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Mi esposa Juanita y su exjefe (V): El trío

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Juanita se metió a la ducha con él, después de una intensa sesión de sexo ardiente y fogoso, presa de sus deseos más profundos entre dos seres que se atraen como el hierro al imán, y ahí en la ducha siguieron las caricias, los besos bajo el agua, abrazados, fundidos en uno solo cuerpo.

Juanita enjabono suavemente el cuerpo de su amante, y él le correspondió también, con la espuma en sus manos, ella le tomo el pene y se lo enjabono todo hasta las bolas, el miembro reacciono de inmediato al contacto de las suaves manos de ella, y dio señales de vida, ella siguió lavándolo cuidadosamente, él también le ayudo a lavar sus partes íntimas, y mucho tiento le enjabono la vagina, metiéndole sus dedos, y ella sintió una rica sensación. Pero no había tiempo para otra vez.

–Se me hace tarde Juanita dijo el, a la noche te completo. -Ok, dijo ella. Y se ducharon y así rápidamente, se vistieron y se fueron a la cita de negocios que Humberto tenia, ella lo acompaño, porque después irían a pasear y a comer.

Ahí en la sala de espera se quedó Juanita, cosa que aprovecho para enviarme un mensaje por Whatsapp.

–Hola amor, como estas?

–Bien Juanita, todo bien por acá, pero te extraño, y tú a mí?

-Te seré sincera ni tiempo he tenido, la estoy pasando muy bien, ya lo oíste ayer por teléfono, ahora estoy esperando a que salga de una cita de negocios, luego iremos a pasear en la ciudad, y por la noche será otra vez.

-Otra vez de qué?

-Ay no te hagas el tonto ya sabes, tener sexo rico, a eso vine a pasármela rico con él, tú vas a tener tu recompensa, cuando regrese.

-Está bien Juanita, diviértete mucho, yo estaré ansioso por ver esas fotos, no se te olvide, chao, amor –Chao, respondió ella.

Humberto salió de su junta y se fueron ahora si a pasear por la ciudad, anduvieron en las plazas comerciales, parques, tiendas, abrazados como si fueran esposos, corrieron por un parque, rodaron por el pasto besándose, el no perdía ocasión de acariciar su culo, y de pegarle la herramienta, ella le ofrecía su culito, se tomaron muchas selfies, se veían tan felices que me dio un poco de envidia, ella radiante de la mano de su galán, se veía tan sensual con su faldita corta de holanes y su blusita que dejaba notar su grandes tetas.

Él la tomaba por la cintura por la espalda, la apretaba, ella sentía el gran paquete entre sus nalgas, lo que la excitaba sobremanera, y tampoco perdía ocasión de darle unas tremendas agarradas, y en una ocasión se le paso la mano y le apretó de más los huevos, -ay, ay mami grito el, suéltame.

Y para finalizar la llevo a una tienda muy exclusiva, para que adquiriera la ropa que a ella le gustara, sobre todo lencería y un vestido de noche, la idea era pasársela en grande, la ocasión lo ameritaba. Compro, y compro. El pago.

Ya por la tarde regresaron al hotel, abrazados y felices de la vida, una pareja disfrutando la vida y pasándosela bien. Eso quería yo para Juanita mi linda esposa.

Entraron al cuarto, y se tiraron en la cama, ella al lado de él, se le recostó en el pecho, y él le pregunto;

–Te la estás pasando bien Juanita?

-Si muy bien amor, gracias por todo eres muy amable.

-Todavía no es nada amorcito, falta lo más bueno, por la noche lo sabrás.

-Qué cosa? Pregunta intrigada ella.

-Te tengo una sorpresa ya lo veras.

-Ay no seas malo dime.

-No si no ya no será sorpresa, te va a agradar. No se hable más.

Juanita quiso protestar, pero Él le dio un besos intenso que ahogo sus palabras, y se dieron un buen faje, a punto de coger otra vez. Pero decidieron mejor una pequeña siesta, y abrazados se durmieron un rato.

Ya por la tarde-noche Juanita abrió un ojo, y miro que Humberto seguía dormido, y decidió dejarlo descansar, y se quedó un rato mirándolo, él se había desvestido completamente, y yacía boca arriba a todo lo largo de la cama.

Ella admiro su cuerpo atlético un tanto grueso, pero bien formado, sus pectorales trabajados en el gym, sus brazos musculosos, su six pack del abdomen, sus piernas de futbolista, y sobre todo su gran verga, ella suspiro y pensó para si –Ay como me gusta esta cosota.

Su pene media así flácido aprox. Unos 12 Cm. Un buen tamaño, y tenía su capuchón puesto. Los huevos grandes y bien depilados lucían llenos otra vez de semen. Ella lo tomo entre sus manos, y lo movió de lado a lado, la tranca reacciono un poco, ella le bajo la capucha así viéndolo de cercas, como escudriñando cada parte de la herramienta de su macho.

Le bajo la capucha del pene, y salió la enorme cabeza rosada, rica como un dulce que habría que lamer, se lo bajo todo lo más que pudo, y la verga reaccionaba, y pensó. –La tiene más grande y gorda que mi esposo, aun así flácida, jeje!! Le tomare fotos, y así lo hizo, le tomo fotos por todos lados a la famosa verga grande. Que en realidad si estaba grande.

Humberto se volteó de pronto, y quedo boca abajo, con una pierna flexionada, dejando ver su ancha espalda musculada, y su cintura de fisiculturista, y sus nalgas duras y sobre todo, los huevos colgando, Juanita le tomo fotos así, muchas fotos, y luego metió su mano y extrajo la verga hacia atrás, y la empezó a chupar.

Su amante al sentir la caricia gimió levemente pero no se quería despertar, ella siguió chupando esa gran cabeza rosada, sintiendo el olor a macho, y se metió también un enorme huevo a la boca, que apenas le cabía, lo acaricio con la lengua, y lo disfruto como un enorme dulce.

Luego volvió con la verga que para este momento ya había alcanzado su dureza característica, ella lo volteo empujando y el quedo boca arriba otra vez, ahora con la riata apuntando al techo, latiendo y haciéndose cada vez más grande, Juanita con sus ojos bien cercas pudo constatar cómo se hinchaba, y los huevos se juntaron en uno solo, el escroto se enjuto, y daba la sensación de salir desde muy abajo la enorme tranca.

Ella se quitó los pantis y la faldita, y se quedó solo en blusa, y se subió, y empezó a tallarle la verga a Humberto con su puchita húmeda ya, llena de fluidos deseosa de volver sentirla muy, pero muy adentro. La escena era erótica a más no poder.

La puso a la entrada de su cueva, y se sentó poco a poco, aquel enorme palo, estaba entrando y casi rechinando de lo ajustado que estaba, poco uso tenia Juanita, su vagina casi nueva, mi pene no le había hecho el agujero grande al contrario, estaba bien apretadita, eso le fascinaba a Él.

Él se despertó al sentir la primera cabalgata, se aferró a las nalgas de lupita, dándole unas nalgadas fuertes que escucho hasta afuera de la habitación, -Traviesa, le dijo. Pero no se la sacó. Al contrario se la metía más y más. Eres una caliente amorcito no llenas de verga verdad?

-No, balbuceo Juanita. Dámela, métemela más amor, me gusta tanto, la quiero solo para mí, no se la metas a nadie, es miaaa. –Es tuya amor, toda tuya hasta los huevos son tuyos.

-La leche es mía, gritaba Juanita, toda mía, lléname la puchita de mecos.

Y cogieron como locos, por un buen rato, gimiendo y gritando, comiéndose los sexos, intercambiando fluidos y sudor, hasta que llego el orgasmo, ambos. Un estertor de él y un gemido largo e intenso de ella. Y una vez y otra vez.

La noche llego, Humberto se paró y tomo en brazos a Juanita y la llevo al baño, abrió la ducha y se dispusieron a bañarse y quitarse todo mecos vertidos durante la batalla sexual.

Irían a cenar a un restaurant muy lujoso de la ciudad, era por eso que habían ido de shopping, y ahora Juanita luciría los hermosos atuendos en su precioso cuerpo.

Ella se secó el pelo, se puso aceites aromáticos en su cuerpo, vistió el conjunto de tanga marca Zara, de tanga y brasier, y un vestido pegadito de coctel, de diseñador también, se maquillo cuidadosamente y se recogió el pelo, una belleza rubia despampanante.

El llevaba un elegante traje Armani, justo y entallado, dejando ver su gran paquete, que seguramente levantaría miradas, al igual que el culo de Juanita. Bonita pareja. Lo supe después por una foto que se tomaron.

Previamente había reservado una mesa en la parte VIP del restaurant, y se dispusieron a pasar una rica velada, Juanita reía feliz, dándole en la boca, Y la besaba, sin ningún recato. Amantes al fin.

Así pasaron las horas y de pronto Juanita pregunto – Y la sorpresa?

-Espera ahora te la doy, y saco un pequeño estuche y se lo entrego cerrado, ella lo bario y lanzo un pequeño grito ahogado, -ayyy amor que lindo, no te hubiera molestado, esta precioso que piedra es?

-Es un pequeño diamante, le dijo sonriendo, no es gran cosa, pero te lo doy en pago a tus atenciones conmigo, y cada vez que lo mires me recuerdes.

-Ay gracias Beto, y le dio un beso ardiente.

Bueno vámonos que la noche es larga, y las sorpresas todavía no acaban. Pagaron y se fueron en el coche. A un centro nocturno.

Llegaron y el capitán de meseros los recibió amablemente y los condujo hasta un lugar exclusivo también cerca de la pista.

Pidieron de beber, el un wiski con soda ella un Martini, y estuvieron riendo y tomando hasta la hora de la variedad, presentaron cantantes solistas, bailarinas exóticas, hasta que llegó la hora estelar, y bueno era ni más ni menos un show de stripper, e hicieron su aparición espectacular, vestidos de marines americanos, bailando al ritmo de una música estrepitosa, moviendo su cuerpo sensualmente, dejándose notar sus abultados penes.

-Te gusta este tipo de espectáculo amor? pregunto él.

-Sí, si me gustan están muy bien los chavos, mira nomas.

De pronto ellos tiraron de su ropa y se quedaron solo en tanga, dejando ver sus musculosos cuerpos, y el paquete en todo su esplendor, que al ritmo de la música meneaban los penes dentro de la diminuta tanga.

-Wow, exclamo Juanita nunca había visto tantas cosotas tan ricas dijo riendo.

-Si gustas te contrato un privado.

-Ay no como crees. Me da pena.

-Yo estaré contigo, no tengas pena, ellos solo te bailaran y ya.

-Ay no se la verdad, nunca había hecho eso, más bien todo es como nuevo para mí, tú has despertado mis instintos de mujer, me pervertiste. –Pero si tú me acompañas sí.

-Se terminó el show y él se paró a hablar con el representante y volvió.

-vámonos al hotel, aquí ya se terminó.

-Ok amor, vámonos, pero no me quiero ir a dormir todavía, insto Juanita.

-No vamos a dormir, ya lo veras.

Llegamos al hotel y subimos por el elevador, ella se sentía un poco mareada por los martinis, pero reía feliz, no quería que se acabara esa noche, mañana regresaría a su cruda realidad.

-Humberto pidió un servicio al bar del hotel, pronto llevaron champaña fría, wiski, hielos y botana, para disfrutar lo que restaba de noche.

Bebimos un par de copas, muchos besos y caricias, y luego tocaron la puerta. Eran los strippers, que había contratado para Juanita. Ella no lo podía creer.

-Siempre si los contrataste amor, dijo asombrada.

-Si el show es para ti solita, una hora entera. Así que prepárate.

Ellos hicieron su show, ella se calentó de ver tanta verga ahí, de un lado para otro, sus cuerpos musculosos, sus rostros hermosos, y su sensual baile, aunado al alcohol ingerido, hicieron el efecto deseado.

-Uno de ellos la sentó en una silla y le empezó a bailar sensualmente, mostrándole a Juanita, su paquete, al tiempo que le indicaba que lo acariciara, y ella temerosa lo tomo por la cintura, el chico se movía y se movía. Hasta que en un movimiento rápido la tanga salió disparada.

Quedo sin nada el chico, pero se seguía moviendo sensual, su verga larga y gruesa, perfectamente depilada hasta los huevos, estaba erecta ya, Humberto sonreía divertido.

Juanita se estaba emocionando cada vez más, porque el movimiento pendular de la verga del joven stripper la cautivaba, era tan lindo ese pene, tan pulcro. Que debería ser rico tenerla dentro. Pensó.

-Esta es otra sorpresa amor, inquirió?

-Si esa es otra de ellas. Te gusta?

-Sí, jamás pensé en esto. Pero si esta divertido, con razón los hombres se divierten tanto con esto, y que más van a hacer? –Lo que gustes amor, son todos tuyos. –de verdad? Así es.

A él también le excita que le pedalee su bicicleta, y quería verme con alguno de ellos, cogiendo. Pero sorpresa, porque me dijo –Son todos tuyos. Todos? – son muchos pensé.

-Y de repente todos la tenían de fuera, bailando frente a mí, cinco vergas erectas casi del mismo tamaño, pero menos que mi amorcito en turno. Él era el Rey de los vergudos.

-Qué hago?, le pregunteo a Beto.

-Lo que gustes, chúpaselas, yo estaré aquí cuidándote.

Seria por el alcohol, o la escena caliente ante sus ojos que exacerbo sus sentidos y cayo presa del deseo desenfrenado que esta situación le prometía. Y tomo el pene de uno de ellos y le acaricio las bolas, el chico lo disfrutaba, luego se arrodillo y se la empezó a mamar.

Los demás se la empezaron a masturbar para mantener la erección, Humberto se acariciaba el paquete, no tardaría en soltar el animal.

Luego fueron pasando de uno por uno, para que se las chupara, Juanita los tomaba por las nalgas para acompasar el movimiento, y sentía como su puchita se derretía literalmente. Tanta carne, tan bellos mozos, tanta leche para ella sola. Soy una puta pensó, hoy me gradué, hasta anillo traigo.

Humberto se había quitado también la ropa, y su enorme tranca estaba ya palpitante y lista para la acción. Pero solo subía y bajaba su capucha, y se acariciaba los huevotes. Era un voyerista también, pensó Juanita, igual que mi esposo. Ya tengo dos.

Uno de ellos la cargo hasta la cama y los demás los siguieron, era evidente lo que pasaría, pensó ella, no sé si podre con tanto orgasmo, pero lo intentare, seré su perra. Cójanme cabrones, insto!!

Ellos la desvistieron entre todos, ella podía sentir el suave perfume de sus cuerpos desnudos, una orgia para ella sola, jaja pensó quien lo diría, si me viera mi esposo. Ya le contare pensó.

Al fin quedo sin nada, y ellos la acariciaban toda, ella podía sentir la caricia extraña de tantas manos, tantos dedos sobre su piel, tocando hurgando, besando, tantas agitadas respiraciones, tantos leves gemiditos de placer del que estaba en turno de la mamada. El otro solo miraba.

Parada frente a ellos, expuesta toda su belleza toda su voluptuosidad, era como una diosa del sexo, de pronto todos la rodearon y la abrazaron, pudo sentir los cinco cuerpos junto al suyo, sus penes erectos sobre su piel, la sensación multiplicada por cinco.

Luego sucedió algo más extraño aun, las sorpresas no acaban aun, Humberto llego donde ella y la abrazo, y le dio un beso suave.

Los otros volvieron a hacer lo mismo, ahora los amantes al centro, y los mancebos rodeándolos, acariciándolos tocando, besando hurgando entre los cuerpos de los amantes, ellos le tocaban las nalgas a los dos por igual, bajaban por la piernas, por la espalda, metían su lengua entre el culo de Él, y de ella. Los dos gimiendo por el placer. Los mancebos en lo suyo.

Luego se sentaron en una silla, y uno a uno fueron pasando, ella les hacía a cada uno una felación, ellos le pasaban su verga por entre las tetas, una rusa. El otro también se formó. Ella se mordía los labios, y seguía pelando verga. La vulva escurriendo de mecos de ella.

De pronto uno de ellos se puso bajo ella, y empezó a chupar la vagina, metiendo su larga lengua, ella gimió levemente, la putiza había comenzado.

Otro la besaba intensamente, metiendo su lengua también en la garganta de ella, mientras que otro le acariciaba los pechos y le mordía los pezones. Los otros dos la acariciaban de pies a cabeza. Ya no podía más. Necesitaba la verga ya muy dentro de ella, la cosa estaba que hervía, se podía oler la leche de la manada de machos que querían poseerla.

El macho a quien ella le chupaba la verga, de pronto se estremeció, y soltó una andanada de chorros de leche caliente, que le cayeron en las tetas a Juanita, largo y prolongados gemidos del chico, y lechita tierna, ella se encontraba al borde de la locura.

El chico bajo de ella succionaba y succionaba tremendamente su clítoris, de tal manera que se corrió intensamente, derramando en el rostro del chico gran cantidad de líquido.

Luego uno de ellos se sentó en la silla, acto seguido sentó a Juanita en su tronco erecto chorreante de semen, y se la introdujo toda, hasta el tronco, solo los huevos de fuera.

Ella se empezó a mover intensamente, sentones y sentones se daba en la tranca, su cuerpo vibraba de placer, no sabía ya cuántos orgasmos, era lo de menos. Aquello apenas empezaba.

Conto cuatro chicos para ella, y el otro???

-Miro hacia el sofá y ahí estaba Humberto con el otro chico, este lo estaba cogiendo, lo tenía de perrito, y el chico con la verga adentro gritaba de placer, el macho lo embestía tremendamente, y lo agarraba de los huevos y tiraba de él mientras se la metía. También le gustaba coger a hombres, wow!!

Luego la recostaron sus cuatro machos en la cama, de unos en uno fueron pasando a cogerla intensamente, embestidas de toro, mientras que Juanita gozaba y gozaba, aquello era genial.

Uno de ellos se puso abajo y ella lo monto al revés, luego la abrazo y otro de ellos de frente a ella también le metió la verga, Juanita tenía dos miembros dentro de su puchita y faltaba otro, quien le apunto su pistola al culo y se la empezó a meter lentamente, lubricada con tanto líquido seminal.

Tres vergas dentro, Juanita lloraba y gritaba de placer, otra más en su boca y se le acabaron los hoyos para meterle algo más. Sacaba y metían aquellos machos sus vergas grandes y sabrosas en la pucha dilatada de Juanita, su culo reventado también. Estaba recibiendo la cogida de su vida.

Humberto había terminado con su chico, pero su verga no había disminuido nada, seguía tiesa como palo de mástil. Cogieron y cogieron gran rato. Hasta que había que terminar el primer round.

De pronto todos la rodearon, y al punto de la eyaculación, ella levanto la cabeza para recibir la leche de la manada de burros calientes, y así uno por uno fueron explotando, lanzando chorros de leche caliente, Juanita la recibía en todas partes, en sus tetas, en su cara, sus ojos, su piernas, al final quedo completamente bañada en semen.

Uno de ellos la cargo así escurriendo y la llevo al jacuzzi del elegante baño, ahí como a una reina la baño con delicadeza, los demás también se metieron incluyendo a Humberto.

Estuvieron jugando y disfrutando el agua tibia y juguetona, mientras que su amante se besaba tiernamente con su chico, el mismo que se había cogido, ella no sintió celos, extrañamente.

Luego así todos desnudos salieron del agua y se secaron con su respectivas toallas, parecía campo nudista, penes y bolas al por mayor, y una sola hembra.

Ella estaba exhausta la putiza había estado trepidante e intensa, ellos quisieron cogerla otra vez ella pidió paz, por un rato, luego sucedió lo impensado.

Tocaron a la puerta, y llego otro invitado. –Pásale compadrito le dijo. –Que tal como están todos. Veo que ya casi terminan la fiesta. –No todavía no, faltabas tú. Manos a la obra, pues dijo el invitado.

Era un chico negro de cuerpo atlético y guapo, pero porque, lo había invitado al último? –Mira te presento a mi novia Juanita. –Un gusto, dijo Eduardo, así se llamaba el chico de color, de nacionalidad cubana.

Bueno mira Juanita me explico, Yo le he hablado mucho de ti aquí a mi compa, y él tiene muchas ganas de conocerte, tú dirás si le entras.

-El chico era bastante agradable y de rasgos muy varoniles sobre todo, pero cuál era el asunto, me quería coger o que cosa estaban pensando estos pervertidos. No tarde mucho en averiguarlo.

Quítate la ropa Ed. Le instaron y el de inmediato tiro de ella, quedándose en tanga, o más bien en una especie de funda que envolvía un pene de dimensiones colosales, por eso había sido invitado al último, la cereza en el pastel.

-Cuanto mide pregunto Beto. –Mídele compa dijo Ed. Luego trajeron una cinta y la midieron, así media flácida dio la cantidad de 14 cm. Pero habría que verla parada en su total magnitud, y eso me tocaba a mi dijeron.

-Y se me acerco a Humberto y me pregunto a mi cual te gusta más Juanita? .-Ahí estaba las dos más hermosas vergas que jamás había visto, también las demás de los chicos estaban lindas.

Pero las más grandes y venosas eran estas, ambos la movieron de un lado a otro, intentando que se les parara lo más posible.

-Chúpamela puta dijo Beto, y yo fui y le di una sabrosa mamada hasta que se paró.

Luego fui con Ed. Y agarra la tremenda verga casi erecta y me la metí en la boca, y le di tremendas chupadas, hasta su verga se puso dura como roca.

Y ahí estaban los machos con su vergas paradas, mi vagina dilatada estaba deseos de los dos, y de pronto pasó por mi mente, me van a coger los dos!!! Luego las midieron la de Beto. 18 cm. Y 6 pulgadas de grueso. La de Ed. 22 cm. Y 5 pulgadas de grueso.

Los strippers se despidieron muy amablemente, poniéndose a la orden, y uno por uno me dio un beso de despedida, yo con una nalgadita los despache. Y a coger con mis dos machos.

Humberto metería su camote por mi culito, y Ed por delante en mi vagina. No me cabra todo eso pensé, es mucha carne. Pero haremos la lucha.

Humberto metió sus dedos en mi puchita, y saco líquido seminal lubricante natural y lo unto en mi ano, que ya estaba un poco dilatado, luego apunto su verga a la entrada y me punteo, yo respingue un poco, pero aquel de pronto metió su cabezota, yo sentí que me partía el culo, y así fue, porque saco un poco de sangre donde me desfloro el ano, tremenda riata dentro de mi culito.

Yo recostada de espaldas a Humberto, y con su verga ya dentro de mi culo, empezó su movimiento de mete y saca lentamente hasta que se aflojara el esfínter de mi ano, Ed. Se bajaba y subía su capucha de su tranca, meneándola de arriba abajo, estaba esperando su turno. Aquel trozo de carne me destrozaba el culo, porque entre más me la metía, más gruesa estaba, pero lo empezaba a disfrutar. Mi puchita palpitante quería más acción. Así lo vio Ed.

Arqueada para atrás, no mire que Ed. Se estaba acoplando a la acción, se puso frente a mí, y con su mano izquierda hurgo entre mis pliegues de la vagina, restregándome el clítoris con la punta de su cosota, mi vagina reacciono de inmediato, palpitando como si tuviera vida propia, y se dispuso a recibir. Ed la fue metiendo lentamente, porque la otra verga estrechaba la cavidad, esto estaba de verdad ajustado, yo me sentía llena de verga por todos lados, comento Juanita.

Con las do vergas dentro empezamos a movernos al compás, entre gemidos de machos y una hembra caliente, entre estertores y palabras sucias, me emputecían estos dos cabrones, la sensación indescriptible, cogida por dos vergudos, potentes e insaciables, pensé otro día no voy a poder caminar.

Tuve no sé cuántos orgasmos infinitos, entre mis gemidos de hembra en celo, y mis machos copulando, la escena era de película porno.

Ellos se tocaban mutuamente las vergas dentro de mí, luego entendí cuál era el placer que de ellos al hacer esto, sucede que entre mi vagina y el ano, solo divide una delgada capa de piel flexible, luego entonces los penes se tocan entre sí, provocando una sensación sexual intensa.

Cambio, dijo Humberto, y ellos sacaros sus macanas de mi cuerpo, ahora que se les ocurriría a estos pensé, mientras jadeaba intentando tomar aire, la faena había estado intensa. Sudaba copiosamente, mis carnes temblaban de la excitación. Yo con la mirada de pervertida me disponía a complacerlos de nuevo.

-Ponte de perrito escuche y yo muy obediente me dispuse a soportar una metida de riata gruesa y potente. Y así sucedió. Humberto me la apunto y de un golpe me la metió hasta el fondo, mi vagina ya no opuso resistencia, Ed, la había ensanchado bien, por su tremendo garrote.

Y sucedió la última sorpresa de la noche, mire de reojo como el cubano se acoplaba atrás de Humberto, ¡se la iba a meter también! hoooo, jamás pensé que le gustaría que se lo ensartaran, tan macho que se miraba, pero bueno ahí vamos.

Nuestro amiguito el cubano deslizo sus dedos por entre mi vagina llena para obtener líquido seminal para ponerle al otro en su ano, para que deslizara con facilidad, y así la embarro toda la entrada, mi macho cogedor estaba excitado, y me susurraba ala oído, lo rico que sentía que le picaran el culo, que lo disfrutaba mucho.

Ed. Fue metiendo su enorme tranca en el culo de mi hombre, y el apretó la mandíbula y gimió un poco, métela, métela wey, le decía, -yo aguanto. Y sentí como el pene de Beto, se ensanchaba más llenándome la cavidad, presa de la excitación, lo mejor estaba por suceder.

Con la cosota de Ed. Dentro de mi cogedor, y yo ensartada por la gran verga de mi amante, empezamos a movernos rítmicamente, ensartados. Beto gemía como un toro cada vez que Ed, se lo metía, y yo le hacía segunda, los tres al unísono gemíamos y cogíamos como locos, la orgia a todo lo que daba, el placer cabalgaba en nuestros cuerpos.

El palo de Eduardo casi entraba todo en el culo de Beto, quien deslizo sus manos al pene de su marica, y le cogió los huevos dándole apretones, a lo que Beto, gritaba de placer, y lo mismo hizo Beto, también se los apretó a Ed. Ellos disfrutaban cogiéndose, y yo también ensartada, orgasmos al por mayor, pensé levemente, no le voy a dejar nada a mi Peter. No cogeré durante semanas.

Y por fin termino aquella película porno, sentí como Humberto se tensaba, señal de que ya venía su leche, Ed. También intensifico sus acometidas, y eyacularon al mismo tiempo, aquellos fue memorable, los estertores agónicos de dos machos, arrojando leche, Beto dentro de mí y Ed. Dentro de Beto, y yo con un orgasmo trepidante.

Desfallecidos, cogidos y exhaustos quedamos los tres, abrazados así todavía ensartados, y nos quedamos dormidos hasta la mañana, como a las 11, abrí un ojo, y mire que ellos ya no estaban, pero el agua de la ducha se escuchaba. Y volví a dormir, creo no tenía fuerzas de nada, la pucha, y el culo me dolían. Todo el cuerpo me dolía.

Aun así tuve que ir a mear, y entre la baño, y me senté a orinar, estaban los dos en la ducha y mire como Humberto estaba cogiendo a Ed. Así parados empinados. –sigan, sigan chicos. Dije.

Por la tarde regresaríamos a nuestras casas, llenos de amor y deseo. Y mucha historia que contar. Mi esposito recibiría su recompensa por su permiso. Y lo mejor de todo le había encontrado un lugar entre nosotros. El trio me gusto.

Continuara…

(9,04)