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Cuñada de mi corazón

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La familia de la que fue mi mujer de 1984 a 1998 era vecina mía, nos veíamos casi a diario y entrabamos a mi casa o la de ellos todo el tiempo, la hermana de Angélica poco a poco fue convirtiéndose en una mujer guapa, curvilínea de lindas facciones, muy femenina y muy sexi. Podía darme cuenta de que en realidad también era muy caliente, se ponía unos minivestidos y minifalditas con blusitas de tirantitos y enseñaba las pantaletas como si no quisiera y al descuido, yo a veces cuando nadie me veía le miraba esa piel clarita tersa y suave, dos hermosos muslos bien construidos se les viera por donde se les viera atraían mi mirada como imanes al acero.

Realmente habíamos hablado pocas veces, solo lo normal entre cuñados, ella era muy joven e inexperta pero eso no obstaba para que siempre estuviera rodeada de amigos y seguidores del colegio que con sus risas inundaban la casa y la calle, una chica muy desinhibida, bromeaba mucho y sonreía casi todo el tiempo. Cierta vez vi sus pantaletas colgadas en el baño, cacheteras blancas, con algo de su interior pegado a dónde va la vagina, las olí con fruición notando un rico olor a vagina, me masturbé con ellas dejándoles impregnado una pequeña cantidad de mi semen y liquido de mi pene, las volví a colocar en su lugar sintiéndome un poco mal por mi perversión. Un tiempo después ella quería ir a una fiesta de cumpleaños de una amiguita y no le dieron permiso a menos que la lleváramos Isis y yo. Aceptamos. Solo que el día sábado de la fiesta Isis con una tremenda gripe no pudo salir y me pidieron que la acompañara, solo que debía ir de hombre para cuidarla.

Por la noche de ese día nos fuimos al salón donde era la fiesta. Nos sentaron en una mesa lejos de todo junto a otras hermosas muchachitas, Angélica vestía un hermoso vestido blanco cortísimo, algo holgado en la falda y se maquilló como una putilla con aretes, labios rojos y pestañas postizas, en realidad se veía muy hermosa. Muchos jóvenes pasaron por nuestra mesa para bailar con ella y platicar, yo cené y bebí ron tras ron, ebria me puse a deambular por el lugar y a platicar con quien fuera para des-aburrirme un poco, alrededor de la 1 am, el baile estaba en su apogeo y me regresé a la mesa a tomar un poco más y ver a la gente que con sus mejores ropas se divertía. Alrededor de las 2 de la madrugada me sentía entonada con todo lo de mi alrededor, me volví a la mesa y me puse a platicar con un antiguo conocido hijo de un amigo de profesión de papá, este chico de unos 24 años operaba un camión de 18 ruedas de su padre y era muy alegre, divertido y desmadroso, sabía perfectamente que casi ya de tiempo completo me vestía de mujer y que en raras ya ocasiones iba de hombre como en esta fiesta, me preguntó que por qué, le dije porque vengo con una cuñadita y se la señalé dirigiendo mi dedo índice hacia la pista.

Muy guapa ¿Se llama? Angélica respondí. Un rato después ella llegó a la mesa a refrescarse un poco y los ojitos coquetos descubrieron a mi “amigo”, olvidó casi al instante al pobre chico que la estaba acompañando en ese momento y centró toda su atención en este trailero. Él la sacó a bailar, era un excelente bailarín y la chica quedó atrapada de inmediato en su seducción. Angélica me dijo que si era posible se quería ir un rato con el trailero, obviamente me negué, entonces algo molesta me preguntó por qué. Pues porque eres mi responsabilidad, me pidió que deseaba estar a solas un poco con este chico y él con ojitos suplicantes me miraba esperando mi respuesta. Bueno, podemos ir los tres a un sitio solitario y los espero por ahí dije. Ni tardos ni perezosos aceptaron, él llevaba un auto viejo y nos fuimos a la orilla de la ciudad a unos terrenos solitarios, descendí del auto y me fui a fumar recargada en un árbol. Se pusieron a platicar a solas y se besaron. Un rato después me llamaron y emprendimos el regreso a casa, íbamos los tres muy contentos por los efectos del alcohol llegamos y estuvieron todavía un rato hablando en la calle, yo solo esperaba. Entramos a su casa y me pidió que la acompañara a su cuarto para darme las gracias, estaba muy ebria y le ayudé a acostarse, los demás ya dormían a pierna suelta. Se quitó el hermoso vestidito y pude ver su cuerpo solo en pantaletas y brasier, el cual generosamente mostraba un par de tetas que intentaban liberarse de su opresor. Se acostó y me recosté a su lado, notó mi presencia y me haló hacia sí. Fue una linda noche ¿No crees? Me dijo. Sí, más para ti que encontraste un nuevo galán. Es muy lindo, ojalá lo vea pronto. Bueno, Angy, me voy. No, espérate un poco, anda acompáñame un ratito, ahorita te vas ¿Qué quieres hacer? Estoy peda, anda acércate.

Quedé de lado frente a frente, subí mi pierna en la suya y nos fundimos en un abrazo sensual, sentí como se pegó a mi cuerpo cimbrándome toda, sus piernas desnudas estaban muy calientes y su sexo a punto de hervir. Me repegué aún más y puse mi mano entre sus piernas, las separó ligeramente y acaricié su pepa encima de las pantaletas blancas. Ella gimió suavemente y aproveché para quitarle el sujetador, de inmediato brotaron las tetazas implorándome atención, las bese con fruición, estaba en el cielo, aunque temía que alguien nos escuchara. Con mi mano izquierda comencé a acariciar esa rica pepa (Después me enteraría que no era virgen) que yo creía que era virgen, por eso no me atreví a empotrármela por completo, y me bajé a esa fuente de placer femenina que yo anhelaba tener una como esa desde mi más tierna infancia, le separé los labios húmedos y noté un estremecimiento en ella, metí mi lengua al clítoris saboreando esos humores de mujer joven y tierna, ella aprisionó mi cabeza con sus piernas mientras por el canalillo de la vagina le introduje un dedo y luego dos, la masturbé a plenitud sorbiendo sus flujos para ver si algo de ellos se me pasaban y me volvían una mujer completa.

Levantó sus piernas como un pollo rostizado dándome mayor margen de maniobra, gemía, gemía suavemente, por lo que le puse la mano derecha en su boca acallando sus suaves gemidos, me chupó los dedos y justo cuando estaba en el clímax ella, la besé en la boca, terminó arqueando su cuerpecito perfecto mirándome con los ojos bien abiertos hacia los míos ¡Oh, Oh, que delicia dijo suavemente en un susurro! Me levanté despacio y me fui a casa, muy excitado a follarme a su hermana, mi mujer.

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