Nuevos relatos publicados: 7

Nochevieja sexual

  • 2
  • 9.330
  • 8,89 (9 Val.)
  • 1

Por fin habían llegado las vacaciones y con ellas Navidad. Estaba emocionada porque ya tenía mi vestido para Nochevieja para salir y disfrutar toda la noche. Ese año había cogido una habitación de hotel en La Coruña para que la noche fuera diferente.

Antes de las uvas ya me había preparado para no perder tiempo. Sonaron las campanadas, me comí las uvas en la habitación y, sin perder tiempo, salí del hotel toda contenta con mi nuevo vestido y mis tacones. Iba pivón total para disfrutar a tope de esa noche.

Me paseé tranquilamente por las calles de La Coruña mientras esperaba a que la gente saliera de sus casas. La cosa ya se iba animando y decidí entrar en un primer bar. Me tomé una cerveza y empecé a pasar de todo y disfrutar de la noche. La noche fue pasando y yo de bar en bar, hasta que llegó el momento de irme a la discoteca.

Me metí en una discoteca, me pedí una copa y poco a poco me arranqué a bailar. Pasados unos minutos, alguien se me acercó por detrás y me invitó a un baile entre susurros. Enseguida reconocí esa voz. Me di la vuelta y como sospechaba era uno de mis grandes amigos. Nos animamos a bailar juntos y poco a poco nos fuimos acercando más y más hasta que sin saber cómo, nos fundimos en un beso y la temperatura subía rápidamente.

Le propuse irnos a mi habitación de hotel a terminar la noche y con gusto aceptó mi propuesta. Llegamos al hotel, subimos a la habitación y nos pusimos cómodos; nos pusimos una copa y nos sentamos en la cama a risas, aunque esas risas no duraron demasiado.

Estábamos cachondos y queríamos sexo, asique me empujó para atrás, me subió el vestido y se perdió entre mis piernas mientras yo gemía de placer. Tras un rato le pedí que subiera, lo empujé contra la cama y, al ver que estaba duro, saqué su polla y empecé a jugar con ella con mi boca y mis manos. Notaba como disfrutaba con mi mamada y mis cambios de intensidad, hasta que entre gemidos me dijo que quería follarme rico. Así que, decidí tomar el control de la noche.

Me subí encima de él, metí su polla en mi coño y empecé a cabalgar como una amazona mientras los dos ardíamos de placer. Más tarde, cambiamos de posturas hasta que, tras varios orgasmos y muchos gemidos, acabó corriéndose en mi boca mientras el semen resbalaba entre mis labios.

(8,89)