Nuevos relatos publicados: 13

Diario de una viuda

  • 16
  • 16.813
  • 8,63 (8 Val.)
  • 0

Hola amigos, mi nombre es Alfonsina Roberzzi, de 49 años, madre de Daniel Olmos, de la saga de “Las infidelidades de mi padre”, soy abogada, me mantengo bien pese a mi edad, mido 1.82m y curvas que vuelvo loco a todo macho, casi todas las noches tuve sexo con mi difunto esposo, me gusta el “mañanero” y lo extraño tanto desde que murió mi Alejandro.

Enviudé hace 2 años, cuando en mi trabajo, de boca de mi hijo Daniel, recibí una de las peores noticias que una esposa puede recibir, el que su esposo, compañero de vida y amor, falleciera repentinamente, no creía que Alejandro, un hombre saludable, sano, que gustaba mucho de entrenar, fuerte y sexualmente activo, me dejara sola, durante un tiempo, no quería saber nada de amor, porque Alejandro fue el amor de mi vida, desde la secundaria, la universidad, hasta estos días.

Comencé a recordarlo mucho, mediante fotos que teníamos cuando viajábamos, hasta nos tomamos fotos desnudos, luego de hacer el amor, cuando descubrí un texto, donde contaba todas sus vivencias, la mayor parte conmigo, pero leyendo, descubrí que él tenía amantes, como, mi empleada, su secretaria, y su clienta, me puse enojada, porque no solo estaba conmigo, sino con otras mujeres que disfrutaban su verga grande y carnosa, que era única y exclusivamente mía.

A mi casa llegó Edita González, la mujer de Roberto Reggini, -ex jefe de Alejandro- con un niño de más o menos 2 años, recuerdo bien que Edita es de mi edad, pero había quedado hace 2 años embarazada, el niño era blanco, así como su esposo, me conversa como fue Alejandro en la empresa, ella también se sentía triste, porque Ale era su amigo, con lágrimas lo recordamos ambas, cuando al pequeño Roberto Alejandro -así se llama el hijo de 2 años de Edita, ya que ella tiene 3 hijas, 2 mayores y una de 13 años, por lo tanto, es su único hijo varón-, lo vi bien, es blanco, como Roberto, su padre, pero en lo que es, sus ojos, y sobre todo, su boca, era parecidas a Alejandro, en ese momento, me vino una duda, que si Edita fue otra de sus amantes, y más que nada, el niño que está en mi casa, es hijo de él con Edita, 2 horas después, ella junto con el niño se fueron a su casa.

Al siguiente día, comencé a investigar lo que tenía dudas, si Roberto Alejandro es hijo de Edita con Alejandro, fui hacia el ginecólogo que atendió a Edita, de paso que consulté si aún podría tener hijos o no, bueno, como él es también mi amigo, me entregó los datos del hijo de ella, y me sorprendí cuando, el ginecólogo me dijo que el hijo de Edita, no era de Roberto, sino de mi esposo, Alejandro, en ello, me quedé petrificada, al conocer que Edita, fue otra de las amantes de Alejandro, con la diferencia que él le dejó un hijo a Edita, algo que no hizo conmigo, me sentí con rabia, lloraba por eso, pero le juré al ginecólogo que no dijere nada a nadie, mas a Roberto, y cierto, aun puedo concebir a pesar de mi edad.

En mi casa, llena de rabia, lloré como nunca, pero no podía ofenderlo, porque ya no está entre nosotros, para que me pudiera explicar y defenderse, pero bueno, lo cierto es que yo les tengo que decir algo, estoy rehaciendo mi vida, y sí, tengo una pareja, si nada más ni nada menos que... si, Roberto Reggini, el esposo de Edita González, claro, prácticamente soy su amante, él no solo es un hombre, es un macho por todos lados, de unos 46 años, mide 1.84m, blanco, ojos azules y cuerpo trabajado en gimnasio, como mi Alejandro. Sin duda, es un semental en la cama, me hace sentir mujer, hembra, yegua, perra, etc. Les contaré una de mis aventuras que tuve con él, nada más ni nada menos fue hace 2 años y medio, es decir, 6 meses antes de que falleciera Alejandro.

Estaba en un supermercado, realizando mis compras, como de costumbre, accidentalmente choqué mi carrito de compras con un señor, él se disculpó conmigo, se me presentó con formalidad, me dijo que se llama Roberto Reggini, gerente de R&G bufete de abogados, el mismo nombre de la empresa que trabajan Alejandro y mi hijo, también le dije que me llamo Alfonsina Roberzzi, le dije que era culpa mía por no fijarme donde iba, se excusó amablemente, le di mi mano, y como todo un caballero, me besó la misma, al ver sus ojos, me vislumbró con su mirada, tuve una impresión buena de él, se portó amable, ambos fuimos a caja, cancelamos todo, y fuimos al parqueadero, a diferencia es que yo iba a tomar taxi , pero:

Roberto: Alfonsina, si quiere la voy a dejar a su casa, ya que tiene muchas cosas

Yo: Sr Roberto, muy amable de su parte, pero voy en un taxi, tranquilo,

Roberto: Pero Sra. Alfonsina, para que no gaste taxi, la voy a dejar en su casa, vamos acepte, no sea así...

Yo: Bueno Sr. Reggini, está bien, acepto que me vaya a dejar a mi casa, muchas gracias.

Roberto: Es un placer llevarla, y cierto, dígame Roberto.

Yo: Bueno, gracias, Roberto, y también dime Alfonsina...

En eso, él subió mis cosas a su auto, nos subimos, y partimos a mi casa, en ese día llevé una falda blanca floreada, como era primavera, cae bien este vestuario, noté que Roberto me quedó viendo las piernas en cada parada de semáforo, claro, mis piernas, son voluptuosas, hasta que llegamos a mi casa, Roberto no me dejó solamente afuera, como llevaba bastantes cosas, él me ayudó entrando a mi casa, a ubicar las cosas en su lugar, conversamos un rato, sin duda, él es un hombre inteligente, me conversaba de todo, y cuando se iba, me dijo:

Roberto: Me gustaría que algún rato salgamos a dar una vuelta, claro, si quiere y desea...

Yo: Si, claro que sí, Roberto, usted me cayó bien, y si podemos salir a cualquier sitio, a cualquier hora.

Antes de irse, intercambiamos números de teléfono, para poder concretar citas y también escribirnos.

Pasaría una semana, cuando él me llama por teléfono, me dijo que si deseaba ir a cenar a su casa, ya que iba a estar solo, y por lo general no le gustaba cenar solo, le dije que aceptaba su invitación, ya que por lo general mi hijo se va donde su novia, y Alejandro, estaba de viaje por trabajo.

Llegó el día, me puse un atuendo muy ajustado color negro sin mangas, que se hace notar mis curvas bien formaditas, pantimedias negras y saco negro, al verme en el espejo, sin duda estaba muy sexy, era una calienta penes, con ese vestido, serían más o menos las 9, cuando, Roberto me vino a ver a mi casa, bajé y lo vi muy elegante, como todo un hombre muy atractivo, mientras íbamos a su casa, me quedaba viendo las piernas, que estaban tonificadas, ricas, y lo notaba como me miraba de pies a cabeza mientras conservamos en el trayecto.

Llegamos a su elegante casa, una mansión espectacular, saca una botella de vino tinto, y brindamos:

Roberto: Por ti Alfonsina, por ser una mujer hermosa y espectacular, y por nuestra amistad.

Yo: Gracias y también brindo por nuestra amistad, que sea hermosa, duradera, y por ti Roberto, por ser un buen tipo.

Bebimos el vino, que estuvo rico, fuimos a su comedor, nos servimos la cena, fue una cena espectacular (si la describo, más les hago dar hambre, jajaja), una vez terminada la cena, nos levantamos de la mesa, me llevó a su sala, una grandísima, que tranquilamente eran 2 salas de mi casa, que también es grande, puso unos lentos hermosos, con la botella que tenía vino, nos pusimos a conversar de todo, hasta que:

Roberto; Sabes, Alfonsina, mi esposa y yo, estamos en una crisis tremenda, no nos estamos llevando bien en este último año, no te lo quería contar, pero, no pude evitarlo, por esa no está aquí en la casa.

Yo: Roberto, lo siento mucho, espero poderte ayudar en tu crisis matrimonial, porque no mereces tu estar solo, tu eres hermoso, guapo, y que enamoraría a cualquier mujer.

Roberto; gracias Alfi, perdón, Alfonsina, tus palabras me levantan el ánimo, capaz que tu esposo ha de estar contento al tenerte a su lado.

Cuando me dijo Alfi, me sentí alagada, nadie, ni siquiera Alejandro, me nombraba de esa manera, seguíamos bebiendo el vino, rico y delicioso, cuando:

Roberto: Sabes algo, tu eres hermosa, no sé, pero tu vestido de hace sentir una chica universitaria, serio

Yo: Roberto, que dices, yo ya soy casi una cincuentona, pero gracias por decirme que soy universitaria, me haces sentir bien, agradable,

Roberto: Yo siempre hago que las mujeres se sientan bien conmigo, y te noto que te gustaría tener muchas aventuras, en todo sentido, por ejemplo, el viajar, el estar con la naturaleza, etc.

Yo: Si me gusta viajar, siempre veo a mi hija, que vive en otra ciudad, de la naturaleza me gusta, pero no me he ido en estos últimos años...

Él se me acerca más, yo me puse un poco nerviosa, pero seguíamos:

Roberto: No solo viaja a ver a tu hija, también viaja a otros lados, experimenta muchas cosas, yo a veces viajo solo, y no por trabajo...

Alfonsina: Voy a tratar de hacerlo, más seguido, y ¿por qué me piropeaste hace un rato?

Roberto se puso un poco nervioso, pero puso su mano en mi muslo, y;

Roberto: Alfonsina, sabes, tú eres una mujer inteligente hermosa, bella, que con tus atributos nos vuelves loco, te piropeé porque tú me encantas Alfonsina hermosa...

Me puse nerviosa, quería irme ya a mi casa, pero no sé, Roberto tiene algo que, lo hace amoroso, tierno, y sobre todo atractivo.

Yo: Roberto, sabes que soy una mujer casada, y tú por más problemas que tengas con tu mujer, no vale que le hagas eso, lo que te puedo decir es que, así como yo te gusto, porque no haces lo mismo con tu mujer, para que se reconcilien

Roberto: Hasta para decir las cosas, eres hermosa, sabes, cuando te dije que tengas aventuras, es porque a mí me encantan las mismas, y quiero no hacer una aventura, sino una historia contigo Alfi.

Se me acercó para besarme, me puse muy nerviosa, lancé un suspiro, y le dije:

Yo: Espera, no sé, pero, al verte... tú me enloqueciste...

Y le clavo semejante beso, que no sé cómo, pero lo estaba besando, así como lo hacía con Alejandro, mi esposo fallecido (aún vivo en esa época), él me besaba muy bien, como todo un macho, sin duda, Roberto, es un excelente besador, entre besos y besos, me comenzaba a meter mano, primero en mis pechos, luego en mis piernas, y acariciaba con fogosidad mi trasero, mientras él me abrazaba, sentía un gran pedazo de carne en mi vientre, que sin duda, eran de esas que me gustaban mucho.

Yo: Roberto, quiero que me hagas tuya hoy, quiero sentirte cómo eres, y demostrarte que soy mejor mujer, tener tu pene dentro de mí...

Roberto: Cosita rica, ven conmigo.

En ello, Roberto me levanta, con mis brazos rodeo su cuello y con mis piernas rodeo su cintura, que rico que mi hombre, Roberto me lleve así, abrazada y entre besos y besos, y con mis nalgas, sentía su gran pene, aun oculto en sus pantalones, en eso llegamos a su gran cuarto, así, cargada y abrazada a él, me seguía besando, me pone de pie, y comienza a desnudar mi cuerpo, primero me quita el saco, besa mi cuello, hombros, la mitad de mi vestido estaba a la altura de mi cintura, con mi brazier negro, que sensualmente me lo quita, y deja a su vista mis medianos seno, que él los chupaba como un hambriento,

Roberto: Alfonsina, mi cosita rica, que ricos senos que tienes, me los voy a comer ambos a la vez...

Yo: ah si mi Roberto, cómelos nomas, son tuyos, hazme el amor, así, aaaahhh.

Sin perder tiempo, juntó mis tetitas, como para unir ambos pezones erectos, producto de mi excitación, y los chupó rico, lo hacía con una sensualidad, que ni Alejandro me los hacía tan bien, siguió besándome hasta llegar a la altura de mi cintura, bajó lo que me quedaba de mi vestido ajustado, dejándome en tanga, acariciaba mis piernas, que tenían mis pantimedias negras, yo seguí al desnudarlo, al quitarle su camisa, noté que su torso, a su edad, está bien trabajado en un gimnasio, luciendo sus abdominales marcados, bajé su pantalón, junto con sus bóxer, y vi una vergota, sin duda, del mismo tamaño, o un poco más grande que la de mi difunto Alejandro,

Roberto: te gusta cosita rica mi verga...

Yo: uhmmm, que rica y grande la tienes, sin duda me gusta, quiero comerla yaaa

Nos besamos, él desnudo y yo, solo tenía mi tanga puesta, él baja hacia mi cintura, y me la quita a mi tanguita.

Roberto; que rica esta tu conchita mi amor, se nota que está falta de sexo, falta que un macho venga y se la coma...

Yo: está lista para ti mi cosita, ahora porque no me comes... Siii

Él se recuesta boca arriba, y yo encima de Roberto, boca abajo, y realizamos un rico, hermoso y excitante 69, sin duda, ambos disfrutamos comiéndonos cada uno de nuestros genitales, mis mamadas, sin duda ponían cachondo a Roberto, chupaba su pene duro, sin descanso, me dolía un poco la boca, producto de que comía su miembro, mientras yo sentía domo su lengua estaba dentro de mi concha, jugando con mi clítoris, y haciéndome tener un rico y delicioso orgasmo, temblaba encima de Roberto, a lo que retiré mi conchita sobre su boca, y me puse, dándole las espaldas, comencé a sentarme en su pene.

Yo: aaaahhhh que rico, poco a poco me lo estoy metiendo, ahora te voy a cabalgar cosita, aaahh que rico, siii siiii

Roberto: siéntate en mi verga, y verás cómo te voy a tirar rico amor...

Sentada en su verga, totalmente dentro de mí, comencé a hacer movimientos circulares, después comencé a cabalgarlo, el sube y baja que le hacía, sentí estar en el cielo, sin duda, cabalgar esa verga dura y grande, hacía que me mojase más, con él dentro, temblé como nunca y comencé a tener otro orgasmo, que notó mi macho, puso sus manos en mis hombros, y sentada ante él, bañaba su pene, con mis jugos.

Roberto: que cachonda eres cosita, terminaste rico, mojaste mi pene, se nota que tu cuevita está inundada, ahora te voy a coger más rico...

Yo: tu verga me pone así, dame más más masss aaahh

En eso, me acuesto poniendo mi espalda en su pecho sudado, besa mi cuello, acaricia mis tetas, con una mano y la otra me estaba masturbando, me pone de lado, la pose de cucharita, y seguimos con la penetración, Roberto en esa pose lo hace bien, gemía como una loca, sus embestidas eran demoníacas, es excitante sobre todo, cuando nuestros cuerpos, sudados, están en plena ebullición, rápidas y furiosas eran sus embestidas, que tuve otro orgasmo, perdí el conocimiento, producto de aquello, sentir su olor, a macho, es muy cachondo.

Yo: aaaahhh que rico que me culeas mi amor, dale más, mas, masss mi hermoso macho, soy tu puta, hazme lo que quieras...

Roberto: si mi Alfonsina rica, soy tu macho, tu mi hembra rica, que cuando tengas hambre de verga, vienes a mí y te la saciaré con todas mis fuerzas...

Ambos de lado, nos dimos un beso rico, y aso, sí, yo ensartada, con su gran verga dentro mío, cambiamos de pose, si, la de perrito, que enseguida comenzó a taladrarme, a perforarme, a penetrarme rico, por detrás, me culeaba rico, fueron rápidas sus embestidas que sus bolas chocaban con mis nalguitas respingonas, chag chag chag eran los sonidos.

Yo: aaaahhhh si, si rico, Rober, dame así, si, duro, más más más, siii siiii cógeme como nunca, que me siento hembra contigo.

Roberto: ooh amor, toma duro, toma, toma, te cojo cuando quieras, así, toma, toma toma... Que rico... Amor me vengo, sí, me vengo, sii, siii, quiero regarte tu huerto, caliente y mojado...

Yo: aaahhh sí, yo también me vengo, si, vente adentro mío, quiero tener tu semilla en mi vagina, quiero sentir tu leche calientita... aaaahh ummm.

Al decirnos eso, sentí que el pene de Roberto, descargo dentro de mi conchita, una cantidad grande de semen caliente, que sentí en mi vientre como hirviendo, producto de que él me dejara su semilla, algo que me excitó muchísimo..

De lado nos acostamos, el gran pene de Roberto, se fue haciendo chico, que solito se salió de mi vagina y sentí como el semen, se rebaba en mis piernas, sudados y todo nos quedamos dormidos.

Sería más o menos las 2 y media de la madrugada, cuando me desperté, claro, Roberto aún estaba dormido, usando la poca luz de su cuarto, busco mis prendas, no encontré mis bragas, si mi saco, vestido y brazier, colorada y despeinada de tanta revolución, fui a su baño, a arreglarme, me limpié mis piernas llenas de semen que salía de mi concha, y sentí detrás mío nuevamente a Roberto, si, Roberto, desnudo, estaba tras mío, otra vez con su verga erecta, me arrinconó a su espejo, que cubría una pared en su baño, y por detrás, levantó mi faldita, y me penetró, volví a gemir como una loca, otra vez comencé a sudar, que manché su espejo con mi aliento:

Roberto: pensé que te ibas así nomás, pues no, así que toma, toma, sii, eres y serás mía, toma, toma...

Yo: aaaahhh siii, siiii que rico, nadie me había cogido en un baño de casa ajena, siiii

La resistencia de Roberto es tremenda, que me seguía penetrando con todas sus fuerzas, cuando me temblé, tuve un rico orgasmo, al mismo tiempo, que Roberto inseminaba mi vagina, sin fuerzas, me apoyé en su pecho, me di vuelta y nos besamos rico.

Saliendo del baño de su cuarto, me pongo la faldita que estaba en mi cintura, otra vez sentí el semen caliente dentro mío, el mismo me chorreaba en mis piernas, encontré mis bragas que estaban en la almohada, me las puse, y con Roberto, con bata, fuimos a su carro, besándonos en el trayecto, como a las 3 y media, llegamos y me dejó, claro, antes me clavó un beso rico, y me entré a casa.

Sin duda alguna fue mi primera aventura que tuve con el esposo de Edita González, les seguiré relatando más de mis encuentros sexuales con experiencias nuevas, claro está que las mismas, son después del fallecimiento de Alejandro.

(8,63)