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Elmer y la última cruzada del ABL

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Un cliente me encargo que le sacara un libre deuda de ABL porque le aparecía una partida pendiente.

Me dirigí a la Municipalidad de Avellaneda con los recibos que me reclamaban como impagos.

Al llegar veo con agrado que había poca gente, prácticamente nadie.

Mi estrategia de ir a última hora a veces funcionaba pero hoy me hacía dudar.

Ingrese y veo todo el salón vació. Mala señal pensé, algo funciona mal.

Empiezo a recorrer un pasillo de esos con puertas con pequeñas oficinas buscando a ver si alguien podía resolver mi problema.

Todas las oficinas vacías, de pronto, casi llegando al final, una con la luz prendida, apure el paso y me acerque.

- Permiso, buenas tardes, paso algo, no atienden?

Al entreabrir la puerta la vi: alta, rubia, pelo muy corto, unos 50 años largos. Rosa del Valle lucia el cartel en la puerta, supervisora de asuntos municipales. Tailleur gris perla, muy pero muy ajustado. El saco entreabierto dejaba ver una blusa blanca con un botón que apenas podía contener unos pechos turgentes. Por el movimiento al girar los imagine naturales, ese bamboleo de las tetas sin operar tan lindo. Completaba todo unos zapatos de charol negro con pulserita y unas medias negras con costura atrás, muy sexys. Piernas torneadas, maduras pero no menos excitantes.

- Hola, disculpe, no, no hoy atendimos hasta las 14:00 el tema es que había un acto en la Municipalidad Central. Yo me quede ordenando unas cosas. Disculpe usted, en que puedo ayudarlo, pase... pase...

Entre, con un look semi informal: pantalón de vestir, camisa, zapatos, elegante. Ahí sentí el perfume que me invadió, lo conocía... mmm.

- Es por una deuda de ABL, me piden unos pagos que tengo por acá... disculpe... usted la conoce a Mariana Civile?

- Si por?

- Por el perfume sabe...? Estuve la semana pasada en su casa y...

- No me digas que vos sos Elmer?

- Si por?

- Me hablo muy bien de vos, pasa, cerra y pasa.

Cerré la puerta y ella cerro el armario que revisaba y dejo unas carpetas apoyadas.

Se acercó a paso firme hacia mí. Me senté en una silla y mientras apoyaba las carpetas en el escritorio la vi rodearme, apoyando sus manos en los apoya brazos me susurro al oído mientras con una mano apretaba la traba de la puerta.

- Me dijo que tenés una flor de pija, que te la cogiste mal... Casualmente tengo en mi cartera un poco de su elixir, dame un segundo por favor.

Se acercó a un perchero, y sacando un perfumero muy exótico de su cartera empezó a esparcirse por su cuello. Después lo apoyo en el escritorio y comenzó a sacarse el tailleur, y de a poco a desabrocharse la blusa. Dos hermosas tetas con pezones oscuros se traslucían de su corpiño blanco, semi-transparente. Siguió esparciéndose perfume y ahora comenzó a quitarse la pollera. Sus anchas caderas dificultaban la tarea por lo que decidió quitarla por arriba. Un portaligas negro sin tanga solo las medias exhibía una conchita absolutamente depilada. Mientras seguía acercándose seguía esparciéndose perfume sobre tus tetas, ya libres de corpiño, su vientre, piernas. Ahora se acercó y separando la silla del escritorio apoyo sus manos en él y me exhibió su hermoso culo.

- Te gusta? Haceme lo que quieras.

Me pare y desabrochándome la camisa rápido la tome por la cintura. Alcance a quitarme los zapatos y voló el pantalón junto con mi bóxer para dejar salir mi pija extasiada por el perfume hechicero.

Haciéndola girar le comí la boca, su lengua jugosa, inquieta bailaba, se enredaba con la mía...

Empezó a bajar por mi cuello, mordisqueo mis pezones y se fue directo a mi pija. Me tiro en la silla y empezó a chupármela intensamente. Entrando y saliendo sentía el roce de sus dientes en mi glande y más me excitaba. Sentía su saliva incontenida por el tamaño de mi pija resbalar por mis huevos. Aun así no sacaba mi pija entera de su boca, sin hacer una mínima arcada, entera.

Entraba y salía a límites insospechados de su boca, increíble.

De pronto la saco y se sentó frente a mi poniendo sus tetas en mi boca mientras sentía como la penetraba.

El bamboleo incesante era como una caza de la presa, las chupaba, las mordía, pero el bamboleo hacia que se me escaparan de mi boca ansiosa. Igual su concha totalmente empapada me subyugaba más y más. Abrió sus piernas y se subió sobre mí, que la miraba extasiado sentado en la silla, casi sin poder emitir palabra. Sentí mi pija entrar en su vagina hambrienta y vi como mordía sus labios para no gritar, Empezó a cogerme, mal, una y otra vez, frenética. Sentía mi pija rozar sus labios y más y más se calentaba. Así saltaba sobre mis piernas, en llamas, cada tanto tomaba mi cara con las manos, suaves, con unas uñas larguísimas y me envolvía con su lengua. Sin dejar de rozarme con la punta de su lengua fue acercándose al oído y me susurro:

- Que pedazo de pija tenés Elmer, como calentas, por Dios... hacía mucho que no me cogían así...

De pronto se detuvo, se paró, me miro fijo, saco mi pija de su concha aun palpitante y giro. Una vez de espaldas, y separando sus cantos me exhibió el botón de su culo. Escupí sobre él y lo vi moviéndose como diciéndome que la coja ya.

Me puse de pie y embestí de una hasta el fondo. Tape su boca con mi mano y contuve un grito que hubiera alertado hasta todo el personal de seguridad del Shopping Alto Avellaneda de al lado. Ahora mordía mi dedo y me rogaba.

- Mas guacho, mas, rompeme el culommgghhh...!!!! - otra vez le tape la boca, ahora chupaba mis dedos, su capacidad oral introducía tres al mismo tiempo mientras prácticamente me cojea ella mi pija con su culo. Un culo hermoso, apenas alguna irregularidad por la edad pero grande, pulposo...

Así se desmorono sobre el escritorio, su hermoso orto todo ante mí. Extasiada por semejante polvo mientras hacia mi última embestida, sintiendo que ya venía toda la guasca le pregunte.

- Donde querés la leche potra...?

- Damela toda en la boca turro, me la quiero tomar toda...!!!

Giro y de rodillas tomo mi pene con sus labios al instante que toda la leche llegaba, tibia.

Tal vez por la excitación de lo prohibido eyacule una cantidad enorme de semen, en varias veces pero Rosa no dejo caer una gota al piso. Toda a su garganta, insaciable, hambrienta, lujuriosa.

- Guauu..., me mataste diosa...

- Mariana me había hablado de vos pero otra cosa es sentirte en vivo. Toma, te paso mi tarjeta, ahora no hay sistema pero llámame mañana y te soluciono lo tuyo. Hagamos algo, déjame la carpeta y me llamas. Yo vivo en Wilde, vos por dónde vivís?

- Por ahí también... por?

- Llamame te arreglo todo y después te cuento, se me ocurrió algo, llamame por favor Elmer.

Me beso suavemente en los labios y comenzó a vestirse.

- Me tengo que quedar un rato más a esperar al boludo de mi jefe por un informe que me quede a preparar. Anda si querés.

Me fui del Palacio Municipal, agotado, sintiéndome victima por tercera vez de esta especie de logia de mujeres calientes, que sorpresa me estaría preparando Rosa?

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