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La amiga de Elizabeth

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Elizabeth era una joven de 19 años, baja de estatura, de pelo corto, tetas pequeñas y un buen culo. Aquel día estaba sola en casa, en su habitación, sentada en la cama, en camiseta y bragas, hablaba por su teléfono móvil con Angélica, una chica que le habían presentado una semana atrás, una chica pelirroja, de estatura mediana, de ojos azules, pecosa, con grandes tetas y tremendo culo. Angélica, con una voz dulce, sensual, melosa, le preguntaba:

-... ¿Desde dónde me estás hablando, Liz?

-Desde mi casa.

-¿Desde qué sitio?

-Estoy en cama.

-Yo estoy en un banco del jardín del ayuntamiento. Me estoy masturbando. ¿Alguna vez te has masturbado en público?

-No.

-Debías hacerlo un día. Estar tocándote mientras pasa la gente sin que sepan que lo estás haciendo te pone cachondísima, y cuando pasa una chica guapa. ¡Ummmm! Aún se siente más rico.

-No me veo tocándome delante de la gente

Elizabeth, se echó boca arriba. Ahora estaba con la cabeza en la almohada, con el teléfono móvil pegado a la oreja y con una mano en la nuca.

-A mí me encanta hacerlo. ¿Qué llevas puesto?

-Una camiseta y unas braguitas.

-¿Se te marcan los pezones en la camiseta?

-Marcan.

-Te quitaría la camiseta y te comería las tetas. Te comería la boca. Te quitaría las bragas y te comería... Buenas tardes.

Elizabeth, le preguntó, extrañada:

-¡¿Vas a colgar?!

-No, le di las buenas tardes a una chica que trae a un bebé en un cochecito y que se acaba de sentar a mi lado.

-¿No decías que te estabas masturbando?

-Y estoy masturbándome. Tengo el plumífero tapando mi mano y mis rodillas.

Elizabeth puso el dedo medio de su mano derecha en su clítoris por encima de sus bragas blancas, luego dijo:

-Al saber lo que estás haciendo la chica saldría corriendo.

-No, está mirando para mi plumífero y ve como se mueve mi mano debajo de él. Ahora coge el sonajero del bebé y le hace unas gracias. Me la follaría. Está muy buena

-Estás loca.

-¿Nos masturbamos juntas?

Elizabeth, sonrió. Siguió tocando el clítoris.

-Estás muy loca.

-¿Sí o no?

Elizabeth apretó el clítoris con el dedo y lo movió de abajo arriba y de arriba abajo.

-Estás loquísima

-Lo sé, y me gusta estarlo. ¿Sabes lo que me encantaría que me hicieras si estuviese ahí contigo?

-Que te comiera la boca.

-No.

-Que te comiera las tetas.

-No.

-¿Qué querías que hiciera?

-Que te sentaras en mi cara y me dieras el coño a comer.

Elizabeth, mojó dos dedos, metió la mano dentro de las bragas y comenzó a masturbar su clítoris.

-¿Qué harías con mi coño?

-Te lamería el agujero del culo y te lo follaría con mi lengua hasta que tu coño empezase a gotear.

Elizabeth, se quitó las bragas, se incorporó, se quitó la camiseta, y se volvió a echar. No llevaba sujetador. Acarició sus pequeñas tetas. Volvió a mojar dos dedos en la boca, los metió en la vagina y se siguió masturbando.

-¿Y qué más?

-Te follaría el culo con un dedo.

Elizabeth, masturbando su coño, humedeció un dedo y lo metió en el culo, Angélica, la sintió gemir, y le preguntó:

-¿Te estás masturbando?

-Siiiii. ¿Qué más me harías?

-Te lamería el coño como si fuese una perra.

-¿Ya se fue la chica?

-No, se tapó la mano y las rodillas con su plumífero y adivina que está haciendo con el sonajero.

-¡Qué bonita fantasía!

-No es ninguna fantasía. Tiene la oreja pegada a mi móvil para oírte. Dile algo a mi amiga.

Elizabeth oyó una voz femenina, que más que una voz parecía un suspiro..

-Yo también te lo comería todo. Me encantaría estar ahí contigo.

-¿Cómo eres físicamente?

-Rubia, de ojos azules, labios gruesos. Tengo buenas tetas y buen culo y unas ganas locas de follarme a tu amiga en mi piso.

Angélica le preguntó a Elizabeth:

-¿Estás muy cachonda, Liz?

-¿Qué si estoy muy cachonda? Escucha esto.

Elizabeth puso el teléfono móvil cerca del coño y Angélica escuchó el ruido que hacían los dedos de Elizabeth chapoteando en la aguadilla del coño: "!!Chof chof chof chof chof!!" Angélica, le preguntó:

-¿Ya te vas a correr?

-Siiiii.

Angélica, excitó más a Elizabeth con su voz dulce, sensual, melosa:

-¿Estás dispuesta a llenarme la boca con tu jugo?

-¡¡Estooooy!!

-¿Quieres que me corra contigo?

Elizabeth, no contestó...

-Liz. ¿Estás ahí?

Liz seguía sin contestar.

-¿Liz, estás ahí?

A los pocos segundos, Elizabeth, le contestó, tirando del aliento.

-Estoy, pero me había ido. ¡¡Y Cómo me fui!!

Se agradecen los comentarios buenos y malos.

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