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Le rompen el culo a mi prima

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Continuación de “De mal cogida a amante multiorgásmica.

Hola, soy Manu, ya saben paisita, 19 años, ojos verdes, cabello roo tinturado. Perdí mi virginidad, realmente perdida porque no sentí nada y estuve en una relación sentimental unos años más hasta que conocí a José. José fuera de ser mi amigo es mi amante. Yo amo a José con todo mi corazón y mi vida y gracias a él me he descubierto como una mujer dueña de mi sexualidad, pero esclava del amor que le profeso. José es moreno (yo le digo negro), de buenas piernas, buen porte, elegante, inteligente buen conversador, aunque de rostro no muy agraciado es capaz de enamorar si te quedas junto a él un rato.

En mi anterior relato les narré como inició realmente mi vida sexual con José, en una fiesta familiar. Desde ese día a pesar de seguir con mi novio, no hacía más que pensar en José, en su cuerpo, en sus caricias y en su enorme, enorme y jugosa verga. Me desconocía teniendo fantasías de el por toda mi casa. Pero José no me escribía y empezaba a pensar que solo fui una noche. Igual no habíamos quedado que fuera nada más, pero me había encantado y quería saber de él. Así pasó diciembre y nada y luego enero. Mi novio me había pedido que le diera su regalo de navidad y reyes. Yo solo pensaba en José. Pero dado que no sabía de él, decidí seguir con mi vida con mi novio. Acepté y fuimos el 26 de diciembre a mediodía a un motel. Con el nuevo descubrimiento sobre mi sexualidad pensé que eso ayudaría así que esta vez fui más activa y menos "india quieta". Al llegar al motel me lancé sobre mi novio y lo besé con la lengua, metí mi lengua e su boca, al terminar el beso dejé caer un ligero hilo de saliva y luego recorrí con ella sus labios. Eso me excitaba algo, sin embargo, a medida que cerraba los ojos veía la imagen de José y mientras recordaba su cuerpo, recorría con mi lengua el cuerpo de mi novio. Mi novio estaba súper excitado. Me apartó rápidamente de él cuándo pasaba mi lengua por una de sus tetillas y casi a la fuerza me empujó sobre su pene, ya erecto, yo me lo metí en la boca y se mamé. Pero de nuevo la imagen de José me acosaba, y empecé a mamarlo como una perra imaginando el pene de José en mi boca. El desubicado de mi novio ni siquiera se dejó mamar bien el pene cuando me empezó a empujar durísimo para que se lo chupara más duro. Se notaba que estaba casi a punto. Así que me saqué su pene (no verga, verga la de José) de la boca y me dispuse a metérmelo en mi vagina que gracias a ser activa me había hecho mojar. Le dije que me quería hacer arriba y me puse cual amazona sobre él.

Con mi vagina mojada el pene de mi novio entró súper fácil aunque evitar las comparaciones era lo difícil. Me sentí dueña de la situación cual amazona salvaje lo empecé a cabalgar. Mi novio estaba extasiado. Pero demasiada emoción lo excitó mucho y eyaculó muy rápido. Eso sí yo a diferencia de anteriores ocasiones con él pude llegar a estar más cómoda. Él se recostó y yo juntó a él. Mientras él se dormía yo bajé mi mano a mi vagina aún húmeda y llena de semen y me empecé a masturbar. No dejaba de pensar en José. Extrañaba todo de él, su cuerpo definido, su piel, hasta su cara, pero sobretodo su boca, sus dedos y su hermosa verga. Comencé un movimiento más rápido y comencé a meter un dedito, lo metía rápido e intentaba con el pulgar imitar le movimiento de José sobre mi sonrojado clítoris. Mi imaginación voló y deseé que José estuviera ahí mismo, sobre mí, con mi novio dormido al lado, deseé que me penetrara fuerte, duro, muy duro con esa vergota, deseé que me besara el cuello con ternura o con fuerza, metí más al fondo de mi vagina mi dedo y me frote más fuerte, mi orgasmo rápidamente, con casi la misma intensidad de los que tuve con José, de nuevo mi vagina eyaculó, y mientras ocurría un escalofrío recorrió mi columna, y mis piernas abdomen y cuello convulsionaron, no lo pude aguantar y lancé un grito, como de gata ahogada. Mi novio ni siquiera lo notó. Eso me daba tristeza. Tantos años juntos y siempre estaba dormido mientras yo tenía un orgasmo. ¡Que idiota! Pero no me interesaba. Quería disfrutar mi orgasmo. Me relajé y dejé que las últimas convulsiones de mi vagina me fueran sumiendo en un sueño. Quería descansar, dormir algo, e ir a casa de mi prima, lo haría esa misma tarde, era la manera más directa de saber de José. Nada me preparaba para lo que viviría esa misma tarde.

Llamaron a la habitación a eso de las 4. Nos vestimos y salimos. Le pedí a mi novio que me dejara donde mi prima. No la veía desde la fiesta. Y había estado muy seria conmigo desde entonces. Pero era mi único contacto con José. Al llegar, me despedí de mi novio y entré rápido a la casa donde días atrás había tenido 5 orgasmos. No pude creer mi suerte. José estaba allí. Como siempre en pieza de mi prima y mi prima había salido con su novio. La confianza que le tienen es mucha por eso a veces lo dejaban quedarse allá. Intentando disimular la emoción con timidez, pero también queriendo reclamarle, entré a la habitación.

-Hola Manu- me dijo con una sonrisa en sus labios. Era una sonrisa tierna, me hacía sentir halagada y a la vez estaba tranquilo. Se levantó de la cama, vestía un pantalón azul, con camisa blanca, empecé a notar que a él siempre se le veía un cuerpo tallado, con brazos fuertes, definidos pero delgados. Es decir, José es tallado, con músculos súper definidos pero no es súper musculoso. Se ve muy estético. Se me acercó y me besó con ternura la mejilla mientras ponía con ternura su mano derecha en mi cintura. Sus labios me besaron lentamente, rozando con ternura mi mejilla, dirigiendo luego sus labios hacia mi oreja, donde respiró con tranquilidad, generándome excitación, me sonrojé y mi vagina comenzó a lubricar.

-Te extrañé -me dijo. Y me hizo dar vueltas la cabeza. Aunque quería reclamarle el no haberme escrito, se me escapó un suspiró. El me abrazó y empezó a besar mi oreja, mientras me decía: -Mona hermosa, mi Manu, te extrañe tanto- Con cada palabra de él mis ganas de resistírmele desaparecían (¡aunque no creo que me le quisiera resistir nadita!). Su mano jugaba con mi cabello y la otra acariciaba suavemente mis nalgas. El seguía hablando y respirando sobre mi oreja y cuello. Yo me erizaba y el empezó a bajar a mi cuello. Yo solo me dejaba hacer. De repente se paró un momento y me miró de manera inquisidora.

-Hueles a jabón chiquito ¡bandida! - En Colombia esa es un expresión para decir que fuiste a un motel, ya que en lo moteles dan, ¡hijueputa!, ¡en absolutamente todos!, la misma marca de jabón chiquito. Él se retiró lentamente de mí. Yo lo sentí como un reclamo. Pero ninguno de los dos podíamos reclamar. ¡Él era casado y yo estaba de novia con otro que acababa de dejarme semen en la cuca! De todas maneras, el siguió divertido y sonriendo. Yo estaba algo molesta porque dejó de besarme.

-No me escribiste nada, después de… de… de lo que hicimos. Pensé que no te importaba. - Le dije. Realmente eso me había importado. Antes de que mi novio regresara a mi vida, José y yo habíamos alcanzado mucha confianza, era mi amigo y lo quería muchísimo. Más de una vez me había pedido salir y yo tímida lo había rechazado. Pero el cariño por él era mucho. Y ahora también el deseo. José se rio ante ese reclamo.

-Manu me bloqueaste desde que volviste con tu noviecito, que según veo te acaba de volver a dejar ¡malcogida!- Mi cara expresó lo idiota que me sentía. Los había boqueado de todas las redes. De Whatsapp, Instagram y Facebook, incluso ¡para llamadas! José lo notó.

-No te preocupes tontica, me gusta que lo hayas disfrutado.-Terminó con esa sonrisa tierna, que no indicaba satisfacción ni orgullo. Decidí irme, me sentía tonta y además sentía que me podía merecer su desprecio. Gire lentamente. En ese momento él se movió rápido y me abrazó por la espalda. Sentí su paquete en su pantalón sobre mis nalgas. Comenzó de nuevo a hablarme, esta vez algo más rápido mientras me tocaba tetas, culo y me tocaba sobre el pantalón. Respiraba sobre mí. Y yo sentía que el deseo y el amor se mezclaban formando una ardiente lujuria. Hábilmente, cosa que lo caracteriza, bajo levemente mi pantalón y tanga un poco, quedaban arriba de mis rodillas, pero mi vagina, depilada y rosada quedaba al aire libre. Su mano empezó a tocar primero mis labios vaginales a los que acariciaba con mucha ternura. Así me gusta, que no vaya directamente al clítoris, porque puede doler, él fue a los labios lo cuales rápidamente se pusieron blanditos y mi liquido vaginal empezó a salir sin freno y yo empecé a agitarme. Adoraba a José. Era todo Amor y sobretodo Sexo. Al notar mi lubricación José se apoderó de mi clítoris al que acarició, así como estábamos. El abrazándome por la espalda, con mis tangas a media pierna y la puerta abierta. La pieza de mi prima que de última en el corredor del segundo piso. Y tiene la de mi abuela al lado que siempre está dormida. Mucho más rápido que las anteriores veces y que incluso ese día en el motel me acerqué a un orgasmo. Puse mi mano junto con la de José y juntos masturbamos mi clítoris, en menos de 10 segundos, yo ya me estaba doblando incapaz de contenerme, con exquisitas contracciones de mi vagina abdomen, cuello y posteriormente piernas. Estas últimas siguieron sus movimientos convulsivos hasta que tuve un nuevo squirt luego del cual continuó mi orgasmo.

José me dejó sobre la cama mientras un gritico de gata ahogada salió de nuevo de mi boca. Ya era incapaz de dominar mi voluntad. No tenía fuerzas y sin embargo quería más de él. El sacó su verga de su pantalón, muy erecta, grande dura, con esas hermosas venas recorriéndolo, con un glande rojo y brillante. Yo no podía casi moverme y mucho menos resistirme a que me la metiera en la boca, aunque nada deseaba más que esa verga en mi boca. Se la mamé casi sin fuerza debido a mi orgasmo. José la metía suevamente mientras yo me recuperaba hasta que ya tomé una posición más activa. Le garré el tronco con mi mano y empecé a llenar de saliva esa enorme verga dura y jugosa. La posición era algo incómoda. Yo me sentía como una perra hambrienta. En ese momento José con mí boca sobre su pene y mi pantalón a media pierna me tomó de la cintura y como si estuviésemos haciendo un numero circense, se quedó parado con mi vagina en su boca, mientras que me sostenía por la cintura y yo quedaba cabeza abajo chupando su pene mientras él permanecía parado. La sangre comenzó a fluir hacia mi cabeza y de no ser porque José se apodero de mi vagina lubricándome con un escupitajo la posición seria intolerable para una primeriza como yo. Me chupó un momento y de nuevo mi placer fue mayor que mi deseo de chuparle esa rica verga. Suevamente me puso sobre la cama de mi prima y sin cerrar la puerta de la habitación me acomodó en cuatro y empezó a chupármela desde atrás. Yo solo me dejaba hacer.

Con mis pantalones a media pierna y exponiendo mi vagina y culito dejaba que me metiera dos dedos y chupara mi vagina. Yo era solo placer. De repente escupió en mi ano y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando lamio mi culito y levemente metió la punta de su lengua en él. ¡Mmmm que placer! ¡No sabía que mi ojetito podía darte tanto placer! Chupaba al mismo tiempo vagina y ano yo me desmayaba de gusto. Yo seguía en cuatro y levantaba mi culito Metió sus dedos en mi vagina y los movió rápido lo que de inmediato me hizo venir. Con José me venía muy rápido. ¡Con él era súper precoz! ¡Una ORGASMAEADORA PRECOZ! ¡jajajaja!¡Y ni siquiera me la había metido! José me escupió sus dedos y luego me metió su dedo índice y medio en la vagina y el pulgar con mucho cuidado en la entrada del ano sin penetrarlo. Me hizo un tipo de pinza y ¡Uff que placer!! Yo quería esa hermosa verga en mi concha o, quien sabe, hasta en mi culo. Me quedé en cuatro y mientras de nuevo José con esa pinza me sacaba otro orgasmo. Este fue más cortito. Yo solo sentía placer. José se sacó la verga del pantalón y me la metió. No sé qué tenía esa verga grandota. Debía ser el grosor, pero sentí un nuevo orgasmo con esa penetración. Ahí en cuatro la fuerza me abandonaba con cada orgasmo. José notando mi humedad no empezó suave. Me la metió duro. QUE placer!! Me daba con fuerza, con ímpetu. Las paredes de mi vagina rápidamente le abrían paso a ese pedazo de carne grueso y rico. Yo me sentí una puta, una perra en celo cediéndole a él lo que se le antojara. Mi cuerpo se preparaba para otro gran orgasmo, pero ese día tenía otra sorpresa. Mientras José me sacaba gemiditos que se transformaban en gritos se oyó la voz de mi prima desde la puerta en el primer piso. Mi tía había salido y en el camino le informó que yo estaba en la casa. Estaba enojada y venía insultando. Como si hubiese peleado con su novio. De hecho, lo había hecho. En ese momento descubriría a quien correspondía la sombra que vi mientras José me culeaba la noche de las velitas. Continuará.

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