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Mi sobrina política (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Mi sobrina, hija de una prima lejana, era una niña juguetona y alegre, desde hace años que se ha notado su crecimiento, la verdad es que yo no soy ese tipo de pervertidos, pero vamos, la chica ahora tiene 21 así que podré ser más explícito.

Desde hace un año aproximadamente mi sobrina ha trabajado para mí, la he apoyado económicamente para que siga sus estudios y a cambio a mí me ayuda en el negocio familiar. Una ocasión que la llevé a su casa, ella olvidó el celular en mi coche, lo que me llenó de curiosidad ¿Que tendría esta niña en sus mensajes?… Me llevé la sorpresa de mi vida cuando en su galería de fotos, encontré imágenes de ella en poca ropa, algunas con lencería y otras más íntimas teniendo relaciones con su novio. Esto me encendió demasiado, de por sí, la chica ya me llamaba la atención por la notable belleza que irradiaba, imaginen ahora que sabía que era sexualmente activa y bastante proactiva en ese sentido.

A partir de que vi esas fotos, no dejé de pensar en ella, cada que la veía en el negocio, no podía evitar recordar esas fotos que había visto de ella. Recordarla en su liguero negro, vestida de colegiala o enfermera, incluso enseñando sus hermosos pechos petite. Pero siempre me mantuve al margen, no podía darme el lujo de cometer un error tan garrafal, como meterme con alguien de la familia, aunque esta no fuera de sangre.

Un día me desperté por la noche después de haberla soñado, abrí mi laptop y creé una cuenta en Facebook falsa, no podía evitar más el decirle que me encantaba, todo lo que sentía por ella, aunque fuera por ese medio. Poco tardó en leerme y sentir curiosidad por saber quién era yo, nunca quise decírselo. Así pasó más de un año, le escribía ocasionalmente algo en Facebook y ella poco a poco empezaba a responderme, primero con un gracias, después con argumentos más largos, pero siempre muy fríos (aparentemente), eso sí, nunca me bloqueo.

Una ocasión vino a mi casa a ayudarme con algunas facturas electrónicas, teníamos que entregar unos reportes y ella me ayudaría. Al entrar a mi computadora, ella abrió el Facebook y se percató por accidente que su fanático anónimo era yo. Corrió hacia la sala y con una cara de extrañeza, me reclamó el por qué la acosaba así y me hizo ver todos los contras de esa situación. Finalmente me abrí con ella y le compartí mis sentimientos, pero desde un principio le dije que eran más carnales que románticos. Le ofrecí disculpas y le dije que entendía si ya no quería trabajar conmigo. Ella tímida y con una voz baja, me dijo que no quería dejar de trabajar, que en realidad, ella también tenía algunos sentimientos hacia mí y que por obvias razones nunca me los compartió. Yo me quedé pasmado, eso no estaba en mis planes.

Después de unos segundos, ella se acercó a mí y me preguntó que si todo eso que le había dicho en Facebook era real y que si podía demostrarle que iba en serio. No se me ocurrió otra cosa más que besarla en la boca, fue un beso tímido de parte de ambos, pero duradero, comenzamos a usar las manos para tocarnos uno al otro, algo simple, primero mis dedos rozaban la piel de sus brazos, luego nuestras manos se entrelazaban. Fue algo dulce e inocente. A partir de ese día iniciamos una relación a escondidas, algo así como un free, pero establecimos las reglas, nada de amor.

Pasados los meses, me atreví a regalarle un vestido de esos sensuales que ella posaba en las fotos (fotos de las cuales nunca se enteró que vi). Le pedí que me diera eso de regalo en mi cumpleaños, lo cual así fue. Ese día cerramos temprano el negocio, nos fuimos a mi casa y sin ningún previo, ella me dijo que iría a ponerse ese traje que le había regalado, era negro, con hilo dental y unos encajes hermosos en los senos. Yo me senté en la sala y esperé a que ella saliera. Cuando abrió la puerta me llevé la gran sorpresa, se veía espectacularmente hermosa, usaba su tanga, unas medias a la altura del muslo y unos tacones súper sensuales. Se acercó a mí y lentamente empezó a moverse de una forma hipnotizante, puso en su celular música y sentándose en mi regazo, comenzó a mover su trasero de una forma tan sexy, que rápido mi pene se puso al pie de guerra. Cuando ella sintió lo duro de mi pene, se sonrojó, pero no dejó de moverse, era tan perfecto el momento, se movía en círculos y luego de adelante hacia atrás, yo prácticamente sentía que el mundo se me iba de cabeza.

Ella tomó mis manos y las puso en su senos, mientras se presionaba más a mi entrepierna, se escuchaba como ella gozaba ese momento, sus pezones estaba duros, su respiración agitada y sus gemidos breves me hacían saber que el mayor trabajo lo estaba haciendo ella pero también que la estaba pasando muy bien. Esa iba a ser la primera vez que ella y yo tuviéramos sexo, me levanté rápidamente del mueble, la coloqué de espaldas en cuatro puntos sobre el mismo sofá, me bajé el pantalón, y al moverle a un lado la tanga, le di una estocada en su vagina. Ella ya estaba muy húmeda, por lo que fue muy simple esa proeza. Comencé a fornicarla con un ímpetu incomparable, me sentía fuerte, me sentía su amo, la golpeaba con mis muslos en sus nalgas. Ella agarró un cojín de mi mueble y como pudo lo mordió para evitar gritar, eso me encendía, sabía que ella estaba pasando un buen momento, tanto como yo. Minutos más adelante ella me volvió a sentar y de espaldas a mí, se sentó y con los mismos movimientos del principio seguimos, pero ahora ya penetrándola. Se daba unos sentones de miedo, y gritaba fuerte y más fuerte, decía mi nombre y me pedía que me la cogiera, "cógeme más fuerte" decía en reiteradas ocasiones, "métemela toda" decía, y pues obviamente yo le hacía caso. Hasta el momento en que sentía que me corría, le grité que ya venía, ella se quitó y arrodillándose me pidió que me viniera sobre ella, me masturbó fuerte y cuando eyaculé, ella puso su pecho para recibir la carga. Mientras yo me corría en su pecho, ella me hacía la conocida "paja rusa", con lo que terminó esa función.

Para concluir ambas partes, yo le hice sexo oral hasta que ella también tuvo su recompensa… esa fue la única vez? no! pero más adelante compartiré la segunda parte.

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