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Un fin de semana de ensueño con mi tía

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Esta historia ocurre hace un par de años, tenía en ese entonces 18 años, estaba en casa de una tía, pues por lo regular iba con ella los fines de semana, me consentía demás, supongo que por eso me gustaba ir.

Era como la tía perfecta, de esas que te miran y tratan como a un hijo, bueno después de haberles echado el rollo, prosigo a contarles la historia.

Era un viernes si no mal recuerdo, como eso de las 2 pm, me quedaría con ella todo el fin, y regresaría a casa el lunes después de la escuela; salí de la preparatoria y me fui volando hasta su casa, cuando llegue toque el timbre y después de unos minutos salió a la entrada mi tía, llevaba una bata de dormir hasta los muslos, era de una fina tela, era delgada y si el sol se posicionaba perfectamente, se podría apreciar su cuerpo.

Siempre me gustó esa tía, no con el típico afecto de hombre a mujer, sino más bien una idolatría, cuando me vio se alegró, me abrazó, esa fue la primera vez que note algo extraño en su manera de comportarse conmigo (al menos de la forma común en que nos tratábamos), cuando me abrazó, pude sentir sus pechos en el mío, era una sensación cálida, luego me lleno de besos por el rostro, lo cual para mí era un juego, hasta que note que varios de los besos pasaron cerca de mis labios, inclusive uno casi atino.

Le sonreí y le di una palmada en su enorme trasero, (siempre fui así con ella, le daba nalgadas, y jamás lo reprochó), ella se giró y sonriente me dijo "pasa pasa, que llegas en el momento justo, necesito la ayuda de un hombre", le seguí el paso hasta llegar a la sala de su casa, ahí me dijo que necesitaba que le ayudaste a mover un mueble de su cuarto al de visitas, y así lo hice, moví el mueble de una habitación a otra.

Eh de decir que si era algo pesado, pero una vez que lo moví, baje de nuevo a la sala y le dije a mi tía que ya estaba listo, ella se paró alegre y me dijo "déjame traerle una bebida al hombre de la casa", me senté en uno de los sillones y encendí la tele, en seguida volvía mi tía con un vaso de refresco, se sentó a lado mío y me lo dio, se recargo en mi hombro, y yo le pase mi brazo por encima de los suyos, cuando yo volteaba, podía ver el principio de sus pezones, debajo de aquella fina tela.

Antes de que traten de imaginarse a mi tía, mejor les ahorro un poco el trabajo y se las describo, ella es una mujer madura, tenía en aquel entonces 43 años, era medio alta 1.70, piel blanca, cabellera rubia avellana, ojos cafés, unos labios deliciosos, sus pechos no era exageradamente grandes, pero los tenía bien puestos y aún firmes, era un tanto llenita, tenía una barriguita, que me quedaba bien con su figura, lo más importante era su enorme trasero, era de caderas un tanto anchas, y su culo tenía una forma redonda, estaba un poco flácido, pero en su lugar, sus piernas relucían con ese par de razones.

Estuvimos sentados y viendo la tele por horas, le puse a una película que me llamó la atención, era de acción, pero de bastantes escenas de sexo, por lo que sin querer me empecé a poner arrecho, y supongo que mi tía lo noto, pues un bulto se levantó de mis pantaloncillos, trate de disimular, pero no podía, ella levantó su rostro y me miró, me sonrió, y me dijo "estás a gusto conmigo", yo obviamente respondí que sí, ella aumento aún más su sonrisa y se levantó, me dijo que se ducharía, y que se vestiría, para salir a cenar.

Después de unos minutos, oí su grito desde el baño que me llamaba, subí por las escaleras y llegue a la puerta, me dijo que se le había olvidado su toalla que si se la acercaba, fui a su habitación y sobre la cama estaba la toalla, lo que me llamó la atención fue un cesto sobre la cama, era de pura ropa sucia, y sobre él se encontraba una tanga roja, empapada por los jugos de mi tía, y no les exagero, en verdad estaba empapada, inclusive, un hilo de su jugo vaginal escurría por un costado, me acerque y lo probé, sabía deliciosamente a ella, tome su toalla y dela lleve.

Abrió la puerta del baño, sin ninguna preocupación de que yo la viese desnuda, ahí estaba ella, entre el vapor del baño, su concha con vello, sus pezones duros, que resaltaban una aureola rosada, su barriguita por la que le escurrían gotas de agua, me extendió una mano y yo le di la toalla, sonriendo me dijo:

—Pareciese que nunca has visto a una mujer desnuda

—Por supuesto que las eh visto, solo que no a una tan linda como tú

—Favor que me haces, si yo ya estoy vieja y gorda, que me puede ver un hombre como tú

—Oh vamos, no digas eso tía, estás muy linda, y creo que cualquier hombre con buena vista, opinaría lo mismo que yo.

—¿Cualquiera?

—Hasta yo

Me acerque y le di un beso en los labios, un beso tierno, que ella correspondió con gratitud, la abrace y ella a mí, me separé un poco, la tome de la mano, la lleve hasta su habitación y la recosté sobre la cama, la bese tiernamente, ella me sonreía, me besaba y me acariciaba, fui descendiendo mis besos hasta sus pechos, con los cuales jugué, seguí mi camino hasta s vagina, besos los bordes de la misma, su piernas, ella temblaba, se mordía los labios, cuando le di ese beso único, se terció, lamía, chupaba, jugaba con mi lengua, mientras ella me tomaba la cabeza, me jalaba el pelo, gemía, decía mi nombre, decía cosas como "así cariño", "ya necesitaba un hombre", "lo haces de maravilla mi amor", y cosas por el estilo.

Cuando se corrió por segunda vez, me levanté, me baje los pantalones, el bóxer, y con mi verga apuntando al aire, me acerque a su entrada, pose la cabeza de mi verga en su vagina, y se la restregué varias veces, ella me dijo que tuviese cuidado, pues tenía años que no estaba con alguien, así que la penetre lentamente, haciendo embestidas suaves y lentas, para después ir aumentando el ritmo de a poco, sus gemidos iban "in crescendo", con sus piernas rodeo mi cintura, y me atraía hacia ella con cada embestida, después de un rato salí de ella, y se puso en 4, la penetraban ya más fuerte y rápido, la nalgueaba, solo se oían sus gemidos, las nalgadas y el sonido de nuestro fluidos al chocar.

Empecé a sentir la corrida subir hasta mi verga, y se lo hice saber, ella me dijo que no me preocupara, que se había operado hace algunos años y que no podía tener hijos ya, así que aumente mis embestidas y me corrí abundantemente en su interior, salí de ella y pude ver su rico coñito embarrado de semen y sud jugos, al igual que su vello, era una obra de arte.

Se dio la vuelta y me hizo una felación increíble, mi verga apenas y había perdido un poco de dureza, pero con el trabajo que me hizo, la recobre de inmediato, me recostó en la cama y se subió encima mío, me cabalgó por un buen rato, yo disfruté de la vista, mi verga desapareciendo dentro de su coño, y sus tetas brincando con cada subida y bajada, sus gemidos, su rostro y sus ojos en los míos, se detuvo, me sonrió y se dio la vuelta, con sus jugos se humedeció el ano y se metió de a poco toda mi verga, me lo hacía con total profesionalismo, cuando anuncie mi segunda corrida, ella aumento sus ritmo, y se corrió, pude sentir sus jugos cayendo sobre mis huevos y piernas, eso fue lo que detonó mi estallido, se recostó a lado mío, me beso y juntos nos dormimos exhaustos.

Al día siguiente cuando desperté mi tía no estaba, baje a la cocina, ahí estaba ella, preparando el desayuno, desnuda, que culaso se cargaba, me acerque por detrás y le restregué mis verga en sus nalgas, ella giró su cabeza y dijo "veo que tienes energías de nuevo", "anda vamos a desayunar que te necesito entero".

El sábado recién comenzaba, y estaría hasta el lunes, así que sonreí y saboreé mi desayuno.

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