Lentamente me acerco a tu oído, una pequeña mordida a tu lóbulo, y siento tu respiración entre cortada, te susurro, suave, y excitado, que vayas al baño y saques una foto a tus pechos semi desnudos, no te estoy mirando, pero sé que tu cara de asombro se hace notar, ya que estamos cenando, con amigos y familia, me alejo de ti, te miro con una sonrisa malvada y erótica, mis ojos brillan, y tu cara, se vuelve angelical, te pones de pies y dices que vas al baño, no tardas más unos minutos, y me dices que revise mi teléfono, Bella como siempre, lo has logrado, una erección en mi pantalón mientras cenamos, tu mano se acerca a mi pierna, con leves movimientos tocas parte de mi pene, que al tacto de tus hábiles dedos ya está en erección.
Los invitados conversan alegres, nos animan a responder preguntas, y nosotros, en nuestras mentes, solo queremos irnos a la habitación, para desenfrenar los deseos carnales que llevamos. Me miras desafiante, y te levantas, caminas a la cocina, te vigilo en cada movimiento que haces, y cuando sabes que nadie más que yo te veo, te inclinas, con las piernas rectas, dejas que el vestido negro con tonos brillantes, se levante en tu trasero, dejando expuesta tu pantaleta de encajes, del mismo color del vestido, casi transparente, que me deja visualizar, a pesar de la distancia, tus piel blanca, me miras de reojo, y me sonríes, vuelves caminando con unos platos, caminado seductoramente, miras directos a mis ojos, me sonríes, y con tu suave voz me sacas del ensueño que me tienes atrapado, preguntándome, que quiero beber...
Continuará...