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Masturbación en el trabajo

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Parecía un día de trabajo normal como cualquier otro, sin embargo, ella estaba muy cariñosa, seguramente discutió con su esposo que normalmente “no la comprende” en fin, puntos a mi favor, me abrazo por la espalda y pude sentir sus senos, pequeños, pero igual placenteros, esta juguetona, seguramente ya vio mi erección sobre el pantalón, lo cual ya es normal para ambos, se aprieta más a mi espalda, pone su cara junto a la mía y nuestras bocas están casi juntas, le encanta ese juego.

Trato de aguantarme las ganas de tomarla ahí mismo, pero sé que eso no es parte del juego que a ella le gusta.

Así pasa la mayor parte del día, entre abrazos, intentos de besos y mis erecciones ya acostumbradas, además de insinuaciones verbales de mi parte, sexuales por supuesto.

Termina la hora laboral del día, le pido que se siente en la silla frente a mí con el pretexto de planear el día de mañana, comienzo como los habitual, -hoy te ves hermosa, me encantaría saber que traes puesto abajo, quiero comerte a besos, que rico hueles; pareciera trillado, pero sé que eso la excita, lo he comprobado. Estamos cada vez más cerca uno del otro y de repente ya estamos besándonos como si quisiéramos tragarnos, pero recuerdo que hoy se siente más cariñosa de lo normal.

Comienzo a besar su cuello, eso la moja rápidamente, podría jurarlo, mi excitación es tremenda pero no puedo dejarme llevar, debo contralarme, lo sé, puedo escuchar como respira agitadamente, comienzo a desabrochar su blusa lentamente sin dejar de besarla, puedo ver sus pechos contenidos en un hermoso brasierre negro de encaje, comienzo a besarlos, ella se excita cada vez más, con paciencia y delicadeza logro bajar uno de los tirantes de sus sostén, lo que deja al descubierto uno de sus pezones, oscuro pero ya completamente duro, y delicioso debo decir, chuparlo, lamerlo, morderlo suavemente, es un placer, sé que ya no hay vuelta atrás para ella, ahora es cuando.

Su pecho esta descubierto, con las copas del sostén bajo sus senos, lo que hace que resaltan más, los pezones totalmente duros y húmedos por mi saliva, mi verga a punto de reventar y ella completamente mojada, estoy seguro, regreso a su cuello, su boca, sus pechos de nuevo, una y otra vez, ahora mis manos comienzan a acariciar sus piernas, poco a poco se va hundiendo cada vez más entre su falda, hasta que logro ver esa pequeña tanga de encaje color negra, haciendo juego con su sostén, comienzo a tocar sus labios por encima de la tanga y lo confirmo, está húmeda, muero de ganas de hincarme abrir todas sus piernas y comerme esa vagina completamente mojada, pero recapacito, aun no es tiempo, froto sus labios y clítoris con mis dedos sobre su tanga por un buen rato, ella comienza a gemir delicada y suavemente, es el momento exacto para hacer a un lado esa deliciosa tanga y comenzar a jugar con sus labios y su clítoris con mis manos.

Al principio solo por la parte externa, sé que lo disfruta tanto como yo, ahora mis dos manos deben ocuparse de su vagina, aún sigo disfrutando de sus senos y cuello, por lo que con un poco de dificultad logro abrir sus labios exteriores para descubrir su orificio vaginal casi chorreando, mi dedo se desliza sin problemas hasta el fondo, ella suelta un pequeño gemido.

Saco mi dedo, sale completamente mojado, nos despegamos un poco, quiero que me vea, mi dedo completamente bañado en sus jugos, lo acerco a mi nariz, sabe que me encanta el olor de su vagina, lo pruebo, el sabor de su coño me gusta aún más, ella me ve con cara de traviesa y quiere más, lo noto.

Intenta ir al sofá a terminar el juego, pero aún no, comienzo a besar sus senos nuevamente, ahora con más intensidad, mi dedo medio hace lo suyo entrando y saliendo de ese orificio vaginal que está escurriendo, logro abrir mi pantalón y comienza un frenesí de masturbación, ella jalando mi verga cada vez más rápido y yo cogiéndola con mis dedos cada vez más fuerte a la vez de morder su cuello, sus pechos y sus pezones.

No pudo más y me empujó hacia atrás, se agacho y me chupo la verga con tantas ganas y fuerzas que casi termino, pero no podía, aún faltaba más, necesitaba comerme esa vagina, esos fluidos, sus jugos, la puse en cuatro en el sofá, ella esperaba que la penetrara fuerte por atrás y todo terminara, pero no, hoy era un día distinto, hice a un lado esa tanga empapada, abrí sus nalgas y ahí estaba, esa vagina escurriendo y con los labios completamente hinchados y abiertos, era tiempo de disfrutar, comencé a comérmela, dando lengüetazos desde su clítoris hasta su ano, chupando su clítoris y penetrándola lo más profundo que pude con mi lengua, ella arqueaba su espalda y gemía, gemía como nunca la había escuchado, yo disfrute enormemente comerme ese culo, hasta que lo sentí, ella quiso apártese pero la sostuve fuerte de las caderas y no la deje, dio un grito y se mojó a un más, termino en mi boca, pude ver como su vagina tenia esas contracciones y disfrute de todos sus fluidos, ella estaba extasiada aun.

Mi verga estaba más dura que nunca y ya era tiempo de terminar, podía ver como aún tenía espasmos y rápidamente la penetre, con fuerza, con ganas, ella comenzó a gemir de nuevo, le di un par de nalgadas que le encantaron, la penetre con más fuerza hasta que no pude más y termine a chorros dentro de ella, sabia a que estaba a punto, así que me esforcé un poco más y ella termino de nuevo.

Me encanta el sabor de su vagina en mi boca, y resta decir, aún conservo la tanga que termino completamente bañada con sus jugos para cuando mi lado fetichista necesita de su olor a sexo.

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