Nuevos relatos publicados: 13

Me acosté con el amigo de mi hijo

  • 6
  • 46.787
  • 9,25 (53 Val.)
  • 11

Hola, como ya les dije mi nombre es Maribel pero todos me dicen Mari, soy una mujer de 39 años, alta, blanca, no me gusta ser presumida pero aún me conservo bien, tengo mis pechos bien firmes y mis nalgas son anchas y duras, están bien formadas ya que soy instructora de un gym, soy divorciada a causa de una infidelidad que yo misma cometí pero de la cual no me arrepiento. Actualmente vivo en Medellín con mi único hijo de 18 años, pero somos de Michoacán. Pero bueno ahora paso a relatarles cómo fue que termine acostándome con el amigo de mi hijo.

Como les dije soy divorciada, y a causa de mi divorcio nos venimos con mi hijo a Medellín, nos habíamos mudado a nuestra nueva casa y pronto inscribí a mi hijo en la prepa, empezó a ir y al tercer día de clases era su cumpleaños, pero el solo tenía un amigo pues apenas había empezado hacer amistades. Ese día le dije a mi hijo que después de clases invitara a su amigo para que lo acompañara pues le había preparado una comida y pues yo pensé que ya era lo suficiente grande mi hijo y su amigo como para tomarse una botella de vino junto conmigo así que se las compre.

Llegaron los dos como a eso de las 3 de la tarde y empezamos a comer, yo miraba y miraba a su amigo, la verdad se reconocer y pues aunque era muy joven estaba muy guapo el chico. Terminamos de comer y empezamos a tomarnos las primeras copas, mi hijo nunca había tomado y luego se le subió y se fue a dormir a su cuarto. Yo y su amigo seguíamos tomando pero yo más por obligación que por gusto, no quería dejarlo solo; ya a eso como a las 8 de la noche le pregunte que si pensaba quedarse a dormir con mi hijo pues era viernes y el sábado podrían dormir hasta tarde y el me contesto que sí, que ya le había mandado un mensaje a su madre para avisarle. Y como les digo yo y el amigo de mi hijo seguimos tomando y la verdad yo ya estaba algo mareada, el me sacaba platica, ya nos estábamos durmiendo cuando se le vino la idea de sacarme a bailar y pues lo hicimos, pusimos música con el volumen muy bajito y empezamos, en momentos sentía como su mano me la ponía en mis nalgas y yo se la subía, siendo sincera yo ya me había puesto caliente con el baile y las manoseadas que me estaba dando el chico, ya tenía más o menos unos 5 meses sin nada de sexo y seguramente eso fue lo que me hizo excitarme.

Decidimos sentarnos otra vez en la sala y nos pusimos a platicar nuevamente yo hasta la orilla del sillón y el por un lado mío, y me empezó a preguntar:

-señora y el papa de Manuel? (así se llama mi hijo)

Yo como les digo ya estaba mareada, mejor dicho borracha y sin ninguna vergüenza le conteste:

-me divorcie de el porque le fui infiel y él se dio cuenta.

Al decirle esto al chico se puso colorado y algo nervioso, pude notarlo, pero él fue muy astuto, al decirle esto él se arrimó más a mí y puso su mano sobre pierna. Ese día yo traía puesto una minifalda muy coqueta, una blusa de tirantes, regularmente uso tanga y ese día no fue la excepción, obvio también traía sostén, y unos tacones que me hacían ver aún más alta. La plática se iba subiendo de tono al igual que la mano del chico, hasta que logro tocarme mi vagina y fue cuando me estremecí y rápidamente le saque la mano y pensé: que estoy haciendo? Es el amigo de mi hijo? Pero el insistente volvió a meter su mano y logo hacerme la tanga a un lado y empezó a tocarme el clítoris, el muchacho tenía experiencia y se le notaba, yo lo deje seguir, acerco su cara a la mía y yo como una quinceañera lo comencé a besar, nos besamos como un par de jovencitos de prepa, el sí lo era pero yo noo, yo ya tenía 39 años, saco su mano de debajo de mi falda toda húmeda de mis flujos y con ella me saco mis pechos de la blusa y del sostén y empezó a lamérmelos, yo ya estaba muy cachonda y no podía pararlo y no quería hacerlo, mientras me lamia los pechos con una de sus manos tomo la mía y me hizo que la metiera por debajo del pantalón, empecé a sentir como su pene palpitaba, se sentía grueso y lo era, el muchacho estaba muy bien dotado y eso me atrajo aún más, desbrocho su pantalón y pude apreciar su pene era largo y grueso, quite su cara de mis pechos y así sentados como estábamos me incline y empecé a mamarle su verga, tenía tiempo sin hacerlo y la verdad lo extrañaba, así estuve buen rato hasta que mi propia calentura me hizo levantarme y levantar mi falda, me puse de espaldas a él y le mostré mis nalgas mientras bajaba mi tanga, apenas había sacado mi tanga cuando él me jalo hacia el donde estaba sentado y caí sentada exactamente con su verga entre mis nalgas, claro no se me metió, si no hubiera dado un buen grito. Trato rápidamente de metérmelo pero yo lo pare y le dije: espera, mejor vamos a mi cuarto. Lo agarre de la mano y se vino caminando atrás de mí.

Apenas entramos a mi cuarto cerré la puerta nos desnudamos los dos completamente me recosté en la cama, el enseguida se subió y se colocó entre mis piernas y comenzó a besarme nuevamente, parecíamos recién casados, mientras me besaba yo sentía su verga rozar mi vagina hasta que no aguante más y le dije: “métemela ya”. El enseguida no lo pensó dos veces y me la enterró toda de una, yo solo di un pequeño gemido y empezó a bombearme, estuvimos un rato así y le dije: “date vuelta, ahora acuéstate tú que ahora te cogeré yo”, se recostó boca arriba y yo me le monte de frente a él y empecé a cabalgarlo, me di vuelta pero aun cabalgándolo, ahora ya estaba de espaldas a él. Estuve cerca de 20 minutos montándolo y ahora él fue quien me dijo: “doña Mari podemos hacer otra posición?” Yo: “si hijo”. El: “puede ponerse a cuatro patas?”. Apenas me lo pregunto y enseguida me levante y me puse como me dijo. Se puso detrás de mí y empieza a halagarme: “ay señora que buenas nalgas tiene, que nalgotas”. Yo le dije: “por hoy son tuyas hijo, aprovéchalas, vamos cógeme ya que ya me quiero dormir”. El: ·como usted diga doña Mari”. Estuvimos ahí coge y coge y hasta que se vino dentro de mí, obvio ya estoy cuidándome si no nunca lo hubiera dejado.

No supimos ni a qué hora nos quedamos dormidos, al otro día desperté, me mire toda desnuda, a el enfrente de mi igualmente desnudo y en la cama y que lo levanto y lo corrí a su casa antes de que mi hijo se despertara.

(9,25)