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Oficina de atención a la mujer necesitada: Primer cliente

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Temeroso aún abrí la puerta, estire mi brazo para que pudiera alcanzar sus bragas. Tirando de ellas me hizo entrar, estaba allí de pie justo detrás de la puerta, totalmente mojada, por su piel blanca escurría la espuma del baño, el primer instinto fue cubrirme el rostro, aun no sé porque, se burló descaradamente –solo te gusta verme el culo o es que nunca antes viste una mujer desnuda- descubrí mi rostro y quede paralizado. Lo que veía no tenía comparación ante mi estaba aquel cuerpo maduro desnudo sus cabellos rubios caían sobre sus hombros sus ojos esbozaban la mirada más pícara y a centímetros estaba aquellos pechos que ahora me parecían enormes coronados por areolas de un tono más oscuro y pezones erectos, todo en ella parecía perfecto su abdomen liso como de quinceañera y un coño depilado con estilo eran la antesala de unas piernas espectacularmente tonificadas.

Fueron los segundos más largos e intensos que había vivido, ya sentía mis pantaloncillos a punto de reventar cuando un chasquidos de dedos me despertó del shock – que esperas, alcánzame la toalla. Se la di sin quitar ni un momento la vista del espectáculo que tenía en frente. Comenzó a secarse contoneándose mientras lo hacía, dedicando especial énfasis en sus pechos y su coño, ralentizando tanto el movimiento que parecía congelarse el tiempo, luego dio la vuelta dejando a la vista su espectacular trasero, colocó una pierna sobre el borde de la bañera para secar sus piernas e inclino hacia delante su cuerpo dándome una completa vista trasera de su coño y del ojete aun penetrado por la joya roja. Me miró con esa mirada tan particular que ponen las mujeres segundos antes de ser penetradas, mordió sus labios y dirigió una de mis manos hasta sus pechos, pronto la otra encontró sola el camino amasé aquellas tetas un poco mientras le sostenía la mirada para luego enterrar mi cabeza entre ellas, mientras se las comía ella solo suspiraba, gemía y sentí como se agitaba su respiración. Sus manos comenzaron a buscar mi bragueta, las mías seguían jugando con su pecho y nuestras bocas se fundieron en el primer beso apasionado de la noche. Colocó su trasero sobre la mesa del tocador y levantó sus piernas, sus deseos eran evidentes para mi, fui directo a lamer su raja chorreante con lengüetazos que cubrían toda la ruta desde su culo penetrado hasta su clítoris, se estremecía siempre que mi lengua bordeaba su ojete sus gemidos reverberaban por todo el local. Continúe así hasta sentir contracciones y mi boca inundada por sus jugos había provocado su primer orgasmo solo con mi lengua. Tome mi polla con la mano y la apoyé en la entrada de su vagina un extenso haaaa resonó, me deslice con ternura dentro de ella, de apoco la metía de apoco la sacaba continúe así hasta que lo pidió –métela ya de una puta vez, acaba de romperme- y sus pedidos fueron cumplidos.

Comencé a bombearla, para ese entonces sus piernas estaban por sobre mis hombros, solo se escuchaba el crujir del tocador, mis jadeos, y su éxtasi – dame más, más fóllame, rómpeme, no pares duro, mas, mas- la tome del cuello poniendo mis manos alrededor y comencé a moverme lo más rápido e intenso que podía entraba y salía de ella casi completamente ya no era un más, más ahora era si, si, si. Sentí las contracciones de su vagina y un torrente de jugos bañaron mi polla, la saque de golpe. Veía como se escurría sobre la joya roja aun incrustada, tuve un poco de envidia de aquel objeto y lo saque de inmediato dio un respingo y suspiro. Antes de que pudiera decir nada se lo deje ir completo por el culo, sus jugos y la dilatación de la joya habían preparado esa cavidad especialmente para mí. Ella solo asintió con la cabeza y apretó sus labios como señal de un pequeño dolor, pero no me importó arremetí con más fuerza más y más tanto que pronto note como se inflamaba y tomaba un color rojo, entonces empecé a alternar entre su coño y su culo. Pasaba de 45 minutos y yo aún continuaba duro, estaba asombrado por lo general mis pajas son breves pero hoy estaba poseído, cuando sentí próxima mi corrida la arrodille frente a mi verga y deje que me la mamara, era inminente la corrida la tome de la parte trasera de la cabeza y tire hacia mí, estoy seguro que le llegó a la garganta, y explote. Toda mi leche acumulada salió a presión sentía que se ahogaba, era tal la corrida que tosió sobre el piso escupiendo parte de ella, el resto salía por sus comisuras hasta caer en sus pechos.

Después de tanta acción era necesario un baño, el olor a sexo era evidente, en la ducha la fui empujando hacia bajo hasta quedar en posición de otra felación rodillera que se interrumpió por el tono de mi móvil, era mi madre que me llamaba para cenar. Al salir me acompaño hasta la puerta, nos fundimos en un beso apasionado, mi mano busco su ano – que haces no has tenido suficiente-, sin contestarle clave la joya roja, y le susurre al oído: aun no es suficiente para mí y para ti?, dile a mi padre que ya solucioné el problema que no se preocupe que mañana vengo a comprobar la solución, hasta mañana piensa en mí y cada vez que te toques.

De regreso en mi casa le di un beso a mi mamá, tenía ganas de gritar “ya follé” desde el tejado pero me contuve, ella no entendía mi entusiasmo pero yo estaba en la cima de la felicidad, por ahora.

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