Nuevos relatos publicados: 6

¿Quién es?

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Últimamente me tocaba dormir fuera de mi hogar, alguna que otra noche a la semana, por motivos de trabajo. En la empresa de productos químicos habían reducido algunas zonas y tocaba desplazarse cada vez más lejos, por lo que dependiendo de la ruta debía pernoctar en los hoteles pagados por la agencia de mi empresa. Al comienzo hablaba todas las noches con mi esposo, e incluso nos conectábamos por el Skype para vernos. Con el transcurso del tiempo las conversaciones se fueron convirtiendo en pura cortesía. ¿Qué tal el día?, cuidado con la carretera, descansa, te echo mucho de menos y las típicas preguntas desinteresadas.

En los viajes, aprovechaba para hacer algo de turismo, pasear y probar la gastronomía típica, pero una vez repetía lugar todo se convertía en rutina. Me aburría al llegar al hotel. El único aliciente era relajarme en el spa o la piscina del hotel y luego una buena ducha en mi habitación para acto seguido conectarme a internet. Las primeras veces buscaba páginas que consideraba interesantes, acerca de información, viajes, compras con descuentos, como organizar tu agenda y todo eso que nos gusta a las mujeres, hasta que un día, por casualidad, apareció una ventana emergente con cuerpos de chicos muy atractivos y relatos eróticos. Ese día no sé por qué me encontraba especialmente caliente y despertaron sensaciones en mí que creía olvidadas.

Desde esa noche, lo tomé por costumbre, no veía el momento en el que darme una ducha después de la piscina al llegar al hotel y tumbarme sobre la cama a masturbarme leyendo relatos sobre mujeres casadas, como yo, que eran infieles a sus maridos con otros hombres más hábiles en la cama que sus maridos. Deseaba el momento en el que llegar a la soledad de la habitación y poder dar rienda suelta a todas mis fantasías, que por otra parte, de ningún modo pensaba hacer realidad. Como digo se convirtió en rutina cada vez que dormía fuera de casa, hasta que una noche de hotel me conecté al chat de todorelatos.com, y poco a poco empecé a participar en diferentes foros. Se convirtió en la compañía perfecta a mi caliente soledad.

Recuerdo perfectamente el primer día, acababa de salir de la ducha y estaba cubierta como siempre tan sólo con una toalla sobre la colcha de la cama del hotel. Me sorprendió mucho leer las barbaridades que me escribían los nicks que correspondían a los hombres conectados. Cualquier chica que os hayáis conectado sabéis de lo que os hablo. No pude evitar acariciarme imaginando todo lo que me escribían. Entre las historias que me contaban chateando, lo que podía ver por internet y algún que otro suceso que podía vivir en primera persona, lograron que en las largas noches en los hoteles escribiese historias acerca de aventuras extramatrimoniales que posteriormente publicaba en una página. Mi imaginación se disparaba con cualquier tontería.

Comentar que me llamo Sara, y a mis treinta y ocho años trabajo para una multinacional de la Química del sector enológico. Llevo varios años casada con mi esposo de treinta y cinco años. Somos una pareja de lo más normal, para que os hagáis una idea soy morena, mido 1, 70 de altura y uso una talla 95 de sujetador. Mi marido siempre me dice que tengo un culo precioso y le gusta que use braguitas chic. Mi esposo comenzó a perder el pelo hace ya un tiempo y tiene algo de barriga, es un poco más alto que yo. Vamos un tipo de lo más normal. Es el único hombre que he conocido y siempre es muy atento y detallista conmigo. No me puedo quejar pues es todo un caballero. A veces desearía que no fuera tan correcto ni tan delicado cuando hacemos el amor.

Aquella noche en principio sería como todas las demás, me conectaría a un chat erótico, me excitaría con los comentarios e insinuaciones, y acabaría masturbándome en la habitación del hotel pensando en mil historias. En esos momentos estaba conectada a un chat donde se discutía si el tamaño del pene importa o no importa.

Uno de los usuarios que respondía al nick de “RoberXL” hizo el comentario de que si alguna mujer continuaba insistiendo en que el tamaño no le importaba, era sólo porque nunca había probado algo grande. Desdeñaba la opinión de la mayoría de las mujeres conectadas al chat que se manifestaban afirmando que el tamaño del pene no es relevante para que su amante les haga disfrutar. El argumentaba, que eran cosas distintas y no excluyentes, y que no podían opinar al respecto si nunca lo habían probado. Es más, él afirmaba que todas decían lo mismo antes de hacerlo con él, pero luego…

No pude más que escribir:

Sarardiente dice:

“Eres un fantasma”.

RoberXL dice:

“y tu dberías escribir otro relato… preciosa”

Escribió con alguna falta de ortografía. Aquello me sorprendió mucho, el foro en el que estaba conectada no tenía nada que ver con la página de en la que publicaba. ¿Había sido coincidencia? Quise salir de dudas, así que lo invité a un chat privado. Enseguida me contestó.

Sarardiente dice:

“¿Acaso has leído alguno de mis relatos?

RoberXL dice:

“Los he leído todos. Incluso te hice el ingreso bancario voluntario que solicitas a cambio. Me alegro mucho de poder coincidir contigo”

Sarardiente dice:

¿Cuál es el que más te gusta?”

En realidad quería saber si se los había leído de verdad o me estaba vacilando. No esperaba que me dijese ninguno de mis títulos publicados.

RoberXL dice:

“Me gustaron todos, pero destacaría ese de “Volver a salir con amigas” o algo así”.

Me sorprendió su respuesta, no era uno de los relatos más votados, ni tan siquiera era de los más comentados. Todavía tenía mis dudas de que realmente se lo hubiera leído así que decidí continuar chateando.

Sarardiente dice:

¿Xq?

RoberXL dice:

“Tiene todo lo que se puede esperar de un relato titulado así, se sucede todo de manera muy excitante. Aunque sigo esperando que escribas la continuación, el encuentro en la Feria del Automovil”

Sarardiente dice:

“Por qué no enviaste algún comentario?”

RoberXL dice:

“No sé. Nunca se me hubiera imaginado que escribirte”

Sarardiente dice:

“De la misma forma que el artista necesita de los aplausos, necesito de vuestros comentarios”

RoberXL dice:

“Quieres que haga un comentario?”

Sarardiente dice:

“Si”

RoberXL dice:

“Simplemente, me gustan”

Sarardiente dice:

“Gracias”

RoberXL dice:

“No en serio, no hagas caso de los que dicen que cometes faltas de ortografía, y cosas por el estilo, no es un concurso literario”

Sarardiente dice:

“Supongo que tienes razón”

RoberXL dice:

“Lo importante es que todos los que te lean se corran de una forma u otra gracias a tus relatos”

Sarardiente dice:

“Tú lo haces?”

RoberXL dice:

“Por supuesto, son muy buenos, incluso varias veces leyendo un mismo relato.”

Sarardiente dice:

“Uuumm, gracias. Lo tomaré como un cumplido”

RoberXL dice:

“Seguro que si el Paul Verhoeven ese, o Ford Coppola los llevaran al cine tendrían un taquillazo”

Sarardiente dice:

“Es guay eso que dices, pero tengo que dejarte”

Sarardiente dice:

“Hasta otra”

RoberXL dice:

“ojalá volvamos a coincidir”

Sarardiente dice:

“adios”

RoberXL dice:

“adios”

Había mantenido muchos chats privados con muchos nicks, pero algo me decía que ese sería a la larga algo especial. Antes de cerrar la página hice doble click en su avatar, y tengo que reconocer que se me cortó la respiración. Si tenéis acceso a internet buscad al modelo Ramírez Allender, era clavado. Me imagino que como la foto de mi avatar, la suya también era falsa.

Transcurrieron varios días sin saber nada de Rober, a decir verdad me conecté muy pocas veces debido a la falta de tiempo principalmente, y a que las noches sucesivas las pasé en mi hogar. Un día recibí un mensaje en mi correo electrónico, era de Rober. Seguramente lo consiguió en alguno de mis relatos publicados.

De: RoberXL

Para: Sarardiente dice:

Asunto: Prohibido

“Aunque sé que está prohibido, me gustaría chatear contigo de nuevo. Besos”, y me citó el nombre de la página en la que publico mis relatos.

La primera noche que dormí fuera de casa llegué impaciente a la habitación del hotel. Recuerdo que esa vez no hice ni uso del spa del hotel y me duche con cierta prisa, impaciente por saber si coincidiría con mi cita. Incluso me arreglé después “mi jardincito”. Como en las otras veces me encontraba tumbada sobre la cama envuelta tan sólo en la toalla del hotel. Estuve un rato participando en diversos foros, pero nada. En cierto modo había perdido la esperanza de coincidir con Rober. Supongo que debía haberle contestado a su mensaje si quería contactar con él. Sin embargo, no quería mostrarme impaciente, ni mostrar mi deseo por coincidir con él, quería que fuese Rober quien tomase la iniciativa. Qué le vamos a hacer. Después de todo tampoco estaba segura de sí debería ocurrir algo.

Daba por finalizada la noche cuando ¡¡Su nick apareció en el chat!!

RoberXL dice:

“Hola”

Sarardiente dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“Me alegro de nuevo. No recibiste mi correo?”

Sarardiente dice:

“Si”

Enseguida le mandé un privado para continuar la conversación al margen de otros invitados. Tuve que disculparme por no haber contestado a su email, lo típico de no he tenido tiempo y un montón de excusas más. Le mentí, en el fondo estaba deseando contactar de nuevo con él, el anonimato y cierto misterio en el ambiente la otra vez que chateábamos resultaba realmente excitante. Me preguntó algunas cosas personales y no quise dar muchos detalles en esa segunda conversación. Por mi parte, le pregunte sobre la foto que tenía en su avatar, a lo que él contesto que era de hacía ya unos cuantos años, de una vez en la que por decisión de su manager tuvo que hacerse un book de fotos. Seguro que mentía al igual que yo, todo el mundo lo hace en internet. Le pedí que me mandara alguna otra foto, pero él me retó pidiéndome primero una foto mía. De nuevo se pasó la noche deprisa, fue muy agradable y quedamos en coincidir otro día. Hacía tiempo que no me sentía así, como una chiquilla… Creo que esa noche ni siquiera “me toque”.

Poco a poco fuimos conectando cada vez más a menudo. Lo cierto es que yo esperaba ansiosa cada día volver a coincidir con él en el chat. El simple hecho de tener un ciber-amigo desataba mi imaginación hasta límites insospechados. Muchas de aquellas noches que dormía en hoteles lejos de casa, terminaba masturbándome como una quinceañera imaginando cosas que podían sucederme con mi nuevo amigo.

Entre otras cosas fantaseaba pensando que podía ser alguien conocido, algún antiguo novio, el actual marido de alguna amiga, algún niñato engreído, un compañero de trabajo, un detective privado contratado por mí marido para ponerme a prueba, un artista guapísimo… etc. Mi imaginación se disparaba fantaseando con innumerables sucesos, hasta tal punto que andaba caliente todo el día. Sin darme ni cuenta empecé a vestirme de forma más atrevida y sugerente, no sé, me encontraba poco a poco mejor conmigo misma. Me agradaba sentirme deseada por ese hombre, y ello me hacía provocar situaciones excitantes con mis clientes. Todo me resultaba más sensual y erótico.

Los días que se sucedían en jornadas cotidianas de trabajo. Salidas y desplazamientos fuera de mi ciudad. No dejar de pensar todo el día en otra cosa que no fuera chatear con Rober. De alguna forma me encontraba más receptiva, excitada y mantenía relaciones sexuales algo más a menudo con mi esposo. Incluso llegué a plantearme tener relaciones extramatrimoniales, con uno de mis compañeros de trabajo por el que siempre me había sentido atraída.

Con el transcurso del tiempo chateábamos casi a diario, incluso los días que dormía en mi hogar con mi marido en casa, buscaba cualquier excusa para conectarme a internet, normalmente alegando que tenía trabajo pendiente. Como vivimos en un dúplex me encerraba en nuestra buhardilla mientras mi marido veía “películas para idiotas” en el piso de abajo. En caso de que mi esposo subiera por las escaleras lo oiría y tendría tiempo de cerrar la ventana del chat en mi navegador.

Como es lógico poco a poco en las conversaciones se colaban pequeños datos personales que nos permitían saber algo más acerca del otro. Sobre todo él se mostraba más desinhibido a la hora de facilitarme algún que otro dato. Pude saber que nació en el 78, y que tenía por tanto 35 años. La misma edad que mi marido. Sabía que se ganaba la vida como coach en un gimnasio propio, que había sido jugador de baloncesto, y que el gimnasio debía ser sólo uno de sus negocios, pues debía tener participación en alguna otra sociedad. Por mi parte supo que tenía treinta y un años (mentí sí, que mala soy), que estaba casada, que era comercial químico y tras pensármelo mucho, mucho, decidí enviarle una foto personal. Una súper chula que me hizo mi marido un par de meses atrás en el patio de casa. Se me veía de espaldas caminando junto a los melocotoneros, el pelo suelto, llevaba un cortísimo vestido de verano, unas sandalias de cuña, y aunque en la foto por bien poco no se alcanzaba a distinguir, no llevaba bragas.

Me gustaba chatear con él, sobre música, viajes, libros, proyectos, incluso me ayudaba a elegir la ropa que me pondría al día siguiente, pero nuestras conversaciones siempre acababan en temas relacionados con el sexo. Era incluso mejor que tener una amiga con la quien hablar tan abiertamente y sin tapujos de esas cosas. En cierto modo nos confesábamos el uno al otro nuestras fantasías más secretas gracias al anonimato. Nunca hubiera imaginado hablar con un hombre como lo hacía con Rober. Las conversaciones eran muy divertidas, se me pasaba el tiempo volando. Nuestros comentarios no siempre mantenían cierto morbo entre ambos. Hablábamos de temas como la ropa interior preferida por el otro, las posturas sexuales, nuestros mitos sexuales, los problemas en el trabajo, amistades, aficiones, fantasías, los lugares que habíamos visitado o nos gustaría visitar, las canciones, los olores, etc.

Recuerdo la noche que marcó un antes y un después en nuestra relación.

RoberXL dice:

“Hola”

Sarardiente dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“Hace tiempo que no publicas ningún relato”

Sarardiente dice:

“Es verdad”

RoberXL dice:

“Demasiada monotonía?”

Sarardiente dice:

“No. Es que sólo escribo cuando tengo tiempo de aburrirme. Además, ahora no se me ocurre nada en especial.”

RoberXL dice:

“Escribe sobre cualquier cosa, lo haces muy bien”

Sarardiente dice:

“Gracias?”

RoberXL dice:

¿Por qué comenzaste a escribir esos relatos?”

Sarardiente dice:

“Me gusta mucho leer, más que escribir. Escribir es agotador. A veces pienso que soy demasiado exigente cuando escribo. También tengo un blog “normal”, donde publico historias, ideas, reivindicaciones, alguna poesía… Me gusta pensar en todo los hombres (y mujeres) leyendo e fantaseando sobre mis relatos…”

RoberXL dice:

“Y no me habías dicho nada”.

“Dame la dirección ahora mismo…”

Sarardiente dice:

“No, no, no. Perdona pero tengo que mantener ambos mundos separados para protegerme”.

RoberXL dice:

“Me jode muchísimo perderme esa parte de ti, pero te entiendo”

“Y… Cómo crees que SOMOS?”

Sarardiente dice:

“Imagino que habrá de todo. Delgados, cachas, gordos, altos, bajos, peludos, rubios, morenos. Aunque también habrá casadas, solteras, viudas… uuhhm. Qué morbo!!”

RoberXL dice:

“En serio?”

Sarardiente dice:

“Según las estadísticas de la página son un montón de lecturas, más de 80.000. Imagínate.”

RoberXL dice:

“No tenía ni idea. Pero es que tus relatos son de lo mejor que hay en internet.”

“Te gustaría ver a uno de tus fans?”

Sarardiente dice:

“En que estás pensando???”

RoberXL dice:

“¿Quieres ver, en directo, a un hombre leyendo uno de tus ardientes relatos?”

Sarardiente dice:

“No sé, creo que prefiero sólo imaginármelo. Aunque…”

No daba crédito a lo que me estaba proponiendo. No me podía creer lo que suponía estaba a punto de insinuarme.

Sarardiente dice:

“¿Quién?”

RoberXL dice:

“Yo mismo, con una condición…”

Un silencio se prolongó antes de que uno de los dos volviese a escribir.

RoberXL dice:

“Tienes webcam???”

Sarardiente dice:

“Si”

RoberXL dice:

“Solo quiero ver tus labios pintados de rojo y oírte leer “Volver a salir con amigas” y yo me masturbaré para ti”

Sarardiente dice:

“Es eso lo que te pone??? Unos labios con carmín”

RoberXL dice:

“No, la que me pone eres tú. Pero que sea rojo, rojo puta, no sé si me explico.”

Sarardiente dice:

“Perfectamente. Está bien, conecta la web, te espero”

Nunca antes nos habíamos conectado con la webcam, sería la primera vez. Yo quería continuar en el anonimato, no quería que me viese la cara. Por lo que ensayé en modo “pre-visualizar” como ponerme antes de conectar la webcam en modo conferencia. Si bajaba la tapa del portátil podía acercar los labios desde arriba, de esta forma controlaba que no se me viese la cara, aunque a cambio le mostraba una visión más que generosa de mi escote. Como tan sólo llevaba puesto la toalla envuelta a mi cuerpo, decidí ponerme algo para que no se viese nada, elegí una camiseta de tirantes muy finos negra a juego con unas braguitas monísimas del mismo color. Me encontré muy sexy a mi misma y eso me agradó. Todo aquello me llevó algo de tiempo por lo que mi amigo comenzó a impacientarse.

RoberXL dice:

“Estas ahí?

Sarardiente dice:

“Si, ya voy”

Por mi parte pude ver como se encendía una webcam al otro lado enfocando la parte del asiento de una silla de oficina vacía, con el fondo de unas estanterías muy ordenadas y sobre la que se apoyaba una bici “fixie” de esas que se han puesto de moda.

RoberXL dice:

“Oye, que si eres la única mujer del mundo que no tiene ese color de pintalabios da igual, eh?”

Sin responder a sus provocaciones encendí mi webcam, desde el pequeño cuadrado que aparecía en mi pantalla, visionando lo que se transmitía a través de mi webcam tan sólo se podían ver mis labios pintados de rojo vivo. Comencé a leer…

.-“Había llegado ya el buen tiempo, la primavera estaba avanzada y se notaban los primeros días de calor del verano. Esa noche había quedado con mi mejor amiga, Eva. Hacía un par de meses que ella lo había dejado con su ex pareja. No era ni la primera ni la última vez que cortaba con su novio, y seguramente tampoco sería la definitiva, como decía ella misma…”.

.-“Deja de leer un segundo quiero hacer una foto de tu boca. Tienes unos labios muy bonitos” escuché una voz al otro lado de la pantalla. Me gustó, su voz sonaba fuerte, segura y con carácter, pero todavía no se veía más que la silla.

.-“Gracias, pero habías dicho que te masturbarías para mí. ¿Acaso no es tan grande como presumías?” dije yo tratando de picarlo.

.-“Continua, enseguida me siento” le escuché esta vez algo distorsionado.

.-“Eva era la única amiga del grupo que a sus treinta y dos años todavía no estaba casada ni tenía hijos, y era como si tuviera urgencia por alcanzar esas metas personales. Siempre me tocaba consolarla cada vez que acontecía lo inevitable…”, llevaba un rato leyendo cuando pude observar como en la pantalla se sentaba en la silla un hombre muy moreno que tapaba su miembro bajo una toalla blanca que contrastaba notablemente con su piel. Había chateado muchas veces con Rober y nunca me dijo que era tan moreno. Me sorprendió ese hecho, ¿sería mulato o gitano, o quizá sólo vivía en la costa?

Entonces quitó su mano derecha del teclado guiándola hacia su sexo, y comenzó a sobarse suavemente. Yo seguía leyendo. La verdad es que el bulto bajo la toalla adivinaba una gran sorpresa, además veía su mano oscilar cadenciosa hacia un lado y vuelta atrás, o era quizá sólo mi imaginación la que volaba acuciada por mi propia excitación. En un momento dado se acomodó en la silla y descubrió la toalla mostrando su vientre atlético y su…

¡¡Dios mío!!

Aquello no podía ser verdad, nunca me hubiera imaginado que Rober fuese todo un mulato con semejante… Sí que podía presumir de tamaño. Me quedé tan perpleja que no pude evitar mirar la pantalla del ordenador embobada. Era la primera vez que veía una así de grande y además “en directo”. Al principio me pareció amenazador, intimidante, aunque de algún modo era fascinante ver como una mano grande y fuerte subía y bajaba a lo largo de aquel miembro. También se adivinaba un cuerpo muy bien formado sin ser demasiado musculoso. Sin duda, practicaba deporte.

Sarardiente dice:

“Eres mulato”

RoberXL dice:

“Mestizo más bien, nací muy lejos… Mi madre y yo mismo somos de Brasil, mi padre es español.”

Me fijé detenidamente, seguramente había tardado porque su sexo brillaba como si se hubiese esparcido algún tipo de aceite. Además tenía el vello de alrededor muy cortito, como si se lo hubiese afeitado en alguna ocasión, y eso permitía apreciar el miembro en todo su esplendor.

.-“¿Por qué no continuas leyendo?” escuché la voz proveniente del otro lado de la pantalla.

.-“Lo siento” dije, y continúe leyendo el relato. Lo cierto es que no podía apartar la vista de la pantalla, fue algo totalmente desconcertante para mí, para nada hubiera imaginado lo que estábamos haciendo.

Mientras avanzaba la narración del relato el ritmo de su mano se incrementaba. Intente evitarlo, pero al final no pude aguantar las ganas de acariciarme contemplando la escena, aunque lo hacía sutilmente, sin que pudiera advertirse al otro lado de la cámara. Aunque supongo que mi amigo estaría concentrado en lo suyo.

Contemplando cómo a pesar de tener agarrado su miembro con la mano derecha aún sobresalían casi dos tercios, no pude dejar de exclamar. -“Joder”.

.-“¿Te está gustando? Escuché al otro lado de la cámara.

.-“Esto es lo más raro que he hecho en mi vida” dije a través del micrófono.

.-“Entonces es tu primera vez…?” me preguntó él.

.-“Para nada” mentir a un ordenador es muy fácil.

.-“Entonces. No te está gustando?” insistió.

No sabía cómo responder a su pregunta, no quería parecer una guarra. Pero tampoco recatada.

Sarardiente dice:

“Estoy muy caliente, siento dejarte así, necesito masturbarme y prefiero hacerlo a solas.

Lo siento, Rober”. Escribí al tiempo que desconectaba la webcam.

Estaba tan excitada que no pude evitar tumbarme enseguida sobre la cama del hotel y comenzar a masturbarme como una gata en celo. Sin embargo, por primera vez en mi vida mis dedos no saciaban mi deseo. De tanto pensar en la inmensa erección de Rober necesitaba sentirme penetrada a la vez que me acariciaba. Incluso llegué a pellizcarme los pezones hasta el punto de lastimarme, pero necesitaba algo que me llevase al límite que demandaba mi cuerpo. Pude ver mi cepillo del pelo sobre la mesita de noche. Perfecto. Acerqué el grueso mango de plástico con forma redondeada a mis labios vaginales, y comencé a introducírmelo ávidamente tal y como había visto hacer en algún que otro vídeo de internet. No me costó mucho meterlo enterito, estaba realmente empapada. Era la primera vez en mi vida que me introducía algo en mi interior para masturbarme, fue extraño, diferente, pero la al mismo tiempo la novedad y la obscenidad de lo que estaba haciendo me excitaban aún más. Sentir algo tan duro en mi interior, al tiempo que frotaba frenéticamente mi sexo, me produjo un placer indescriptible. Lamentablemente no tuve tiempo para más, con unas últimas e intensas fricciones enseguida alcancé el orgasmo más fabuloso que alcanzaba a recordar. Gemí sin poderlo evitar, chillé tan fuerte que debieron escucharme por todo el hotel. Que brutalidad. Mi respiración se agitaba incluso varios minutos después de haber alcanzado el clímax. Todavía recuerdo la visión al incorporar a gatas mi aturdido cuerpo, el cepillo penetrando entre mis piernas totalmente empapado y sin que nadie lo sujetase.

Pero… ¿qué es lo que había pasado?, ¿cómo había dejado que eso sucediese?, me repetía una y otra vez mentalmente mientras me recuperada. Mis fluidos mancharon la colcha de la cama del hotel. Nunca podría volver por allí, ¡qué vergüenza!

Al día siguiente apenas pude concentrarme en el trabajo. Estaba totalmente ofuscada por mi comportamiento de la noche anterior. No dejaba de recordar su mano envainando con orgullo su enorme polla, las exageradas venas que la recorrían, imaginar chorros de semen salir disparados en plena eyaculación, se sucedían una y otra vez en mi cabeza todo el tiempo, y se me hacía la boca agua.

Por circunstancias (compartí habitación con una compañera en formación) tardé casi una semana en volver a conectarme. Por otra parte, estaba un poco asustada, no había conseguido mantener el control de la situación como siempre lo hacía con mi marido. Y lo que es peor, no veía el momento en que volver a conectarme y coincidir de nuevo con Rober.

Para aquel entonces había regresado a mi hogar, como otras noches mi marido yacía en el piso de abajo tirado en el sofá viendo el televisor y yo me subí a la buhardilla a “completar los albaranes con el pedido semanal”. ¿Estaría Rober On-line? Ojalá que sí. Estaba especialmente nerviosa y ansiosa, no sé por qué intuía que algo excitante sucedería de nuevo esa noche, al menos eso esperaba. Al encender el ordenador vi que tenía en mi e-mail un mensaje suyo:

-“Me gusta tanto chatear contigo que siempre olvido, enviarte la otra foto como acordamos. Un abrazo.”

Vuelvo a decir que era clavadito a Ramírez Allender, el modelo brasileño, así que no os podéis hacer una idea de lo bien que se siente una mujer siendo cortejada por semejante pedazo de hombre.

Sarardiente dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“Estas bien?”

Sarardiente dice:

“Sí”

RoberXL dice:

“Estaba preocupado”

Sarardiente dice:

“No me he podido conectar. Tenía compañía”

RoberXL dice:

“Sorprendida?”

Sarardiente dice:

“Si, un poco”

RoberXL dice:

“Ves, el tamaño no importa, pero sí impresiona. Di la verdad?”

Sarardiente dice:

“Sí”

RoberXL dice:

“Espero que hagamos muchas más cosas por primera vez juntos”

Sarardiente dice:

“Es posible. Pero no te hagas demasiadas ilusiones.”

RoberXL dice:

“Cómo de acompañada has estado…”

Sarardiente dice:

“Ummm. Estás celoso”

RoberXL dice:

“Bruja. Sé que estás deseando verla de nuevo” Escribió en la pantalla adivinando mis pensamientos.

Sarardiente dice:

“Sería estupendo”

El mero hecho de imaginármelo de nuevo me ponía de lo más cachonda.

RoberXL dice:

“Con una condición, como la otra vez”

Sarardiente dice:

“En que estás pensando”

RoberXL dice:

“Algo que nos excite”

Sarardiente dice:

“Bien, dime que es lo que quieres”

RoberXL dice:

“Enseñame otra parte de tu cuerpo que no sean los labios”

Sarardiente dice:

“los pies?”

Pregunté tratando de averiguar por donde se saldría sabiendo que se esperaría otra respuesta.

RoberXL dice:

“¿Llevas pintadas las uñas?”

Sarardiente dice:

“No”

RoberXL dice:

“Entonces no me sirven, otra vez píntatelas. Además… no es justo”

Sarardiente dice:

“A que te refieres?”

RoberXL dice:

“Tú has visto lo más íntimo de mi cuerpo. Ahora te toca a ti”

Sarardiente dice:

“No sé en qué estás pensando, pero la respuesta es no.”

RoberXL dice:

“¿Quieres verla de nuevo o no?”

Sarardiente dice:

“Sí, me gustó mucho”

RoberXL dice:

“Te tocaste”

Sarardiente dice:

“Si”

RoberXL dice:

“¿Te estás tocando ahora?

Sarardiente dice:

“Si, un poco”

RoberXL dice:

“Me gustaría verte acariciándote”

Sarardiente dice:

“ni lo sueñes”

RoberXL dice:

“déjame verte al menos los pechos”

Sarardiente dice:

“Nooo”

Transcurrió cierto tiempo hasta que pude ver de nuevo un mensaje escrito en la pantalla. Sabía que se me estaba escapando la oportunidad de ver de nuevo semejante miembro, tendría que poner algo de mi parte.

RoberXL dice:

“Seguro que en la playa haces top less”

Había desviado radicalmente el tema tratando de convencerme.

Sarardiente dice:

“Si”

Yo estaba algo cachonda de imaginar que podía volver a contemplar ese pedazo de miembro masturbándose para mí, o mejor aún, por mí.

RoberXL dice:

“¿Entonces? Un montón de gente ha visto ya tus pechos”

Sarardiente dice:

“No es lo mismo”

RoberXL dice:

“Yo creo que más de un niñato se habrán tocado por la noche pensando en tu cuerpo desnudo al sol.”

Comenzó a decir cosas por el estilo para alagarme, preguntó si me gustaba que me acariciasen los pechos al hacer el amor, si contrastaba la marca del bikini, la talla de sujetador, el tipo de copa, si me gustaba que me los chupasen y cómo, haciendo círculos, arriba y abajo o por el costado lentamente, succionando, mordiendo un poco… etc. Me preguntó si las acariciaba al masturbarme, la vez que más me había gustado que me masajearan, el primer chico que me las besó, también me rogó que tratase de describírselos, y claro tanto hablar terminó por excitarme y al final logró convencerme.

Sarardiente dice:

“Supongo que tienes razón. Conecta la webcam”

No sé cómo pude estar dispuesta a mostrar mis pechos a través de la cámara a un “desconocido”. Supongo que el morbo que sentía en esos momentos era irresistible. Además, de alguna forma pensar que mi marido mientras permanecía seguramente adormilado en el piso de abajo delante de la televisión, disparaba mi grado de excitación.

Llevaba puesta como casi siempre la toalla porque acababa de ducharme, y de nuevo ensayé en modo visualización como enfocar antes de conectarme en modo conversación. Mientras lo preparaba todo me estaba poniendo como una moto simplemente con imaginar exhibirme así delante de un hombre. Deseaba mostrarle mis pechos, impresionarle de nuevo y ver como acabaría pensando en mí con su mano agarrando su… Enfoqué mi cámara de forma que únicamente se podía ver el torso de mi cuerpo. Tampoco se adivinaba nada en el fondo del dormitorio de mi casa. Al fin conecté la webcam dispuesta a cometer otra locura. Pude visualizar la imagen que transmitía Rober a los pocos segundos de conectar la webcam. Otra vez podía ver el asiento vacío de la silla de oficina. Enseguida se sentó Rober, esta vez llevaba puestos unos slips negros de Calvin Klein con un par de rayas blancas que le sentaban realmente bien. Le marcaban todo de forma espectacular.

Sarardiente dice:

“Tu primero”

Pude ver como se bajaba un poco la goma de los bóxers, dejando fuera apenas un poco más de la punta. Se acariciaba el resto de su miembro con una mano por encima del boxer. Se detuvo un momento para escribir…

RoberXL dice:

“Te toca”

Sarardiente dice:

“Cómo me gusta!! Te la has medido alguna vez?”

RoberXL dice:

“Si claro”

Sarardiente dice:

“Tengo curiosidad por saber cuánto mide”

RoberXL dice.

“Enséñame tus pechos y haremos algo mejor”

Rebusqué entre la música mp3 del portátil una canción que acompañase el momento. Enseguida encontré “Come Undone” de Mark Lanegan y “Time Of The Season” que pensé le venían que ni pintado.

Mientras comenzaba a sonar la música comencé a jugar con el nudo de la toalla, quería demorar el momento. Me tocaba los pechos por encima con un solo dedo, jugueteaba apretado mi escote con ambas manos, y tratando de excitar aún más a mi espectador, me introducía un lápiz que esperaba paciente sobre la mesa a que yo lo insertara por la estrechísima ranura que dejaban mis tetas. Por su parte, pude ver por la pantalla como Rober colocaba otro lápiz junto a su pene. De repente, como un flash me hizo imaginar que aquel lápiz bien podría ser el sexo de mi marido.

¡¡Guau, que pasada!! Aquel lápiz se veía diminuto, ridículo comparado con lo que su otra mano sujetaba.

Aquello no podía ser verdad, yo estaba como atontada. Sustituyó el lápiz por otro tipo de objetos similares a los que yo introducía a la vez por mi escote, en un juego de complicidad que iba haciendo sofocante el ambiente. Como cuando jugueteé con una goma Milán y él puso otra en equilibrio sobre punta de su sexo. Asustaba el grosor, sólo su capullo parecía una mandarina en comparación con aquella goma infantil. Por su parte, dejó los juguetes para dedicarse a masturbarse de pleno tras embadurnarse con algún tipo de gel. A través de la pantalla pude ver como Rober aumentaba el ritmo de su masturbación a medida que el momento esperado se hacía más evidente.

Por fin, deshice el nudo de la toalla y ésta cayó deslizándose por los lados, pero, muy maliciosa, tapé mis pechos con las manos antes de que pudiera verse nada. Tan sólo se pudo ver el contraste de color entre la parte que cubría habitualmente mi bikini y el resto de mi piel algo más dorada por el sol.

Jugueteé con mis pechos, acariciándolos, sobándolos para ponerlos todavía más duros de lo que ya estaban. Entonces coloque entre ambos un barra de adhesivo y fui alzándolos y bajándolos como si realizase una cubana, pero siempre tapando mis pezones. Entonces vi el frasco de crema junto a la lámpara, que rápidamente sustituí por la pequeña barra de pegamento, apretujándolo con pasión entre mis tetas. Así se parece más, pensé. La segunda canción estaba llegando al final y por fin mostré mis pechos a través de la webcam. Ahora jugueteaba con los pezones, llegué a pellizcármelos e incluso traté de chuparme uno de ellos con la punta de la lengua. Cogí entonces el bote de crema y dejé caer unas gotas sobre mi pecho. Parecía como si se acababan de correr sobre mí.

El ritmo que Rober había impuesto a su masturbación era vertiginoso, por un instante me pregunté cómo me sentiría si se moviera así de deprisa al cabalgar sobre él. De pronto contemplé como lanzaba su esperma hacia la webcam, salpicando por todos los lados y como al final, parte se derramaba sobre su mano. Aquella imagen se grabó de nuevo para siempre en mi mente. No lo olvidaré nunca. Una vez terminó la canción pude escuchar del otro lado de la webcam.

.- “Tienes unos pechos preciosos” dijo RoberXL.

.-“Gracias ¿En serio te parecen bonitos?” le pregunté yo.

.-“Están realmente bien, no he podido evitar correrme al imaginar lo que haría contigo”. Me dijo a través de la webcam con la voz nuevamente un poco distorsionada por la mala calidad del sonido.

.-“Ah sí, ¿y qué me harías?” le pregunté mientras esta vez me exhibía acercando los pechos a la cámara para que pudiera verlos mejor. Él se había masturbado, pero yo no. O sea que me encontraba totalmente turbada y desinhibida por la calentura.

.-“Para empezar me gustaría probarlas, al parecer tienes la piel muy suave, seguro que sería una delicia saborearlas en mi boca” dijo en tono muy sugerente.

.-“¿Y nada más?” Yo le seguí el juego, le pregunte de formar sensual sugiriéndole que intentara sorprenderme.

.-“Comenzaría a darte pequeños besitos por los hombros, no me dejaría ni un milímetro de tu piel sin besar” Rober comenzó a acariciarse de nuevo mientras hablaba.

.-“Uhhm, me gusta. ¿Y luego?” le indiqué mientras yo comenzaba a tocarme también. Acercaba mis pechos a la cámara y respiraba profundo para que pudiera apreciarse lo hinchados y sensibles que se encontraban. Realmente, ahora estaba disfrutando exhibiéndome.

.-“Jugaría con mi lengua por tu cuello,

pellizcaría con mis labios tu piel,

mordería tu boca,

no dejaría de acariciarte por todo el cuerpo con mis manos mientras saboreo tus tetas en mi boca”

Se notaba que él se estaba excitando mientras hablaba. De nuevo volvía a estar esplendoroso, totalmente empalmado delante de la webcam para mi deleite. Me impresionó lo rápido que se había recuperado, casi inmediatamente.

.-“Me estas poniendo muy caliente” le dije al tiempo que no podía evitar acariciarme también mientras lo oía. Mi respiración se aceleraba y en la pequeña pantalla del monitor podían verse mis pechos, totalmente hinchados, subiendo y bajando al ritmo de mi agitada respiración.

.-“Entonces te tumbaría en la cama para así poder contemplar mi polla entre tus pechos mientras acaricio tu sexo con mi mano, jugaría con tus pezones con la punta, primero uno, luego el otro, despacito, muy despacio, notando su suavidad en mi tiesa polla” se notaba que estaba a punto de correrse de nuevo pero demoraba el momento.

Yo comencé a gemir. Imaginarme semejante miembro entre mis tetas me puso a mil por hora, no tardaría mucho tiempo en correrme. Mi respiración se aceleraba, exhibía orgullosa mis tetas ante él. Creo que nunca antes los había notado tan hinchados y sensibles. Me acariciaba con una mano mis pechos mientras con la otra no paraba de frotarme apresuradamente. Mi orgasmo estaba próximo y así se lo hice saber entre jadeos y suspiros.

.-“Ooh, sí, sigue” pronuncié para provocarlo, me costaba no exagerar los gestos. Las palabras certeras y la voz penetrante de Rober me hacían sentir a punto de echar hervir y ya no conseguía disimular aunque de alguna manera, en el subconsciente, trataba de ocultar y reservar eso tan privado. Mi explosión.

.-“No sabes cuánto me gustaría poder follarte esas tetas tan bonitas que tienes” sus palabras se volvieron algo más groseras a medida que ambos nos acercábamos al clímax.

“A mí también me gustaría. Uhhm, que rico” gemí yo.

.-“Seguro que, sin querer, acabaría golpeando tu suave y fantástica boquita” el ritmo de su masturbación era de nuevo frenético. No sé porqué pero al escuchar como Rober mencionaba a mi “boquita” terminó por excitarme de sobremanera, anticipando en la distancia su sabor más íntimo.

.-“Síííh, Síííh, Síííh” gemí yo mientras cerraba los ojos concentrada en imaginarme cuanto me decía, corriéndome viva incontroladamente. Al mismo tiempo algunas gotas de Rober salpicaban de nuevo hacia mí a través de la webcam.

Cuando me recuperé y abrí los ojos de nuevo tomé conciencia de cuanto había sucedido. Por un momento me sentí avergonzada de mi comportamiento. Segura de que al caer derribada sobre el ordenado había mostrado mi rostro. Aún trataba de recuperar la respiración cuando escuché los pasos de mi marido subiendo por las escaleras.

Sarardiente dice:

“Lo siento debo dejarte” Escribí veloz al tiempo que apagaba la conexión y desenchufaba el ordenador. La despedida había sido algo brusca dadas las circunstancias, pero no quería que mi marido se enterase de nada. Sólo me dio el tiempo justo para cubrirme de nuevo con la toalla, y en el instante en el que mi marido aparecía por las escaleras yo simulaba darme crema por las piernas.

.-“Pensaba que aún no habías terminado, tengo un sueño que no veas” dijo mi marido haciendo acto de presencia, a la vez que se disponía a comenzar con su ritual de antes de acostarse.

Se puso el pijama y se fue al baño a lavarse los dientes, momento en el que rápidamente aproveché para limpiarme un poco mis intimidades con una toallita, estaba completamente pringosa, y ponerme lo primero que pillé tratando de disimular. Me sentía acelerada además de excitada, no perdí el tiempo en rebuscar en mi armario, así que me puse el camisón negro de satén que tenía colgado detrás de la puerta, aquel que dejé olvidar allí tras nuestra última noche de verdadera pasión muchos meses atrás. Ahora que había cogido unos kilitos me venía algo pequeño y apenas me cubría, lo cual le daba incluso un aire más sexy. Además, tras haber sido mamá mis pechos eran mayores y parte de mis tetas se exhibían por los laterales de ambos triangulitos semitransparentes. Aquel camisón sólo me lo ponía cuando de verdad quería provocarlo, y aunque esta no fuera la ocasión ni el momento, como tenía cierto temor a que descubriera mi sexo empapado. Nada más regresar del baño y verme, mi marido dijo:

.- “Caray nena, estas espectacular. Hacía tiempo que no te lo ponías. ¿Recuerdas en las vacaciones en Roma?” y mientras decía esto se acercó a mí con una incipiente erección marcada en el pantalón de su pijama. El pobre debió de pensar que tenía ganas de él. Una buena esposa sabe reconocer la mirada de deseo en su marido.

.-“Te gusta?” le pregunté jugando con el tirante del camisón intentando huir de mi ciber-desliz hacia delante.

.-“Sabes de sobra que sí, pero… me gustas más sin él” dijo acercándose hasta mí y besándome en la boca. Sus manos comenzaron a acariciarme por todo el cuerpo. Yo seguía ardiendo por mi encuentro con Rober, así que deslicé los tirantes de mi camisón por los hombros y dejando deslizarse hacia el suelo me mostré completamente desnuda frente a mi marido.

.-“Anda ven” dije haciéndole señas, a la vez que me arrodillaba justo delante la cama, dejándome caer sobre las sábanas en una postura de completa sumisión que a él le hechizaba. Intente no hacerlo, pero todavía sentía a Rober cerca de mí y en cuanto cerré los ojos comencé a pensar en él. Fantaseé sobre cómo sería tenerle dentro, seguro que debía ser muy apasionado. Tan me excitaba pensar en él que incluso tuve dos orgasmos casi seguidos antes de que mi marido se vaciase, hacía tiempo que no me pasaba. Aun así, no me sentía del todo satisfecha, de haber continuado un rato más seguro que hubiera encadenado un orgasmo tras otro. Lo cierto es que esa vez gocé mucho, y mi marido también lo notó aunque desconociese el verdadero motivo.

A la mañana siguiente no podía mirarme en el espejo mezcla de un estado entre agitación y vergüenza. No dejaba de darle vueltas a la cabeza sin llegar a comprender cómo había llegado hasta ese extremo. Yo siempre había sido, y deseaba seguir siendo, una buena esposa, aquello no había estado bien. Mi marido no se lo merecía. Una cosa era mantener conversaciones más o menos calientes con ese desconocido que se hacía pasar por Rober, y otra muy distinta haber tenido un orgasmo pensando en él mientras mi marido me hacía el amor. Estaba confundida.

Pero aquello se volvió incontrolable, y acabé reconociendo que gracias a Rober había gozado como nunca de mantener relaciones con mi marido, alcanzado varios orgasmos casi cada vez que lo hacíamos. Por otra parte, las imágenes del miembro de Rober se enredaban continuamente entre mis pensamientos más sensatos. He de reconocer que me sorprendía pensando una y otra vez en Rober, a todas horas. ¿Dónde estaría ahora? ¿Qué estaría haciendo? ¿Pensaría en mí? ¿Qué pensaría de mí? En cualquier caso, mi amistad con él había sido algo diferente, misterioso, sorprendente, e inofensivo… hasta ahora.

Durante los días siguientes rehuía conectarme a ningún chat. Recibí algún que otro mensaje de Rober en mi correo electrónico, al que no quise responder. No quería coincidir con él. Hasta la fecha había sido mi mejor confidente, le había confesado secretos íntimos que no le había contado ni a mi mejor amiga, y ahora me asustaba la mera idea de ver su nombre aparecer en un chat, me moriría de vergüenza y de ganas de hablar con él.

Pero un pensamiento comenzó a rondarme la cabeza: “Habría grabado Rober nuestra última sesión?”. De ser así, debería hacerme con esa grabación. De ninguna forma podía permitir que esas imágenes se hiciesen públicas en la red, ni en ninguna otra parte. ¿Y si algún conocido o compañero las llegara a ver? Tengo un par de lunares en el cuello por los que cualquiera podría reconocerme. Qué idiota había sido, porque no lo había pensado antes. No podía ni dormir, dando vueltas y más vueltas en la cama. Debía salir de dudas, y la única forma era preguntárselo al él. Tenía que contactar de nuevo con Rober para recobrar la paz. Me moriría si esas imágenes llegasen a manos inapropiadas. Vivía con un temor constante, me imaginaba una y otra vez las consecuencias. Pero la única forma de saberlo era preguntándoselo directamente. Debía armarme de valor y contactar de nuevo con Rober. Debía salir de dudas.

Quise esperar a que fuera uno de esos días en que dormía fuera de casa, pasase lo que pasase quería estar tranquila sin la presión extra de que mi marido pudiera volver a descubrir hablando con él. Había regresado de la piscina del hotel y me había duchado como de costumbre. Una vez relajada me conecté al chat.

Sarardiente dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“Hola”

RoberXL dice:

“recibiste mis mensajes?”

Sarardiente dice:

“Sí, no pude conectarme antes. Lo siento”

RoberXL dice:

“Estás bien?”

Sarardiente dice:

“Sí. Por qué lo preguntas?

RoberXL dice:

“No he dejado de pensar en lo que pasó”

Sarardiente dice:

“Yo también”

Ambos nos sinceramos durante la conversación, nos dijimos que aquello había sido una locura que no podía volver a repetirse. Me tranquilizó escuchar sus palabras. Se mostró en todo momento comprensivo, sabía que yo era una mujer casada. Poco a poco, con el tiempo fuimos retomando el mismo grado de confianza y complicidad que teníamos antes de nuestro último encuentro. La charla transcurrió amena y no quise preguntarle si había grabado la sesión o no, si se lo preguntaba demostraba mi inquietud y no quería mostrar mis dudas sobre él.

Coincidimos otras veces en el chat. En una de las sesiones salió a colación las diferentes maneras de masturbarse. Yo le pregunté cuál había sido la forma más original de masturbarse él, y me dijo que a veces se tumbaba en la cama con un gel lubricante en una mano y un frasco de loción corporal en la otra. Entonces, intercalaba ambas manos para tener distintas sensaciones al acariciarse y así, se imaginaba recibiendo y dando placer a dos mujeres a la vez, la fantasía de todo hombre. A mí me pareció súper original, entonces él me preguntó si usaba consoladores y cosas por el estilo, de esta forma supo que no utilizaba nada de eso.

En otra de las ocasiones, en las que se rozó sutilmente y de pasada lo sucedido en nuestro encuentro de sexo explícito le pregunté, o más bien afirmé que seguro que tenía alguna amante dispuesta a hacerle una cubana con los pechos cuando él quisiera. Él me dijo, que no creía que eso de tener amantes sin compromiso, pues tarde o temprano los sentimientos aparecía de un lado o del otro. Aunque sí tuvo una de compañera de gimnasio, la de Pilates, con quién hizo cosas un poco raras o en posturas imposibles. Él quiso saber cómo era la vida sexual de una mujer casada y madre de una niña. Yo le hice saber que apenas había tiempo ni ganas de sexo, y que cuando lo hacíamos era siempre a lo misionero y poco más, pese a que yo me consideraba una mujer ardiente y me quedaba con ganas de más, casi siempre estábamos cansados, estresados, o distraídos con nuestras cosas de cada uno. Había algo que me dio vergüenza decirle…

Sarardiente dice:

”Últimamente, tú me tienes muy distraída” le escribí.

Fue en esta sesión dónde me enteré que había estado casado durante los años como jugador profesional de baloncesto, y pese a su juventud ahora se encontraba divorciado. Afortunadamente, dijo, no tuve hijos con ella. Un día un amigo de otro equipo le dijo que la había visto en el hotel donde estaba concentrado, con su propio manager. Pude saber que había nacido en Sao Paulo (Brasil), y que comenzó a jugar al baloncesto animado por su maestra de Educación Física, no por su padre como yo pensaba. Después trasladaron a su padre a España y aquí logró un contrato con un equipo español. Pero tuvo una lesión prematura, que le obligó a dejar de jugar profesionalmente, por lo que su éxito pasó más o menos desapercibido. Le gustaba nuestro país, nuestras costumbres, nuestra gastronomía… Además, aquí se podía vivir bien como entrenador y de las inversiones que había realizado del dinero obtenido en otros tiempos, pero sobretodo le gustaban nuestra forma de ser muy abierta, optimista y alegre como los brasileña, y claro, las españolas.

Era maravilloso poder hablar con él de los temas más personales, de nuestro día a día, de nuestras inquietudes, de nuestros problemas, de todo. Supe que vivía en Madrid, y que además de coach en su gimnasio tenía una agencia inmobiliaria y un concesionario de coches de lujo de segunda-mano. Por mi parte supo que me llamaba Sara, madre felizmente casada, que era representante Químico, por lo que me tocaba viajar mucho y que vivía en una ciudad no muy lejos de Madrid.

Transcurrió un tiempo antes de que mis temores se hicieran realidad. En otra de las sesiones estuvimos hablando de nuevo acerca de la masturbación. Fue entonces cuando me confesó que no podía dejar de ver, una y otra vez, el vídeo que había grabado de la fatídica sesión. No pude evitarlo:

Sarardiente dice:

“Cabrón. Lo grabaste!!”

RoberXL dice

“Claro, ya sabes que soy tu fan número uno.”

Sarardiente dice:

“Por favor, bórralo!!”

RoberXL dice

“Pero, ¿Por qué?”

Sarardiente dice:

“Pueden verlo otras personas y no quiero”

RoberXL dice

“Tranquila está a salvo”

Sarardiente dice:

“¿Cómo puedes estar tan seguro?

RoberXL dice

“Lo borré todo del ordenador. Lo tengo en mi disco duro a buen recaudo y en un DVD, que sólo veo en la tele. Recuerda que también se me ve a mí, y no me gustaría al igual que a ti, que nadie se hiciese con las imágenes. Además, si apenas se te ve la cara un instante, es muy difícil que alguien llegara a reconocerte.”

Sarardiente dice:

“Aun así quiero que lo borres todo, y destruyas ese DVD.”

RoberXL dice

“Está bien. No quería molestarte. Pero hay una condición…”

Sabía al leer esas palabras que estaba tramando algo. Volvía a las andadas.

Sarardiente dice:

“Qué estás pensando?” En cierto modo, yo también tenía muchas ganas de que sucediese algo de nuevo.

RoberXL dice

“Me gustaría ver tu culo. Desde que me enviaste aquella foto me muero de ganas de verlo”

Sarardiente dice:

“Ni lo sueñes”

RoberXL dice

“Te prometo que te enviaré el DVD original y lo borraré todo. Es muy poco lo que te pido a cambio.”

Sarardiente dice:

“Está bien, pero tendrás que mostrarte desnudo de pies a cabeza para que yo pueda grabarte a ti”

RoberXL dice:

“OK, conecta la webcam”.

Sarardiente dice:

“Tu primero”

En cierto modo yo también sentía curiosidad, dudaba que me entregase los vídeos, pero quise consolarme haciéndome a la idea de que efectivamente con las imágenes que se veían era imposible reconocerme. Esta vez yo también procedí a grabar la sesión, de esta forma también dispondría de imágenes de él en caso de no comportarse honestamente. Como había dicho anteriormente, él también tenía mucho que perder.

RoberXL dice:

“¿estás preparada?”

Pude ver a través de la cámara su trasero cubierto por unos bóxers negros muy sexys.

.-“Quítatelos tu primero” dije en voz alta por el micrófono de la webcam, escuchando del otro lado una canción que no conocía.

Comenzó a mover su culito de un lado a otro haciendo un poco el tonto. Desde luego era un tipo en forma. Su bóxer comenzó a bajar hasta que se mostró ante mí un duro y redondito culo moreno sin apenas vello. No pude evitar reírme un poco.

.-“La verdad es que me gusta más verte de frente” dije a través del micrófono. Pude ver como se daba la vuelta y volvía a mostrar su miembro algo flácido. Aun así, me pareció de nuevo realmente espectacular. Creo que realmente me estaba enamorando de su…

.-“Te toca” escuché decir a través de la webcam. Yo me puse de espaldas a la web cam. Comprobé que sólo se podía ver mi culito, apenas se me veía la espalda, en todo caso las piernas.

.-“Guauu, es precioso. Y esa mancha que tienes detrás de la pierna derecha te sienta fenomenal” escuché decir al otro lado de la pantalla.

.-“¿Te gusta?” pregunté mientras me contoneaba de un lado a otro.

.-“Sí, y si te bajas las braguitas me gustará aún más”. Yo miré de reojo por encima del hombro, de nuevo pude verle de frente masturbándose lentamente. ¡¡Dios!! Como me ponía aquella visión. Obedecí, dejándomelas a medio bajar a la altura de las rodillas, en plan sexy.

.-“¿Así está bien?” pregunté con tono de niña mala, y poniendo cada una de mis manos en cada cachete separé bien mis nalgas, para que tuviera un primer plano espectacular.

.-“Buffh, eres realmente hermosa.”, pude escuchar decir a Rober por los altavoces de mi ordenador. Me volví a girarme de nuevo de reojo por encima del hombro.

.-“¿eres virgen por atrás?” preguntó. Pude ver de nuevo como el ritmo de su mano arriba y abajo aumentaba vertiginosamente. Estaba claro que la idea le excitaría, y para mi regocijo estaba a punto de correrse.

.-“Si” mentí, siguiéndole el juego con voz sensual.

.-“Pero, ¿Te habrán hecho un dedo alguna vez?” insistió.

.-“Qué dices, no. Nunca” le dije mientras juguetona acariciando mi trasero.

.-“¿Todavía guardas crema a mano?” escuché del otro lado de la pantalla.

.-“Si ¿por qué?” le pregunté haciéndome la ingenua.

.-“¿En qué mano llevas puesta la alianza de casada?” me preguntó a sabiendas de que lo llevaba puesto en el dedo anular de la mano derecha.

.-“En la derecha, ¿por qué?” le volví a preguntar.

.-“Quiero que te untes el pulgar” le escuché decir ansioso.

.-“¿Para qué quieres que haga eso, sinvergüenza?” ronroneé como una gata.

.-“Quiero que te introduzcas el pulgar poco a poco por tu agujerito, así podré ver relucir el anillo mientras lo haces” dijo totalmente excitado fuera de sí.

.-“Eres un pervertido” le dije mientras le mostraba como me daba crema.

.-“¿Así te parece bien?” le dije mientras jugaba con mi dedo.

.-“Vamos, hazlo, quiero verlo.” dijo masturbándose como un poseso.

.-“Uhhhm no sé, nunca lo he hecho” susurré demorando el momento, provocándole con mis dudas.

.-“No sé, ¿me dolerá?” trataba de excitarlo mostrándome ingenua. El mostraba su desesperación porque eso sucediese.

.-“Hazlo despacio, no temas Sara” dijo al tiempo que se masturbaba a un ritmo que casi debía dolerle.

.-“Ohh Sííí” grité cuando por fin hice lo que él deseaba. Como si de verdad fuese la primera vez en mi vida.

Cerré los ojos y me metí por completo en aquella representación. Comencé a mover mi dedo a dentro y a fuera como si me estuvieran dando por detrás, mirando por encima del hombro lo que ocurría al otro lado de la pantalla. Sin perder un segundo, con el dedo medio empecé a estimularme buscando mi propio orgasmo.

.-“Uuhhmm, me gusta” comencé a gemir, me encantaba provocarlo y excitarlo así.

.-“Oh. Aaah” escuché del otro lado, volviendo a ver una vez más como su esperma se derramaba por su mano. Visión que logró, casi por sí sola que irremediablemente yo alcanzase mi propio orgasmo.

.-“¿Te ha gustado?” le pregunté al rato, mientras se recomponía de la situación.

.-“Sí, mucho” me respondió con tono exagerado.

.-“Me darás ahora el DVD?” le pregunté.

.-“Por supuesto, yo siempre cumplo mi palabra” dijo al otro lado de la webcam.

.-“Dame una dirección y te lo hago llegar” me dijo.

.-“Ja, ja, ja, ni lo sueñes” me reí de lo que acababa de escuchar.

.-“Mejor. Entonces, te lo daré en mano” dijo él, devolviéndome el golpe.

.-“¡¡Ja!!” le volví a responder. A lo que siguió un largo rato de suspense inducido por una complicación que ninguno de los dos parecía dispuesto a despedazar. Entonces, vi como Rober tecleaba en su ordenador.

RoberXL dice:

“Estoy aquí.”

Sarardiente dice:

“Cómo?”

RoberXL dice:

“En tu hotel”. Me quedé sin respiración, y juro que casi me da un infarto al leer esto.

Sarardiente dice:

“Estarás de broma?” Le pregunté aterrorizada.

RoberXL dice:

“No. Nadas muy bien”

Sarardiente dice:

“No te creo. Vete a la mierda” Le respondí muy enfadada.

RoberXL dice:

“Sara, deberías cambiar la cuenta bancaria por otra en una sucursal algo más alejada de tu casa, o incluso en otra ciudad.”

Sarardiente dice:

“¿Mi casa? ¿Sabes dónde vivo?” Joder no, no podía ser verdad.

RoberXL dice:

“Dejémoslo en… Ciudad Real”

Dios, no podía ser cierto. Debía ser una pesadilla. Una horrible broma de alguna amiga a la que había confesado lo de mis relatos eróticos, de algún compañero que hubiera husmeado en mi ordenador, una venganza ideada por mi marido… Aquellas ideas atravesaban como relámpagos mi mente, me faltaba la respiración, todo el cuerpo se me estremecía. Ninguno decíamos nada.

RoberXL dice:

“Con la foto que me enviaste, no me costó encontrar tu casa en el barrio.”

No, no, ¡¡¡NO!!! Creía haber tomado todas las precauciones del mundo. Me sentía tan segura de haber logrado mantener a salvo mi anonimato durante estos años, que no daba crédito a lo que me estaba sucediendo. Todo me parecía como si estuviera dentro de una película, un sueño… Ahora yo misma me había convertido en la protagonista de uno de mis relatos eróticos. No creía lo que me estaba pasando, hasta que de repente sonaron tres golpes en la puerta de mi habitación.

– “Quién es?”

–...“Yo”

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