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Soñando despierta

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Hacía tiempo que hablábamos de hacer una salida de fin de semana toda la familia, coger una casa rural entre todos los hermanos y disfrutar juntos del tiempo sin hijos, sin horarios y a nuestra bola.

El caso es que al final nos pusimos de acuerdo y cuadramos todo para poder dejar a los hijos y disfrutar todos los hermanos de ese fin de semana en parejas y familia.

Llegamos a la casa rural un poco tarde, ya que era en una zona del Pirineo bastante apartada y con las nevadas que había habido durante todo el mes estaban muchas carreteras cortadas, es más tuvimos que dejar los coches en una explanada a las afueras del pueblo y caminar por la nieve montaña arriba durante un par de horas, pero valió la pena el paisaje era precioso.

El caso es que como era tarde, nada más llegar preparamos la cena entre todos y encendimos la chimenea para entrar en calor y por supuesto que la casa también se calentara porque estaba helada.

El caso es que después de la cena bebimos bastante, y a mí personalmente me sube muy rápido, aunque creo que íbamos todos bastante tocados, el caso es que yo después de tanta bebida me despedí y me fui a dormir, ya no aguantaba más alcohol.

Al cabo de un rato de estar en la cama y medio adormecida me levanté a cerrar la puerta porque abajo no dejaban de reír, ahora tocaba reírse porque nos habíamos quedado sin luz... con la bebida ya se sabe las risas son por cualquier chorrada. Así que cerré la puerta y me metí de nuevo en la cama quedándome dormida al instante.

Un sueño muy húmedo empezó a recorrer mi cuerpo, parecía todo tan real...

Estaba extendida en la cama boca abajo, mientras una lengua recorría mi espalda desde el cuello hasta abajo y una mano jugaba con los labios mayores de mi vulva, lo hacía con total delicadeza, como siempre había soñado, una y otra vez muy suavemente. De pronto aquella lengua húmeda dejo de recorrer mi espalda y aquellas manos se dedicaron por completo a mis nalgas y a mi vulva... ummm, me sentía tan bien, tan húmeda. Mi clítoris había salido totalmente de mi vulva, estaba erecto como nunca, y el roce de las sabanas hacía que esa erección clitoriana no cesase y desease ser penetrada hasta el fondo.

Aquellas manos jugaban con mi sexo como nunca, acariciaban los labios mayores de atrás hacia delante y viceversa, apenas rozando el clítoris, de pronto sentí que unos dedos se introducían en mi vagina mientras que otros rozaban la punta de mi clítoris con suavidad y ritmo haciendo que mi vagina se abriera de par en par pidiendo que entrara ya un pene hasta el fondo... pero no, no entraba, lo que noté fue otro dedo que acariciaba mi orificio anal, aquel orificio que siempre he prohibido que se tocase; nunca me ha gustado el sexo anal, siempre se lo he prohibido a mis parejas, y por supuesto también a mi marido. Soy virgen por ahí.

Pero en aquel sueño era diferente sentía todo de una forma diferente, era como si tuviera el amante perfecto, y total era un sueño... me dejaba llevar por mi intenso deseo de sexo. Este sueño sexual estaba siendo una maravilla hasta estaba disfrutando de aquel dedo jugando con mi orificio anal. Mi vagina chorreaba ya sin parar y mi culito empezaba a dilatarse como pidiendo que entraran por él; no podía ser, ¿cómo podía estar deseando eso yo?

El caso es que mientras aquella mano jugaba con mi vagina haciéndome estallar de placer sentí que algo se introducía en mi culito, se abría paso haciendo que se dilatase de tal manera que entró hasta el fondo, lo cual me hizo correr de placer y dar un salto en la cama pudiendo comprobar que no era un sueño que estaba ocurriendo realmente. Agarre aquel pene enorme y me lo lleve al interior de mi vagina para que acabara de darme todo, estaba extasiada, quería sentir aquel pene dentro de mí, se movía como nunca, agarre sus nalgas y lo atraje hacia mi interior. Sus embestidas eran rítmicas y suaves, pero muy profundas, no pude aguantarme más y me corrí a chorro. Fue el mejor polvo de toda mi vida.

Tras coger aire unos minutos decidí encender la luz para ver la cara de mi marido cuando le dijera que me había echado el mejor polvo que jamás había tenido, pero la luz seguía sin ir así que decidí abrazarlo y decírselo al oído.

Cual fue la sorpresa de ambos cuando al abrazarlo nos dimos cuenta de que ni él era mi marido, ni yo su mujer. Creo que se nos pasó la borrachera de golpe.

Decidimos no contar nada para no crear malos rollos familiares, Pero tengo que decir que el mejor polvo de mi vida me lo ha echado mi cuñado. Jod... como folla, que suerte tiene mi cuñadita!!

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