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Visita a la doctora

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Hacía unos días que tenía unos pequeños problemas intestinales y una pareja de amigos me recomendó una doctora proctóloga muy buena en Barcelona capital. La verdad es que me daba un poco de vergüenza por eso de que fuera doctora y no doctor, el simple hecho de que por un momento se le pasara por la cabeza hacerme un tacto rectal me ponía los pelos de punta, el caso es que tras unos días pensándomelo la llamé.

Ella misma cogió el teléfono, llamé a última hora de la tarde y le conté un poco por encima lo que me pasaba, miró su agenda y diciéndome que haría un pequeño esfuerzo me dio hora para el día siguiente a última hora de la tarde.

Me presenté en la consulta a eso de las 8 menos cuarto y mi sorpresa fue mayúscula cuando abrío la puerta un enorme moreno musculado que casi no cabía en el uniforme sanitario, me invitó a entrar y me hizo la ficha de paciente con mis datos y demás, me comentó que era el ayudante de la doctora y me pasó a la sala de espera.

A los cinco minutos oí como despedían al último paciente y me llamó a consulta. Pasé a la sala contigua y allí encontré a la doctora Ibáñez.

Entre mis nervios pude observar que la tal doctora Laura Ibáñez era una preciosidad de unos 40 años, muy alta y sofisticada, debajo de su bata blanca abierta pude ver que llevaba un elegante traje de blusa de seda y falta corta gris.

Muy profesionalmente me pidió todo tipo de detalles sobre el problema que me había traído allí y tras unos cinco minutos de charla me fui relajando, me hizo pasar a un vestuario y me pidió que me desnudara completamente y me pusiera una bata blanca que me dio Wilson, el enorme dominicano que hacía las veces de enfermero, la verdad es que me empecé a poner un poco más nervioso al sentirme totalmente desnudo en aquel vestuario. Salí de nuevo a la consulta y la doctora me pidió que me tumbara en la camilla.

Hice lo que me mandó ante la mirada de los dos sanitarios, la doctora se acercó a la camilla y me abrió la bata completamente, cosa que me sorprendió, quedándome totalmente desnudo ante los dos. La doctora inició mi exploración palpándome todo el abdomen, me sentía totalmente avergonzado mirando al techo y mi depilado sexo estaba en su mínima expresión cuando sus dedos rozaron mi pene palpándome la zona más cercana a las ingles.

Así durante la exploración la doctora no encontró nada raro y lo achacó todo a un virus en el estómago, no obstante me haría una tacto rectal, el mundo se me vino encima de la vergüenza y le pregunté si era totalmente necesario, me dijo que era importante y que total estando allí ya era tontería no hacerlo y eliminar todo tipo dudas.

La doctora me pidió que me levantase de la camilla, me relajara y que me pusiera con el culete en pompa sobre la camilla, Wilson acercó a la camilla una lupa grande con iluminación y la doctora se puso unos guantes de latex, se acercó a mí y me apartó a un lado la bata, la posición no era nada cómoda y yo estaba muy tenso, el caso es que aunque untó su dedo en lubricante mi esfínter no le dejaba trabajar con soltura, así que sacó la punta de este, lo único que había podido meter en mi ano y me pidió que me relajara que no tardaba nada, de todas maneras me pidió que me subiera a la camilla y me pusiese a cuatro patas sobre ella pata estirar mas la zona, eso fue demasiado y me encontraba fatal, intenté relajarme y me dije que de perdidos al río, la doctora intentó insertarme el dedo y esta vez noté como traspasaba mi agujero en su totalidad, su mano rozaba mi zona perineal y notaba como el dedo hacía su exploración, la verdad es que no sentí ningún tipo de dolor y me dí cuenta que mi pene el cual colgaba entre mis muslos se estaba poniendo morcillón, mi respiración empezó a acelerarse y lo que ocurrió a partir de ese momento todavía no lo puedo asimilar.

Mientras el dedo de la doctora recorría mi agujero por mi cabeza pasaban todo tipo de imágenes y por un momento llegué a pensar que no deseaba que lo sacara nunca, yo nunca había explorado ese agujero y por nada del mundo creía que pudiera ser tan placentero. Mi mente estaba en otro sitio y mi pene totalmente erecto apuntaba directamente a mi cara cuando un poco avergonzado intenté balbucear una disculpa por mi estado de excitación.

La doctora, creo yo que intentado mantener la compostura, me dijo que era normal y que no era al primer hombre que le pasaba, me tranquilicé y oí como la doctora le decía algo a Wilson que no entendí, este fue hasta el otro lado de la consulta y noté como bajo su pantalón su paquete pugnaba por salir por el bolsillo lateral del pantalón, me quedé de piedra, tenía una erección enorme como el, sacó de un cajón un objeto que en un principio no reconocí y cuando se lo dío a la doctora esta me dijo que me relajase un poco más porque me podía doler más que el dedo.

El objeto en cuestión era un especulo, con mucho cuidado la doctora lo insertó en mi ano y siguió con la exploración, el especulo cumplió con su trabajo a la perfección, ya mucho más relajado noté como mi esfínter cedía ante las dos pinzas que lo forman y sentí como mis entrañas pudieron casi notar el frescor del aliento de la doctora mientras observaba dentro de mi. Oía como los dos comentaban algo, lo sacó y me dijo que iba a volver a meter su dedo, en este caso dedos, yo no entendía pero mi estado de excitación dejó que la doctora hiciera lo que quisiera.

Con mi cabeza entre mis brazos, a cuatro patas y mi culo totalmente en pompa, no podía ver lo que en la consulta estaba pasando, lo que si sabía era la oleada de nuevas sensaciones que me inundaban, noté como la doctora introducía dos dedos dentro de mi ano, la verdad es que a esas alturas por mi cabeza ya había empezado a planear la idea de que la consulta iba a acabar por otros derroteros y que la doctora simple y llanamente estaba abusando de mi, nada importaba ya.

Note como algo más intentaba entrar en mi culo, enseguida reconocí el tercer dedo de la doctora, mi espalda se arqueó y mi cabeza se echó hacia atrás, en ese momento y con los ojos entreabiertos, disfrutando del momento vi a mi lado a Wilson con su gigantesco falo fuera de los pantalones, mis ojos casi se salen de sus orbitas, su mano derecha masturbaba esa enormidad mientras observaba como la doctora me penetraba con sus dedos.

Ya no podía hacer nada, lo único era dejarme llevar por el placer, en ese mismo momento noto como la doctora está echando más lubricante entre sus dedos e intenta meter el cuarto, este entra sin dificultad, la verdad es que las manos de la doctora son muy finas y suaves, por mi mente pasa la imagen de una actriz porno que vi por Internet en la que metía sus dos manos en el conejito y el culo de otra preciosidad, por un momento pienso que me va a meter la mano, y entre jadeos le pido que siga y no pare.

Con un tono de voz totalmente diferente al utilizado por la doctora Ibáñez durante todo el rato, casi susurrándome me dice que si le chupo la polla a Wilson me mete la mano entera.

Mis ojos se abren otra vez y veo un primer plano de la polla de Wilson a escasos cinco centímetros de mi boca. Yo nunca había hecho nada semejante y a pesar de tener cuatro dedos en el culo tampoco pensaba en la homosexualidad a la que se le atribuyen esas prácticas.

Diez segundos de pensamientos hicieron que me incorporase un poco de mi posición y entreabriera la boca esperando que Wilson se terminase de acercar a mi boca.

Mis labios secos abarcaron esa enormidad, apenas me cabía el capullo negro del imponente Wilson, poco a poco mi boca se fue ensalivando y pude saborear aquel delicioso manjar moreno, mi lengua recorría ese capullo enorme, y Wilson con una mano se masturbaba y con la otra me agarraba la cabeza, la posición era un poco incomoda para mamar aquella verga, pero los todavía aun dedos de la doctora en mi culo hacían que no me moviese más que lo preciso para acompañar la mamada y la penetración de la doctora, nunca lo hubiera pensado, yo un tío hetero, con novia, bastante normalito disfrutando de la que iba a ser la mejor experiencia sexual de mi vida.

La Dra. Ibáñez procedió a lo prometido, indicó algo a Wilson, este sin moverse del sitio en la parte de la cabecera de la camilla, agarró mis glúteos y los abrió todo lo que pudo, yo seguía con mi mamada cuando noté como los dedos de la doctora en punta enfilaban mi esfínter y se abrían paso, dejé de mamar cuando noté un poco de dolor, mi espalda se arqueó un poco más y note de golpe cierta relajación cuando el máximo grosor de la mano atravesó mi puerta trasera, tenía la mano metida en mi culo hasta la muñeca, la doctora paró un momento, yo respiré, me relajé un poco más y empecé a notar como los dedos se movían dentro de mis intestinos, la mano entraba y salía un poco de mi culo con un ritmo frenético, mi boca buscó de nuevo la polla de Wilson y mi polla, después de dos minutos empezó a soltar varios abundantes chorros de semen, como nunca había soltado y sin tocarla, mi orgasmo fue brutal, la doctora con la mano libre y como si me ordeñase acabó de soltarme toda la leche mientras su mano todavía se movía dentro de mi.

Tardé cosa de cinco minutos en recuperarme con la mano dentro de mi culo, cuando me relajé Wilson se separó de mi y ayudó a su jefa a sacar la mano, muy cuidadosamente la sacaron entre los dos, y cuando sus dedos atravesaron mi esfínter para dejarlo libre, mis intestinos notaron un vacío total, como si me faltara algo.

Lentamente me incorporé y por primera vez vi la cara de la doctora Ibáñez desde que comenzamos la aventura, su melena seguía en el moño que llevaba muy elegante pero su gesto era muy diferente, su sonrisa era muy pícara y ya no parecía tan sofisticada, su blusa había desaparecido y su falda también, su cuerpo estaba cubierto por un estupendo body-tanga y ligas de encaje negro, siquiera había notado cuando se desnudó, quitándose los guantes de latex se levantó de la silla y se acercó a mí todavía sentado en la camilla, intentando recuperar.

Se puso entre mis piernas y me besó en los labios, su lengua recorrió mi boca entrelazándose con la mía, mis brazos la rodearon agarrandolé sus buenas nalgas cuando noté la dura polla de Wilson apoyándose sobre mis manos y culo de su jefa, abrazó a la doctora por el pecho, bajó las copas del sujetador del body y pellizcó sus pezones entre los dos cuerpos.

Entendí que la sesión no había acabado, estos dos querían su ración de sexo total y yo no pondría pegas a nada ya, había cruzado la frontera y estaba dispuesto a todo.

Wilson se puso entre los dos y nos pidió que le comiéramos la polla de rodillas, nos abrazamos al escultural cuerpo de Wilson y fuimos bajando hasta la enormidad de Wilson besando cada uno de sus músculos, pectorales, abdominales hasta llegar a su negra polla, Laura agarró la polla por la base y me la acercó a la boca, en esta postura era mucho más fácil embadurnar de saliva ese aparato, Laura hubiera necesitado dos manos más para abarcar la longitud del miembro, su boca recorría un lado y yo el otro, nuestras bocas se unían en la punta donde nos alternábamos para introducirla dentro de nuestras bocas. Las manos de Wilson sujetaban nuestras cabezas, Laura, fue bajando por los testículos de Wilson y este abrió las piernas y ella se deslizó hasta su ano, con la lengua hacia arriba le dio un beso negro de órdago, Wilson se movía al son de los lengüetazos que le suministrábamos a la vez en el culo y en la polla.

Laura se incorporó y me dijo si quería follarme a Wilson, a su negro como lo llamó, la verdad es que no me lo había planteado pero después de haberle comido la polla es que no me importó, hizo que Wilson se tumbara bocarriba en un pequeño sofá que tenía en la consulta, levantó sus enormes piernas y sujetándolas por las rodillas me ofreció su ya de por si negro agujero, Laura se acercó con un condón se lo metió en la boca y se agacho hacia mi polla, muy hábilmente me lo coloco sin tocarlo con los dedos, Laura era supersexy, de cara como ya he dicho era una belleza y su cuerpo espigado estaba muy proporcionado, era evidente que tenía más de cuarenta pero la verdad es que tenía pinta de cuidarse, sus tetas pequeñas no tenían pinta de estar caídas y su culo no tenía más celulitis o piel de naranja que cualquier otro culo de una cuarentona, agarró mi polla y la dirigió ella misma hasta la entrada trasera de Wilson, con la otra mano le embadurno todo el orificio de gel lubricante y de un solo empujón mi polla penetro al enorme negro.

Su espalda se arqueó cuando mi pelvis toco sus huevos, agarré su polla y se la empecé a cascar al ritmo de mis embestidas, el negro disfrutaba al máximo de la follada y me pedía que le diera más y mas deprisa, entre tanto Laura se soltó el body y sin quitárselo del todo se subió a los brazos del sillón de cara a Wilson, a horcajadas me pidió que le metiera la polla del negro en el coño, así los tres terminamos de unirnos en una especie de tren sexual.

En un momento que me sorprendió bastante Laura me ordenó en pleno éxtasis que se la sacara al negro y se la metiera por el culo, la verdad es que antes lo había pensado viendo el estupendo panorama que me presentaba, así que no lo pensé me levanté, le lamí el culo mientras la polla de Wilson no de jaba de entrar y salir del conejito de Laura y se la metí de un solo golpe, la verdad es que Laura grito de dolor y placer cuando sintió las dos pollas dentro de ella, daba la sensación que no cabían, yo notaba los empentones de Wilson y daba la sensación que las dos estuvieran en el mismo agujero, Laura gritaba, estaba teniendo un orgasmo tras otro, y entre jadeos y gritos nos pidió que no nos corriéramos, quería nuestra leche en la boca, nos levantamos los dos y Laura se arrodilló agarrando nuestras pollas a la vez, con cada mano masturbaba cada polla y casi justo a la vez soltamos nuestros chorros de leche en su boca, cara, tetas, sobretodo Wilson que soltó una cantidad de lefa impresionante, Laura se relamía y nos exprimía las pollas hasta que no quedo una gota, nos las relamió y se extendió toda la leche por las tetas, la imagen era de película porno y ella la estrella.

Laura se levantó nos besó a los dos en la boca dándonos a probar nuestra propia medicina y amarrándonos por las pollas nos llevó al lavabo, miré a Wilson y este me guió el ojo con una sonrisilla sin decir nada, me dejé llevar y entramos los tres, Laura se metió en la bañera de tamaño mediano y dijo que era hora de la ducha, sin abrir el grifo se tumbó dentro, yo la miraba extrañado y entonces me di cuenta que Wilson agarrando su flácida pero enorme polla apuntó hacia Laura y empezó a mearse encima, yo no salía de mi asombro y buscando la mirada de Laura mientras ya le caía el orín de Wilson por el pecho me ordenó que me meara, enseguida un fuerte chorro de pis chocó contra el pubis de Laura, como dos bomberos con nuestras mangueras intentamos apagar el fuego de esa impresionante hembra, la orina le caía por todo el cuerpo y ella como una loca se frotaba con las manos por todo el cuerpo, yo creo que incluso llegó a orgasmo, otra escena de película porno, la visita había sido impresionante y los tres disfrutamos de una revisión muy excitante.

Este relato es en toda su totalidad irreal, digo esto para que luego nadie me pueda tildar de fantástico y demás, esta página admite todo tipo de historias y como tal expreso en estas líneas una fantasía. Espero que todo aquel que lo haya leido lo haya disfrutado como yo lo he hecho escribiéndolo.

(9,55)