Anteriormente en el día de mi cumpleaños luego del almuerzo familiar en el cuarto de mi hermana un juego termina con ella boca arriba y yo con mi pija en su boca logrando una mamada de antología que termina explotando en su boca, llenado de leche su cara y su pelo.
El despertar de mis padres de su siesta corta el momento y vistiéndome rápido me retiro del cuarto de mi hermana sin que nadie diga nada.
Todo el día estuve pensando en lo que pasó, podríamos completar el sexo incestuoso o deberíamos parar?
Ninguno se escribió hasta la noche, cuando en mi casa comenzaron a llegar los primeros invitados. Los primeras bebidas, las primeras picadas.
Llegan más personas, amigas y amigos, con regalos y ánimo de pasar una buena noche de fiesta. Las anécdotas y charlas de risas clásicas están en auge.
Mi hermana no viene, ya casi parece que no va a aparecer, tengo un par de amigas que cuando hay onda tenemos sexo. La calentura que me quedo me llevó a comenzar la tarea de seducción para por lo menos lograr tener una de esas amigas para coger cuando todos se fueran.
Trago va, trago viene logré convencer a una amiga, de esas bien putitas, con minishort que cuando camina se le ven las nalgas. Y hasta se le transparenta la ropa interior.
Aprovechaba cuando pasaba para tocarle el culo y ella me guiñaba el ojo aprobando ese juego de acoso.
En eso estaba cuando tocan el timbre, era mi hermana.
Estaba infartante, un vestido rojo apretado al cuerpo, escote pronunciado, sus piernas se podían apreciar desde sus tobillos hasta unos centímetros de sus nalgas.
Me dio un regalo y dándome un beso me dijo que lo abriera cuando todos se fueran.
El quilombo que me había metido por no esperar un poco más, ahora tendría que buscar la manera de decirle a mi amiga que no pasaría nada esa noche.
Ya bailando varios querían hacerlo con mi hermanita de veinte años, se acercaban demasiado, sus manos iban a la cadera, rozaban su cola, la acompañaban a apretarse a su cuerpo.
Mientras tenía a mi amiga bailando conmigo, buscando tocar mi paquete cuando tenía oportunidad.
Ya entrada la madrugada, varios empezaron a irse, quedamos pocos. Algunos ayudaban a acomodar un poco el desastre que quedó. En un momento solo quedamos los tres, mi amiga y mi hermana.
Ambas tiraban indirectas de lo tarde que era, ninguna sospechaba que la otra buscaba tener algo más esa noche.
Finalmente tomando valor le digo a mi amiga que mi hermana no podría irse a casa sola porque mis padres la matarían si llega con lo que tomó.
Era una mentira, mi amiga me mira como incrédula por la excusa estúpida que busque, y se retira dando un portazo.
Cuando regreso al living, ya no estaba mi hermanita, me dirijo a mi cuarto y estaba ella sentada en la punta de la cama, con mi regalo al lado.
Cuando abro esa caja era un disfraz del zorro (ver parte I y III)
Me quedé helado, y la miré a los ojos.
"es una fantasía que tengo hermanito, ponételo" dijo ella.
Fui al baño y salí vestido con esa tanga para hombres, una capa y el antifaz.
"bailame hermanito" ordeno ella.
Y una vez más comencé a moverme, haciendo mi show despertando sus más bajos instintos.
Ya sacándome la diminuta prenda que contenía mi pija, ella se pone de pie, y también se mueve sensualmente como queriendo mostrar que el serpenteo de su cuerpo provoca que sus curvas se vean más sensuales.
Solo vestido con el antifaz me ubico detrás de ella apoyándola descaradamente. Ella solo se refriega con mi cuerpo.
Mi pija esta al palo, parada como nunca, no aguanto más y le rompo el vestido rojo, ella pareció no importarle, estaba más pensando en lo candente del momento.
Su tanga roja se la arranque de un tirón. Mi lengua se encontró con su lengua y nos hicimos uno con nuestras manos tocando todo el cuerpo del otro, nos revolcamos en la cama matándonos a besos apasionados.
Baje luego besando sus tetas, cada una de ellas, mientras ella jadeaba de placer.
Seguí bajando hasta su conchita rosita. Sus labios vaginales me dieron la bienvenida y mi lengua las recorrió sin dejar espacio sin humedecer.
Mi lengua se introdujo en su interior y ella por reflejo cerró las piernas, sus manos empujaron mi cara hacia ella, gritó de placer y arqueo su espalda.
Me separé dándole tiempo para que recupere aire. Me dirijo a un cajón y saco la tanga blanca que me había dado en el club.
"es una fantasía que siempre tuve" le digo.
Ella se queda helada, no dice nada, me mira aterrorizada.
Voy poniéndole la tanga entre sus piernas y ella se pone temblorosa, tiene un reflejo de querer cubrir su vagina y sus tetas.
Se ve el número de teléfono y su nombre y el corazón.
Una vez encajada la tanga la doy vuelta buscando que levante la cola, corro esa usada tanga blanda al costado y me ubico en la entrada de su conchita.
Ella gira su cabeza como arrepintiéndose de todo lo que está pasando.
Mi pija de más de 20 centímetros está ya en la entrada de su cueva.
Cuando entra la cabeza en su húmeda vagina, ella exhala un "nooo"
Sigo empujando y ella dice
"esto está mal, no debemos seguir"
Sigo entrando y ella exhala nuevamente diciendo:
"aaaah, aaaay por favor no sigas"
Llegué hasta el final, entre y comencé a bombear mientras agarraba sus tetas.
"por favor no sigas, esto está todo mal, y vos ya me habías cogido y lo sabías" dijo mi hermana suplicando.
Seguí bombeando y ella jadeaba en cuatro.
Ya cada vez menos se quejaba, ya no decía que no siga.
Me salí de ella y me tumbe boca arriba, ella dudaba de seguir,
Me dice que esto no estaba nada bien, que habíamos ido demasiado lejos, pero mientras una pierna va cruzando al otro lado de mi cuerpo.
Se ubica en posición de cabalgue y me sigue diciendo que debemos parar.
Se deja caer y entra con facilidad mi miembro.
Comienza a cabalgar diciendo que pare, que no siga, yo no me muevo en absoluto.
Sus uñas se clavan en mi pecho mientras se mueve con furia en círculos buscando que mi pija toque todo su interior.
Estamos en ese vaivén, y ella se recuesta sobre mi cuerpo y me muerde el cuello. Y el hombro.
No para, y sigue pidiendo que deje de penetrarla.
Nuestros cuerpos ya sudan, y se deslizan perfectamente, sigue mordiéndome y arañándome hasta que sucede lo inevitable.
Acabo adentro de ella, siento como una cantidad enorme de leche estalla dentro de ella,
Seguimos moviéndonos unos minutos más como buscando recuperar fuerzas, pero terminamos exhaustos.
Cuando saco mi verga de su conchita la leche se desparrama por sus piernas y por mis huevos y por su tanga blanca.
Dormimos abrazados esa noche hasta el mediodía del otro día, ninguno fue a trabajar. Nos tomamos el día.
Por dejarnos llevar por la lujuria ahora estábamos preocupados por haber acabado adentro y la posibilidad de dejarla embarazada.
Seguimos cogiendo igual ya con profilácticos, pero un par de veces más termine adentro sin protección.
Ya paso un mes de la primera vez que lo hicimos, y ya lleva una semana con retraso menstrual.