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Maduras Anónimas (Cap. 08 & 8.5)

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Esa mañana desperté nuevamente con las bragas usadas de mi madre sobre mi polla. Por más que lo intentaba no podía sacar de mi mente aquel recuerdo de ella masturbándose y de mi encuentro con doña Rosy, la madre de Alex, donde me había imaginado follando a mi propia madre.

Ahora cada noche me escabullía esperando volver a ver a mi madre en acción pero desafortunadamente cerraba la puerta con seguro privándome de ello. Tenía que conformarme con tomar un par de bragas de la ropa sucia y masturbarme con ellas mientras escuchaba sus gemidos a través de la puerta.

Con respecto a doña Rosy tampoco podía sacármela de la mente y la revelación de que deseaba follarse a su hijo. En los días siguientes evite por todos los medios ir a casa de Alex y me distancie un poco de él. Estaba tentado a contarle todo lo sucedido pero no sabía cómo podía reaccionar.

Follar maduras era una cosa pero follarse a tu propia madre era una línea muy difícil de cruzar.

Con respecto a mi madre trate de guardar la compostura lo más que podía pero también termine actuando con un poco de frialdad hacia ella y ella también se mantenía distante conmigo.

Ya había aceptado el hecho que deseaba a mi madre, el verdadero problema era que haría a continuación. No podría simplemente revelarle mis sentimientos, seguro pensaría que era un depravado o algo por el estilo.

No sabía que podía hacer al respecto, no sabía con quien hablar ni cómo solucionarlo y cada día sentía que me carcomía por dentro.

Esa tarde estaba sentado en las escaleras del complejo cuando una voz me saco de mis pensamientos.

-Un centavo por tus pensamientos.- me dijo doña Elide con su acostumbrado cigarro en la boca.

-No, no es nada.- le respondí.

-¿Seguro? Parece que algo te preocupa, te vez consternado.- pregunto la señora.

No sé por qué pero se me ocurrió que si le contaba a alguien lo que sentía tal vez haría más ligera la carga y en esos momentos doña Elide parecía ser la mejor opción. Si alguien era buena guardando secretos era la organizadora de un grupo de jóvenes follando maduras.

-Lo que sucede es que desde hace unas semanas siento cierta atracción hacia mi madre. Digo es obvio tengo predilección por las maduras pero nunca había pensado en mi madre de esa forma. Han sucedido ciertas situaciones recientes que me han hecho despertar mi deseo hacia ella. Obviamente no es algo que le pueda confesar y no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Simplemente no sé qué hacer con estos sentimientos y deseos que obviamente no son correctos.- le conté desahogándome.

Ella solo se quedó unos minutos en silencio fumando y observándome.

-La verdad es que es una situación un tanto inusual. Independiente de si está bien o mal o lo que diga la sociedad lo más importante son los sentimientos de las personas. En tu caso no es algo fácil de confesar pero yo te aconsejaría que sigas aguantando tus sentimientos hasta que estés seguro que serán correspondidos, de lo contrario solo arruinaras las cosas.- me dijo la señora.

Me quede pensando que tenía razón, no ganaba nada si me precipitaba, tendría que seguir siendo fuerte y seguir guardándome mis sentimientos.

-Y mientras tanto puedes seguir follando maduras y fingir que son tu madre. Tal vez así lo superes. La próxima reunión será el domingo por la noche.-me dijo doña Elide antes de marcharse.

Sus últimas palabras me dejaron la duda de si sabía lo que había ocurrido en mi último encuentro. A veces sospechaba que ella estaba al tanto de todo lo que pasaba en el complejo.

En cuento a su último consejo pues parecía que era lo único que me quedaba, seguir fingiendo que las maduras que follaba eran mi madre. Tal vez eso tendría que bastar por el momento.

El día establecido salí más temprano que de costumbre y únicamente le deje una nota a mi madre informándole que estaría fuera un par de horas.

Me quede sentado en el parque cercano hasta que Alex llego a nuestro acostumbrado encuentro. Como siempre él estaba sumamente emocionado mientras caminábamos al cobertizo. La primera gran sorpresa de aquella noche fue cuando pase a la urna a tomar mi número, al sacarlo observe con emoción que se trataba del 101: doña Elide.

Alex estaba increíblemente celoso de que yo tuviera oportunidad de follarla antes que el siendo que el llevaba más tiempo en el grupo.

-Eres un cabron con suerte. Como desearía ser tú en estos momentos.- me dijo antes de dirigirse a su apartamento asignado.

En mi mente pensé que yo sentía exactamente lo mismo por él. Si yo fuera el estaría en casa follando a mi madre en lugar de una desconocida. Aun así no podía negar que doña Elide tampoco estaba para hacerle el feo. Al follar con ella podría apartar a mi madre de mi mente por un par de horas.

Cuando todos salieron para cumplir con sus tareas nos quedamos solos en el cobertizo ella y yo.

-Vaya, parece que por fin tendré oportunidad de probar si todo lo que me han dicho de ti es cierto. Andando- me dijo y salimos juntos del lugar.

Mientras caminábamos se me hizo un tanto sospechosa la situación; desde antes sospechaba que la dichosa urna estaba arreglada y esto parecía confirmarlo. No podía ser coincidencia que doña Elide me hubiera tocado luego de haber tenido aquella charla con ella. Imagine que a lo mejor le había excitado toda aquella situación de madre e hijo y tal vez deseaba hacer un juego de roles parecido al que hice con doña Rosy. Sea cual fuera el motivo me dispuse a disfrutar del encuentro.

No tardamos en llegar a su departamento y sin perder el tiempo nos dirigimos a su alcoba. Al entrar me lleve la sorpresa de descubrir que había una madura atada a la cama, con una mordaza en la boca, una venda sobre los ojos y un par de vibradores en su coño y culo.

-Es una amiga que he invitado. Estuvimos jugando un poco antes. No te preocupes, solo la estoy ayudando a cumplir una fantasía suya. Aún no ha decidido si participara en nuestro encuentro.- dijo Elide con una sonrisa.

Comenzamos a besarnos mientras nos deshacíamos de nuestras prendas, mi pene ya se encontraba totalmente erecto, emocionado por la oportunidad soñada.

-Una cosa más, no tienes por qué usar mascara, yo ya conozco tu identidad y ella no puede ver nada. Estaremos más cómodos así.- dijo retirándome la máscara.

La madura se estremeció en la cama, forcejeando y balbuceando, seguramente estaba deseosa de ser parte de la acción.

Doña Elide se arrodillo y puso manos a la obra en mi polla. Sin duda la madura tenia talento y experiencia.

Era una de las mejores mamadas que había recibido, por unos momentos me concentre en el placer que estaba recibiendo y me olvide de todas mis preocupaciones.

La lengua de doña Elide trabaja con maestría lamiendo mi polla, chupaba con fuerza mi hinchada cabeza y luego la metía hasta el fondo de su garganta. En la cama la señora atada seguía retorciéndose.

-Adelante, David. Es hora de que me hagas gozar con tu magnifica polla.- dijo la señora meneando su magnífico trasero.

Me coloque detrás de ella listo para reclamar aquel increíble premio y la penetre con fuerza y rapidez. Su coño no era estrecho pero tenía la experiencia suficiente para apretar mi polla de manera estupenda.

Ahora sabía porque todos los chicos estaban tan desesperados por la oportunidad de follarla. Con el paso de tiempo y gracias a mis encuentros había aprendido a retrasar el orgasmo para poder durar más en el sexo pero la experta raja de doña Elide se esmeraba en sacarme la leche cuanto antes.

La señora de la cama se retorica con más fuerza, buscando librarse de sus ataduras pero sin lograrlo. Seguro era una tortura estar tan cerca y no poder participar. Mientras follaba a Elide me fije más en ella y me di cuenta que físicamente era casi igual que la mayoría de las otras maduras con las que había follado. Gorda, de tetas grandes y coño peludo. El tipo de mujer que me gustaba, honestamente esperaba que doña Elide me dejara follarla.

Me pregunte quien podría ser que doña Elide no la dejaba participar más activamente y que clase de fantasía era la que estaba realizando.

-Ufff, que rico, mmmm que buena verga tienes, David. Métemela toda, ahhh, siii, que delicia.- gemía doña Elide.

Olvidando a la madura me enfoque en mi faena de follar a doña Elide. Le di un par de nalgadas en aquel perfecto culo, esperaba que me dejara follarselo antes que terminara la noche.

-Ahh, siii, que rico coges, David, métemela mas, con fuerza, vamossss, massss, que buena verga tienes, mmmm- continuaba gimiendo la madura.

Yo me esforzaba todo lo que podía por evitar correrme sin dejar de taladrar con todas mis fuerzas aquel coño maduro.

Obtuve un pequeño respiro cuando doña Elide comenzó a moverse lentamente hacia la otra señora hasta llegar lo más cerca posible de ella. Observe que le susurraba algo al oído pero no le preste mucha atención, me enfoque en seguir bombeando mi polla dentro y fuera de su coño. Tenía como meta hacer que se corriera antes que yo, supongo que era una manera de darle las gracias por haberme permitido entrar al grupo y poder disfrutar de todas aquellas señoras que tanto me habían enseñado.

Podía sentir que mi orgasmo estaba cerca, tome a la madura por las caderas y puse toda mi fuerza en mis embestidas.

Sus gemidos subieron de intensidad y eso significaba que estaba logrando mi cometido. Gruñía y gemía mientras le metía mi verga lo más dentro que podía. Finalmente me vi recompensado y doña Elide lanzo un intenso gemido al llegar al clímax, yo la seguí unos segundos después disparando mi semen dentro de su coño.

Apenas estaba comenzando a recuperarme cuando ella me llamo.

-Cambie de opinión, David. Creo que si dejaremos que mi amiga participe. ¿Qué dices si para empezar le comes el coño?- me dijo la mujer y procedió a retirar el vibrador de su concha.

Aunque esperaba probar el coño de doña Elide, el de la otra madura tampoco tenía desperdicio. Era bastante peludo y estaba sumamente mojado. Apenas puse mi lengua sobre el pude saborear sus jugos.

-¿Esta bien mojada, verdad? Seguramente se ha corrido al escucharnos follar. Adelante, pruébala y haz que se corra otra vez. Hazla volverse loca de placer.- dijo doña Elide mientras mantenía sus piernas separadas.

Comencé metiendo mi lengua dentro de sus pliegues donde sus jugos eran más abundantes. Lamí y chupe como siempre, haciendo que la señora se estremeciera. Su coño no dejaba de chorrear y le metí un dedo dentro, cuando estuvo bien empapado lo lleve hasta su ojete. Esperaba que si hacia un buen trabajo pudiera follarla también. Esa noche tenía mucha leche que de3scargar.

Mis esfuerzos daban fruto pues escuchaba como la madura intentaba gemir a través de la mordaza. Su hinchado clítoris sobresalió de entre sus vellos púbicos y lo salude con un par de chupetones para después frotarlo con fuerza.

Al final logre mi cometido y la madura se corrió bañándome la cara con sus jugos. La verdad era que tenían un sabor familiar pero no le preste mucha atención, solo los lamí todos por completo.

-Parece que esta vieja zorra aún no tiene suficiente, David. Creo que es hora de follarla.- dijo y observe como la madura se abría de piernas mostrándome su chorreante y palpitante coño hambriento.

Estaba de suerte, follaria dos maduras aquella noche. Sujete las piernas de la desconocida y acerque mi erecto miembro a su raja. Estaba tan húmeda que entre sin problemas.

Viendo lo fácil que había penetrado aumente lentamente mis embestidas hasta follarla con la misma fuerza que a doña Elide.

La señora gemía y se estremecía cada vez que la penetraba, parecía que hacía tiempo no follaba. Bueno, me aseguraría de compensarla por esos años de negligencia. Sin bajar el ritmo lleve una de mis manos a sus enormes tetas y la apreté con fuerza, la señora se estremeció aún más y ahogo otro gemido en la mordaza.

Que buen par de tetas tenía, grandes como me gustaban. Me incline hacia ellas y me lleve una a la boca. Chupe con fuerza como queriendo sacarle leche. Otro gemido ahogado me indico que le había gustado.

-Así, David, follala con fuerza. Mira como goza. Eso me recuerda lo que me contaste hace un par de días. ¿Recuerdas lo que te dije? Este es un buen momento para llevarlo a cabo. Dime, ¿acaso ella no te recuerda a tu madre?- dijo Elide.

-Sí, tiene razón. Mmm, se parece a ella.- le conteste.

Y era cierto, me recordaba mucho a mi madre, como con doña Rosy.

-¿Entonces si tuvieras a tu madre en frente en estos momentos la follarias? Es lo que has estado deseando desde hace tiempo, ¿no? Es lo que me confesaste el otro día, ¿no es verdad? Me dijiste que deseas a tu madre, que deseas follarla, hacerla gozar, deseas escucharla gemir, ¿no es cierto?- pregunto con insistencia doña Elide.

Baje el ritmo de la penetración mientras pensaba en lo que me decía. En mi interior sabía que tal vez nunca pudiera llevar a cabo tal anhelo. Nunca podría mostrarle a mi madre cuanto la amaba en verdad. En ese momento me di cuenta que no me importaba decirlo en voz alta y lo que pensaran los demás; la única persona que me importaba lo supiera era probable nunca se enterara pues jamás me atrevería a decírselo en la cara.

Solo me quedaba seguir fingiendo como doña Rosy pero aun así deseaba tanto gritarlo a los cuatro vientos que eso fue lo que hice.

-Sí, es lo que quiero. Desearía poder follar a mi madre, desearía poder hacerla gozar como a esta señora. Desearía escuchar sus gemidos mientras la penetro hasta hacerla gritar de placer. Desearía mostrarle cuanto la amo. Ohhh, mama, te deseo tanto.- dije con certeza.

Seguí follando a aquella madura y cerré los ojos para imaginar que era mi madre pero la voz de doña Elide me llamo nuevamente.

-David, tengo una sorpresa para ti.- dijo Elide y la madura se retiró la máscara. ¡Se trataba de mi madre! Mi sorpresa fue tan grande que en ese instante deje de follarla.

-M—Mama… yo…- balbucee confundido.

Ella me rodeo con sus brazos y acercándose a mí me planto un beso lleno de lujuria y deseo.

-No digas nada, hijo. Solo follame, métemela toda y hazme gozar como nunca.- me dijo mirándome a los ojos.

-Mama... te amo.- dije y nuevamente nos besamos, esta vez nuestras lenguas se encontraron y nuevamente sus embestidas se reanudaron.

-Yo también te amo, hijo. Ahora cógeme como nunca lo han hecho, hazme sentir mujer de nuevo.- me dijo al separarnos del beso.

Nunca estuve más complacido de obedecer sus órdenes. Sujete sus piernas como antes y sin piedad la penetre con fiereza.

Reanude mi labor ahora con más ímpetu que antes, con más fuerza y brío que nunca. Estaba llevando a cabo aquello que tanto deseaba, que delicia era poder follar por fin a mi madre de verdad, era una sensación indescriptible. Si aquella sesión con doña Rosy había sido increíble ahora era sumamente mejor pues no tenía que fingir. En verdad era mi hermosa madre quien recibía mi polla, era su coño de verdad el que estaba follando, eran sus enormes tetas las que sentía aplastarse contra mi pecho, eran sus gemidos los que llegaban hasta mis odios indicando que también disfrutaba de este momento y eran sus labios los que se besaban con los míos correspondiendo el amor que sentía por ella.

-Oh, mama, que rico coño tienes. Es una delicia.- decía mientras la follaba con fuerza.

-Sí, hijo, es solo tuyo, ahhhh, siii, me encanta tu verga dentro de mi, mmmm, asiii, masss, hijo, con fuerza, dámela toda, ummmm.- gemía al recibir mis embestidas.

Detrás nuestro doña Elide se masturbaba descontroladamente con los juguetes, tenía un consolador en el culo y el vibrador en el coño.

-Oh mama, hace tiempo que te deseaba, ahhh, no puedo creer que por fin este follandote.- le dije mirándola a los ojos.

-También yo hijo, llevo mucho tiempo deseando que me follaras, ahhhh, deseando sentir tu pene en mí, agghhh, no te detengas, cariño, haz gozar a mami, mmmmm.- respondió devolviéndome una mirada llena de amor y lujuria.

-Mami… no puedo mas, ahhh, me voy a correr.- le dije.

-Hazlo, hijo mío. Córrete dentro de tu madre, lléname con tu leche, ahhhh.- me indico.

Lanzando un gemido de placer al unisonó nos corrimos juntos. Sentí mi leche salir disparada dentro de ella mientras sus jugos empapaban mi polla. Jamás en toda mi vida había experimentado un orgasmo tan placentero como aquel.

Caí rendido sobre de ella y sus brazos me rodearon de un modo maternal.

-Pueden quedarse a pasar la noche aquí. Dulces sueños, par de tortolos.-dijo doña Elide y salió por la puerta.

Por primera vez desde que llegamos a aquel complejo pude conciliar el sueño sin tener ningún otro pensamiento que me acongojara en la mente. No tenía nada que pensar ni en que preocuparme más allá del hecho que por fin había cumplido mi tan anhelado deseo. Con la polla aun dentro del coño de mi madre caí profundamente dormido. Sin duda todo sería diferente de ahora en adelante, no sabía que nos depararía el futuro pero lo que era cierto era que más que madre e hijo, ahora éramos amantes.

MADURAS ANONIMAS

CAPITULO 08.5

Hola a todos. Doña Margarita aquí una vez más con ustedes para terminar de relatarles los sucesos de aquel día cuando mi vida cambio como nunca lo hubiera imaginado.

Toque a la puerta de doña Elide lista para poder disfrutar de los placeres del sexo, los cuales hacia años no disfrutaba.

Elide me abrió y me hizo pasar a la sala de su casa.

-Vaya que estas despampanante. Imagino que estarás nerviosa. No te preocupes, todo saldrá bien. Algunos de estos jovencitos ya son todos unos expertos en complacer mujeres y sabrán hacerte gozar. La reunión comenzara más o menos dentro de una hora, te hice venir antes porque quería pasar un rato a solas contigo y ayudarte a liberar algo de tensión.- dijo Elide acercándose a mí y tomándome por sorpresa me planto un beso.

Intente resistirme pero ella me sujeto con fuerza hasta que la calentura se apoderó de mí y antes de que me diera cuenta ya estaba devolviéndole el beso, juntando mi lengua con la suya y acariciándola.

-Espero que no te moleste pero tuve una muy interesante y productiva charla con Victoria. Me conto todo acerca de sus aventuras de juventud. Se puso muy contenta de saber que por fin te decidiste a entrar al grupo y me pidió que te dijera que puedes visitarla cuando quieras para recordar sus épocas de universitarias.- dijo Elide.

Debí haber sabido que esa guarra había tenido que ver en esto, ya me encargaría de ajustar cuentas con ella después.

Seguimos besándonos y mientras lo hacíamos comenzamos a desvestirnos. Elide tenía un cuerpo perfecto, delgado y bien conservado, un poco atlético, con unos senos firmes y el coño rasurado. Me hizo sentir un tanto incomoda con mi propio cuerpo pero eso pronto quedo en el olvido cuando introdujo sus dedos en mi coño.

-Mira nada mas como estas de mojada. Seguramente por pensar en la polla que dentro de poco tendrás enterrada aquí.- dijo mientras sus dedos recorrían mi intimidad haciéndome jadear y gemir.

Sus finos dedos jugaban con mi ardiente sexo haciéndome recordar lo maravilloso del toque de otra persona y aún mejor, de otra mujer.

Yo le devolví el favor chupando sus grandes senos mientras ella jugaba con mi concha, la cual comenzaba a derramar sus jugos. Tenía un buen par de tetas, grandes como las mías pero las de ella eran más firmes y con pezones más puntiagudos. Aun así me dedique a chuparlos con gusto hasta que Elide me hizo descender y quedar de rodillas frente a ella.

-Veamos si lo que me dijo Victoria es verdad. Espero que no hayas olvidado como comer un coño.- dijo abriendo sus piernas y dejando su depilado coño a la vista.

Recordando mis épocas de universitaria me acerque lentamente hasta aquel maduro coño. Podía ver sus labios con claridad así como su rosado interior. Nuevamente me sentí un poco acomplejada por tener el mío como una selva.

Comencé a lamerlo despacio al principio, pero doña Elide no estaba para perder el tiempo y me enterró la cara con fuerza en su coño. Capte la indirecta y hundí mi lengua lo más que pude en su interior; poco a poco fui perdiendo la timidez y comencé a usar mis dedos para ayudarme a complacer a la señora. Sus gemidos y los jugos que brotaban de su raja me indicaron que iba por buen camino.

Elide hizo que nos acomodáramos en el sofá y nos montamos en un lésbico 69 que hacía años no experimentaba.

Esta vez sin perder el tiempo ataque su sexo a lengüetazos, lamiendo y sorbiendo con ahínco, mi lengua se adentraba hacia interior de su coño y usaba mis dedos para separar sus labios y tener un mejor acceso.

Elide por su parte usaba más sus dedos que su boca en mi peludo coño, metiéndolos y sacándolos con rapidez y frotando y presionando mi clítoris.

Mi primer orgasmo de la noche, y esperaba que no fuera el ultimo, llego haciéndome acabar en la cara de doña Elide. La madura también se corrió en mi rostro dejándome probar sus jugos por completo.

Aquello había sido espectacular. De verdad extrañaba estar con otra mujer. Parece que tendría que aceptar la invitación de Victoria después de todo.

-Nada mal, solo te hace falta más práctica. Ahora veamos como chupas una polla. Vayamos a la alcoba para estar más cómodas. Usaremos el cuarto de huéspedes.- me dijo guiándome por su lujosa casa.

Al entrar a la habitación me di cuenta que ya la tenía preparada pues sobre la cama había varios juguetes sexuales.

-Toma, te servirá para practicar para cuando tengas la de verdad en unos momentos. Después de todo no querrás decepcionar a tu joven amante.- me dijo arrojándome un consolador.

Honestamente sentí que ya había practicado el chupar una polla lo suficiente con el que tenía en la casa pero lo cierto es que me aun sentía nerviosa ante el prospecto de chupar uno de verdad.

Siguiendo la rutina acostumbrada me lo lleve a los labio y comencé a trabajar en el recordando mis experiencias de muchos años atrás. Instintivamente cerré los ojos para imaginar que tenía a un chico frente a mí con la polla al aire.

-Dime Margarita, estas imaginando que es la verga de tu hijo, ¿verdad?-pregunto Elide.

Lo cierto era que desde hacía tiempo su polla era la única en la que podía pensar, su rostro era el único que podía ver cuando me masturbaba. Asentí a la pregunta con el juguete en la boca.

-Parece aún no logras olvidar lo que viste. No te culpo, tu hijo es un chico muy guapo, solo puedo imaginar cómo sería su polla. Seguro es grande, venosa y con una hinchada cabeza morada coronándola. Apuesto a que tiene un par de enormes huevos colgando, llenos de semen listo para salir disparado.- dijo Elide con una voz sensual.

Todo aquello era cierto, mi hijo tenía una magnifica polla que seguro muchas mujeres desearían.

Mientras seguía con los ojos cerrados sentí que algo penetraba en mi coño, se trataba de otro consolador que Elide estaba usando. Estaba por abrir los ojos pero Elide puso su mano en mi cara.

-No, no rompas la ilusión, imagina que es la polla de tu hijo la que está penetrándote lentamente.- me dijo con suavidad.

Sin darme cuenta me hizo subir a la cama y sentarme contra la cabecera mientras yo abría las piernas para recibir al juguete dentro de mí.

El consolador entraba en mí con suavidad y sin problemas debido a lo húmeda que estaba. La figura de mi hijo en mi imaginación me follaba diciendo pablaras tiernas al hacerlo. Mis gemidos eran mayores con cada penetración del juguete que era reemplazada en mi mente por las embestidas de mi hijo.

-¿Quién es el que te está follando? ¿Es tu hijo? Vamos, quiero escucharte decirlo. Sé que lo deseas, sé que estas imaginando que su gorda verga te está cogiendo. Vamos, dilo. Admítelo.-decía Elide mientras me metía el consolador con fuerza.

Pese a que todo lo que ella decía era verdad no encontré el valor para admitirlo y decirlo en voz alta.

En vez de eso solo pude correrme en silencio como otras veces, con la imagen de mi hijo en la mente haciéndome gozar.

Mientras disfrutaba del orgasmo y antes que pudiera abrir los ojos me encontré atada de manos a la cabecera de la cama. Intente liberarme pero fue en vano.

-Tengo una sorpresa planeada para ti pero para ello primero tengo que hacer ciertos arreglos. Una vieja amiga me presto estos juguetes. Confía en mí, vas a disfrutar mucho esto.- dijo Elide.

Abrí la boca para responder pero Elide fue más rápida y coloco una de esas mordazas con bola acallándome. Luego me coloco un antifaz negro sobre el rostro, pensé que bloquearía mi visión pero podía ver perfectamente a través de la tela. Y para finalizar tomo uno de los vibradores que no habíamos usado y luego de lamerlo lo introdujo en mi coño donde lo encendió.

Elide se vistió nuevamente y salió de la habitación dejándome sola. En el silencio del lugar solo se escuchaba el vibrar del juguete que enviaba ondas de placer a mi cuerpo.

Pasaron varios minutos, no estoy segura de cuantos para ser exacta pero luego vi entrar a Elide con un joven de la mano quien llevaba puesta una máscara.

-Es una amiga que he invitado. Estuvimos jugando un poco antes. No te preocupes, solo la estoy ayudando a cumplir una fantasía suya. Aún no he decidido si participara en nuestro encuentro- dijo Elide con una sonrisa maliciosa.

¿Qué significaba eso? Se suponía que la que iba a follar con el joven era yo. ¿Acaso era esto una especie de broma de mal gusto?

No negare que la sesión con Elide había sido placentera pero yo necesitaba una buena verga, no un simple juguete de plástico como el que tenía en casa. Elide comenzó a besarse con el joven mientras se desvestían uno al otro. Cuando la polla del chico quedo al descubierto sentí como mi coño se humedecía más. Era un tormento tener esa verga erecta tan cerca y a la vez tan lejos.

-Una cosa más, no tienes por qué usar mascara, yo ya conozco tu identidad y ella no puede ver nada. Estaremos más cómodos así.- dijo retirándole la máscara al chico.

Fue entonces cuando mi corazón dio un vuelco. ¡Se trataba de mi hijo! ¡David, mi propio hijo!

Trate de hablar pero mis palabras fueron acalladas por la mordaza y debido a las ataduras no podía levantarme de la cama. Forcejee para liberarme pero lo único que podía hacer era permanecer ahí impotente mientras veía como Elide se ponía de rodillas y se llevaba el pene de mi hijo a la boca.

-Mmmm, así que este es el pene que tanto placer le ha dado a las señoras del lugar. Sin duda es una buena herramienta.- dijo Elide antes de comenzar a chuparlo.

Elide lamia la polla de mi hijo con destreza. Su lengua recorría todo el grosor, iba desde la morada cabeza hasta las hinchadas bolas, depositaba suaves chupetones sobre su cabeza y acariciaba el tronco con delicadeza.

-Que rica polla tienes. Hacía tiempo que deseaba probarla.- dijo Elide y luego se la metió poco a poco en la boca.

-ufff, también yo tenía tiempo deseando estar con usted, señora.- dijo mi hijo.

-Todas las señoras que te has follado han hablado bien de ti. Estoy ansiosa por descubrir que buen amante eres.- dijo Elide mirándome de reojo mientras seguía acariciando su verga.

No podía o más bien no quería dar crédito a lo que escuchaba. Nunca hubiera creído que mi hijo fuera uno de esos jovencitos que tenían sexo con las maduras del lugar. Aquellas ocasiones en las que decía salir con amigos seguramente eran para asistir a los encuentros. ¿Con cuántas vecinas se habría acostado?

Elide se sacó la polla de la boca y se subió a la cama, poniéndose a cuatro patas frente a mí.

-Adelante, David. Es hora de que me hagas gozar con tu magnifica polla.- dijo la muy zorra meneando su trasero.

David se colocó detrás de ella y comenzó a introducir su verga en su interior. Mientras la polla de mi hijo la penetraba Elide me miraba directo a los ojos, sabía bien que yo podía ver todo lo que ocurría y no podía hacer nada al respecto.

-ufff, que rico, mmmm que buena verga tienes, David. Métemela toda, ahhh, siii, que delicia.- gemía la zorra.

Cerré los ojos para no verlos pero aun podía escuchar sus gemidos y el sonido de la verga de mi hijo entrando y saliendo de su coño. La cama se estremecía con la fuerza de sus embestidas. Abrí los ojos y me fije en mi hijo. Era increíble la manera en que follaba a la señora, la fuerza con la que empujaba sus caderas contra ella, como la hacía gemir al follarla de manera rápida y salvaje. Su rostro estaba lleno de placer al penetrar a aquella mujer y el de ella también se descomponía de placer.

-Ahh, siii, que rico coges, David, métemela más, con fuerza, vamossss, massss, que buena verga tienes, mmmm- la muy desgraciada decía todo esto sin apartar su mirada de la mía.

No pude evitar sentirme orgullosa de él, por los gritos de Elide se veía que era un buen amante. Pero también me sentía celosa de que ella estuviera disfrutando la verga de mi niño. Mi coño chorreaba sin control y nada tenía que ver con el vibrador que estaba dentro. No, era por mi hijo. El verlo follar me estaba excitando como nunca antes.

Poco a poco Elide fue acercándose hacia mi mientras mi hijo seguía penetrándola hasta quedar lo más cerca posible y me dijo al oído.

-Tenía razón, tu hijo tiene una buena verga y lo que es mejor, sabe cómo usarla. Tú ya la has visto antes, ¿no es cierto? Ya sabes lo gorda y grande que es. Déjame decirte que se siente increíble en mi coño. Mmmmm, y no soy la única que lo piensa. El chico ha estado follando a las maduras del lugar, le han enseñado y ha aprendido bien. Ahhhhh, que rico.- susurro la mujer.

Aquellas palabras me hicieron respirar agitadamente. Claro que recordaba la buena polla que tenía mi hijo, la recordaba desde que lo vi masturbándose en su habitación, la recordaba al fingir que era ella y no mi consolador el que me penetraba cada noche.

-Dime, mmm, ¿no te gustaría sentirla dentro de ti? Ahhh ¿N-no quisieras gozarla como lo hago y-yo?- me pregunto la zorra.

Estaba por responderle negando cuando vi como su rostro se retorcía de tanto placer que tenía los ojos cerrados y ya no podía seguir hablando.

Dios, esa debería ser yo, yo debería estar disfrutando aquella magnifica verga dentro de mí, yo debería estar enloqueciendo de placer. Pero no podía decir eso, no quería aceptar cuanto lo deseaba. Aun cuando tenía el coño empapado y los pezones erectos, aun cuando veía la fuerza y pasión con la que mi hijo follaba y el placer que sentía la madura. Tenía que ser firme, tenía que ser fuerte ante tal tentación.

Los gruñidos de mi hijo y los gemidos de Elide aumentaron y la primera en correrse fue Elide. Su intenso gemido de placer me hizo estremecer pero no estaba preparada para ver como mi hijo gruñía con fuerza y empujaba con fiereza sus caderas contra el culo de la casera estallando el también de placer y seguramente descargando todo su semen en su interior.

Sin siquiera haberme tocado también me había corrido junto a ellos.

-He tenido muchos amantes en mi vida y te diré que tu hijo es uno de los mejores con los que he estado. Me ha dejado el coño lleno de semen y aún tiene fuerzas para seguir follandome, eso es lo grandioso de los jóvenes. Tu también podrías disfrutarlo; te follaria todo el día y toda la noche hasta hacerte desfallecer, solo tienes que aceptarlo. ¿Estas lista para recibirlo dentro de ti?- me pregunto aquel demonio con cuerpo de mujer.

No, no, no, me repetía una y otra vez en mi cabeza, no puedes hacer eso, eso no está bien, no puedes tener sexo con tu hijo, es algo inmoral y prohibido, es un pecado. Haciendo uso de todo el poco sentido común y voluntad que me quedaban negué con la cabeza ante tal proposición y ella solo me sonrió con malicia.

-Veo que aun te niegas a aceptar lo que en el fondo deseas. Hace unos momentos te corriste de lo lindo mientras fingías que tu hijo te follaba y ahora que lo tienes a tu disposición no te animas. Parece que tendré que darte una probada de las habilidades de tu hijo para convencerte.- me dijo Elide.

Era cierto que hace poco había tenido un orgasmo fingiendo que mi hijo me follaba pero al igual que las otras ocasiones eran solo fantasías que nunca espere pudiera haber la posibilidad de realizar.

-Cambie de opinión, David. Creo que si dejaremos que mi amiga participe. ¿Qué dices si para empezar le comes el coño?- le dijo la mujer y procedió a retirar el vibrador de mi raja.

Yo negué nuevamente con la cabeza. Trate por todos los medios de cerrar las piernas pero me fue inútil. Elide se encargó de abrirlas por completo mientras mi hijo descendía hasta mi peludo sexo.

-¿Esta bien mojada, verdad? Seguramente se ha corrido al escucharnos follar. Adelante, pruébala y haz que se corra otra vez. Hazla volverse loca de placer.- dijo animando a mi hijo.

Pensé que posiblemente le daría asco el tener que ver mi coño viejo y lleno de pelos pero él ni se inmuto y rápidamente puso manos a la obra.

Sentí su lengua posarse suavemente sobre mi raja. Hacia tanto que no sentía esa sensación. El chico no perdió el tiempo y pronto su lengua cruzo mis pliegues hasta el interior de mi coño. Sus movimientos eran lentos pero certeros. Trate de resistirme pero el placer invadió mi cuerpo.

Mis gemidos podían escucharse a través de la mordaza. Dios mío, ¿Dónde había aprendido este chico a hacer esto? Era increíble, su lengua recorría mis pliegues para luego lamer mi hinchado clítoris y chuparlo con destreza. Usaba sus manos para ayudarse en su labor de darme placer. El muy descarado incluso metió uno de sus dedos en mi coño y así empapado con mis jugos lo llevo a continuación hasta mi culo. Su lengua lamia y sorbía los jugos que emanaban de mi concha, los cuales no dejaban de fluir. Froto mi clítoris con su pulgar haciendo que me retorciera de placer. ¿Qué clase de mujeres había en el complejo que le habían enseñado estas guarrerias a mi niño?

Incapaz de contenerme más termine teniendo un orgasmo y corriéndome en la experta boca de mi hijo que no dejaba de lamer el fruto de una labor bien hecha.

-Mira nada más. Te has corrido con tu hijo comiéndote el coño. Te dije que tenía talento. ¿Qué harás ahora? Si en verdad no lo deseas solo dime que no una vez más y te dejaremos sola. Te traeré a otro joven para que termine la labor. ¿Pero puedes negarte luego de ver a tal semental en acción? ¿En verdad quieres disfrutar otra polla que no sea la de tu hijo? ¿Qué es lo que en verdad deseas? Te lo preguntare una última vez, ¿Quieres sentir la dura verga de tu hijo dentro de ti?- susurro nuevamente Elide en mi oído.

Ya no tenía caso seguir negándolo, deseaba tanto el sentir su verga dentro de mí. No me importaba lo que ocurriera después, solo sabía que necesitaba sentirlo dentro de mí, de regreso al lugar donde había salido. Mande al demonio todas las dudas e inseguridades que había tenido junto con cualquier rezago de sentido común y pudor que pudiera quedarme y asentí con lentitud.

Elide sonrió complacida y se dirigió a mi hijo.

-Parece que esta vieja zorra aún no tiene suficiente, David. Creo que es hora de follarla.- dijo y esta vez abrí las piernas por mi cuenta mostrando mi chorreante y palpitante coño hambriento.

Mi hijo se puso en posición levantando mis piernas con sus brazos y observe su grande y dura verga lista para perforarme. Mi corazón latía rápidamente mientras su pene se acercaba a mi raja más y más. La punta de su cabeza entro tímidamente en mí y una vez que tuvo el blanco asegurado me penetro de un solo golpe. Lance un grito de placer que se ahogó en la mordaza. Dios, ya había olvidado la maravillosa sensación de tener una verga enterrada en el coño. El consolador que tenía en mi cuarto no se comparaba a esto, la polla de mi hijo era más grande y muchísimo mejor que aquel pedazo de plástico.

Sus embestidas comenzaron lentas y fueron tomando velocidad poco a poco. Contemple el maravilloso rostro de mi hijo quien estaba enfocado en darme placer.

Cada penetración me hacía enloquecer de placer, sabía que lo que estaba sucediendo estaba mal, pero dios, que rico se sentía la polla de mi hijo dentro de mi coño.

Mis gemidos eran cada vez más fuertes, tanto que ni siquiera la mordaza podía contenerlos. El placer era inmenso, el saber que era un acto prohibido solo me excitaba mas, abría mis piernas lo más que podía buscando sentirlo en lo más profundo de mi ser. Ya no había vuelta atrás, ya no me importaba nada más que seguir disfrutando como mi hijo me taladraba.

El muy cabron me apreto una teta con fuerza haciéndome gemir aún más y luego se la llevo a la boca. Me chupo con fuerza como cuando era un bebe buscando leche. Vaya con este hijo tan salido que no sabía que tenía.

Pero aun tenía cierta duda en mi interior, por fin mi hijo me estaba follando pero él no sabía mi identidad. ¿Qué pensaría de mi si lo descubría? ¿Seguiría follandome o le daría tanto asco que terminaría por marcharse de la casa?

Tal vez leyendo mis pensamientos Elide se acercó a mi hijo para hablarle.

-Así, David, follala con fuerza. Mira como goza. Eso me recuerda lo que me contaste hace un par de días. ¿Recuerdas lo que te dije? Este es un buen momento para llevarlo a cabo. Dime, ¿acaso ella no te recuerda a tu madre?- dijo Elide.

-Sí, tiene razón. Mmm, se parece a ella.- contesto mi hijo.

-¿Entonces si tuvieras a tu madre en frente en estos momentos la follarias? Es lo que has estado deseando desde hace tiempo, ¿no? Es lo que me confesaste el otro día, ¿no es verdad? Me dijiste que deseas a tu madre, que deseas follarla, hacerla gozar, deseas escucharla gemir, ¿no es cierto?- pregunto con insistencia doña Elide.

Sus embestidas se hicieron más lentas y permaneció callado unos instantes. Mi corazón se detuvo esperando la respuesta.

-Sí, es lo que quiero. Desearía poder follar a mi madre, desearía poder hacerla gozar como a esta señora. Desearía escuchar sus gemidos mientras la penetro hasta hacerla gritar de placer. Desearía mostrarle cuanto la amo. Ohhh, mama, te deseo tanto.- dijo mi hijo.

Me sentía tan feliz, mi hijo me deseaba como yo a él. El oírlo llamarme mama nunca me había causado tanta felicidad y placer. No solo era deseo, era amor; el mismo amor que yo sentía por él. Quería decirle que yo me sentía igual, quería besarlo, abrazarlo y nunca dejarlo ir.

De pronto sentí que mis manos eran liberadas, voltee para ver el motivo y me di cuenta que Elide me había desatado mientras me guiñaba un ojo. Con mis manos libres me deshice de la mordaza.

-David, tengo una sorpresa para ti.- dijo Elide y me retire la máscara revelando mi identidad. Mi hijo se quedó boquiabierto y dejo de follarme.

-M—Mama… yo…- balbuceo mi hijo.

Lo rodee con mis brazos y lo acerque hasta mí para callarlo y darle un tan anhelado beso lleno de lujuria y deseo.

-No digas nada, hijo. Solo follame, métemela toda y hazme gozar como nunca.- le dije mirándolo a los ojos.

-Mama... te amo- dijo y esta vez él se acercó para besarme, nuestras lenguas se encontraron y nuevamente sus embestidas se reanudaron.

-Yo también te amo, hijo. Ahora cógeme como nunca lo han hecho, hazme sentir mujer de nuevo.- le dije al separarnos del beso.

Obedeciendo mis palabras sujeto nuevamente mis piernas y me taladro con toda su fuerzas.

Dios que poder tenia este chico en su interior, la cama crujía al sentir las feroces penetraciones.

-Oh, mama, que rico coño tienes. Es una delicia.- decía mientras me follaba sin descanso.

-Sí, hijo, es solo tuyo, ahhhh, siii, me encanta tu verga dentro de mí, mmmm, asiii, masss, hijo, con fuerza, dámela toda, ummmm.- gemía al recibir sus embestidas.

Detrás nuestro doña Elide se masturbaba descontroladamente con los juguetes, tenía un consolador en el culo y el vibrador en el coño.

Que feliz era, tantas noches desperdiciadas con un insulso juguete de plástico teniendo una buena polla en la casa para complacerme.

Como deseaba no haber sido tan cobarde y haber entrado esa noche en su habitación, de haber sabido que el también me deseaba lo hubiera hecho sin dudarlo.

Nos besábamos con pasión como dos amantes. Por muy inmoral y prohibido que fuera aquel encuentro era más que obvio el amor que sentíamos uno por el otro.

-Oh mama, hace tiempo que te deseaba, ahhh, no puedo creer que por fin este follandote.- me decía mirándome a los ojos. En su mirada solo veía amor y deseo, deseo hacia su propia madre.

-También yo hijo, llevo mucho tiempo deseando que me follaras, ahhhh, deseando sentir tu pene en mí, agghhh, no te detengas, cariño, haz gozar a mami, mmmmm.- le respondí mirándolo también con amor y deseo en los ojos.

En esos momentos no me importaba la sociedad y sus reglas ni tampoco la moral. Todo lo que importaba era disfrutar el inmenso placer que la polla de mi hijo me estaba brindando.

-Mami… no puedo más, ahhh, me voy a correr.- me dijo mi hijo.

-Hazlo, hijo mío. Córrete dentro de tu madre, lléname con tu leche, ahhhh.- le respondí.

Lanzando un gemido de placer al unisonó nos corrimos juntos. Sentí su leche disparada en el interior de mi coño y mi coño estallo a chorros, nunca había sentido un placer mayor. En ese momento me sentí increíblemente feliz y satisfecha.

Mi hijo cayo rendido sobre de mí y lo rodee con mis brazos.

-Pueden quedarse a pasar la noche aquí. Dulces sueños, par de tortolos.-dijo doña Elide y salió por la puerta.

Observe a mi hijo dormir encima de mí, su polla aún se encontraba dentro de mi coño. Le di un suave beso en la frente y pronto también caí dormida.

Las cosas serían muy diferentes de ahora en adelante. Ya no éramos solo madre e hijo, ahora también éramos amantes.

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