entre el volante y el. Me jalo del brazo y yo seguí su movimiento y me monte sobre él, su pene estaba totalmente vertical, así que rosaba contra el mío que estaba apuntando totalmente en la dirección opuesta, mis movimientos lo masturbaban y yo sentía el rose en mi miembro mientras me besaba desesperadamente. Metió sus manos bajo el vestido y me acariciaba frenéticamente las piernas mientras mi miembro lubricaba mi ano, ya que la posición de este así lo favorecía, ya que estaba con las piernas abiertas y con todo mi peso sobre mi pene, y por debajo de este, el cuerpo de mi tío presionándolo también. Haciendo malabares, me levanto un poco y no se cómo, pero logro sacar su pene de su prisión, así mismo, el mío se liberó un poco de la suya. Podía sentirlo (el de mi tio) ahora en mi trasero desnudo, rosaba entre mis nalgas y podía sentir su liquido llenándome el rededor, su boca se volvía mas violenta y me besaba el cuello, cada beso se convertía eventualmente en una mordida.

El trataba desesperadamente de meter su pene dentro de mí, pero la tanga no se lo permitía, solo sentía como chocaba la punta de su mojado pene en partes de mis órganos masculinos, pero esto, no sé porque, no me gusto, así que metí mi mano bajo el vestido y acomode mi órgano hacia arriba, atorándolo con la parte frontal de la ropa interior dejando total acceso para el pene de mi tío, al mismo tiempo, el hacia a un lado el angosto pedazo de tela de mi prenda. Ahora si, su pene tenía libre acceso hacia mí, pude sentir como se quedaba su punta justamente en la entrada de mi ano lubricado por ambos líquidos preseminales, ya no vagaba por mi hendidura, ahora sus movimientos eran precisos, hacia arriba y tratando de entrar. Con sus manos tomaba fuertemente mis nalgas bajo el vestido y las abría, su glande comenzaba a entrar poco a poco en mí. Yo era una hembra, no tenia experiencia alguna, nadie me había dicho como hacer eso, pero mi cuerpo parecía saberlo perfectamente, estaba listo para recibir a un hombre.

Mis movimientos se reducían para no entorpecer los de el, simplemente presionaba mas mi cuerpo hacia abajo mientras me detenía con mis manos de sus hombros, sincronizadamente, me abría mi trasero, empujaba hacia arriba y yo hacia abajo. Dolía. Tenía mis ojos cerrados y mi boca entreabierta jadeando un poco. Súbitamente, sentí como si mi ano se hubiera roto, entro de un solo golpe la parte mas gruesa de su pene, el dolor era intenso, abrí mis ojos por reflejo al igual que mi boca, un sonido de dolor y placer salía de mi boca, y de la de el solo salían sonidos de placer. Yo me quede quieta, mi ano me pulsaba, el quería entrar mas, pero yo puse mis manos sobre sus muñecas impidiendo que lo hiciera, lo empujaba hacia abajo mientras mi cuerpo instintivamente trataba de ir hacia arriba, huyendo del dolor, pero me tomo de la cintura impidiendo mi escape.

Sus movimientos eran lentos, trataba de entrar disimuladamente, como si no me percatara de que un poco entraba con cada pequeña embestida, me arme de valor, respire y exhale con fuerza, al tiempo que soltaba mi cuerpo y me dejaba caer totalmente sobre él, su pene llego hasta el fondo de mí, deje caer mi cabeza sobre su hombro mientras lo abrazaba, el comprensivamente se quedó quieto, pero sentía su pene palpitar. Acababa de ser desvirgada. Cuando el dolor fue disminuyendo, me enderece y comencé a moverme hacia adelante y hacia atrás, era una sensación totalmente nueva para mí, nada había estado ahí dentro antes, salvo el juguete que anteriormente el me había metido, pero la sensación era muy diferente. Entonces mis pensamientos empezaron a alterarse, fui consciente de mi situación, había pasado una noche maravillosa, había sido cortejada, ahora estaba en una calle en un parque solitario, con un vestido hermoso, con medias de seda en mis piernas, con mis pies presionados por unos hermosos tacones, con mi rostro maquillado, en la madrugada con un pene dentro de mí, un hombre me estaba penetrando, realmente estaba pasando!!!

El dolor se había ido, ahora, sus movimientos hacían que me fueran tocadas partes de mí que jamás habían sido tocadas, tenía sensaciones que nunca imagine siquiera que existieran, el acariciaba mis brazos mientras yo estaba perdida en un limbo de placer, mi cuerpo se movía por si solo con movimientos tan naturales, tan femeninos, como una serpiente, mi cuerpo se había acostumbrado totalmente al de el, me tomaba del trasero y me levantaba con su fuerza, cuando caía podía sentir como el pene entraba hasta el fondo, cuando salía, podía sentirlo recorrer cada centímetro de mis entrañas, repitiendo este movimiento una y otra vez, y no me acostumbraba a el, cada vez que entraba era como si no recordara que acababa de salir.

Los movimientos ahora no eran bruscos, eran lentos, pero precisos, sus manos tocaban mis brazos desnudos, tocaban mis piernas de seda, una mano oprimía mi cuello como ahorcándome, pero con placer, con la otra metía un dedo en mi boca y yo lo chupaba involuntariamente, después con ambas manos recorría toda mi silueta, pasando por mi pequeño busto, mi cintura reducida por el corset, mis caderas, y finalmente descansaban otra vez en mis piernas. No se cuánto tiempo estaba pasando, el tiempo se había detenido, no escuchaba sonido alguno, había tantas cosas y no me percataba de ninguna.

Yo estaba en éxtasis cuando súbitamente mi tío me levanta con mucha fuerza y me avienta a mi lado del asiento, su pene salió como un tapón de sidra navideña, dejando un hueco en mi dilatado trasero. Caía sobre mi lugar desconcertada, sin saber que sucedía, todo esto pasaba apenas en un segundo, lo volteo a ver guardándose rápidamente su miembro, yo trataba de hilar lo que estaba pasando, pero unas luces centellantes azules me hicieron caer en cuenta, una patrulla estaba muy cerca de nosotros.

Mi tío acomodaba sus ropas, yo me acomodaba bien en el asiento mientras alisaba el vestido sobre mis piernas y acomodaba la peluca, mi ano seguía dilatado, aun podía sentir su pene dentro de mi… O la ausencia de el… Mi pene perdía su erección y volvía a descansar entre mis piernas, las cuales abrí para que entrara como si fuera un refugio. Mi tío bajaba el cristal del auto mientras con la manga de su saco se limpiaba el labial que había yo dejado en su boca, yo estaba a punto de meter mis manos bajo el vestido para acomodar mi partecita entre la tanga cuando en ese instante se acerca el oficial saludando muy amablemente:

- Buenas noches señor

- Buenas noches –respondió mi tío-

- Que anda haciendo –mientras con su lámpara alumbraba el interior del auto, como buscando algo

- Nada, oficial, venimos de una fiesta, me sentí un poco cansado y me detuve…

Mi tío decía esto mientras la luz de la lámpara apuntaba a mis piernas, apenas cubiertas por el vestido que no tuve tiempo de acomodar correctamente, se alcanzaba a ver el límite de mi media y el resorte del liguero, al ver yo esto, acomode rápidamente el vestido para taparme, estaba muy nerviosa. La lámpara seguía subiendo lentamente y me percate que la copa del vestido estaba un poco baja, aunque no se alcanzaba a ver nada de mi pequeño busto, instintivamente la acomode también. La lámpara llegaba a mi rostro, me ponía cada vez más nerviosa, trataba de evitar la luz, pero sabía que si me volteaba hacia el otro lado me vería demasiado sospechosa, así que solamente volteaba hacia el suelo tratando de sonreír un poco y cubrirme tras el cabello. El flash de las luces intermitentes de la patrulla hacia que el ambiente se volviera más tenso. Al notar mi tío mi situación y que el policía no dejaba de observarme, rápidamente dijo como en acto desesperado: “es mi hija” era evidente que lo hizo instintivamente como protegiendo su territorio ante un invasor.

El policía hizo un sonido como de duda:

- Mmmmmm, su hija? (aja, como no…)

- Si oficial, como le dije venimos de una fiesta, era familiar

Era evidente que el oficial no creía lo que mi tío acababa de decirle, pero no tenía nada que argumentar, entre sonidos extraños de radio y palabras en clave con voces distorsionadas, simplemente recomendó que fuéramos con cuidado y se alejó, yo suspire de alivio al ver que se alejaba. La patrulla arranco y se fue, mi tío soltó una carcajada, se dejó caer en su asiento riendo como nunca lo había visto, yo seguía asustada y su risa me causaba algo de indignación, pudimos haber acabado en la cárcel y el simplemente estaba riendo, me volteo a ver y me dijo, arregla tu cara, mientras encendía la luz interior. Baje la visera y me vi en el espejo, mi rostro estaba hecho un desastre, el labial estaba por todo el rededor de mi boca, es por eso que el policía no creyó que yo fuera su hija. Tome un pañuelo desechable y me limpie como pude, mientras le decía un poco molesta que nos fuéramos, sin dejar de reír, pero con un tono mas autoritario me dijo: “arréglate y no alegues mas”

Busque mi bolso, el cual no sabía dónde había quedado en todo el revuelo, lo encontré y saque un pañuelo desechable me limpie lo que pude del excedente de pintura, tome el lápiz labial y me pinte cuidadosamente la boca mientras el encendía el carro, me observaba como me maquillaba, parecía disfrutarlo, cuando termine, arranco el carro. Íbamos en camino y yo seguía asustada o molesta, no podría distinguir la emoción, el estiro su brazo y me tomo del hombro opuesto, me apretó y me acerco hacia el. Me decía “hija, no te preocupes, ya paso, solo será una anécdota divertida” sus palabras me hicieron recapacitar, tenía razón, mi semblante cambio, mi mano derecha se colocó sobre su pecho, abrazándolo, sonreía mientras me acurrucaba en su cuerpo, su brazo me hacía sentir protegida, de hecho, acababa de ser protegida en una situación muy difícil. Mi cuerpo se relajaba mientras mi mente hacia nuevamente el recuento de lo que acababa de pasar, mi ano palpitaba como recordándome que acababa de ser poseída por un macho.

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