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Comenzó en el subte

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Corría el mes de noviembre, hacía ya diez días que había obtenido el divorcio, hacía siete meses que había iniciado el trámite, el mismo tiempo que llevaba de abstinencia sexual, por mi hijo debía ser una madre abnegada, y valió la pena, mi hijo quedó a mi cargo, y mi marido a pesar de su madre no puso muchos reparos en nuestra separación de bienes.

Aquel día me levante temprano y me prepare para salir, debía realizar unos trámites. El día a pesar de la fecha se presentaba todavía fresco, los días cálidos aún se hacían desear.

Estaba lista dispuesta a salir me miré al espejo para dar los últimos toques a mi persona, llevaba mi cabello negro ondulado, unos aros tipo argolla. Maquillados mis ojos y párpados en tonos salmón y mis labios en color fucsia brillante, llevaba una blusa larga color beige un poco por debajo de mis nalgas muy elastizada de manera que se ajustaban a mis caderas y marcaban mucho la redondez de mi cola, y llevaba unas calzas negras híper ajustadas de lycra, con unas botitas negras cortas con taco alto y una campera de nylon negra, esa ropa me daba un toque adolescente.

Salí con la idea de volver a tiempo para buscar a mi hijo a la salida del colegio. De cualquier manera si no llegaba él iría a la casa de mi padre que vivía frente a la escuela.

Tome el colectivo y me bajé luego para tomar el subterráneo, era esa una buena opción para llegar más rápido a destino, si bien por la hora sabía que no iba a ser muy cómodo el viaje. Indudablemente estaba muy sexy porque en mi recorrido fui piropeada varias veces, algunos de esos piropos eran por demás subidos de tono.

Estaba en la estación cuando alguien me saludó, giré hacia donde venía la voz, eran Carmen y Raúl, un matrimonio que vivía muy cerca de la casa de mi ex suegra, charlamos un rato, dejamos pasar un subte que venía muy lleno, pensando que el próximo vendría más vacío. Raúl no sacaba su vista de mí, sabía que yo le gustaba, alguna vez lo insinuó pero como yo me hice la desentendida la cosa se cortó ahí. Raúl era un tipo no muy alto, de buen porte cabello negro, con algunas canas, interesante y todavía deseable a pesar de sus cincuenta años.

Llegó el subte tanto o más lleno que el que dejamos pasar, subimos y quede literalmente aplastada por toda la gente que había en el vagón.

Cuando se cerró la puerta del subte sentí un ligero roce en mis nalgas. Lo tomé como un pequeño roce propio de la circunstancia de un viaje en esas condiciones, pero pronto comprendí que no fue casual ese primer roce.

Ahora esa mano no rozaba mi cola sino que se posó en ella acariciándola lentamente, como saboreando ese contacto; enseguida esa mano comenzó a ser más descarada acariciaba delicadamente mis nalgas, mientras tanto yo comenzaba a excitarme, no me cabía ninguna duda que Raúl era el dueño de esa mano que me estaba acariciando de manera tan osada y yo al no decir nada y continuar hablando con su esposa le di pie a que continuase su incursión.

Yo seguía hablando con Carmen como si nada estuviese pasando, mientras Raúl seguía disfrutando mi cola y yo de las caricias de su mano en mis nalgas, acariciaba mis muslos y mi cola a su antojo, llegando uno de sus dedos a deslizarse por la raya de mi cola, en ese momento tuve que hacer esfuerzos para disimular mi excitación, sentía mis mejillas enrojecidas y ante la requisitoria de Carmen dije que se debía al calor de un viaje tan apretado

Su mano acariciaba con suavidad mis muslos, mis nalgas, llegando inclusive a mi ingle y a rozar por sobre la tela de la calza mis labios vaginales me contuve para disimular un gemido, estaba ya muy excitada a punto tal que sentía mojada mi bombacha, me costaba disimular mis sentimientos giré un tanto mi cuerpo y vi como Raúl tampoco podía disimular su excitación. Así que dije que me sentía algo mareada y que iba a bajar antes. Entonces Carmen me entregó a Raúl en bandeja, diciendo: “Baja y acompañala si yo lo hago llego tarde al trabajo, llevala a tomar algo, cuando baje te llamo”.

Me acerque con esfuerzo a la puerta, Raúl estaba a mi lado, lo miré muy provocativamente, como diciéndole “te voy a bajar la caña papito” al tiempo que su rostro emitía una leve sonrisa y su mano rozaba la mía estremeciéndome al contacto con su piel.

Bajamos, caminamos por el andén yo tomé su mano, el subte comenzó a alejarse, me giró, tomó con sus manos mi cintura, yo pase mis manos por su cuello rodeándolo con fuerza y deseo y nos unimos en un beso apasionado sin importarnos la gente que podía estar viéndonos, luego él me tomó de la cintura, yo apoye mi cabeza sobre su pecho y así salimos a la superficie, caminamos abrazados, besándonos, como dos adolescentes, en eso sonó su celular. Era su esposa preguntándole por mi estado de salud y él dijo “está mejor, respirar aire fresco le hizo bien, la llevo a tomar un café y cuando este bien va a ir a su casa”

Lo miré y dije “mentiroso” antes de volver a comerle la boca de un beso.

Luego dijo; en la esquina hay un hotel, pero a la vuelta hay otro mejor, vamos a ese, y yo dije: “a donde vos quieras papito”

Entramos al hotel, las habitaciones eran muy bonitas una tenue luz en ellas, yo dejé mi campera sobre una silla y fui caminado hacia Raúl entre seductora y provocativa, estaba a punto de terminar mi abstinencia él me tomo de las nalgas y nos dimos un beso profundo y apasionado. Luego de ese vinieron otros besos, después le quite el saco de su traje azul con delicadas rayitas grises, yo me quité las botas, me acerqué a él que comenzaba a desvestirse y dije:

C- Ya vengo papi, voy al baño

Le di un pequeño beso y dije “para que no me extrañes” y él respondió que eso era imposible

Cuando volví él estaba con un slip azul y no podía disimular su pene erecto y de aparentes buenas dimensiones, yo ya no tenía puesta mi calza, pero mi blusa larga ocultaba parte de mi cuerpo como si fuese una micro minifalda, nos dimos un beso y dijo:

R- paso al baño ya vengo

Cuando volvió yo estaba semi recostada sobre la cama con sus sabanas negras seductora y con un conjunto de corpiño y bombacha con taza y tul estampado de mil rayas en blanco y negro y un estampado floreado con esos mismos colores en la bombacha en la zona de mi vagina . Mi corpiño dejaba al descubierto buena parte de mis pechos.

El me miró y dijo que era muy hermosa, yo extendí mi mano y dije “veni papito, tu beba quiere muchos mimitos”.

Nos revolcamos en la cama, los besos, las caricias eran constantes, hacía mucho no tenía contacto con la piel de un hombre pero esa forma de poseerme me hizo comprender que me deseaba como pocas veces me lo hicieron sentir y ahí fue cuando comprendí que tenía en mis brazos un excelente amante.

Cuando me quito el corpiño se apoderó de mis senos, me aturdía de placer sus suaves caricias, eso me estremecía sobre manera, y cuando su boca se apoderó de mis senos fue algo indescriptible, empezó a lamer mis pezones y sentí como estos se endurecían e hinchaban dentro de su boca, yo gemía, me revolcaba en la cama jugaba con su cabello y me excitaba como nunca, mis pechos fueron suyos por varios minutos, los lamió, los succionó me los pellizcó con sus labios y me dio tanto placer que creí estar flotando entre algodones, me sentí transportada a un lugar inusitado de placer, perdí noción del tiempo que él fue dueño de mis pechos, y durante todo ese tiempo no pare de gemir y gritar de placer. Entonces comprendí que debía hacer mi mayor esfuerzo para brindarle algo parecido.

Entonces giré y saque su slip dispuesta a dar de mi lo mejor cuando mamase su pene de exquisitas dimensiones, grande, hermoso, con esa cabeza rosada, la tomé en mis manos y la acaricie con delicadeza excitando mucho a Raúl luego de recorrerlo suavemente con mis manos comencé a besar su pene tiernamente por todo su tronco hasta llegar a su glande allí bese su cabeza arrancándole a su boca gemidos de placer, luego lo mordí delicadamente con mis labios y comencé a gozar su punta con mi lengua. Luego de varios segundos así baje por su tronco con mis besos y mi legua para luego volver a subir en busca de su cabecita a la que volví a saborear con mis labios y lengua, me encantaba tenerla en mi boca.

Tome su pene con una de mis manos, comencé a introducirlo en mi boca muy despacio, chupándolo, lo mordía suavemente, lo sentía viril en mi boca, mientras tanto la suya no dejaba de emitir gemidos de placer. Yo estaba muy excitada, y así mi boca se adueñó por completo de su pene, se lo seguí chupando; su pene rígido entraba y salía de mi boca a un ritmo cada vez más acelerado, al llegar a su glande mi boca lo saboreaba deslizando mi lengua por él, lo besaba y luego volvía a deglutirlo con mi boca por completo

El final estaba por llegar así que decidí apurar el ritmo , su pene entraba y salía de mi boca más aceleradamente, sentía sus gemidos cada vez más continuos, sus manos tomaron mi cabeza, entonces su pene estalló lanzando en mi garganta la calidez de su semen al que sentí bajar por mi ella, seguí saboreando su leche caliente, su pene no paraba de estallar inundándome la boca , cuando se calmó un tanto subí en busca de su glande que aún seguía proveyendo a mi boca pequeños chorritos de semen que mi boca deglutía y mis labios saboreaban, así hasta llegar a la quietud, nos besamos y luego me incorporé hasta levantarme para higienizarme un poco.

Volví a la habitación yo aún tenía mi bombacha puesta, él se dirigía al baño me tomó por la cintura, me besó en la boca y luego dijo:

R -No solo sos bonita, en la cama sos espectacular

C- Vos también papi, no tardes te necesito

Raúl volvió a mis brazos, nos enredamos en miles de besos, de abrazos, de caricias, su cuerpo y el mío era uno solo, en palabras ahogadas por los besos podía escuchar su voz adulando mi cuerpo, luego bajo de mi boca a mi cuello, y bajó hasta llegar a mis pechos, los empezó a acariciar con suavidad, en una mezcla de ternura y dulzura, me los besó , los recorría con su lengua y jugaba con mis pezones que estaba muy erectos casi a punto de estallar, me los succionaba y yo sentía desfallecer de placer; se adueñó de mis pezones, le daba pequeños mordiscos y me hacía gemir, luego bajó por mi tórax, lengüeteándolo y besándolo, al llegar a mi vientre me sentía súper caliente, deseaba ser penetrada, llego a mi entrepierna olió mi tanga me la saco, y sentí que su lengua empezaba a recorrer toda mi conchita, con sus dedos jugaba con mi clítoris, lo acariciaba, lo lamía volviéndome loca de placer mientras mis gemidos inundaban la habitación ya no me podía controlar y dije con desesperación “voy a acabar”, el placer llegó a su punto culminante un profundo y placentero orgasmo se había apoderado de mi cuerpo, mis jugos brotaban de mi sexo y el seguía lamiendo mis labios vaginales, mi clítoris, mis jugos, hasta llegar a calmar mi cuerpo.

Luego se incorporó, me miro a los ojos, y dijo

R- Siempre te desee, como envidie a tu marido, sos hermosa, te amo

C- Ahora me tenés vos, soy toda tuya

Entonces tomó su pene luego mis piernas y las puso sobre sus hombros estaba entregada a su merced sentí la punta de su pene en la entrada de mi concha empujo lentamente toda su verga dentro mío y yo me sentía desfallecer de placer. Empezó a bombear lentamente para luego acelerar su ritmo... yo le pedía más y más gritando de placer por el gozo: esto lo alentaba, sentí su pene invadiendo por completo mi concha, sus manos estaban sobre mis pechos, masajeándolo, y jugando con mis erectos pezones mis manos acariciaban su pecho y no paraba de gemir de placer, mis piernas bajaron de sus hombros y tomaron su cintura de manera de poder sentir su pene lo más adentro mío posible, el placer que recibía me hacía sentir plena; mis jugos vaginales lubricaban su pene y este me recorría hasta lo más profundo, explotando en mi vientre.

Aumento su ritmo mientras decía lo mucho que le gustaba cogerme. Ver su cara de gozo me enloqueció más, le pedí que me acabara ya no podía contenerme más, al rato sentí su cuerpo contraerse y su pene llenar de cálido semen mi vagina, al mismo tiempo que mi cuerpo estallaba en miles de convulsiones producto de un orgasmo maravilloso, mi cuerpo se agitaba violentamente, él se abalanzo sobre mí y nos besamos durante incontables minutos hasta lograr calmarnos, luego me recosté sobre su pecho, él me envolvió con su brazo y dijo – "gracias Claudia, nunca sentí tanto placer"- Sonreí y le conteste que yo también había gozado como nunca. Nos quedamos así un rato entre besos, abrazos y caricias, sentía su piel en mi cuerpo, su fuerte brazo rodeándome, me sentía plena, llevaba mucho sin sentir un hombre a mi lado, pasamos un buen tiempo así luego nos fuimos a duchar juntos, nos dimos una ducha rápida enjabonándonos, besándonos, acariciándonos como novios, volvimos a la cama juntos y comenzamos nuevamente a excitarnos a desearnos…

Nuestros cuerpos vibraron nuevamente, los dos en una entrega total, su boca y sus manos recorrieron cada milímetro de mi cuerpo, había quedado acostada boca abajo, su boca recorría mi espalda, luego sus manos en mis nalgas, acariciándolas, besándolas, sabía lo que quería y se lo iba a dar, al fin y al cabo, yo también lo deseaba, su lengua recorrió infinidad de veces el camino entre mi ano y mi vagina, yo gemía, gritaba de placer estaba a su merced en cuerpo y alma.

Sus manos se posaron sobre mis muslos, los acarició, y dijo “tenés una cola perfecta” y yo le conteste “si tanto te gusta demostrármelo” entonces separo mis piernas, yo levanté mi trasero y me puse en posición, él llevó sus manos a mi cintura y tomó mis caderas, las masajeo mientras su pene se iba acercando a mi cola, me hizo sentir su vigoroso glande en la puerta de mi ano y un profundo grito de placer nació de mi boca, él apoyando su pene más contra mi ano, me aferró a su cuerpo, tomo mis senos, besó mi cuello tiernamente y dijo con voz suave y melodiosa en mi oreja que sentía que hoy al tenerme cumplía un sueño.

Luego me soltó y volvió por completo a mi cola froto lentamente la cabeza de su pene en mi ano, separo mis glúteos, yo abrí mis piernas para facilitar la penetración sentí uno de sus dedos masajeando mi ano, me pidió crema y lo lubricó.

Me tomó por las caderas, su pene jugaba a las puertas de mi ano, abrió mis nalgas, arrimó su pene, y lo colocó para penetrarme, su cabeza entro en mi ano y un grito de placer de mi boca invadió la habitación, se quedó quieto unos segundos, luego volvió a introducir su pene en mi cola lenta y continuamente, yo gozaba sintiéndolo cada vez más adentro mío. Así hasta entregármelo todo, entonces comenzó a entrar y salir con fuerza de mi ano, el deseo se había apoderado por completo de los dos, lentamente comenzó a incrementar la velocidad yo gemía de placer y le pedía más y más…

Su pene entraba y salía con facilidad, el gozo que sentía me transportaba a lo más alto del placer. Mientras él me penetraba yo acariciaba mi clítoris, entonces sentí como me estremecía por completo, al mismo tiempo que mis caricias me daban un nuevo orgasmo, sentí como su cálido semen invadía mi ano, él aferro con fuerzas mis caderas hasta entregarme hasta la última gota de su cálido semen.

Cuando su pene se retiró de mi cuerpo nos entregamos en un sin fin de besos y caricias, yo me sentía plena, había vuelto a ser mujer por completo luego de varios meses, Raúl había cubierto con creces mis expectativas, no iban a terminar ahí nuestros encuentros, los dos queríamos más. Luego de varios minutos nos fuimos a duchar.

Volvimos a la habitación el teléfono volvió a sonar anunciando nuevamente el final de otro turno, después de varias horas nos íbamos a ir. Antes de hacerlo rodee su cuello con mis manos nos besamos profundamente y le dije

C- Fue muy hermoso ser tuya, te amo papi

R- Para mí fue lo mejor que me pasó en la vida, no muchos pueden tener a una mujer como vos

Salimos del hotel, caminamos abrazados, nos besábamos, sin importarnos nada del resto de la gente, volvimos en subte, ahora yo pegada a él abrazada y con su mano jugando con mis nalgas

Estuvimos saliendo juntos un mes y medio, luego nos separamos, él solo deseaba mi cuerpo, no estaba dispuesto a dejar a su esposa quien heredaría la fortuna de su padre, y él no estaba dispuesto a desperdiciarla por mí y yo no iba a ser la actriz secundaria de esta obra, pero pude vengarme unos días antes metiéndole los cuernos y en la próxima sabrán cómo fue…

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