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Cómo perdí la virginidad

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¿Qué ganaría con negarlo o resistirme?...

Al principio no me animaba con señores, así que compré un vibrador en un sex shop y empecé a alimentar con ese chiche a mi culo hambriento… Por momentos me lo llevaba a la boca y me imaginaba estar chupando una linda pija…

Mis padres trabajan, así que tengo varias horas para jugar tranquilo cuando al mediodía vuelvo del colegio en el que estoy cursando el último año de la secundaria…

Lo primero que hago es desnudarme y tocarme… Me toco apasionadamente el pecho, juego con mis pezones, los estiro y retuerzo hasta sentir un voluptuoso dolor… Rodeo mis caderas, bajo por mis muslos llenos y torneados, sin músculos a la vista y cubiertos por una suavísima pelusita que apenas se percibe sobre la piel clara y tersa… Aprisiono mis nalgas empinadas, redondas y carnosas… Ay, qué nalgas tan lindas… Estoy seguro de que más de un señor se volvería loco con ellas… Hablo de señores porque sólo me excitan los hombres mayores y hasta viejos… En el colegio hay compañeros que me hostigan, pero yo los rechazo y los amenazo con denunciarlos al Director, porque los chicos de mi edad no me interesan…

Mi mente arde en fantasías con madurones y hasta con viejos a los cuales entregarme… ¡Si pudiera vencer mis miedos y darles mi culo hambriento, mi boca sedienta!...

…………..

¡Ay, por fin pasó!... Y fue nada menos que con el señor Romero, el director del colegio…

Nunca había sospechado yo que pudiera haber despertado su interés, pero un día, en pleno recreo largo me convocó a su despacho por intermedio del celador…

-Hola, Aguirre, ¿cómo estás?...

-Bien, señor Romero…

-Te preguntarás por qué te llamé…

-S… sí, señor Romero, la verdad que sí…

-Bueno, te cuento, es que siempre me llamaste la atención…

-Ay, señor, ¿por qué? ¿Soy mal alumno?...

-¡No!, ¡jajajajaja!.... Es porque sos un chico muy lindo…

-¡Ay, señor!... ¿Qué quiere decir?...

-Lo que dije…

-Pero es que… no entiendo, señor…

-Te voy a ser claro, Jorge… A mí me gustan los chicos lindos y vos sos el chico más lindo que he visto en mi vida…

-Ay, señor Romero, me asusta… -fingí…

-No, precioso, no tenés por qué asustarte… En realidad nos tenés muy calientes a mí y al señor Abaroa…

-¡¿El profesor de Geografía?!...

-Exactamente, Jorge…

-Ay, señor, pero… ¡No entiendo!

-Te lo explico claramente… O te entregás a nosotros o te aplazamos y no egresás…

-¡Ay, no, señor Romero! ¡Eso no!... Pero, ¿qué… qué sería entregarme?...

-Entregarnos tu cuerpo… Tu cola, tu boquita…

-Ay, señor, ¡no sé!... –y por dentro sentí que el fuego de la calentura me abrasaba…

-Tenés hasta mañana para contestarme, Aguirre…

-S… sí, está bien, señor…

La charla con el director me había dejado tan caliente que cuando llegué a casa tuve que masturbarme y al día siguiente le pedí al celador una entrevista con el señor Romero…

-¿Y, Aguirre? ¿Qué decidiste?...

-Me… me voy a… a entregar, señor Romero…

-¡Muy bien, Jorge!... Veo que además de muy lindo sos inteligente y sabés lo que te conviene… Hoy a las siete de la tarde te esperamos en mi casa… Ésta es la dirección… -y me dio un papel que tomé con mano temblorosa…

Llegué un poco antes de la hora ordenada, así que tuve que esperar un rato en la esquina, consumido de ansiedad…

A las siete en punto llamé por el portero eléctrico y el señor Romero me franqueó la entrada…

Me había vestido con ropa sexy, un shorcito de jean celeste, remera blanca ajustada y zapatillas sin medias…

Cuando salí del ascensor en el sexto piso vi que el director estaba esperándome en la puerta de su departamento…

Me estremecí sintiendo que por fin iba a perder la virginidad… ¡Y nada menos que en manos de dos hombres!...

(Continuará)

(10,00)