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Clases prácticas de sexualidad por parte de mi amiga

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Seguramente si me vieras por la calle pensarías en que en base a mi cuerpo (atlético, pelo rubio y largo, cara con rasgos finos, ojos negros y un trasero muy decente) y mi forma de vestir he de ser toda una experimentada en los temas sexuales, pues la cosa resulta no ser tan así. Cuando era niña me hice muy amiga de una vecina que tenía mi edad, y crecimos pasando la mayor parte del tiempo juntas por lo que solíamos hacer las mismas cosas, aunque más era yo tratando de seguirle el paso. Desde la adolescencia se preocupó mucho de su apariencia y comenzó a insistir con lo de ir al gimnasio y remodelar nuestro vestuario, haciéndolo cada vez más provocativo, por lo que las miradas de los chicos nos llovían a ambas. Sin embargo ella era mucho más decidida que yo, pues mientras yo no me atrevía a estar con un chico más allá de los besos, ella se iba ganando una vasta experiencia en el sexo, y yo por no desilusionarle le mentía inventándole historias sobre mis experiencias que en realidad la mayoría provenían de videos de internet. Así ese juego de mi indecisión y mentiras siguió por bastante tiempo hasta que un día me vi acorralada y ya no pude esconder más la verdad a la que consideraba casi mi hermana.

Dos días antes de la fecha que relataré mi amiga me comentó de una fiesta que se celebraría en el campo de un chico que ella conocía, y que ambas estábamos gratamente invitadas. La estadía sería por una noche, por lo que debíamos de llevar alguna carpa (Aunque realmente yo dudo que ella de verdad pensara utilizarla) y algo de ropa para el día siguiente. Un primo de ella nos llevaría en automóvil por lo que el tema de transporte no debería ser un problema, al igual que la comida pues en ese campo estaría repleto.

Cuando llegó la hora de partida muy puntual llegó Javier (El primo de Jenny). Era un chico de pelo castaño corto, no era muy alto (aunque se notaba que asistía seguido al gym), llevaba una camiseta verde que hacía juego con sus ojos y unos jeans rasgados en las rodillas. Yo por mi parte me había puesto algo al estilo del sitio al que nos dirigíamos: Una blusa de cuadros con las mangas arremangadas hasta los hombros, en la cual sólo me abotoné 2 botones (los que cubren el pecho), lo que me permitía dejar la zona del cuello de la blusa abierta y amarrar las dos tiras que sobraban de la blusa al pasar la zona de mi pecho. Además unos shorts ajustados de un color azul marino. Mi buena amiga por su parte se había puesto un top blanco bastante delgado, al punto de que se notaba como había tomado la misma decisión que yo: no utilizar sujetador (Aunque para ella eso también era más práctico pues es menos ropa que sacar). Y esto lo había combina con una minifalda roja de tela, la cual el viento movía con bastante facilidad. Javier tomó la maleta en conjunto que llevábamos Jenny y yo, y la dejó en la cajuela. Luego de eso nos incorporamos; Javier conduciendo, Jenny de copiloto, y yo en el asiento trasero.

La conversación durante las 4 horas de viaje fue bastante variada, a pesar de que fue más una charla entre yo y Jenny, que una entre los 3 pues permaneció muy callado y con suerte respondía algunas preguntas que le hacíamos sobre su vida. A pesar de eso el viaje se nos hizo bastante corto.

Al momento de llegar quedamos con una muy buena impresión, pues el lugar era jodidamente enorme. Estaba repleto de lugares verdes, ya fuera por árboles, pasto, o algunas plantas. Estos le daban al sitio un olor fenomenal, se sentía ese aire fresco que sólo el sector rural sabe ofrecerte, con un cielo precioso y de fondo como si fuera música se podían escuchar los sonidos que hacían los animales, los cuales estaban por doquier. Y conforme más nos acercábamos a la casa principal más nos asombrábamos pues parecía mansión, y la música que entonaban los animales se iba perdiendo en la que emitían unos parlantes, conjunto con el ruido que muchas más personas que llegaron antes que nosotros hacían. Fuera de la casa había una mesa larga repleta con lo que parecía ser alcohol, y en una esquina una caja que tenía muchos sobres de condones. “Estos sí que tienen claro cómo es que hay que divertirse”, dijo mi amiga mientras se encaminaba en dirección a la caja de dónde sacó 7. A Javier por su parte se le notaba muy entretenido viendo cómo se le levantaba la falda a su prima. Mientras yo miraba todo el entorno y lo repleto que estaba de chicos guapos, Jenny me pasó 3 de los condones que fue a buscar. Claramente se los acepté muy agradecida pero por mi cabeza sólo se pasaba la idea de hacer globos con ellos pues es en lo único que sabía ocuparlos bien. Mis conocimientos de sexo provienen más de videos y de lo que me ha contado Jenny, pero el pavor que me da cuando estoy cerca no lo he podido superar de ninguna forma, y ninguno de mis 4 ex ha sido de mucha ayuda.

Nosotros llegamos cerca de las 3 de la tarde, y ya eran como las 8 cuando comenzó a obscurecer. A esa hora, mientras algunos bailábamos, podíamos ver cómo algunas parejas comenzaban a preguntarle al anfitrión por alguna habitación, y otros más atrevidos se encaminaban hacia algún matorral lejano… Jenny tampoco se había quedado atrás, pues estaba con la espalda apoyada en un árbol que estaba cerca de la mesa de la comida, y con un tipo que le estaba besando el cuello a la vez que metía su mano bajo la falda de mi amiga y moviendo su brazo con frenesí. Era cosa de tan solo mirarle la cara para darse cuenta de que ya estaba lista para que se la llevaran a un lugar más privado. Sin embargo puede notar como volvió un poco en sí y me comenzó a hacer señas para que me acercara. Dejé a mi acompañante de baile y acudí al llamado. Una vez llegué el tipo con el que estaba me miró y se mordió con labios de una manera que de seguro hasta se los partió. Mi amiga me hizo que me acercara más a ella, tomó mi mano y sin poder darme cuenta la colocó sobre la entrepierna del chico. El tiempo que mi mano estuvo allí bordeó los 2 segundos, pero durante ese tiempo pude sentir el grosor de su pene y de lo caliente que éste se encontraba. Saqué la mano a la vez que Jenny decía, “¿Y, qué tal te parece?, ¿Buena cierto?”, Asentí sin saber a dónde quería llegar, “¿Qué te parece si la compartimos?”, cuando dijo esas palabras algo dentro de mí se heló, y comencé a tartamudear, miré a suelo unos segundos, tomé aire y le dije “tenemos que hablar sobre algo importante…”, ella reaccionó y se quitó al chico de encima y dijo que al rato volvía.

Por un rato caminamos alejándonos de la casa mientras yo le comentaba mi situación de vivir todo lo que hemos vivido y a mis 19 años ser virgen. Ella me escuchaba y su cara se iba colocando sería y sin la sonrisa que siempre tenía ante todo, nos sentamos en el pasto y me preguntó que si es que yo no había tenido relaciones porque no quería o porque tenía miedo. Le recalqué firmemente lo del miedo y me dijo que si entonces yo quería ella me podría ayudar, pero que empezar con chicas probablemente sería muy fuerte, por lo que se me acercó y me dijo que de dónde estábamos que fuera recto hacía un pequeño río que pasaba entre unos árboles y que me escondiera entre los arbustos, que ella me iba a mostrar cómo es que se tiene sexo sin miedos para que me fuera relacionando de a poco y no me encontrase de frentón con otra situación del estilo.

Hice tal cual lo que ella me pidió a la vez que observaba como volvía donde estaba el chico de hace un rato, aunque la verdad es que desde la distancia a la que me encontraba y con el alcohol que había bebido no tenía claro si le hablaba a uno o a dos chicos.

Me incorporé en una zona que consideré la perfecta para camuflarme, aunque no tenía del todo claro lo que sucedería… De pronto escucho unos pasos cerca de donde estoy, acompañada de unas cuantas risas de una chica que parecía ser Jenny. Con mis manos abrí entre las ramas un pequeño hueco para poder ver, y efectivamente era mi amiga, y venía acompañada del chico del árbol. Él sin vacilar le bajó el top a Jenny y hundió su cabeza entre sus pechos, se podría ver como tenía una mano en cada pecho y lamía cada uno a la vez que chupaba y mordisqueaba sus pezones. A mi chica se le veía que estaba feliz, se mordía los labios y acariciaba la cabeza del chico. En un momento ambos se separaron y mientras él desabrochaba su pantalón, ella se sacaba del todo el top y se ponía de rodillas. Él se acercó un poco con un pene que se veía durísimo, pero que mi amiga no me dejó apreciar del todo pues como una desesperada lo metió en su boca sin dudarlo y sin miedo alguno. Mientras con la boca chupaba y lamía, con su mano derecha lo masturbaba y con la izquierda tocaba sus huevos. Él chico por su parte colocaba sus manos sobre el cabello castaño de Jenny y comenzaba a ejercer presión hacia él, teniendo cada vez más de su pene dentro de la garganta de ella, y esa acción sonaba como cuando se hacen gárgaras, y se notaba como caía un poco de saliva de su boca hacia sus pechos. De pronto no sólo para mi sorpresa, sino que también la del chico Jenny mete toda esa verga en su boca, se notaba como su labio inferior estaba tocando los huevos, él soltó un gemido que hizo que me fuera humedeciendo. Luego ella liberó a ese pene y se dio unos segundos para tomar aire, cuando de imprevisto el chico vuelve a tomar la cabeza de mi amiga y la empuja hasta que se lo vuelva a comer todo, luego la aleja y luego la vuelve a empujar; se está follando su boca. De la boca de ella cae y cae saliva, y el ruido de como la verga entra y sale de la garganta quitándole y devolviéndole el aire a mi amiga se vuelve más y más intenso. Luego de unos segundos la suelta y ella en vez de detenerse continua, pero esta vez coloca su boca en el glande y con su mano le masturba, después le da unos lametones a todo lo largo de su pene y le comienza a chupar los huevos. Para mí todo este acto se vuelve algo cada vez más intenso y no se compara con ningún video que haya visto, la situación... todo… en tan real… Me meto un dedo a la boca y comienzo a imitar lo que ella hace, sus movimientos, su mirada, su pasión… Con la otra mano comienzo a agarrar mi pecho, ¡Dios!, qué bueno que es esto…

El chico levanta a mi amiga y le da un buen beso, luego la recuesta y le saca la tanga y ubica su cabeza en su entrepierna. Intento imitarlos, desabrocho mi short e introduzco mi mano bajo mi braga, desabotono también mi blusa dejando al descubierto mis pechos rosados y con mi otra mano los tomo y le hago con mi lengua a mis pezones lo que él le está haciendo a Jenny en su clítoris. Ella gime pareciendo como si gritara de placer… siento cada vez como se humedece más mi conchita por esta situación y dejo salir un pequeños gemiditos que nadie debería percibir debido a la bulla que ese par están metiendo.

Luego de lubricar su vagina acerca su pene a ella y con gran agilidad comienza a penetrarla. Estoy en el sitio perfecto, no sólo porque es el paraíso mismo sino porque desde mi ángulo se ve a detalles como ambos cuerpos se raspan con el borde el río, el vaivén que pareciera que remeciera el río y los jugos que salen de la concha de mi amiga que van aumentando al río, y también a mi cuerpo que está a mil. Con 2 dedos finjo que estoy donde está mi amiga, que siento lo que ella, que disfruto lo que ella; en mi lujuria soy ella, y en mi lujuria me descontrolo y me corro sin disimular ni un poco mi gran gemido.

Ahora siento como si fuera a mí a la que coloca en cuatro, imito la pose y continúo con mi desenfreno… lo quiero… ya no tengo miedo… Por mi mente pasa la idea de arrepentirme de no haberles acompañado… yo quie- ¿Ah?, ¿qué fue eso? Sentí una mano que tocó mi trasero, pero antes de darme vuelta me cubrieron la boca con una mano, mientras sentía como unos dedos ásperos recorrían de mis pechos hasta mi conchita. Tuve miedo, busqué con mi mano algo con lo que golpear a este personaje incógnito, pero una vez sentí como me tocaba y como apoyaba su entrepierna con mi culo, con la misma mano con la que buscaba un arma, tomé la mano con la que me recorría y la guie hacia mi vagina, y la mano que tenía sobre mi boca comencé a lamerla de a poco… Mi lengua se percataba que su mano estaba algo sucia, probablemente con tierra, pero no me detuve. Al parecer le gustó lo que estaba haciendo, pues esa mano que me cubría se cambió con un dedo que comenzó a introducirme, yo le hice lo mismo que hace un rato había hecho con el mío, mientras su mano la metía bajo mi tanga y comenzaba a masturbarme.

¿Qué es lo que me pasa, por qué hago esto? ¿Estoy loca acaso?, Es que por todos los dioses… se siente tan bien que ya no tengo miedo, ya no me detendré, quiero disfrutar, por lo que este desconocido tendrá el honor de desvirgarme y hacerme lo que le apetezca.

Mientras me masturba siento como se inclina un poco hacia adelante y dice, “Así que te gusta espiar eh… ¿Así quieres que te lo haga perra?”, le respondo que sí y de inmediato quita sus manos de mí y me baja el short y la tanga. Coloca su cabeza por mi culo y comienza a lamer desde mi clítoris hasta mi ano, lo que para mí fue la mejor sensación de la vida, con cada centímetro que recorría su lengua yo me estremecía, y el ver cómo Jenny continuaba en lo suyo me calentaba aún más. Sacó su juguetona lengua e introdujo de golpe su duro miembro en mí. Mi grito fue muy fuerte y sin ningún tipo de disimulo, pero tampoco me importaba, pues por fin me había atrevido a que un pene me atravesara, por lo que cualquier escándalo que hiciese me lo había ganado. Mi compañero se apoyó sobre mí y con sus manos tomo mis pechos y comenzó a balancearse haciéndome llegar al cielo entre una mezcla de dolor con placer.

Por su parte mi amiga estaba en las mismas condiciones que yo, por lo que me di cuenta de que él literalmente estaba imitando lo que ellos hacían por lo que para no quedarme corta hice lo mismo, seguir cada movimiento de mi amiga. Desenfrenados y drogados de placer nos movíamos disfrutando cada centímetro que nuestra piel compartía, rompiendo por completo el cascarón de la virginidad y frente a mis ojos un mundo de diversión y lujuria; Estoy en el cielo.

El chico del árbol tomó se recostó y Jenny se posó de inmediato sobre él, frotando su clítoris con el pene para luego introducirlo. Nosotros también seguimos sus pasos, quedando en una posición que me dejaba apreciar el rostro del chico. Resultó no algo como lo que yo esperaba, pues era mayor, bordeando los 40 años quizá, con barba, y la cara no sólo sucia sino que también con algunas arrugas. Su abdomen no estaba marcado pero al posar mis manos en él sentí lo firme que era, y sus brazos eran muy fuertes. Fue ahí entonces cuando caí en cuenta de una gran verdad; era un trabajador y no otro invitado a la fiesta. En ese momento me di cuenta de que esto estaba fuera de control y que imitar a Jenny era encarrilarme otra vez tras sus pasos, ¡pero yo ya no quiero eso, quiero gozar a mi manera, con descontrol! Acerque mis manos a las ramas que formaban la ventana con la que los podíamos ver y la destrocé, dejándonos sin visión. Una vez hecho esto saqué su miembro de mí y me acerque a su oído y le dije, ¡Muéstrame lo que tú sabes hacer, quiero probar comida campestre sin aderezo de ciudad!, su rostro no mostraba más que alegría, y yo lo cubrí dejando sobre él mi conchita, comenzó a lamer como un loco, lo que me que hacía llegar al éxtasis y me acabe corriendo en su cara. Nos pusimos de pie y procedí a quitarme la blusa, cuando sus manos me detuvieron, y dijo “Me encanta como te ves así, déjatela”, le hice caso y no me despojé de ella. Me besó y puede sentir mis propios jugos que habían caído sobre él y que se mezclaban con el sudor. Se agachó, tomó mis piernas y se puso de pie con lo que quedé en sus brazos pero con mis piernas del todo abiertas. Introdujo su pene en mí una vez más, sólo que esta vez yo le ayudaba, rodeando su cuello con mis brazos y moviendo mis caderas al ritmo que decidían sus manos. En ese momento me sentí en la gloria y sentía como dentro de mí nuevamente crecía el calor, y el dolor ya había desaparecido, sólo quedaba el placer que me provocaba el rose de su gordo pene por mis paredes vaginales. En este punto mis gritos se hicieron nuevamente incontrolables, olvidando por completo que cerca se encontraba mi amiga, haciendo un show para ningún espectador más que la Luna. Cuando me volvía a correr, mi querido trabajador me impulsó hacia arriba dejando su cabeza entre mis piernas y recibiendo nuevamente todos mis jugos… “No hay nada mejor que jugo de chicas jovencitas”, exclamó.

Me bajó y se recostó indicando que le devolviera mi clítoris a su boca, sin embargo esta vez me hizo bajar dejándome la cara chocando con su verga. La tomé y le di un pequeño lametón para probarlo, y se notaba que había estado dentro de mí pues tenía el mismo saber que los jugos que probé hace un rato de su cara. Me gustó y ahora introduje el glande y comencé a succionar, sintiendo un sabor de un jugo diferente, uno más viscoso y más caliente que el mío. Seguí lamiendo ahora los costados… era largo y mi lengua sentía las venas de ese pene. Ya no puede más y comencé a introducirlo a mi boca cada vez más; lo estaba chupando, y sin darme cuenta estaba haciendo la tan conocida posición de 69. Le escupía y continuaba, era una locura pero una muy divertida. No sé con qué valor con mis manos rodee sus piernas e introduje todo su pene mi garganta… fueron tan sólo unos segundo pero ahí pude sentir el calor y las dimensiones de su pene, y como mi garganta ejercía presión para que lo dejara libre pues necesitaba aire. Saqué mi boca de ahí y tomé mucho aire, mientras mi compañero lazaba un gemido, y de mi boca caía saliva tal y como de la de Jenny cuando hizo lo mismo, sólo que yo estoy en una posición mucho más placentera. Decidí continuar con lo mío cuando a este señor no conforme con hacerme tiritar con su lengua introdujo un dedo en mi ano, lo que en unos segundos me dejó sin poder siquiera mamársela, dándole a él lo que tanto quería; mis jugos. Luego de eso me dijo que me recostara y se sentó sobre mi abdomen superior y con sus manos juntó mis tetas creando un nuevo agujero del cual disfrutar. Yo incliné mi cuello hacia delante sacando mi lengua la cual recibía a su pene cada vez que lo metía entre mis tetas. Miraba su cara y se notaba que ya no podía aguantar más toda la leche que contenía. En un momento mientras se follaba mis tetas dejó salir una gran cantidad de líquido blanco que acabó disperso entre mis tetas, mi cara, mi boca, mi pelo, mi blusa… estaba tan fuera de mí que sin razonarlo me tragué todo lo que cayó dentro de mi boca y con mis manos recorría mis de mi cara, pasando por mis pechos y llegando hasta mi clítoris, bañándome en semen por fin.

El hombre que me había provocado tantas cosas se puso de pie y se comenzó a vestir, con sus jeans rasgados y su camisa de cuadros. Me puse de pie, tomé mis bragas y antes de que se fuera, se las di. En ese momento se rio un poco y dijo “Mierda chica, tu amiga sí que tenía razón cuando dijo que eras toda una Diosa en esto, (los olió) Ah… no hay mejor olor en este mundo”, me dio un pañuelo y se marchó. Y mientras se alejaba comencé a pensar en sus palabras, por lo que concluí que era el momento de darle gracias mi amiga por hacer todo esto por mí. Me limpié lo que seguía de mi cuerpo con semen y me puse mi short. Me asomé para ver si Jenny aún estaba ahí pero al parecer se habían ido hace un rato, por lo que tomé la decisión de volver a la casa principal donde están todos.

Cuando llegué pude ver a mi amiga que estaba comiendo con otros de los invitados. De fondo pupe escuchar unas voces que decían “boom chica estás que ardes”, “tienes calor eh guapa” y ahí fue cuando me percaté de que no me había abotonado la blusa de lo distraída que estaba en mi mente recordando lo que acababa de vivir. Sin embargo tampoco me importó mucho por lo que lo dejé así, total ¿Por qué negarles unas buenas vistas? Me senté junto a mi amiga y le agradecí con un beso en los labios, “Para eso estamos las amigas Beatriz”. Conforme veían que no me cubría para nada los pechos otras chicas comenzaron a hacer lo mismo, Jenny entre ellas. Los chicos ahora tenían vista espectacular hacia donde mirasen, y debido a que no utilicé condón con el trabajador, todavía me quedaban 3 sobres listos para usar. ¿Hermoso cambio verdad?

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