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Experta en el arte de ligar

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Hola, gracias por leer mis relatos, mi nombre femenino es Paulina, soy una mujer travesti a medio tiempo, tengo actualmente 30 años y en este momento me di un poco de tiempo para poder seguir contándoles mis vivencias en mi travesía en el mundo del travestismo. Les recuerdo que mis relatos son vivencias propias y trato de plasmarlas tal y como me sucedieron, justo como el recuerdo llega a mi cabeza. En esta ocasión les voy a contar de una rica experiencia casi fugaz que tuve con un amante en el año 2012, en ese momento yo tenía ya 25 años cumplidos y ya estaba totalmente despierto y declarado en mi mundo gay. Este relato tiene lugar en la CDMX. Espero y sea de su agrado.

Antes que nada, permítanme decirles que si bien soy un travestí desclosetado, por razones laborales algunas veces tengo que actuar como "hombre" y como tal, vestirme y tratar de no ser tan obvio.

En una de esas ocasiones, después de tratar un asunto de negocios, nos fuimos un amigo y yo, a comer y tomarnos unas cervezas a un Bar cercano a mi departamento. Este amigo, aunque conoce mis preferencias sexuales, no es del ambiente pero es bastante tolerante. En fin, cuándo llegamos al Bar se encontraba ahí un señor de unos 50 años, de muy buena presencia, alto, fornido, varonil, en fin, un excelente ejemplar del sexo masculino. Esta demás decir que a mí los hombres maduros me fascinan y me vuelven loquita…

En el transcurso de los brindis y la botana, me di cuenta que este caballero (que se encontraba a dos mesas de distancia), constantemente nos veía pero sin mucha insistencia y sin definir a quien de los dos. Con ya tres cervezas bebidas, le empecé a dirigir miradas, que según me dijo mi amigo, dejaban ver mi puteria a flor de piel (¿Acaso tengo alguna otra forma de mirar?). Al cabo de unos momentos, llegó el mesero con otra ronda de cervezas diciéndonos que nos las invitaba el señor Gustavo, dirigiendo la mirada a donde se encontraba este hermoso monumento a la masculinidad. Le agradecimos efusivamente su cortesía y lo invitamos a sentarse en nuestra mesa, cosa que aceptó de inmediato. Por lo que nuestro mesero le acomodo un banquillo y lo posiciono a mi lado derecho. (Cabe especificar aquí que las mesas de este Bar son de las mesillas altas con banquillos de los que te obligan a dejar las piernas colgando). Después de las mutuas presentaciones entablamos una charla referente al clima, pues estábamos en la temporada de lluvias y amenazaba una tormenta. Gustavo se dirigía mas a mí y sin querer casi nos olvidamos de mi amigo, pues su participación en la conversación era casi nula.

Hablamos de mujeres y de la moda de las dietas, haciendo él un comentario de que no entendía como era que a las jovencitas actuales les gustaba estar tan flacas, siendo que a la mayoría de los hombres les gustan más, sino gorditas, rellenitas (aclaro que una servidora está ligeramente pasadita de peso), a la vez que me lanzaba discretas miradas a la parte baja de mi cuerpo, específicamente a mis muslos y mi trasero, pues en este tipo de ocasiones que tenía que disfrazarme de niño, a pesar de que llevaba pantalón de hombre, mi insinuante, prominente y femenino culo era detectado por los lascivos ojos de muchos caballeros, claro que está situacion a mi no me molestaba en lo absoluto, pues al contrario me sentía halagada de generar atracción en este macho.

Como les decía, mi amigo conoce de mis inclinaciones sexuales y además es muy discreto, así que al darse cuenta que Gustavo y yo ya estábamos en pleno ligue, se despidió argumentando un compromiso contraído con anterioridad. Al quedarnos solos Gustavo y yo, me descaré un poco mas y la plática se puso candente, por lo que me arme de valor y le pregunté:

P- Gustavo, alguna vez has tenido sexo con algún travestí?

contestándome el:

G- La verdad no, solo he tenido algunas experiencias con chavitos gays, pero sinceramente no me satisfacen completamente, además de que algunos de ellos me pidieron "correspondencia" y eso es algo que no estoy dispuesto a aceptar, no sé si me explico?

P- Si, claro que sí, y lo entiendo, supongo que siempre has llevado el rol totalmente activo.

G- Desde luego, y me considero activo dominante, y tú, que me cuentas de ti?

P- Creo que solo cabe decirte que soy lo que le pediste a los reyes magos.

Ante mi comentario el esbozo una sonrisa de satisfacción por lo que escucho, y dentro de mi sentí que esta noche podría suceder algo más con este delicioso ejemplar del sexo masculino, por lo que coquetamente le dije:

P- Te invito a mi departamento a seguir con la velada, aquí ya no tardan en cerrar, como vez?

G- Claro, estaba esperando con ansias tu invitación.

P- Genial, mi departamento está en verdad muy cerca de aquí, y podemos llegar caminando.

G- Creo que es mejor que me lleve mi auto, pues por cualquier cosa que se prolongue la velada, no tendré preocupación de que este seguro y no tendría que caminar hasta aquí por el de vuelta, por lo que pedimos la cuenta al mesero, el caballerosamente se ofreció a pagar la parte de mis consumos y argumento:

G- Yo te invito con mucho gusto, además es lo mínimo que puedo hacer por ti, estoy seguro que me trataras como un rey en tu departamento.

Tras este comentario le regalé un coqueto guiño de ojo y una linda sonrisa como respuesta. Procedemos a caminar rumbo a su vehículo que se encontraba a la vuelta del bar y al llegar a el, de nueva cuenta su caballerosidad me cautiva pues sin importar que el valet parking estuviera presente me abre la puerta del acompañante, estos detalles a mí me encantan en un hombre, además, estoy segura de que al entrar en su auto el pudo recrear sus ojos con mi trasero, situación que a mí me pareció excitante. Al llegar a la zona de edificios de departamentos en donde vivo hasta la fecha, bajamos del vehículo y nuevamente me abrió la puerta del acompañante y me ofrecio su mano para bajar acto que agradecí con un “gracias” de la forma más femenina posible, entramos al edificio y en el elevador sentía la necesidad de arrojarme a los brazos de este caballero, sin embargo, no quería romper la magia que brotaba por culpa de mi puteria, con algún tipo de sentimiento erróneo por parte de él, pues no quería que ni de broma me tomara como alguna más de sus conquistas típicas de las que me había contado en el Bar, por lo que apretando mis piernas me resisti a mis bajos instintos femeninos, ya en mi departamento, le ofreci algo de tomar y me solicito un whisky, por lo que se lo prepare y yo me servi un baso de crema de licor Baileys, y brindé por nosotros y por la noche. Puse unos CD's de música clásica (Albinoni, Chopin, Ravel) y charlamos acerca de los temas que estábamos escuchando mientras tomábamos y fumábamos.

Después de la segunda copa, Gustavo me preguntó que si tenía otro nombre, además de con el que me presenté, yo sin dudarlo le dije:

P- Si, me llamo Paulina; pero solo cuando asumo mi otra personalidad, la verdadera.

Se quedó meditando unos segundos y dijo:

G- Me gustaría conocer esa personalidad, ¿me la presentas?.

Claro que por nada de este mundo me haré del rogar, pensé. Y acto seguido le respondí:

P- Si me permites y me tienes paciencia, con mucho gusto te la presento.

G- Claro, toma el tiempo que necesites. Solo asegúrate de que venga muy linda.

P- Por favor ponte cómodo mientras voy por ella.

Me dirigí a mi recámara y rápidamente me deshice de las feas ropas que traje conmigo todo el día y que para ese momento ya me parecían pesadísimas y estorbosas, me realice un maquillaje exprés, solo cubriendo mi rostro con una base de maquillaje color Canela claro, aplique un poco de polvo traslúcido para sellar mis poros, dedique un par de minutos de más a mis ojos, pues siempre he pensado que la mirada de una mujer es la que baja el cierre del pantalón de un hombre, y definitivamente yo quería bajarle el cierre del pantalón a este hombre!! Me aplique una ligera capa de brillo Gloss rojo cereza en mis labios, pues no quería manchar de más a mi hombre, como toque final unas gotas de Kenzo Flowers en mi cuello, mi pecho y mis muñecas. Improvise mi peinado con una sencilla pero femenina Coleta, aprovechando que mi cabello lo traía largo natural ya desde hacía un buen tiempo. Para mi vestimenta escogí lo siguiente: zapatillas rojas de tacón de aguja de 10 cm, medias a medio muslo con una coqueta tira de encaje negras, liguero negro de encaje (¡desde luego!), una brevísima tanga roja (que hacía resaltar mi de por sí voluminoso y femenino culo), un babydoll negro satinado con detalles de flores rojas en la parte de las bubis, y encima de todo esto, una bata también de seda con transparencias en la parte de la espalda y encaje en las mangas . Acompañe mi especial atuendo de esa noche con un juego de aretes, collar y pulseras con adornos del osito Tous, además de algunos anillos con piedras de fantasía. Así que me sentía realmente espectacular, me mire al espejo de cuerpo entero que tenía en mi recámara y en verdad me encantó cómo me veía, así que pensé para mí misma:

P- Muy bien Paulinita, estás vestida está noche para coger! Vamos a hacer que este macho satisfaga a la hembra que llevas dentro.

Me lancé un guiño a mi misma al espejo y me encamine a la sala, en donde mi hombre me estaba esperando, y al parecer mi impresión de un momento antes fue acertada pues el pobre de Gustavo casi se ahoga con el trago que estaba dándole a su whisky, al parecer mi imagen había logrado mi objetivo con el, al menos era lo que me decía su cara de asombro. Se puso de pie y me dice:

G- Increíble!! Realmente eres tú, o acaso me están jugando una broma? ¿Eres su hermana o algo así?

Yo reía por lo sorprendido que él estaba y le respondí:

P- No Gustavo soy Paulina y esta es mi verdadera personalidad. Pero por favor, sigue sentado y te acompaño.

Me senté a su lado y levantando mi copa brinde:

P- Salud por nosotros, por la noche y por el momento.

G- ¡Salud!

Tomamos nuestros tragos y le pedí permiso de cambiar de música, pues sentía ganas de bailar (mas bien de sentir su cuerpo pegado al mío). Cambié los discos y lo tomé de la mano y nos pusimos a bailar con una música muy romántica. Al sentir sus brazos rodeando mi cuerpo casi tengo un orgasmo, pues Gustavo es de complexión fuerte y es mas alto que yo. Me repegué a su cuerpo y sentí su verga que ya estaba dura como un hierro, frotando mi región púbica, a la vez que sus grandes y fuertes manos acariciaban mi espalda y lentamente se desplazaban hacia mis nalgas. Cuando llegó a ellas, tomó una de mis grandes y carnosas protuberancias femeninas en cada una de sus manos y sentí como los abría suavemente y sus dedos comenzaron a juguetear al borde de mi ya para entonces, caliente y ansioso orificio anal. Mientras, yo no estaba estática. Retiré uno de mis brazos de su cuello y dirigí mi mano traviesamente hacia su entrepierna, en donde cada vez se ponía mas dura y crecía su gran verga. Le bajé el cierre del pantalón y metí mi mano para sentir el calor de ese cetro que adoramos tanto las mujeres. Lo que palpé era una verga que si bien he conocido más grandes, no dejaba de ser respetuosa, y eso sí, era muuuuy gruesa. Afortunadamente efeitada y con una cabezota aún mucho más grande y gruesa que el tallo, durísima, pero con esa suavidad aterciopelada que a mí me encanta, pude sentir como ya goteaba liquido seminal, el cual sinceramente a mí se me hacía agua la boca y yo ansiaba probar. Mientras Gustavo me besaba ansiosamente en la boca y sentía su lengua enrollandose con la mía, por lo que pude calificar a este macho como un excelente besador, y eso me excitaba bastante, aunque no tanto como sus dedos que ya había introducido en mi caliente agujerito sexual.

No me pude contener un instante más y deshaciendo abruptamente nuestro caliente abrazo, me deslicé al suelo y quedé de rodillas ante mi macho. Su verga, exultante, turgente, caliente, húmeda, apuntaba directamente a mi boca, que golosa y ansiosa se abrió a todo lo que dio para recibir el majestuoso y gordo miembro masculino que parecía que iba a reventar. Con un poco de dificultad pude introducirme apenas su cabezota que como dije antes era más grueso que el resto de su gorda verga. Pero una vez que ya la tuve dentro de mi acariciante boca, comencé a jugar con ella, pasando mi lengua por el ojillo y succionando el rico liquido seminal. Gustavo me dejaba hacer mi tarea, y era obvio que disfrutaba de la maestría con la que yo estaba atendiendo a su poderosa herramienta masculina, pero al cabo de un rato me rogó que nos fuéramos a la cama, pues quería hacerme su mujer. Accedí de inmediato, y francamente sin protestar ni un poquito pues yo también estaba necesitada de recibir la dureza de su verga en mi caliente culo. Por lo que me incorpore y tomándolo traviesamente de la verga lo dirigí hacia mi recámara, yo delante de él para que pudiera recrearse con mi ansioso y femenino culo que pedía a gritos ser atendido por un verdadero macho.

Ya en la cama, le pedí que se acostara y lo empecé a desnudar, pues para mi no hay nada más erótico que ir despojando de su ropa a mi hombre lentamente, para apreciar su cuerpo y dar suaves caricias a sus partes más sensibles. Y así lo hice, al quitar su camisa mordí ligeramente sus pezones hasta que se pusieron duros. Su pecho estaba cubierto de abundante vello, cosa que me encantaba y me ponía cachonda; fui bajando hacia su ombligo besando todo el trayecto y al llegar, metí la punta de mi lengua ocasionando un respingo por parte de Gustavo. Afortunadamente resultó ser una persona muy aseada y no encontré ningún mal sabor u olor en su cuerpo. En el aspecto del aseo, diré que soy muy quisquillosa, pues basta algún olorcito desagradable para acabar con mi eroticidad.

Continuando con el camino, aflojé su cinturón y el pantalón bajándolos hasta sus tobillos y retirandolos por completo, quedándose únicamente en su trusa que ya no podia cubrir su durísima y gorda verga, por lo que la retire para que no me estorbara en mi camino a mis intenciones, regrese a mi tarea de hace un rato, sujete su gordo cetro masculino y le propine una sensual y suave mordida en sus enormes huevos que ahora podía ver, y pude ver como saltaba de excitación y se le ponía aún más dura. Me tomé un momento para apreciar su orgulloso y respetable atributo varonil y pude disfrutar de su perfecta construcción: una cabeza tersa, caliente, gorda, mas destacada por su dimensión que el resto de su verga, lo que hizo que mi ansioso culo se estremeciera de placer anticipado, pues lo imaginaba ya abriéndose paso e invadiendo mi interior. El tallo con unas venas bastante gruesas y marcadas y ya en ese momento pulsátiles tal vez anticipando una tumultuosa eyaculación. De la punta de su gorda verga brotaba el delicioso y perlino liquido seminal, que escurría como lava de volcán, y en la base, provocándome y robando especialmente mi atención, colgando como 2 grandes depósitos de crema masculina, sus enormes y en verdad digo enormeees huevos, a los que casi de forma inconsciente mi mano izquierda se encargaba de mantener bien atendidas con pequeños masajes, primero una y luego la otra, pues eran tan grandes que ni de chiste podía tener ambas en mi delicada manita. No pude resistir mas tiempo esta hermosa visión y abriendo mi golosa boquita, me metí toda la cabezota de esa gorda verga de un solo bocado, abría y estiraba mi mandíbula todo lo que mi fisiología me permitía pero era imposible poder ingresar más de la cabeza de ese monstruo ¡Que ricas sensaciones obtuve de ese tremendo falo!, su glande palpitando en mi boca, era algo increíble, sentía sus venas con mi lengua como aumentaban de volumen, y su liquido seminal dejaba un rico sabor que me excitaba aun más. Él no pudo contener sus ansias y me tomó de la cabeza y moviéndola hacia delante y hacia atrás, me clavaba su gorda estaca hasta donde mi pequeña garganta se lo permitía, puedo hablar bien de mi en este tema y reconocer que poseo la habilidad de “garganta profunda” sin embargo está no era cualquier verga… Gustavo ya estaba incontrolable y presentía que no iba a aguantar mucho tiempo con mi habilidad oral, así que traté de liberarme de sus manos que mantenían mi cabeza pegada a su verga para que no eyaculara, pero fue un intento en vano, obviamente el poseía más fuerza que yo, por lo que termino en un tumultuoso orgasmo que inundó mi boca de su rico y cremoso semen, del que escurrió por mis labios por la gran cantidad que era.

Un poco desilusionada, me separe de él paladeando su descarga y retirando los restos de mis labios, pues pensé que ahí iba a terminar todo. Sin embargo Gustavo se incorporó y abrazándome fuertemente, me acomodó en la cama y colocándose sobre de mí me besaba de una manera bastante erótica. En correspondencia yo lo acariciaba en su espalda y sus nalgas, arañando suavemente su piel. Cual no sería mi sorpresa cuando sentí que su verga volvía a la vida y me presionaba entre las piernas, pues jamás imaginé que dada su edad, tuviera esa capacidad de reacción en tan poco tiempo. Sus grandes y varoniles manos ya acariciaban mis senos y se los llevaba a la boca para succionar mis pezones. Creí desfallecer por el placer que esto provocó en mi, pues los tengo muy sensibles y grandes. Mientras él me mamaba los senos yo acariciaba su verga y la sentía en mi mano como aumentaba de tamaño, lo que me excitaba aun más. Sentir esa verga crecer por el estímulo que yo le propinaba, me hizo sentir la urgencia de ser penetrada de una manera violenta. Acomodé mis piernas para rodear el cuerpo de Gustavo y pude, entonces, sentir su tremenda erección en el borde de mi ansioso y femenino culo. Casi gritando le pedí que me la metiera, y como él tardaba y me hacía sufrir, tomé la batuta yo y tome su verga dirigiéndola a mi ansioso agujerito que se sentía listo y feliz de recibir a semejante invitado en su interior, presione solo un poco de mi propio peso sobre la verga de Gustavo consiente de que esta tarea no sería facil considerando las dimensiones del atributo invasor de mi macho, y sentí que entraba un poco de su glande, solo un poco, y al sentir Gustavo que ya estaba bien apuntado, dejo caer su peso sobre mi, ensartando apenas una tercera parte de su gordisima herramienta masculina, A pesar del dolor que esto me ocasionó, crucé mis piernas alrededor de su cuerpo e hice que su verga penetrara aun más, apenas la mitad y mis ojitos ya estaban en blanco, mi macho consiente del dolor que me propinaba su tremenda vergota se mantuvo estático un par de minutos, pero cuando considero oportuno y de un solo empujón más me terminó de penetrar con el resto de su inmensa anatomía, me sentí en éxtasis al comprobar que sus testículos golpeaban mis nalgas, señal de que ya tenia yo completamente ensartado su miembro en mi caliente culo. Dolía? si dolía, pero el placer superaba por mucho ese dolor, mientras, Gustavo se apoderó de mi boca y me besaba de una manera sensual, clavando su lengua casi hasta mi garganta y mordisqueando mis labios. Yo apretaba con mi esfínter su gordisima verga y sentía como aumentaba de volumen, Podía sentir como las gruesas venas palpitaban y se engrosaban en mi interior, Gustavo ya había pasado de mis labios a mis senos y chupaba mis pezones fuertemente. Mis uñas arañaban las sábanas en señal de excitación, de mi boca salían gemidos de placer. Su verga ya entraba y salía de mi culo con gran velocidad y me sentía transportada al paraíso de la cantidad de placer que sabía estaba proporcionándole y que estaba yo sintiendo. Mi orgasmo se acercaba de una manera implacable, casi deseaba que no llegara y poder prolongar ese éxtasis por la eternidad, sin embargo No pude contenerme más y con un grito anuncie mi primer orgasmo de la noche, simultáneamente me corrí en un delicioso orgasmo anal y me vacíe por mi pequeña y semierecta verguita, Sentí que me vaciaba completamente y durante mucho tiempo el flujo de mi orgasmo anal corrió libremente, sin embargo, Gustavo continuó propinándome ricas arremetidas con su aun durisima verga. Entones aún envuelta en la tranquilidad que me regalo mi orgasmo, le dije:

P- Me cojes de una forma deliciosa papi, pero podríamos cambiar de posición?

A lo que me respondio.

G- Ya te cansaste bonita? O ya te fastidie?

P- Nooooo, para nada!!! Solo que quiero probarte de todas las formas posibles!

Así que haciendo gala de la experiencia propia de un hombre maduro, me sorprendió y sin desprenderse de mí, fue recargándose hacia un costado y manteniendo abiertas mis piernas quedamos en la posición de "cucharitas", esto es, acoplados de lado a lado el detrás de mí. En esta postura, mas relajada que la anterior, pude tomar un respiro y lo dejé hacer lo suyo. Su vergota en un poderoso vaivén, casi salía completamente de mi, para ese momento mi relajado culo cedía sin mayores complicaciones, pues con el reciente orgasmo, no tenía fuerzas ni ánimos para ofrecer alguna resistencia, sin embargo con la fricción y el hecho de sentir las ganas con las que este macho me estaba dando una de las mejores cogidas de mi vida y el hecho de sentir sus vellos púbicos rozando mis nalgas, me fui excitando poco a poco. Gustavo parecía no cansarse pues sus movimientos eran bastante vigorosos. Yo sentía que su verga se clavaba mas y más y pensé que en cualquier momento se iba a venir, por lo que apreté un poco los músculos de mi colita, pero esto lo que provocó fue que Gustavo aumentara el vigor de sus arremetidas. Desconcertada hasta cierto punto, le pedí:

P- Papi, podemos intentar otra posición?, pues con esta ya se me durmió mi brazo.

Lo cual era una completa mentira, lo que quería era sentarme en su vergota para sentirla más profunda, pues ya me había puesto cachonda nuevamente, a lo que él inmediatamente aceptó. Le pedí que se colocara de espaldas y me dejara dirigir el acto. Una vez colocado en pose, su verga pareció decaer un poco por lo que le di unas deliciosas mamadas hasta que obtuvo la dureza y tamaño adecuados. Acomodándome en cuclillas de frente a él, tomé su monstruoso garrote con una mano y lo dirigí a la caldera que en esos momentos era mi culo. Fui descendiendo lentamente sobre ella, y logré introducir mas de la mitad de su tremenda verga. Me detuve unos instantes para tomar alientos, y sin más ni más me dejé caer sobre ese inmenso cetro de poder masculino. ¡Cielos! que sensaciones me invadieron al tener, en esa posición, su vergota clavada hasta los más recónditos rincones de mi cuerpo. Me sentía empalada y violada, violada por mi propio gusto. Gustavo, comprendiendo que si él hacia cualquier movimiento me podía lastimar, se quedó quieto dejándome a mí toda la iniciativa. Pasado el momento de cierto dolor provocado por esta nueva posición, me recosté sobre su pecho y así recomenzamos el dulce y eterno movimiento del amor. Como Gustavo no se podía mover, yo me desfogué y me movía como la mujer en celo que soy, gritando y gimiendo, subiendo y bajando a lo largo de la gorda vergota de Gustavo que destrozaba mi culo. Mi orgasmo, una vez más, se acercaba de una manera incontenible, situación que me sorprendió de sobremanera, pues nunca imaginé que por su edad este macho pudiera regalarme más de un orgasmo en una sola sesión de rico sexo con el, que equivocada estaba!! Así que dándose cuenta Gustavo que me tenia al borde de un nuevo orgasmo, me tomo por las caderas y tomo el control de los movimientos, ocasionando mi segundo orgasmo de la noche, una vez que mi más que satisfecho orificio anal termino de palpitar, Gustavo me empujó para un costado de la cama, haciendo que me separara bruscamente de él, un poco desconcertada, quedé jadeante al lado de él, quien sin tardanza se incorporó y volteándome boca abajo, me tomó de la cintura y levantando mi culo me colocó una almohada debajo de mi estómago para que mi culo quedará aún más levantado y poder cogerme en la exquisita posición de “misionero invertido”. Sin mas palabras, me clavo su monstruosa verga sin compasión hasta el tope. Me sentí desfallecer tanto por la violencia de la penetración como por el placer ocasionado. Gustavo se empezó a mover rápida y fuertemente, bombeando, disfrutando, rompiendo mi bien atendido culito. Yo, sinceramente ya había perdido la cuenta de mis orgasmos, pues estos llegaban a mi casi de forma simultánea e ininterrumpida. En eso, Gustavo dio un fuerte empujón que me hizo gritar y sentí mis intestinos inundados de un liquido caliente y espeso, que vino a aliviar el ardor que sentía por el continuo y rico uso que este macho acababa de darme.

Nos quedamos estáticos unos momentos en lo que Gustavo terminaba de expulsar su semen, el que ya escurría fuera de mi culo debido a la inmensa cantidad con la que el eyaculaba. Su verga fue disminuyendo de tamaño y saliéndose de su acogedor estuche. Derrumbándome en la cama, Gustavo se acostó en mis espaldas embarrando los restos de su semen en mis nalgas y dejando su flácido miembro entre ellas, mientras, de una manera muy tierna me besaba la espalda y la nuca y a su vez me decía:

G- Gracias hermosa mujer.

P- Porque me agradeces papi?

G- Por hacerme sentir joven otra vez, me haces llegar al cielo con tu cuerpo.

Por mayor respuesta, le regalé la más femenina de mis sonrisas, pues a pesar de que pareciera que había sido utilizada por este macho, en mi interior y siendo honesta, todo lo que este macho había hecho, era apagar la calentura que por momentos ataca a esta hembra. Al fin, separándose de mí, se acostó a un lado y besó dulcemente mis labios y nos quedamos dormidos. Desde luego que no terminó ahí todo, pues al despertarnos continuamos con nuestra pasión todo lo que restaba de la noche. Gustavo me dijo esa noche:

G- Me gustas mucho, y si en algún momento te pidiera que vivamos juntos y que me atiendas como si fuera tu esposo, tu aceptarías?

P- Por el momento, no, y no porque no me gustes o no sienta nada por ti, pero hace apenas unos meses que salí de una relación tormentosa, y sinceramente no me siento apta ni lista para pensar en lo que sigue, en este momento mi cabeza se reconforta con ayuda de mi cuerpo y ambos con ayuda del placer que me provoca ser la hembra que esta noche fui contigo, y sinceramente disfruto no ser de un solo hombre.

G- Descuida, te comprendo en su totalidad, puedo pedirte que por lo menos me pongas en los primeros lugares de tu lista de amantes?

P- JaJaJa… tontito, no hay una lista de amantes, y además no tienen de que preocuparse tu y el gordo monstruo que te cuelga entre las piernas! Siempre serán predilectos para Paulina.

Aún continúe frecuentando a Gustavo un par de meses, sin embargo, nunca dejó de insistir en ser mi novio de planta, por lo que nuestros destinos se separaron después de muchas peleas al no aceptar que buscábamos cosas distintas.

FIN.

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