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Su juguete sexual por una noche (Parte I)

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Era de noche, estaba sola en un bar del centro, tomando en la barra mientras miraba la pantalla de mi celular. Era mi tercer vaso, un regalo de unos tipos que estaban a mi derecha, querían sexo pero con sólo mirarlos me aburría. El barman también me coqueteaba, pero tampoco llamaba mi atención. Esa noche tenía un vestido rojo fuego abierto en la espalda con tremendo escote, todos me buscaban para, al menos, una mirada caliente.

—Que sexy sos, mami —una mujer mayor, de unos treinta más o menos, se sentó a mi izquierda y me sonrió. Era alta, de tetas grandes y con una cintura ancha que le hacía parecer de un culo enorme, estaba muy buena. Tenía unos pantalones ajustados y una remerita muy escotada, estaba bellísima.

—Gracias, vos no te quedas atrás —le sonreí y me acomodé mejor en el asiento mientras veía cómo se pedía un trago.

—¿Estás sola?

—Si —hice un puchero y suspiré con decepción—, ¿vos estás sola?

—Mi marido está allá —señaló a una de las mesas donde un tipo de unos treinta también me comía con la mirada, era castaño y alto con brazos y manos grandes.

—Ah... —mi decepción creció y tomé el último sorbo de mi vaso, el barman se me acercó para servirme más pero negué, era hora de ir a casa sola, lamentablemente. Me puse de pie y agarré mi bolso, escuchando al grupo de tipos que me decían si quería un aventón u otro trago, los ignoré por completo.

—¿Querés que te llevemos, nena? —el marido de la mujer se nos acercó y me acorraló en la barra, se puso a mi derecha y su mujer estaba a mi izquierda, los dos muy cerca, mirándome las tetas ambos.

—No quiero molestar —solté un gemido cuando la mujer me apretó una nalga, miré sus ojos y me di cuenta de lo que pasaba y uff que quería que pase.

—Para nada, mami —la mujer se acercó a mi oído y me susurró: —Pero vas a tener que pagarnos con algo, mi amor —me mordió la oreja y yo cerré los ojos, mientras su marido mi pellizcaba un pezón sobre el vestido, ya que no tenía sostén.

—Estábamos buscando a una nena para hacer un trío —el hombre me lamió la mandíbula y besó a su mujer justo adelante de mis labios—, te vimos y no lo dudamos, ¿qué decís?

—Pero no es u trio de sexo normal, mami —la mujer habló antes de que diga que sí, porque era obvio que iba a aceptar—, vas a ser nuestro juguetito toda la noche.

**

Y acá estábamos en el ascensor de un hotel más conocido como el telo más popular de la ciudad, todos iban a coger a ese edificio. Yo no había hablado desde que salimos del bar y ellos hacían como si no estaba, hablando de una cena familiar y del cumpleaños de no sé quién, pero a penas subimos al ascensor ambos se callaron y se pusieron a mis costados, como en el bar. Cuando la puerta se abrió ella, que dijo que se llamaba Laura, me puso una mano en el culo y me empujó para que camine, su marido, Leonel, caminaba adelante y nos hizo parar en un cuarto.

—Ya tenemos todo preparado, nena —dijo Leonel abriendo la puerta con la llave, sonriendo muy travieso.

—Pero como es una sorpresa te tenés que poner esto —Laura sacó de su bolsillo un pañuelo rojo y me lo pasó por la piel—, primero queremos que te pongas cómoda y después empezamos, hermosa —asentí con la cabeza mientras me mordía los labios y ella me vendó.

Leonel me alzó por el culo y me hizo entrar al cuarto, no veía nada pero se escuchaba una música sensual de fondo y había olor a vainilla, me bajó al piso y escuché cómo abrió otra puerta y me hizo pasar, la puerta se cerró y creí que estaba sola, pero alguien me sacó la venda y me encontré con Laura.

—Ponete esto —me dio un babydoll blanco, con el corset, la tanguita y las medias, pero el corsett no tenía brasier adjunto, se cortaba justo abajo del nacimiento de las tetas, también había un collar de cuero color rosa, como el de un perro— Y cuando termines salí —ella iba a salir pero le agarré el brazo, me miró caliente.

—Necesito ayuda con el cierre del vestido —era verdad, el cierre se trababa y era un sufrimiento sacarme el vestido sola, aunque podía.

Ella se mordió el labio y me hizo girar, me destrabó el cierre y me lo bajó lento, me sacó el vestido y acercó su boca a mi cuello, me mordió la piel y sopló, dándome escalofríos.

—Sos tan linda, nena —me giré para darle la cara y le di un beso corto pero húmedo que la calentó mucho, porque me apretó la cintura clavándome sus uñas y gimió, pero se fue antes de hacer nada.

Me puse el babydoll que me dejaba las tetas al descubierto y me coloqué el collar en el cuello, también había unos brazaletes iguales al collar, me los coloqué en las muñecas y me miré en el espejo, estaba hermosa y muy sexy, por impulso me toqué la vagina y estaba húmeda a más no poder. Salí del cuarto y me encontré a la pareja besándose, ambos en ropa interior sobre una cama con sábanas roja, en una mesa había vibradores y dildos, látigos y pinzas, ahogué un gemido al ver eso, Leonel me vió y gimió bien alto, haciendo que Laura también me mire.

—Vení acá, mami —Laura parecía ser la más entusiasmada con esto, al parecer ellos nunca habían hecho un trio con una nena y menos con esos juguetes, y yo tampoco, me senté en la cama roja y de inmediato Leonel me fue a atacar las tetas, parecía hambriento. Pero yo estaba hipnotizada con Laura, esa mina me tenía loca, era una bomba— ¿Te gusto, nena? —me preguntó mientras me acariciaba las piernas.

—Dios, sí, me encantas —gemí alto por los besos rudos y las mordidas de su marido en mis tetas y pezones.

—Me alegro, porque vos me pones re caliente, mami —y me besó, tenía sabor a cerveza en la boca y gemí cuando metió su lengua en mi cavidad bucal, nuestras lenguas se movían feroces con sed de más mientras que mis manos le apretaban la cara para hacer más profundidad, sus dedos estaban acariciándome sobre la tanguita blanca, y su marido dejó de torturar mis tetas para chuponearme el cuello. Estuvimos así unos minutos cuando ella me separó de su boca tirándome fuerte del pelo, cosa que en vez de dolerme me excitó más— Vamos a hacer lo que queramos con vos, nena, y no te podes quejar, ¿escuchaste? —asentí con la cabeza y el marido me alzó para besarme bien fuerte la boca, él tenía gusto a frutilla en la boca y me hacía moverme para refregar mi vagina contra su verga ya dura, me separé de su boca cuando escuché un ruido y vi cómo Laura se desnudaba.

Leonel me dejó arriba de la cama y su mujer se me acercó para darme besos en el vientre y en los muslos, mientras él enganchaba los brazaletes de mis muñecas a la cama, como si fuesen esposas. Laura se movía arriba mío mientras nos comíamos la boca y Leonel se masturbaba cerca de mi cara, ella se alejó hacia la mesa y él me puso la punta de su verga en los labios mojados por la baba de su mujer.

—¿Sabes chupar, zorrita? —dios como me gustaba que me digan así, putita y zorra eran las palabras que me prendían a la hora de coger.

Ni le respondí, me metí la punta de su pija en la boca y empecé a chuponearla con hambre mientras lo miraba, una de sus manos me empezó a acariciar el pelo mientras yo chupaba gustosa solo la punta de su verga. Escuché cómo algo empezó a vibrar y pegué un gritito cuando sentí esa vibración arriba de mi tanguita, miré y era Laura con un vibrador largo de color rosa claro, igual que mi collar y los brazaletes.

—Seguí chupando, hermosa —me dijo ella mientras me bajaba la tanga. Me metí de una toda la verga de su marido que no era tan grande, pero parecía ser suficiente para dar placer, Leonel gemía mientras miraba cómo su mujer me acariciaba la vagina con el vibrador que me generaba muchos gemidos. Babeé los costados de la verga de Leonel y le pasé la lengua varias veces como si de una paleta se tratase, mientras Laura me hacía vibrar desde la vagina.

—Metelo —dije como pude con la verga de Leo en mi boca, ambos me miraron y sonreí como toda una puta— Metemelo en la conchita —dije y Laura gimió, me lo metió de una haciéndome gemir un montón y Leonel la acercó para besarla, mientras me agarraba fuerte del pelo y me penetraba lento la boca, estaba súper excitada con ellos dos, Laura aumentó la velocidad del vibrador y empecé a emir mucho más fuerte, casi gritando porque lo había puesto en velocidad máxima. No sé si fue porque estaba muy excitada o qué, pero me corrí muy rico al mismo tiempo que Leo, que había sacado su verga para ponérmela en las tetas y dejarme su lechita justo en mis pezones.

—¿Alguna vez te dieron doble penetración, mami? —Laura me sonrió caliente y se acercó a lamer la leche de mis tetas, miré cómo su marido iba por un dildo en forma de pene negro bien grueso y grande, era un arnés, y se lo colocó a su mujer.

Uff Dios, lo que iba a gritar con esos dos.

(Si quieren la segunda parte mandenme mensaje a mi correo y con gusto la público: [email protected])

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