Nuevos relatos publicados: 13

El día que probé a mi cuñada

  • 5
  • 50.002
  • 9,59 (59 Val.)
  • 3

Esto paso hace ya un tiempo, recuerdo fue a mediados de julio cuando conocí a mi cuñada íntimamente.

Llevo casado unos años con mi esposa, tengo 35 años y mi esposa 32. Su hermana Mariana tiene 25 es la menor de la casa, tiene un cuerpo muy llamativo, es delgada porque nunca le gusto la comida grasosa pero que rico abdomen se mantiene, senos pequeños pero son de esos que los puedes apretar con las manos y un trasero que llama mucho la atención.

Mariana y yo tenemos una relación normal de cuñados, siempre nos saludábamos y a veces compartíamos conversaciones en las reuniones familiares. Un día reunido con mis amigos en un bar ella llego y se sentó una mesa sola, la vi de lejos extrañado ya que se veía como nerviosa y quise esperar un rato a ver que podría pasar, no quería ser un metiche. Al cabo de un rato ella seguía nerviosa y con ansias, recibió una llamada y empezó a discutir y al cortar empezó a llorar, les dije a mis amigos que ya volvía y fui a hablar con ella.

-Hola Mariana, ¿Pasa algo?

-Mi novio que me volvió a quedar mal por ir a una fiesta de sus amigos, siempre es lo mismo, pero yo sé que va a hacer algo malo porque por algo no se molestó tan siquiera en invitarme.

-La mire un poco mal y le dije: Hey pero no te pongas mal por el! Él está en una fiesta con sus amigos ¿no? debe estar disfrutando y tú aquí llorando por él, ven tomate un trago con tu cuñado favorito.

Me mira riendo y me dice; tu eres mi único cuñado así que no te hagas, está bien vamos a pasarla bien.

Me senté en su mesa, pedí unas cervezas y empezamos a conversar de todo un poco, realmente no sabía que podíamos tener tantas cosas en común, empezó a hablarme de su novio y de lo mal que la trata a veces, le dije:

Tu eres demasiado hermosa, tienes una gran figura, apuesto que te pones un cartel de que estas soltera y te hacen fila. Se echó a reír y me dijo que parara, le dije es en serio, no vale la pena, con tu belleza podrías conseguir a quien quieras. Me miro pero esta vez de una manera diferente, como de manera dulce.

Enrojecida me pregunto: ¿Realmente piensas eso de mí? ¿De verdad me ves tan bonita?

¡Claro que sí! Bonito no, hermosa. Te lo digo con la mayor sinceridad. Me agarro la mano y me dijo: muchas gracias, realmente hiciste que me olvidara de ese tonto, las cosas pasan por algo y mira, quien diría que tendría tan bonita compañía. No sé si fueron los tragos, pero sentía la gran necesidad de inclinarme y besarla, no dejaba de mirarme, mande todo a la mierda y la bese, ella respondió igual, que ricos eran esos labios, suaves, dignos de besar toda la noche, al separarnos me miro y me dijo:

Sé que es una locura, pero ¿podríamos jugar a que soy una chica que conociste en un bar y que la lograste conquistar?

La mire y solo la bese, me levante, le pedí la mano y nos fuimos de ahí rumbo al hotel. En el camino no nos dijimos nada, yo pendiente del volante y ella del camino.

Al llegar a la habitación, ella se sentó y solo me miraba muy nerviosa. Yo también estaba muy nervioso, pero no era excusa para no probar a mi cuñada. La tomé de la cara y empecé a besarla, sentía su lengua, que rica sensación. Luego puso su mano en mi pantalón y, al escuchar un suspiro, supe que había sentido lo dura que tenía la verga, la senté en la orilla de la cama, me quite el pantalón y ella solo dijo.

-Wow cuñadito pero que rica verga tienes, mi hermana debe disfrutar mucho contigo, eso me excito más, la manera en la que la chupaba era deliciosa, se sentía que lo hacía por venganza con su novio, se la metía entera, le pasaba la lengua, me masturbaba, mis bolas no faltaron para llenarse de su baba, la pare, le quite el pantalón, ella se quitó las panties y la agarre y no evite olerlas, olían a gloria, la puse de rodillas en la cama y empecé a nalguearla y chupar su culito, que vagina tan rica tenia, pequeña y estrecha, sabía que me esperaba algo bueno, ella se acomodó mejor, se puso en 4 y se abrió un poco, yo puse la pierna en la cama para darle mejor y le metí mi verga, un suspiro salió de ella, se volteo y me miro con cara de quejas.

-No sabes lo que te espera cuñadita, le empecé a dar suave para que le fuera entrando pero era tanto el flujo que no duro mucho así, empecé a aumentar el ritmo y se empecé a escuchar su flujo y sus nalgas golpeando, sentía que estaba en el paraíso

-Así cuñadito cógeme mejor que a mi hermana así, dame más duro rómpeme la vagina. Eso me excito aún más, sentí que iba a acabar así que lo saque y me acosté en la cama y ella entendió, se subió encima de mí y empezó a moverse sin importarle nada, le subí la camisa y le apretaba los senos y jugaba con sus pezones para estimularla más, ella y yo solo gemíamos, afuera de esa habitación no importaba nada más.

Le dije que se acostara un rato, pude observar su abdomen tan definido, sus senos pequeños, su vagina hinchada y llena de flujo, monte su pierna en mi hombro y empecé a cogérmela así, ella me miraba con cara de placer, como si nadie se la hubiera cogido así,

-Ay cuñadito dame esa leche, acábame donde quieras.

Eso me excito mucho y no pude evitar correrme y que mejor lugar que ese abdomen tan rico, uuufff se sintió delicioso, me acosté a su lado y solo estábamos agitados, luego ella se levantó me miro y se echó a reír, nos bañamos y nos fuimos. En el camino estábamos platicando de lo que había pasado, al llegar mi esposa nos pregunta que donde estábamos y ella mismo le dijo que coincidimos en el bar y compartimos unos tragos y aquí estamos. Mi esposa nunca sospecho nada.

Mi cuñada y yo cada vez que podemos lo hacemos y ¿les digo algo? Cada vez es mucho mejor.

Gracias por leer el relato, cualquier crítica o comentario a mi correo [email protected]

Muchas gracias

(9,59)