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Crónicas, un mundo de dominación femenina (4)

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En el anterior relato, dos sumisos estaban siendo iniciados bajo la cruel tutela de Cristina y ella junto con tres de sus chicas, estaban a punto de penetrarlos.

- bien chicas, pónganse los guantes.

Las cuatro se calzan los guantes y se paran justo detrás del sumiso, mientras que Cristina conecta el dildo a la corriente, toma el bote de lubricante y se va junto con ellas.

- Bien chicas, como les he dicho, para que el culo de un sumiso nos dé horas y horas de diversión, debemos de lubricarlo antes de penetrarlo, claro, si el asunto se trata de hacerlos sufrir por algo que hicieron, no se le aplica nada, pero hoy le pondremos un poco de lubricante, Marlene y Sandra, sepárenle bien las nalgas.

Ambas chicas se acomodan una a cada lado de la camilla y sujetan las nalgas del sumiso separándolas bastante.

- bien Rocío, tu aplícale un poco de lubricante,

Rocío deja caer unos cuentos chorros del espeso líquido, justo en medio de las nalgas de aquel hombre, y Cristina comienza a embarrarlo lentamente, poniendo especial atención en su orificio anal.

- vamos a dejarlo bien lubricado, para que el consolador entre como si fuera cuchillo en mantequilla… jajajaja…

La mano de Cristina sube y baja por entre las nalgas del sumiso, hasta que después de algunos segundos, le dice a Rocío.

- sujeta su cabeza, es virgen y le va a doler bastante.

Rocío se acomoda e instantes después, Cristina enciende aquel aparato y este comienza a vibrar de una forma tremenda.

- vaya, creo que escogí bien

Lo apoya en la entrada anal del sumiso y lentamente comienza a introducirlo, aquel hombre al sentir la invasión comienza a retorcerse, pero Rocío lo sujeta fuertemente por el cuello y Cristina comienza a empujar el aparato, hasta que logra meterlo unos centímetros.

- vaya, sí que esta estrecho, pero después de todo es una iniciación… jajajajaja…

Cristina sujeta con fuerza la base de aquel aparato, y mirando a sus chicas les dice.

- bien, pongan atención.

Instantes después, de un empujón se lo mete hasta la mitad, aquel hombre al sentir la tremenda invasión, lanza un fuerte grito y mueve sus caderas de forma frenética, pero eso ni a Cristina ni a sus chicas, les importa.

- bien chicas, oficialmente este sumiso, ya no es virgen… jajajajaja

Las cuatro mujeres no dejan de reír, al ver al sumiso retorcerse sobre aquella mesa, pero a Cristina no le interesa eso, ya que comienza a mover lentamente el consolador de forma circular, mientras le dice a sus chicas.

- bien chicas, lo que viene es la mitad diversión y la otra es lograr que el culo del sumiso se expanda y quede ya bien abierto y listo y como se logra, pues forzándolo.

Cristina continúa moviendo aquel aparato de manera lenta y en círculos, provocando que el pobre hombre no deje gritar y moverse, pero Cristina disfruta aquella situación al máximo y después de unos minutos, le dice a Marlene y a Sandra.

- por que no continúan con las nalgadas.

Ambas chicas comienza a turnarse para nalguearlo, Cristina deja de mover el consolador y deja que sus chicas se diviertan, el castigo para el sumiso es tremendo, el consolador metido en su culo y vibrando al máximo y las dos chicas no paran de castigar las nalgas del sumiso.

- muy bien chicas, a ver Rocío sujeta el consolador, quiero ver la cara del sumiso.

Rocío suelta al sumiso y rápidamente se para detrás de aquel hombre y sujeta el consolador, Cristina se va hacia el frente y se para justo frente a la cara del sumiso, lo sujeta por el cabello y le levanta el rostro.

- te estas portando muy bien sumiso, a partir de hoy, tus nalgas son mías, podré hacerte lo que yo quiera, y si te portas mal, serás castigado de forma ejemplar.

El rostro de aquel hombre está completamente rojo, su mandíbula está casi al punto de ruptura y sus ojos están llenos de lágrimas, pero aun así logra contestarle a Cristina.

- si señora como usted quiera.

Cristina complacida comienza a reír, y suelta la cabeza del sumiso y les dice a sus chicas.

- vamos chicas, esas nalgadas deben de ser más rápidas y tu Rocío, no dejes de mover el consolador, pero recuerda hacerlo lento, sin prisas.

Y durante varios minutos, las tres mujeres, ríen y no paran de castigar al sumiso, Cristina mientras tanto, enciende un cigarrillo y contempla aquel morboso espectáculo, mientras les da consejos de cómo deben de tratarlo, hasta que varios minutos después, les dice que paren.

- bien rico, saca el consolador, quiero ver como quedo su culo.

Rocío lentamente saca aquel consolador, Cristina se acerca y riendo dice.

- muy bien chicas, es un excelente trabajo, creo que está bien por hoy, descansen un poco que aún nos falta el otro.

Las tres mujeres se apartan y comienza a charlar y a reír, mientras contemplan su trabajo.

Continuará…

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